martes, 21 de enero de 2014

"Sutil visitadora, llegas en la flor y en el agua"


Foto tomada el 21-1-2014, de camino a la lectura colectiva presencial de "Veinte poemas de amor y una canción desesperada". 
Podéis compararla con la del mes pasado y con la del anterior.

Comentario al poema 14 de "Veinte poemas de amor y una canción desesperada", para la lectura colectiva de "La acequia", dirigida por Pedro Ojeda.

Elijo el poema 14 y lo asocio con una foto tomada  una tarde de junio, en un paseo por la orilla del río. Unos lirios amarillos me llevaron hasta allí. La luz del sol "en la flor y en el agua". Ningún Neruda a la vista, solo un árbol que parecía desear tenderse entre "guirnaldas amarillas". 
Poema 14
Juegas todos los días con la luz del universo.
Sutil visitadora, llegas en la flor y en el agua.



Eres más que esta blanca cabecita que aprieto
como un racimo entre mis manos cada día.



A nadie te pareces desde que yo te amo.
Déjame tenderte entre guirnaldas amarillas.


¿Quién escribe tu nombre con letras de humo entre las estrellas del sur?
Ah déjame recordarte como eras entonces cuando aún no existías.


El joven poeta Neruda


De pronto el viento aúlla y golpea mi ventana cerrada.



El cielo es una red cuajada de peces sombríos.
Aquí vienen a dar todos los vientos, todos.



Se desviste la lluvia.

Pasan huyendo los pájaros.


Foto Joaquín. Buitres.

Yo solo puedo luchar contra la fuerza de los hombres.
El temporal arremolina hojas oscuras
y suelta todas las barcas que anoche amarraron al cielo.


Tú estás aquí. Ah tú no huyes
Tú me responderás hasta el último grito.
Ovíllate a mi lado como si tuvieras miedo.


Becquerianas madreselvas

Sin embargo alguna vez corrió una sombra extraña por tus ojos.
Ahora, ahora también, pequeña, me traes madreselvas,
y tienes hasta los senos perfumados.
Mientras el viento triste galopa matando mariposas.



yo te amo, y mi alegría muerde tu boca de ciruela.

Cuanto te habrá dolido acostumbrarte a mí,
a mi alma sola y salvaje, a mi nombre que todos ahuyentan.
Hemos visto arder tantas veces el lucero besándonos los ojos


y sobre nuestras cabezas destorcerse los crepúsculos en abanicos girantes.



Mis palabras llovieron sobre ti acariciándote.

Lluvia de octubre.

Amé desde hace tiempo tu cuerpo de nácar soleado.
Hasta te creo dueña del universo.
Te traeré de las montañas flores alegres, copihues,
avellanas oscuras, y cestas silvestres de besos.



Quiero hacer contigo
lo que la primavera hace con los cerezos.


Agua, luz y flores amarillas. 

Ella llega luminosa, "en la flor y en el agua". ´Él, un poeta enamorado y adolescente sueña con un sueño entre guirnaldas amarillas. Palabras de seducción para la “sutil visitadora”. "¿Quién escribe tu nombre con letras de humo entre las estrellas del sur?".


De pronto el viento aúlla y golpea la ventana cerrada. Y se cierra el tono delicado y adulador, la amada se muestra como una fuerza de la Naturaleza,  superior a la del amante. Un cielo de tormenta, lluvia,  pájaros que huyen, viento y más viento, el temporal suelta las barcas, ahí está ella. Y no huye. Ha de responder "hasta el último grito", ha de ovillarse a su lado como si tuviera miedo, sin sombras en los ojos, así lo desea él.

Ahora ella le trae becquerianas madreselvas, símbolo de amor eternomientras "el viento triste galopa".  Se muestra seductora y la alegría muerde su boca de ciruela.

Ante la inminencia del momento fugaz y feliz, el poeta se empequeñece: "mi alma sola y salvaje", "mi nombre que todos ahuyentan", qué duro para ti acostumbrarte a mí. Y regresa a  cuando se besaban solo con los ojos, ante el lucero ardiente y el crepúsculo destorcido. Un atardecer más para el "crepusculario". 

"Cuerpo de nácar soleado", "dueña del universo", sigue el cortejo. "Flores alegres", "copihues", "avellanas oscuras", "cestas silvestres de besos", lo mejor para la amada. Símbolos cargados de erotismo. Palabras de amor. Poesía al fin.

"Mis palabras llovieron sobre ti acariciándote"

Y... ¿Qué hace la primavera con los cerezos?

Un abrazo de:

María Ángeles Merino

8 comentarios:

Pamisola dijo...

Sutil visitadora...
Que bello este poema, mucho más con las imágenes que tu le añades

Es dificil Neruda, como dices tú.

Besos, Mª Ángeles.

Gelu dijo...

Buenas noches, Abejita de la Vega:

¡Cómo me gusta ver el Parral, cambiante de traje acorde con el calendario!
Me quedo con el verso 5.º:
'A nadie te pareces desde que yo te amo'...
y los dos finales.
Un buen acompañamiento tu trabajo, para este poema de amor número 14, de mágico comienzo:
'Juegas todos los días con la luz del Universo'

Un abrazo

Pedro Ojeda Escudero dijo...

florecen...
Qué buena entrada y qué bien ilustrada. Gracias, de nuevo.

Myriam dijo...

Preciosa tu entrada, María Ángeles y como te la has trabajado, las imágenes ilustran muy bien el poema.
Qué poderosas las imágenes del viento que triste galopa o aúlla en la ventana...

Besos

Bertha dijo...

Albertina y el mar: todos los poemas de Neruda me gustan!

Besos MªAngeles

Camino a Gaia dijo...

En buena medida has recreado el poema. Creo que es lo mejor que puede decirse.
Un saludo

pancho dijo...

El poeta adolescente es un vendaval de pensamientos eróticos. Sería sorprendente que la fortaleza no se rindiera ante la avalancha de palabras tan bellas.

Hermoso poema visual con tus imágenes tan seleccionadas. Me encanta la de las ciruelas, muy bueno el contraste con el texto. Se nota que lo pasas bien con Neruda.

Por primavera los botones de los cerezos se abren en una explosión de blancura.

Un abrazo.

Esther dijo...

Ritmo,imágenes,pensamiento y emoción hechos lenguaje, y fotos;-)Muy hermoso tu número 14. Además muy bueno poder ver a una de "las musas" que inspiraron este poemario.