sábado, 25 de mayo de 2019

Concierto barroco de Alejo Carpentier. Se abre el concierto con el tintineo de la plata, las palabras y los acentos.


Concierto barroco junto a Fuente Colonial del Paseo de la Isla (procedente de San Pedro de Arlanza).

Comentario en torno a la lectura de Concierto barroco de Alejo Carpentier, para la lectura colectiva de La Acequia, dirigida por Pedro Ojeda Escudero. 

Con la invitación del Salmo 81, entramos en Concierto Barroco, del escritor cubano Alejo Carpentier.



Cuchillos, tenedores, platos, jarros fruteros, bandejas, jarros de vino, saleros, cascanueces, cubiletes, cucharillas...y el pargo. Se abre el concierto con el tintineo de la plata, las palabras y los acentos. Plata, plata, plata, quedamente, acompasadamente: aquí lo que se queda, aquí lo que se va, el orín del amo cae en la plata, el orín de Francisquillo  al barro va, y le sigue al compás, aquí lo que se queda, aquí lo que se va.



"Los adjetivos, la síntaxis  acumulativa, las palabras eufónicas, la repetición de estructuras y los acentos situados en una clave determinada" bañan de poesía la prosa. El resultado es una prosa poética cuyo ritmo se nos pega, como una música insistente y repetitiva. ¡Como un concierto barroco! Un barroco triple por americano: europeo, indígena y africano a la vez. 

Es el siglo XVIII, aunque luego el realismo mágico habrá de hacer trizas la línea de tiempo. Una barroca orfebrería de la palabra para contar algo ligerísimo: el viaje de placer de un antiguo minero, enriquecido en las minas de plata del México colonial, acompañado por su criado. Embarca en Veracruz, va a La Habana, donde una epidemia acaba pronto con el sirviente, y encuentra pronto sustituto en Filomeno, un quijotesco mozo de mulas, negro y cantarín. Va a un Madrid poblachón manchego  que no le gusta nada, parte a Venecia y allí estallan los colores del Carnaval. En una taberna, conoce al músico Vivaldi y le cuenta la historia de Moctezuma. El "cura pelirrojo" se entusiasma y le falta tiempo para escribir con ella una ópera. 



Un inaudito trío, Vivaldi, Scarlatti Haendel, tocará la ópera Motezuma, con las chicas huérfanas instrumentistas del Ospedale. Lo temporal qué más da, si un exultante Louis Armstrong nos aguarda al final. Todo se sostiene en la música, "en un movimiento circular que va creciendo". Por medio, los del del XVIII, discuten sobre la música de Stravinsky, del XX. Y lo hacen bajo los cipreses, en el cementerio donde yace el romántico y decimonónico Wagner: el alemán que fue a morir a Venecia de una apoplejía. 

El rigor histórico que más da, "un Hernán Cortés vencedor, perdonando a sus enemigos y sellando una eterna amistad entre aztecas y españoles. Moctezuma jura fidelidad eterna al Rey de España". Las patadas a la Historia son bestiales, lo que importa es la exaltación de lo americano. Así concluye el protagonista:

"Nieto soy de gente nacida en Colmenar de Oreja y Villamanrique de Tajo, hijo de extremeño bautizado en Medellín, como lo fue Cortés...Y me di cuenta, de pronto, que estaba en el bando de los americanos, blandiendo los mismos arcos y deseando la ruina de aquellos que me dieron sangre y apellido."

Así es Concierto barroco, una convergencia de tiempos y situaciones que sólo es posible gracias a la creación literaria. Es la fiesta de la literatura, no nos confundamos. 



Y cada lector se fabrica su propia fiesta. La mía es vivir un Concerto grosso, compuesto y dirigido por "il Prete Rosso", tan optimista que "vivirá siempre en primavera, aunque lo agarre el invierno". 



Sueño. Unas campesinas juegan al corro en un campo tapizado de chiribitas, un pajarillo canta con insistencia en una rama y, de pronto, amenaza una tormenta. Haendel acomete con "tubos de clarines", trompetas y bombardas" y empiezan a sonar las trompetas del Juicio Final. El cura pelirrojo grita: "¡El sajón nos está jodiendo a todos!" y las instrumentistas del Ospedale exasperan el "fortíssimo"para seguirlo. 

