La entrada del blog de Pedro Ojeda del 30 de septiembre de 2021 anuncia el comienzo del curso del Club de lectura de La Acequia y Alumni UBU y manifiesta su deseo de recuperar la normalidad, después de dos años muy afectados por la pandemia debida a la Covid 19.
Volvemos, es una alegría volver, al virtual y al presencial, aunque nunca nos hayamos ido, aunque nunca me haya ido. Me pongo manos a la obra. Voy al primero de la lista.
Encargo y recojo en la librería La hora del sosiego de Yolanda Izard. Leo un poco en el paseo, asomo tímidamente al desasosiego de la protagonista, parece una buena lectura. Adelante con los faroles.
Al sol de principios de otoño, con el libro y un extraño lapicero que me dieron ahí cerquita, en el Palacio de la Isla, adornado con una pluma que no, no se la he arrancado a ningún pájaro exótico de la isla protagonista. Estoy en el Paseo de la Isla, leo una novela que transcurre en una isla, vivo como ser humano en la isla del propio yo, infranqueable. La portada lo resume así:
"Atrapada por los recuerdos de una infancia atormentada y una vida solitaria que ha dejado de tener sentido, Berta, una editora de mediana edad, decide adquirir una isla en el Pacífico, para aislarse por un tiempo del mundo. Sin embargo, el barco que debía recogerla jamás regresará en su busca y se ve obligada a sobrevivir sola en un medio cada vez más hostil y a reconstruirse mediante una escritura..."
Enseguida, inevitablemente, me viene a la cabeza Robinson Crusoe con todos los robinsones que le siguieron; pero Berta no se siente superior, no aspira a dominar ni a construir, solo desea dejar la isla como la encontró, con un respeto reverencial por la Naturaleza. Y es mujer.
También pienso en casos mediáticos actuales, como el de la periodista Beatriz Montañez que encontró su camino en una casa de pastores abandonada, junto a un bosque, vegana y autosuficiente, a 25 kilómetros del ser humano más próximo, con la soledad como "mejor amiga que ha tenido nunca". Tampoco nos sirve, cada cinco o seis meses puede escaparse a Madrid para ver a sus amigos y, cómo no, ha recogido sus experiencias en un libro, presentado "a lo grande".
La lucha por la supervivencia de Berta es mucho más dura y no admite tregua. Entro en el monólogo de una náufraga de la vida, no de un barco, en fusión con una naturaleza tan bella como aterradora, en soledad con su tremendo equipaje interior. No sé si busca sosiego, al menos en el sentido que solemos dar a esa palabra: quietud, tranquilidad, serenidad. Todavía no sé cuál es su día del sosiego, no he acabado la lectura. ¿El silencio? ¿Reconstruirse? ¿Encontrar la clave de sí misma? ¿Ser una con la isla? ¿Enfrentarse cara a cara con la muerte? ¿Echarle un pulso? ¿Un extraño suicidio? ¿Para descansar morir como Machado?
¿Qué recuerdos tormentosos le han llevado a aislarse en una isla del Pacífico? La infancia nómada tras la ruina familiar, las peculiares personalidades del padre egoísta, la madre imaginativa e inmadura, el hermano suicida y el esposo...A la compañía de sus muertos reales une la de sus muertos inventados, hay tres tumbas en la isla...Berta fabula, padece fiebre y alucinaciones, ni siquiera usa del tópico del libro que te llevarías a una isla desierta, no hay libros, lo cual es raro, solo cuadernos para escribir y el ejercicio de la memoria. Ha sido editora y ha leído mucho y bueno, goza con las palabras, es tejedora de relatos.
Se asoma a sus abismos, tal vez los lectores encuentren algún fragmento de espejo para los suyos. Es una mujer fuerte, hambrienta y en los huesos, cada vez más despojada de lo material, solo acompañada de la perrita María, su "Viernes". La prosa no puede tener más poesía. Aconsejo el sosiego de leerla. Felicidades a Yolanda Izard. Podéis verla y escucharla aquí y aquí, presentada por Pedro Ojeda.
¡Feliz curso 2021-2022 en el Club de Lectura de la Acequia y Alumni UBU!
Un abrazo para los que pasáis por aquí de:
María Ángeles Merino
12 comentarios:
En efecto, el sosiego necesario para leer esta obra en la que la protagonista lo busca, asumiendo todas las consecuencias.
Regresamos, María Ángeles. Parece mentira.
Bejar, una ciudad muy entrañable para mi y mucha alegría después de dos años de tensión volver a poder visitarte y veo que entras como los toreros a por todas.
Un abrazo
Todavía no le he hincado el diente, pero tu comentario despierta mi curiosidad, así que ya veremos.
Ya la he terminado de leer y creo que en tu conentario, reflejas muy bien lo que nos quiere transmitir Yolanda Izard, con su Berta, completamente aislada y llena de recuerdos, donde la muerte tiene un gran peso y por ello, necesita encontrar "La hora del sosiego".
Besos
Busca el sosiego para vivir o para morir. Parece mentira. Leemos sosegadamente, Pedro.
Gracias, Bertha. A por todas. Un abrazo.
Híncalo. Ya verás.
Se asoma a sus abismos. Gracias, Luz. Besos.
¡Bien!:ya veo que se anuncia en noviembre Lorca.
Sor E,Maria Ángeles, Arañita de la Vega tres en una...y se echa en falta a Austri
Un abrazo tranquilo puente de los finados
Ya ves, Bertha, que te hice cado y convoqué a Austri. Un abrazo.
Te hice caso
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