jueves, 23 de mayo de 2024

"Dice la sangre" de Rubén Abella.

  





Ahora estoy con Rubén Abella en Fundación Círculo. Nos va a hablar de su novela "Dice la sangre".

"¿Me atrevo a perturbar el Universo?", una pregunta al comienzo del libro.

"El silencio emocional de las familias." El Universo que alguien osa perturbar. 

La memoria, el recuerdo. Veintiún personajes que narran los mismos hechos ocurridos, un día concreto de 1985, alrededor de una familia, en una ciudad imaginaria llamada Tabira. ¿Astorga?  Algunos no dudan: "No hay cosa que más miedo me dé que la gente que no duda."

 "Dice la sangre". La sangre es el vínculo, mirad la flor roja de la portada, una madre un día deja caer, en la cocina, que esta gravemente enferma. Y, a partir de ahí, cada uno cuenta lo que pasó en aquella fecha y lo cuenta distinto, como cuando niños jugábamos al  "teléfono escacharrado". 

¿Una historia verdadera? Sabemos que la literatura cuenta mentiras para contar una verdad. 

Rubén Abella, además de profesor y escritor, es fotógrafo. Disfruta de sus tres oficios. Nos habló de sus alumnos y nos hizo una foto. 

Fue un placer conocerlo, en un animado diálogo con Jesús García, de la "Escuela de escritores". Y Marigel, creo que se llama así, nos leyó algunos fragmentos del libro.

Pido perdón por las posibles imprecisiones, puesto que no he leído el libro. Lo leeré, sin duda.

Ya veis, la sangre. 

María Ángeles Merino

martes, 21 de mayo de 2024

Giros y cambios.Y el Quijote.




Esta mañana leo a Pedro Ojeda Escudero en su entrada: "Necesidad de cambio". Y contestó en su blog: 

Hacía tiempo que no leía el Quijote, leo a Galdós que no puede ser más quijotesco.

 La cinta me llevó esta mañana a una Sanchica que corre y brinca, el sueño imposible de un giro en su sencilla vida. 

Finalmente, saltando, corriendo y brincando, llegó al pueblo la muchacha, y antes de entrar en su casa dijo a voces desde la puerta:

—Salga, madre Teresa, salga, salga, que viene aquí un señor que trae cartas y otras cosas de mi buen padre.

Sí, Cervantes da volantazos geniales, qué bien nos lo explicas, cómo añoro aquella lectura colectiva e inolvidable de La Acequia. 

Se impone la señora realidad, no nos empachemos de ficción, no hay más cera que la que arde. Qué choque cuando Don Quijote llega a tierras catalanas y de los árboles cuelgan ahorcados como fruta madura.

La vida real de Cervantes, la ficticia de don Quijote, la de cada uno de nosotros, contiene  giros y puntos de inflexión.

Si has de girar, que sea para mejor. Un abrazo, Pedro.

Ya veis, cambios y giros. Y el Quijote. 

María Ángeles Merino

https://cvc.cervantes.es/literatura/clasicos/quijote/edicion/parte2/cap50/default.htm

martes, 14 de mayo de 2024

"El niño" de Fernando Aramburu. Dolor, ternura y un recuerdo personal.


Viene de mi otro blog. Va de literatura y un recuerdo personal. 

Un libro que se me acaba. 

Ayer, día 13, acabé la lectura de un libro, "El niño" de Fernando Aramburu, y, mientras troceaba las judías cuernicabras, verdes con su poquito de morado, pensaba en la "opinión" sobre esta novela corta, como si fuera yo de los que van arrojando opiniones de las novelas, ya entusiasmadas ya furibundas, por los "canalículos" de la red. 

Todo buen libro deposita  un "poso" en nuestra memoria, mal asunto si al cabo del tiempo el plato es una patena. Éste ya tenía un poco, antes incluso de tenerlo en la mano. 

"El niño", lo compré el Día del Libro y lo he ido degustando despacito, alternando con otros. Cuando el "universo" de un libro se cruza con los recuerdos personales, la motivación es más fácil. Ese mismo día escribí: 

"Esta tarde, leo un poco de "El niño": el dolor y la ternura de un abuelo que ha perdido a su nieto. Algunos recordaréis una explosión de gas en una escuela de Ortuella, cerca de Bilbao, con treinta y nueve niños y tres adultos muertos, en 1980. Yo lo recuerdo muy bien, con mis pequeños alumnos del Colegio Domingo de Aguirre, en una misa en la iglesia parroquial de Legazpi, en recuerdo de los fallecidos en Ortuella. Y, como aquel curso, una frase repetida en clase era " seño, que huele a gas". No, las modestas estufas catalíticas de aquellas aulas provisionales no provocaron ningún accidente, pero los niños de Legazpi no olvidaban a los niños de Ortuella."

Dolor, ternura y un recuerdo personal. Sigo con la "opinión", más allá de las primeras páginas. 

Ya ve, Sor Austringiliana, libros con sedimento. A los "canalículos" van.  Sí, una palabra muy suya, Sor. 

...

María Ángeles Merino




lunes, 6 de mayo de 2024

José Antonio Abella, en el Palacio de la Isla, hoy.