Se oyen gritos de valkirias. El negrito Filomeno golpea las fiambreras: "Ca-la-ba-són. Son-son". El circunspecto y pálido Scarlatti corea: "Kábala sum sum sum" y clama: "Cuando quiero llevar un compás, él me impone el suyo. Acabaré tocando música de caníbales". Vivaldi aguanta la risa, hace cesar la tormenta y silencia las trompetas apocalípticas y los calabasones. Ahora canta un coro de pajarillos, se impone la dulce calma y las campesinas danzan enlazadas. Antonio está en su salsa, baja los brazos, la última nota y todos al Ospedale. Allí, unos detrás de otros: 

"Así, en fila danzante y culebreante, uno detrás del otro, dieron varias vueltas al deambulatorio, y siguieron luego por los corredores y pasillos, subiendo escaleras, bajando escaleras, recorrieron las galerías, hasta que se les unieron las monjas custodias, la hermana tornera, las fámulas de cocina, las fregonas...pronto seguidas por el mayordomo de fábrica, el hortelano, el jardinero, el campanero, el barquero y hasta la boba del desván que dejaba de ser boba cuando de cantar se trataba..."

¿No era eso una conga? Excelente fin de fiesta. 



Después de mi particular concierto barroco, no queda más que despedirme.

Un abrazo para todos los que pasáis por aquí de:

María Ángeles Merino

domingo, 19 de mayo de 2019

Crónica de una reunión lectora en torno a Concierto barroco de Alejo Carpentier.


Pedro Ojeda Escudero,  Paloma  Fernández Villa y Antonio. 

Crónica de la reunión mensual del Club de Lectura presencial de La Acequia y Alumni UBU

La primavera avanza, abril se acaba, el domingo hubo elecciones y el lunes cumplí años. Nos saluda el árbol junto a la ventana, no demasiado frondoso. 


El martes, 30 de abril , a las cuatro y media de la tarde, en el Seminario 119 de la Facultad de Humanidades, en la UBU, el Club de Lectura presencial de La Acequia y Alumni UBU,  dirigido por Pedro Ojeda Escudero, vivió una interesante reunión, en torno a Concierto barroco de Alejo Carpentier. 


Comenzamos recordando algunas sugerencias de lectura para el próximo curso. Pedro comenta la edición de Concierto Barroco que trae Paloma. Es de Siglo XXI, la primera editorial que la editó en España, es la octava edición. Es una edición muy artística, llaman la atención sus ilustraciones. 


-(Pedro Ojeda) ¿Vuestra opinión sobre Concierto barroco?

-(L.) No la he leído entera. Me ha costado entrar. En el tercer capítulo empiezas a entrar en ello. Luego he entrado.

Pedro Ojeda y Paloma Fernández Villa.

-(Lectora María Ángeles Merino) Se abre el concierto con el tintineo de la plata y las palabras. Plata, plata, plata, aquí lo que se queda, aquí lo que se va, el orín del amo cae en la plata, el orín de Francisquillo  al barro va y le sigue al compás, aquí lo que se queda, aquí lo que se va...El ritmo se nos pega, es una música insistente y repetitiva. ¡Es un concierto barroco! Triple barroco americano: europeo, indígena y negro a la vez. Vivaldi, Scarlatti y Haendel tocan juntos la ópera Motezuma, con las instrumentistas del Ospedale. Lo temporal que más da, si un exultante Louis Armstrong nos aguarda al final. 



-(L.) En el capítulo 5, el concierto mezcla personas, instrumentos y cacharros de la cocina. Muy simbólico.

-(L.) Me ha gustado, va jugando con los tiempos. Cita a Stravinsky,

-(Pedro Ojeda) Y a Wagner de forma indirecta: un alemán que vino a morir a Venecia de una apoplejía.

-(L.) Mezcla, desconcierto.

-(L.) Una adjetivación maravillosa, mucha ironía.

