Foto tomada el 21-1-2014, de camino a la lectura colectiva presencial de "Veinte poemas de amor y una canción desesperada".
Podéis compararla con la del mes pasado y con la del anterior.
Elijo el poema 14 y lo asocio con una foto tomada una tarde de junio, en un paseo por la orilla del río. Unos lirios amarillos me llevaron hasta allí. La luz del sol "en la flor y en el agua". Ningún Neruda a la vista, solo un árbol que parecía desear tenderse entre "guirnaldas amarillas".
Poema 14
Juegas todos los días con la luz del universo.
Sutil visitadora, llegas en la flor y en el agua.
Juegas todos los días con la luz del universo.
Sutil visitadora, llegas en la flor y en el agua.
A nadie te pareces desde que yo te amo.
¿Quién escribe tu nombre con letras de humo entre las estrellas del sur?
Ah déjame recordarte como eras entonces cuando aún no existías.
El joven poeta Neruda
De pronto el viento aúlla y golpea mi ventana cerrada.
El joven poeta Neruda
De pronto el viento aúlla y golpea mi ventana cerrada.
Se desviste la lluvia.
Yo solo puedo luchar contra la fuerza de los hombres.
El temporal arremolina hojas oscuras
y suelta todas las barcas que anoche amarraron al cielo.
y suelta todas las barcas que anoche amarraron al cielo.
Tú estás aquí. Ah tú no huyes
Tú me responderás hasta el último grito.
Sin embargo alguna vez corrió una sombra extraña por tus ojos.
Ahora, ahora también, pequeña, me traes madreselvas,
y tienes hasta los senos perfumados.
Mientras el viento triste galopa matando mariposas.
yo te amo, y mi alegría muerde tu boca de ciruela.
Cuanto te habrá dolido acostumbrarte a mí,
a mi alma sola y salvaje, a mi nombre que todos ahuyentan.
Hemos visto arder tantas veces el lucero besándonos los ojos
y sobre nuestras cabezas destorcerse los crepúsculos en abanicos girantes.
Mis palabras llovieron sobre ti acariciándote.
Lluvia de octubre.
Amé desde hace tiempo tu cuerpo de nácar soleado.
Hasta te creo dueña del universo.
Te traeré de las montañas flores alegres, copihues,
Quiero hacer contigo
lo que la primavera hace con los cerezos.
Agua, luz y flores
amarillas.
Ella llega luminosa, "en la flor y en el agua". ´Él, un poeta enamorado y adolescente sueña con un sueño entre guirnaldas amarillas. Palabras de seducción para la “sutil visitadora”. "¿Quién escribe tu nombre con letras de humo entre las estrellas del sur?".
Ante la inminencia del momento fugaz y feliz, el poeta se empequeñece: "mi alma sola y salvaje", "mi nombre que todos ahuyentan", qué duro para ti acostumbrarte a mí. Y regresa a cuando se besaban solo con los ojos, ante el lucero ardiente y el crepúsculo destorcido. Un atardecer más para el "crepusculario".
De pronto el viento aúlla y golpea la ventana cerrada. Y se cierra el tono delicado y adulador, la amada se muestra como una fuerza de la Naturaleza, superior a la del amante. Un cielo de tormenta, lluvia, pájaros que huyen, viento y más viento, el temporal suelta las barcas, ahí está ella. Y no huye. Ha de responder "hasta el último grito", ha de ovillarse a su lado como si tuviera miedo, sin sombras en los ojos, así lo desea él.
Ahora ella le trae becquerianas madreselvas, símbolo de amor eterno, mientras "el viento triste galopa". Se muestra seductora y la alegría muerde su boca de ciruela.
Ahora ella le trae becquerianas madreselvas, símbolo de amor eterno, mientras "el viento triste galopa". Se muestra seductora y la alegría muerde su boca de ciruela.
Ante la inminencia del momento fugaz y feliz, el poeta se empequeñece: "mi alma sola y salvaje", "mi nombre que todos ahuyentan", qué duro para ti acostumbrarte a mí. Y regresa a cuando se besaban solo con los ojos, ante el lucero ardiente y el crepúsculo destorcido. Un atardecer más para el "crepusculario".
"Cuerpo de nácar soleado", "dueña del universo", sigue el cortejo. "Flores alegres", "copihues", "avellanas oscuras", "cestas silvestres de besos", lo mejor para la amada. Símbolos cargados de erotismo. Palabras de amor. Poesía al fin.
"Mis palabras llovieron sobre ti acariciándote"
Y... ¿Qué hace la primavera con los cerezos?
"Mis palabras llovieron sobre ti acariciándote"
Y... ¿Qué hace la primavera con los cerezos?
María Ángeles Merino
Sutil visitadora...
ResponderEliminarQue bello este poema, mucho más con las imágenes que tu le añades
Es dificil Neruda, como dices tú.
Besos, Mª Ángeles.
Buenas noches, Abejita de la Vega:
ResponderEliminar¡Cómo me gusta ver el Parral, cambiante de traje acorde con el calendario!
Me quedo con el verso 5.º:
'A nadie te pareces desde que yo te amo'...
y los dos finales.
Un buen acompañamiento tu trabajo, para este poema de amor número 14, de mágico comienzo:
'Juegas todos los días con la luz del Universo'
Un abrazo
florecen...
ResponderEliminarQué buena entrada y qué bien ilustrada. Gracias, de nuevo.
Preciosa tu entrada, María Ángeles y como te la has trabajado, las imágenes ilustran muy bien el poema.
ResponderEliminarQué poderosas las imágenes del viento que triste galopa o aúlla en la ventana...
Besos
Albertina y el mar: todos los poemas de Neruda me gustan!
ResponderEliminarBesos MªAngeles
En buena medida has recreado el poema. Creo que es lo mejor que puede decirse.
ResponderEliminarUn saludo
El poeta adolescente es un vendaval de pensamientos eróticos. Sería sorprendente que la fortaleza no se rindiera ante la avalancha de palabras tan bellas.
ResponderEliminarHermoso poema visual con tus imágenes tan seleccionadas. Me encanta la de las ciruelas, muy bueno el contraste con el texto. Se nota que lo pasas bien con Neruda.
Por primavera los botones de los cerezos se abren en una explosión de blancura.
Un abrazo.
Ritmo,imágenes,pensamiento y emoción hechos lenguaje, y fotos;-)Muy hermoso tu número 14. Además muy bueno poder ver a una de "las musas" que inspiraron este poemario.
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