jueves, 18 de julio de 2024

Se caían las flores amarillas

  



Foto de Asís G. Ayerbe en el jardín del Palacii de la Isla (Burgos). 

Gracias al Club de Lectura y de la mano de Pedro Ojeda, conocí a José Antonio Abella y su Sonrisa robada, una historia de amor tan hermosa como maravillosamente documentada. Aquí, en este blog, publiqué mis fascinados comentarios.

https://aranitacampena.blogspot.com/2015/01/cronica-del-encuentro-de-unos-lectores.html

 Me cautivó aquel escritor y seguí leyendo a José Antonio, entusiasmo que culminó con la del maestro que prometió el mar, qué libro más grande Aquel mar que nunca vimos. El dia en que conocí la triste noticia de su fallecimiento, lo abrí al azar y di con el momento en que se vuelven paralelas sus investigaciones con la despedida a su madre, mujer con otra visión del mundo.

 Emocionante. Que la tierra te sea leve, amigo escritor. En mayo, en aquella última lección en el Palacio de la Isla, me dijiste que llega un momento en que hay que dejarse ir. 

Gracias, Pedro, por dárnoslo a conocer.

Esta mañana, se caían algunas de las flores amarillas de la foto de José Antonio Abella.

Las recogí y las pegué con esparadrapo de papel, formando un pequeño ramo homenaje.

 Cuando pase por el Palacio de la Isla, entraré en el jardín e iré reponiendo.

 Y sonreiré. 

Nadie me robará la sonrisa.

Ya ve, Sor Austringiliana, las flores, eran las de la foto, sí. 

Descanse en paz un escritor muy grande poco conocido. Muy grande José Antonio Abella.

María Ángeles Merino

2 comentarios:

Ele Bergón dijo...

Esas flores amarillas, con la foto y su perro, acompañan muy bien al gran escritor que fue y lo seguirá siendo en sus libros.

José Antonio Abella, nunca te olvidaremos y creo que en especial tú, por la amistad que os unía.

Un abrazo

Sor Austringiliana dijo...

Inolvidable escritor y gran persona, José Antonio Abella. Homenaje.
Un abrazo
María Ángeles