-(L.) Me ha parecido complicadísimo, lo he tenido que ir apuntando para llegar a conclusiones, un galimatías.

Pedro Ojeda
-(Pedro Ojeda) A ver si lo ordenamos luego.

-(L.) Pensé si todo iba a ser como el primer capítulo. Encontré una película mexicana basada en la novela titulada Barroco y protagonizada por Paco Rabal y Ángela Molina (1989). La vi empezar y  quise seguir viéndola, me quitaría la imagen que yo tengo. Me costó al principio muchísimo, luego me metí.



-(L.) Hasta el capítulo 5 me liaba, me ha costado trabajo. Me gustaría ver la ópera, para ligarla. No sé si la darán.

-(L.) Puedes ver entera la ópera Motezuma en You Tube.

-(L.) Patadas a la Historia, lo habitual en la ópera.

-(Lectora Paloma Fernández Villa) Me trae recuerdos antiguos. Me encanta la música barroca, el arte barroco, el horror vacui, los trampantojos. Esto es totalmente barroco, con un lenguaje impresionante. Sin embargo, yo no he visto que Alejo Carpentier defienda la historia de América. Se centra en los carnavales de Venecia y los siente, tiene una profundísima cultura. Mezclar a Haendel con Vivaldi y Scarlatti, hacer coincidir a los tres en Venecia, me parece genial.


-(Pedro Ojeda): Es una novela clave por el barroquismo. El barroco es el juego del trampantojo, el juego de los espejos, el juego de las duplicidades, duplicidad de escenas. El Amo manda en un sitio, el criado en otro, eso es muy barroco. Se recupera el concepto de lo barroco, en contra de una lectura muy directa. El lector no puede ser pasivo, no se enteraría de nada, la literatura es una fiesta: la realidad a partir de la literatura. Es literatura, no te confundas, recuerda que es una obra literaria.

El barroco es movimiento continuo, lo contrario a lo estático. Un movimiento circular, continuo, no para...Lo barroco se centra en lo irracional, en contra de lo racionalista. Recuperan lo fantástico, lo introducen en la realidad. El realismo mágico es la definición del barroco. De ahí el salto temporal: están en el XVII y pasan al XX (de Vivaldi a Louis Armstrong). No es una estructura lineal del tiempo. Al principio, no sabemos en qué época estamos, en el XVI, en el XVII, en el XVIII...Después aparecen datos que nos llevan al XVII: Vivaldi, Scarlatti y Haendel se concentran en Venecia. De pronto mezclan cosas que son del XIX. ¿Wagner? Y del XX. ¿Stravinsky? ¿Qué pasa aquí? Se está preparando la traca final, saltando a un concierto de Armstrong.

La Historia no está vista en su linealidad, nos está contando la Historia de otra manera. Hay un juego temporal, una ruptura espacio tiempo, no estamos en un hilo temporal, aunque el centro es el XVIII. No importa el hilo de continuidad, se nos rompe como lectores, no cuenta una historia tradicional. 

Sería muy fácil: el nieto de uno de Madrid se hace muy rico con minas de plata, no hay motivo para viajar, viene a España, España no le gusta, la razón es la música, quiere ir a Venecia. El rico sale de México, en La Habana hay epidemia, cambian el viaje. Madrid no les gusta nada, parte a Venecia y allí es el carnaval de los sentidos; al final le decepciona, el tiempo se quiebra y allí está Louis Armstrong tocando. El argumento es ligerísimo, no existe. Lo que nos está contando se sostiene en la música, en un movimiento circular que va creciendo hasta llegar a Louis Armstrong buscando el ritmo de la escritura en las enumeraciones continuas, los adjetivos, la síntaxis  acumulativa, las palabras eufónicas, la repetición de estructuras y los acentos situados en una clave determinada. Está haciendo poesía, prosa poética, con un ritmo que todos habéis percibido, es Rubén Darío en prosa.