Viene de "El blog de Sor Austringiliana" del 5 de mayo: 

Esta mañana, a las doce, en la I Feria de Editores de Castilla y León, en el Palacio de la Isla (Instituto Castellano y Leonés de la Lengua), con el médico y escritor José Antonio Abella y su nuevo libro "Cáncer Imperátor", una valiente alegoría sobre el cáncer, en su triple faceta: medico, paciente...y excelente escritor.

Así como es un placer leer sus libros, también lo es escucharlo, ya sea de la dificultad de escribir y publicar, y lo que se publica, como de la lucha épica contra una enfermedad en la que se pelea contra el propio cuerpo. Su mensaje es de resistencia y esperanza. 

Ya ve, Sor Austringiliana, un autor de editoriales pequeñas, a las grandes a ver quién les hinca el diente. Incluso creó su propia pequeñísima editorial.

 ¡Qué difícil publicar un libro en nuestro país! Su experiencia y trayectoria  al respecto. ¿Qué publican las grandes editoriales? ¿Qué leen los lectores? ¿Calidad? ¿Literatura? 

El periodista Alberto Marroquín, lector de verdad,  tomó exhaustivas notas, lo vi yo, estaba detrás. He aquí el resultado de su trabajo, un atinado resumen sobre las palabras del autor de 'Aquel mar que nunca vimos", lo publicó en "El Correo de Burgos". 

Un abrazo y otro abrazo.

María Ángeles Merino

domingo, 5 de mayo de 2024

"Cáncer imperátor"

  





El día 3 de mayo publiqué esto en mi pequeño blog de sentimientos, "El blog de Sor Austringiliana". El tema es literario y sobre un autor bien querido en este blog, así que considero pertinente pasarlo al grande. 

Ayer me hice con "Cáncer imperátor", el último libro del medico y escritor burgalés José Antonio Abella. Todavía no estaba en las librerías pero la casualidad me llevó al jardín del Palacio de la Isla, a la caseta de la editorial cántabra Valnera, en la I Feria de Editores de Castilla y León que acababa de inaugurarse. No sabía nada del libro, fue un feliz encuentro: 

Leí en la contraportada:

"Un imperio ordenado dentro de las fronteras de Epidérmica...Todo parece estar bajo control hasta que un día, con la simple hostilidad de un solo habitante de lo más profundo, se desata el caos. 

En esta alegoría sobre el cáncer...desgrana de manera lúcida y reflexiva su propia experiencia con la enfermedad, aportando la riqueza de una visión dual: la del médico...y la del propio paciente...

En un diálogo directo con la enfermedad, expone, literaria y filosóficamente, aspectos como la esencia antinatural de la misma, los entresijos del enfrentamiento, la posibilidad, incluso, de una convivencia más o menos hostil...Un mensaje de fuerza y esperanza para afrontarlo día tras día, capaz incluso de convertir el miedo y la duda en armas...

  ...una obra que no es de autoayuda, aunque puede ayudar mucho.

Ábrelo y entra en él...lo ha escrito para ti. "

(Nuria Díez Herrán, médico especialista en Medicina Interna)

Tuve una grata conversación con los de editorial Valnera. Hablamos de los libros de Abella allí expuestos, también del último de  Jesús Carazo ambientado en Suances y de las biografías de Galdós y la Pardo Bazán de Germán Gullón. Pregunté qué tal está José Antonio, me dijeron que el domingo 5 a las 12 hará un esfuerzo para estar allí: "Reflexiones con José Antonio Abella". 

A ver...

Ya ve, Sor Austringiliana, el autor de "Aquel mar que nunca vimos". Muy grande, en lo humano y en lo literario.

María Ángeles Merino




viernes, 3 de mayo de 2024

El fuego de las Brontë

Tomado de "El blog de Sor Austringiliana".

Ángeles Caso recrea así la pasión de escribir de las hermanas Brönte, tal vez semejante a la que ella misma sintió y siente: 

 "Escribir era sin duda un acto egoísta, un ansía que llegaba a convertirse en una obsesión, emponzoñando el resto del tiempo, esparciendo el veneno de su totalitario anhelo sobre todas las horas que las obligaciones de la casa, las necesidades comunes o las responsabilidades hacia los demás les robaban a los momentos de la creación, tan intensos para cada una de ellas, tan aislados del mundo y llenos de placer y dolor, como el énfasis de una mística."

(Página 71. Ángeles Caso. Todo ese fuego.)


Eran, son, CharlotteEmily y Anne. Nada como escribir, las tres y junto al fuego, tras las tareas domésticas y los paseos por el páramo. Así las imaginamos: tres chicas raras del XIX, las hijas del vicario, pobres y feas, con la miel y el veneno de la cultura.  

A pesar de las ausencias familiares, la muerte prematura que las persigue, el recuerdo del internado infernal, el hermano varón adicto al opio, los empleos humillantes en casas ricas, algún amor imposible, la falta de horizontes...

Ángeles Caso se documenta a fondo y se instala con ellas junto al fuego, fuera el páramo con el viento que aúlla. "Todo ese fuego", de escritora a escritoras, no estamos ante una biografía ni novela histórica al uso.

Ya ve, Sor Austringiliana, vivían en una casa parroquial, junto a un cementerio y un arroyo de aguas infectas. 

María Ángeles Merino

https://es.wikipedia.org/wiki/Familia_Bront%C3%AB