En la entrada anterior, me asomé "al balcón del vértigo lorquiano" y contextualicé "el poemario y algunas imágenes, que de tan oscuras nos pertenecen"; porque "A Poeta en Nueva York hay que entrarlo por ese misterio en el que nos reconocemos". Ahora continúo, me adentro en la oscuridad, el camino es difícil y oigo "el cri cri de las margaritas".
"Enrique,
Emilio,
Lorenzo.
Estaban los tres helados.
Enrique por el mundo de las camas,
Emilio por el mundo de los ojos y las heridas de las manos,
Lorenzo por el mundo de las universidades sin tejados."
...
"ESTUDIANTES BAILANDO, VESTIDOS DE MUJER" (Fotografía que acompaña a "Fábula y rueda los tres amigos)
Y me encuentro con la fábula de los tres amigos que bailaban a la rueda, rueda: Lorenzo, Emilio y Enrique. "Tres y dos y uno". La danza mortal del amor perdido. Estaban los tres helados, quemados, enterrados y momificados. El poeta los vio "perderse llorando y cantando por un huevo de gallina". ¿Eran tal vez los que le llamaron cobarde y costumbrista y perro andaluz? ¿Su nombre era acaso Dalí y Buñuel? ¿Era el Emilio que mostró su verdadera máscara traidora? Olvido las arqueologías literarias.
Federico "había matado la quinta luna y bebían agua por las fuentes los abanicos y los aplausos". "Se hundieron las formas puras bajo el cri cri de las margaritas" y comprendió que le habían asesinado.
Huyó por la sexta luna arriba, es inútil que abran toneles, armarios y fosas con esqueletos que, a veces, llevan oro. Ya no le encontraron pero "el mar recordó ¡de pronto! el nombre de todos sus ahogados".
¿Premonición?
"Sí, tu niñez ya fábula de fuentes.
El tren y la mujer que llena el cielo.
Tu soledad esquiva en los hoteles
y tu máscara pura de otro signo"
...
Jorge Guillén busca recuperar "el tiempo en profundidad", el de la niñez, el único en que las fábulas son posibles. De manera semejante, García Lorca, traicionado por la persona amada, va a intentar recuperar el "alma tibia" del traidor:
"Norma de amor te di, hombre de Apolo,
llanto con ruiseñor enajenado,
pero pasto de ruina, te afilabas
para los breves sueños indecisos."
Ha sido engañado pero desearía atrapar ese mismo amor y reconducirlo al tiempo donde son posibles las fábulas.
"Amor, amor, amor. Niñez del mar."
Pero la infancia ha pasado: "Sí, tu niñez ya fábula de fuentes". Un remedio imposible "para el dolor de Apolo detenido/con que he roto la máscara que llevas".
Este poema enlaza con "1910. Intermedio". La infancia como paraíso perdido y tiempo de la auténtica felicidad está presente en todo el poemario. En una imposible fábula, cabría la intersección de infancias de los dos amantes, allí:
"Allí, león, allí furia del cielo
te dejaré pacer en mis mejillas."
...
"Ni tú, ni yo, ni el aire, ni las hojas". No hay nada, solo queda la niñez, fuente de fábulas.
¡Qué poco camino he recorrido! Solo la sección I. Poeta en Nueva York transmite muchísimo dolor. No es para leer de un tirón, yo al menos no puedo. Voy muy, muy lenta y tanteando. De vez en cuando, algo de luz. Las imágenes, unas me desconciertan, otras me enamoran...
Espero poder seguir adentrándome en el misterio de Poeta en Nueva York.
María Ángeles Merino