Todo tiene que ver con la música, la grandeza de Carpentier es que, cuando él escribe Concierto barroco, publicada en 1974, solo se conservaba el libreto de la ópera Motezuma de Vivaldi (la música había quedado perdida tras la muerte del compositor, llegando hasta nuestros días sólo la letra) .Él imaginó como podía ser la partitura (que fue descubierta en 2002, en Ucrania). Le interesa esta ópera para escribir como pudo acceder Vivaldi a la historia: un rico llega a Venecia y le cuenta la historia de Moctezuma. Al músico le apasiona y comienza a escribir una ópera. Las inexactitudes son bestiales, con un Hernán Cortés que simpatiza con Motezuma, lo que le interesa es la exaltación de la unión de lo español y lo indígena. No cuenta el final de Moctezuma.



Hace un giro, introduce el elemento negro, construyendo por acumulación la realidad, no de toda América sino la del Caribe, incluyendo a México. Un nuevo mundo formado por lo indígena, lo español y lo negro; por eso termina con Louis Armstrong. La síntesis da el salto temporal, llega al siglo XX, el jazz pone todos esos elementos y ya tienen cabida lo europeo, lo americano y lo africano. Comprendemos una nueva realidad americana, esa es la lectura de Carpentier, con una intencionada visión: el Nuevo Mundo es el Nuevo Mundo, lo demás está caducado. Al protagonista de Concierto Barroco todo le parece mal: el Quijote, Galdós, los colores, los sabores...hasta las prostitutas le parecen peores. Cuando los personajes hacen el viaje, Mexico es el Imperio Español. La clave en el capítulo VIII, cuando el rico desea que triunfen los mexicanos:

"Nieto soy de gente nacida en Colmenar de Oreja y Villamanrique de Tajo, hijo de extremeño bautizado en Medellín, como lo fue Cortés...Y me di cuenta, de pronto, que estaba en el bando de los americanos, blandiendo los mismos arcos y deseando la ruina de aquellos que me dieron sangre y apellido."

Al rico indiano ya no le gusta Venecia:

"Regreso a lo mío esta misma noche. Para mí es otro el aire que, al envolverme, me escupe y me da forma."

Encontramos una defensa de lo americano y una definición de realismo mágico:

"Según el Preste Antonio, todo lo de allá es fábula. De fábulas se alimenta la Gran Historia, no te olvides de ello. Fábula parece lo nuestro a las gentes de acá porque han perdido el sentido de lo fabuloso. Llaman fabuloso cuanto es remoto, irracional, situado en el ayer...No entienden que lo fabuloso está en el futuro. Todo futuro es fabuloso."

Filomeno no volverá con el Amo, de momento irá a París porque en París le llamarán monsieur Philomène. En La Habana sólo sería "el negrito Filomeno".

Carpentier da un salto a la revolución cubana:

 "Eso cambiará algún día"."Se necesitaría una revolución"..."Y los que tienen plata no aman las revoluciones. Mientras que los yos , que somos muchos y seremos mases cada día."

No es España, es América: con lo negro, lo indígena y lo europeo. Faltaba lo negro y aparecerá, al final, en un salto temporal, Louis Armstrong triunfando, en un "nuevo concierto barroco".

"...y apareció en truenos, grandes truenos que lo eran de aplausos y exultación, el prodigioso Louis. Y, embocando la trompeta, atacó como él sólo sabía hacerlo, la melodía de Go Down Moses...".



Toda la novela está está estructurada de forma sinfónica, magníficamente trabajada.

Como dijo Paloma Fernández Villa:

"La sensación que tuvimos fue como haber estado presenciando un auténtico concierto de Vivaldi en el Ospedale della Pietá de Venezia."

A continuación, antes de dar por finalizada la reunión lectora, Pedro Ojeda, nos adelanta unas pinceladas sobre el próximo libro: Tea rooms de Luisa Carnés.

Tea rooms ha sido un auténtico éxito por varias razones. Luisa Carnés es una escritora perdida y recuperada, una mujer que no pasó a la historia de la literatura. Una mujer autodidacta, sin una gran formación, trabajó en un salón de té y empezó a construir su literatura cuando comenzó a trabajar como mecanógrafa. Defensora de la República, desde una postura feminista se pasó al Partido Comunista. A consecuencia de su compromiso político tuvo que exiliarse a México.



