Viene de mi otro blog: El blog de Sor Austringiliana. Y como, metida en harina, me rebozo en literatura, lo pongo aquí:
Mi amiga Luz Del Olmo me envía esta vieja publicidad desde Pardilla, su pueblo, el primero o el último de Burgos, depende de si vienes o vas a Madrid, en la nacional 1. La recibo mientras me resguardo de la lluvia bajo los soportales de la Plaza Mayor de Burgos.
Viejo coñac, vieja pintura, con solera, Hennessy. Soles, fríos y lluvias de muchos años. Y ahí sigue. Luz recuerda que a mí me llamó siempre la atención ese vetusto reclamo publicitario, cuando pasaba por Pardilla, en el autobús de la Continental, camino de Madrid, dieciséis años...
A casa, que me estoy calando.
La tarde de Jueves Santo siguió pasada por agua. Menos mal que un buen libro puede construir un pequeño paraíso: "Los límites del paraíso" de Jesús Carazo.
Un amor adolescente en París, un paraíso que sospechamos efímero, pero la buena prosa nos lleva a disfrutarlo y a vivirlo un poquito, incluso en una tarde lluviosa. A Sophie no le gusta ser personaje de novela, sospechamos que Sophie es de gustos más terrenales. Y no es una niña modelo como las de la biblioteca rosa de la famosa condesa de Segur. Recuerdo cuando, de chica, leía a Camille y a Madeleine, las modositas, y a Sophie con su madrastra y sus desgracias.
Ya ve, Sor Austringiliana, qué procesiones las mías. Sofá, pan con chocolate, pecado calórico, un buen libro, la compañía de mi madre y mirar de vez en cuando por la ventana.
Pardilla, el anuncio vetusto del coñac. Hennessy, el autobús amarillo camino de Madrid, mi amiga Luz al móvil, la lluvia en la Plaza Mayor y más lluvia desde la ventana, un libro de Carazo, lecturas infantiles, el sofá y lo demás.
He tirado de un hilo y me ha salido una madeja. Incluso he soñado con un amor en París. A buenas horas, amiga.
María Ángeles Merino
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