viernes, 26 de julio de 2024

Materializar el pensamiento





"La escritura es un modo de materializar el pensamiento, pues el puro pensamiento es evanescente...El pensamiento es como humo, pero la escritura es materia. Los pensamientos escritos se convierten en conceptos sólidos que pesan, miden y hasta tienen sabor y olor...". 

(José María Merino, La sima)

¿ Por qué escribir? ¿Para qué escribir? 

Hace dos años, escribía frente al último convento que fundó, en mi ciudad, Santa Teresa: el de San Juan y Santa Ana. 

Hoy Santa Ana, y San Joaquín, día de los abuelos. Muchos santos.

 Partía de las palabras de la santa que aconsejaba: "callar y obrar", aunque Teresa en ese "obrar" incluyó, seguro, el escribir y escribir mucho. ¿Por mandato de sus confesores? Siempre dicen eso, seguro que ella hizo "de la necesidad virtud". Necesidad, pura necesidad, pienso yo.

En julio de 2023, leía  una novela de un escritor de calidad: "La sima" de José María Merino. Y apuntaba las palabras del texto que encabeza la entrada, puestas en boca del personaje de un  viejo profesor, dirigidas a un alumno.

Para no olvidar. Ya ve, Sor Austringiliana, como Teresa de Cepeda y Ahumada o como José María Merino, como cualquiera  que escribe sus cosas, en un papel, en un cuaderno, en el móvil, en el ordenador... Un humilde bloguerillo o bloguerilla que pone orden en lo que pasa por su cabeza.

María Ángeles Merino

jueves, 25 de julio de 2024

Tino Barriuso en un pilar

  




Viene de "El blog de Sor Austringiliana":

Paso mucho por este rincón de mi ciudad. Está en la Plaza de España, la de la fuente de los delfines de los baños futboleros, una plaza con poco atractivo y mucho hormigón que alguien, tal vez, soñó como Jardines Colgantes de Babilonia, qué iluso. 

Yo la conocí como Plaza de la Cruzada, qué horror, y antes como barrizal inmenso sin nombre con restos de muralla y cuartel. Mis pasos de parvulita sorteaban aquí el barro, camino del colegio, a la sombra del Feygon en construcción, los "rascacielos" que decían, qué modernos somos. 

 No es bonita, pero me gusta esta plaza. Ahora la novedad es el mercado norte privisional, pues el actual volará.

 Alguien, ya no me acuerdo cuándo, tuvo la acertada idea de añadir paneles con versos de poetas burgalesas. Y, a veces, leo un poco en los pilares de hormigón. 

Este es el que más me gusta, es de Tino Barriuso, buen poeta, buen profesor del Instituto López de Mendoza  y con la fama efímera que le dio un concurso televisivo. Ya no esta con nosotros. Pasa palabra...

 Recalco lo de buen profesor de Física, porque alguien un día soltó la gansada de que sus alumnos no aprendían Física sino Poesía. Las gansadas se extienden como el aceite y manchan.  Conozco a unos cuantos que tuvieron la enorme suerte de ser alumno suyo y confirman que aprendieron bien la asignatura, sin problemas en Selectividad, con poemas además. Uno de ellos fue mi hermano y me comenta que les habló de Física Cuántica con más nivel del habitual en un COU. ¿No será que la Física esconde también mucha Poesía? 

Paso por allí y leo:

"Y, si te acuerdas. Le dices a la muerte que espere un poco más.

Que aún me quedan dos besos en la almohada.

Y este olor infinito de tu cuerpo desnudo.

A tarde lenta

  A lluvia,

    A tristeza

     Y a mar."

Tino Barriuso ("Noticias de un antiguo paraíso")

Gracias Tino Barriuso, la copio en un cuaderno, qué poco escribo a mano ahora, no te enrolles, María Ángeles.

Ya ve, Sor Austringiliana, un poeta de Burgos.

María Ángeles Merino

jueves, 18 de julio de 2024

Esconderite y deslumbramientos.


 




 

Esconderite

De vez en cuando, visito unos minutos la exposición "Ciertos deslumbramientos", en el Palacio de la Isla, en mi paseo de cada día, tras una vuelta por el jardín y sus flores amarillas, ya sabéis...

José Ramón Vega nos deslumbra con sus fotografías y el  escritor zamorano Tomás Sánchez Santiago, premio de la Crítica de Castilla y León, con los textos que las acompañan. Y nos quedamos quietos, cegados, pensativos ante la nueva vida que la luz da a una habitación, bien pulida bien abandonada y cochambrosa, o a un lugar solitario, con el "sudor" de las cosas, que las cosas sudan. 

 Quietos como cuando éramos niños y jugábamos al "esconderite inglés."Esconderite" en vez de escondite, la palabra de Tomás Sánchez Santiago me dejó deslumbrada, quieta como una estatua, como delante de aquella del Espolón de mi niñez, donde un compañerito de juegos advertía, vuelto de espaldas": un dos tres, al esconderite ingles". Leo el texto:

"¿Pero no os acordáis? El esconderite inglés. Así llamábamos a aquel juego de verano. Era quedar pasmados en postura de piedra suponiendo que el aliento del tiempo no nos alcanzaba. Visitante: tú que entras aquí haz eso mismo. Detente ante estos escenarios cruzados por el resplandor de las excepciones. Así vio todo esto el taxidermista de los instantes. Desvelado de nuevo, aquello vuelve ahora a interpelarnos". (Tomás Sánchez Santiago)

Un fotógrafo "taxidermista del tiempo" y un escritor que nos deja "pasmados" con una palabra agazapada en los pliegues de la memoria: "esconderite". Luego vendrán muchas más, tengo que leer al zamorano Tomás Sánchez Santiago. 

"...pasmados en postura de piedra, suponiendo que el aliento del tiempo no nos alcanzaba".

Ya veis, deslumbramientos.

María Ángeles Merino




Se caían las flores amarillas

  



Foto de Asís G. Ayerbe en el jardín del Palacii de la Isla (Burgos). 

Gracias al Club de Lectura y de la mano de Pedro Ojeda, conocí a José Antonio Abella y su Sonrisa robada, una historia de amor tan hermosa como maravillosamente documentada. Aquí, en este blog, publiqué mis fascinados comentarios.

https://aranitacampena.blogspot.com/2015/01/cronica-del-encuentro-de-unos-lectores.html

 Me cautivó aquel escritor y seguí leyendo a José Antonio, entusiasmo que culminó con la del maestro que prometió el mar, qué libro más grande Aquel mar que nunca vimos. El dia en que conocí la triste noticia de su fallecimiento, lo abrí al azar y di con el momento en que se vuelven paralelas sus investigaciones con la despedida a su madre, mujer con otra visión del mundo.

 Emocionante. Que la tierra te sea leve, amigo escritor. En mayo, en aquella última lección en el Palacio de la Isla, me dijiste que llega un momento en que hay que dejarse ir. 

Gracias, Pedro, por dárnoslo a conocer.

Esta mañana, se caían algunas de las flores amarillas de la foto de José Antonio Abella.

Las recogí y las pegué con esparadrapo de papel, formando un pequeño ramo homenaje.

 Cuando pase por el Palacio de la Isla, entraré en el jardín e iré reponiendo.

 Y sonreiré. 

Nadie me robará la sonrisa.

Ya ve, Sor Austringiliana, las flores, eran las de la foto, sí. 

Descanse en paz un escritor muy grande poco conocido. Muy grande José Antonio Abella.

María Ángeles Merino