Tea rooms es una novela de la época en que se está pasando a un realismo social, con un compromiso ideológico de defensa de la mujer: mujeres que trabajan, vistas desde una perspectiva ideológica y social. Es interesante porque ha sido una recuperación. Luisa Carnés y Chaves Nogales constituyen dos grandes recuperaciones de escritores olvidados, si bien Chaves es más escritor, más formado.


Mi crónica está redactada, como otras veces, siguiendo mis rápidos apuntes tomados en la reunión, con la voluntad de acertar con su espíritu, ya que con la letra, toda la letra, es humanamente imposible. 

Un abrazo para todos los que pasáis por aquí de:

María Ángeles Merino

miércoles, 8 de mayo de 2019

Los amores equivocados: "Si los amores suelen ser equivocados, amar no es equivocado" .




Comentario en torno a la lectura de Los amores equivocados de Cristina Peri Rossi, para la lectura colectiva de La Acequia, dirigida por Pedro Ojeda Escudero. 

 "Si los amores suelen ser equivocados, amar no es equivocado" afirma la autora de este libro de relatos. 

Los árboles no dan libros; aunque, para hacer una foto, una tarde de primavera, colocara Los amores equivocados en la uve donde empiezan a nacer las ramas. No se cayó; pero el lugar era, sin duda, equivocado. Muy poco duraría si lo dejara allí, indefenso ante el agua, el viento, los pájaros, los insectos o los seres humanos. Refugio erróneo, como los amores que relata Cristina Peri Rossi, nacidos en circunstancias equivocadas, protagonizados por personajes a los que el espejo devuelve espejismos. ¿Amar es acaso equivocado? No, no nos equivoquemos nosotros también, la autora nos lo afirma contundentemente: " si los amores son equivocados, amar no es equivocado". 


Los amores equivocados y las primeras violetas de la primavera. 

Estamos ante una colección de once cuentos breves, con más encuentros puramente sexuales que amor del bueno, del de verdad, del que nunca es equivocado. Encuentros nada convencionales, como nos dijo Pedro Ojeda: "Muy juguetona, rompe las convenciones sociales, algo que a los jóvenes les puede parecer natural, pero que no lo era tanto para una mujer nacida en 1941, de otra época". Un tipo de relatos que exploran el deseo sexual, narraciones rompedoras, muy habituales en las publicaciones de la "Movida". Cristina Peri Rossi llegará a España en 1972, huyendo de una dictadura, y nadará en esas aguas. 

El primer relato, el titulado Ironside, nos impacta, nos puede parecer políticamente incorrecto, incluso inmoral. Una vez leído, ya estamos preparados para los diez restantes: cabe cualquier desenlace, cualquiera menos el convencional. Al final, todo quedará patas arriba y, a menudo, el dominante y el dominado invierten los papeles. Para desvelar la hipocresía, se centra en el sexo explícito, demasiado para algunos gustos. Culo arriba, culo abajo, olores íntimos, erecciones, cunnilingus, pelos de pubis en la garganta, dedos juguetones, algún objeto de sex shop, desvirgamientos...¡Explicitudes que pueden causar incomodidad a los lectores de novelitas rosas, a la antigua usanza! No huelen a ramitos de violetas estos cuentos. 


.Lectura de primavera.

¡Melindres fuera, amigos lectores! Vamos con el camionero, y butanero, de Ironside que, seguramente, os parecerá un buen hombre. Pensamos que no hará con la chica autoestopista lo que no pueda contar a sus hijitas, las mellizas. Podemos sentir la tentación de fabular y salirnos del relato: 

¿A que no sabéis lo que me ha pasado? Una chavala, casi como vosotras, me ha pedido que la lleve en el camión. ¿A dónde quería ir papá? A un bar de la carretera que llaman "Ironside", para trabajar en él. Me ha contado su vida, tiene a su madre enferma y tiene que ocuparse de sus hermanos pequeños. No, no tiene padre. ¡Tenía un hambre! Le di la mitad del bocadillo de jamón y del bocadillo de tortilla. El Ironside es un lugar de gente mala, donde se pierden  jovencitas como vosotras. La he convencido y la he llevado a su casa, trabajar en ese tugurio, a quién se le ocurre. La he dado la dirección de una asistente social que conozco, sé de una anciana que necesita alguien que la ayude con las tareas del hogar, la chica parece espabilada, dice que sabe cocinar y todo. 



¡No!, la cosa no va por ahí. El camionero se cuidará mucho de contar nada a sus hijas porque sí la llevó al Ironside y allí la dejó. Nada de asistente social ni de cuidar ancianas, nada más desviado de la intención de Cristina Peri Rossi. El relato ha de dar un giro copernicano, la escritora nos va a dejar intrigados ante una jovencita que manifiesta su firme propósito de "trabajar" en el "Ironside", un lugar de esos que vemos a la orilla de la carretera, con letreros luminosos que no dejan duda. Una adolescente sin curvas decidida a ser prostituta y nos aguarda la sorpresa mayor. Para ser puta ha de saber hacer "eso" y ella no lo ha hecho nunca. Y le pide que se lo haga, por favor, que tiene que aprender. Es evidente:"tú eres un hombre"

"Claro que era un hombre. Y tanto. Ahora esa maldita erección lo estaba fastidiando."

"Delicadeza", "suavidad", "ternura". Unos ingredientes que no encontrará en el "Ironside".

Cuidado, hijas mías. "El mundo está lleno de hijos de puta salvajes a quienes les gustan las niñas-agregó." ¿Era él uno de ellos? 

Equivocado.

Pasamos al segundo relato, Los amores equivocados: la historia de una mentira y de una novela. De Montevideo a Barcelona, ella cruzó el océano solo para buscarlo, él  "se casó con ella para compensarla: le pareció lo menos que podía hacer". El amor no siempre es "ardiente y definitivo", "a veces le era infiel,  a ella que le tenía un amor tan absoluto, tan sin fisuras..."

"¿Como era posible que esta jovencita que se le había entregado tan espontáneamente una noche de amor en Montevideo hubiera cruzado el océano solo para buscarlo?" 

¿Acaso fue porque "la desvirgó con sabiduría, delicadeza y sensualidad, mientras en el pasadiscos sonaba..."?  

Él se puso a escribir una novela, qué casualidad: "la historia de una chica de diecinueve años que es desvirgada por un hombre de treinta al que ama...y lo encuentra...allende el mar. La historia de un amor absoluto sin fisuras, que había superado todas las dificultades...".

Un día, en una conversación con un matrimonio portugués, ella cuenta de cuando estuvo en Lisboa. ¿En Lisboa? Su vida y su novela quedaron desinfladas. 

Equivocado.

El tercero se titula El encuentro. José encuentra a la mujer de su vida, "en el cruce de una esquina". Muy hermosa, "insoportablemente hermosa", lleva soñando con ella desde la adolescencia, desde la primera vez que se masturbó. Huyó y corrió a contárselo a su buen amigo. Cree que entró en una perfumería, van a buscarla los dos. ¡La encuentran! ¿Adivináis el vuelco a la historia? 

Equivocado.

En el cuarto, Todo iba bien"todo iba bien hasta que ella, en medio del amor impetuoso de la refriega amorosa, le suplicó que la llamara puta." Pensó en su madre, que lo crió sola, sin la ayuda de nadie...".  Habrá un volteo que nos sorprenderá, en el sentido más literal.
Equivocado. En el quinto, "De noche, la lluvia", una mujer madura conduce bajo la lluvia, en una curva hay una chica joven y pensamos que se va a cumplir la leyenda urbana de "la chica de la curva". No, sino un encuentro de soledades entre dos mujeres, "un ardor y una alegría" en la noche húmeda. Dos mujeres que acaban de sentirse abandonadas por sus hombres. Dos mujeres que se acaban de conocer en la mutua desconfianza.  

"En mi soledad, tú me tiendes la mano".

Equivocado.



No huelen a ramitos de violetas estos cuentos. No. 

Os invito a seguir con los relatos siguientes, ninguno dejará de sorprenderos. Equivocados, sí. 

Un abrazo para todos los que habéis osado pasar por aquí de:

María Ángeles Merino