miércoles, 19 de febrero de 2014

"Dejar las cosas en sus días": una novela poliédrica con buen eje y caras bien ensambladas.


Comentario a la novela "Dejar las cosas en sus días"de Laura Castañón. Para la lectura colectiva de "La acequia",  dirigida por Pedro Ojeda.

Un poliedro, sin duda esta novela merece el calificativo de poliédrica. Veamos sus múltiples caras.




La saga familiar de los Montañés, desde el nacimiento de la pequeña Claudia, en 1917, hasta la muerte de Paloma en la segunda década del XXI, ahora mismo; con la sobrina nieta Aida como cronista y personaje central del relato. 



¿Casa de Pomar? (Territorio Museo Poblado Minero de Bustiello)

Nos ofrece retazos significativos  de la vida de don Benito Montañés, el padre, director de la Sociedad Hullera Española, madrileño exiliado en Asturias. Y la de su mujer, la vasca Ángeles Ariznabarreta que desaparece en las primeras páginas, a causa del parto; aunque no falten detalles acerca de su vida y personalidad. Mayor cantidad de líneas ocupan sus hijos: la pequeña Claudia, las trillizas Paloma, Begoña y Almudena, Manuel el único varón y el más débil,  Isidra la mayor...todos en la casa de Pomar. Sus amores, desamores y huidas. 


A la saga se une don Efrén, el médico rural, con su progresismo mal disimulado, enamorado en secreto de Camino, una joven viuda de minero, el ama de cría de la pequeña Montañés. La historia de un amor imposible. Y la de dos hermanos de leche muy unidos: Claudia y Andresín, el de Camino, el  que comparte la leche materna con la señorita.



La mina asesina. La aspereza hullera y el dudoso paliativo del proteccionismo industrial, el del medio santo marqués de Comillas: ya que conocen el infierno de las galerías que hallen el cielo en otra vida y...fuera el que no desee el bíblico Paraíso. Y, Bustiello, el pueblo trazado con tiralíneas para hacerlo realidad, con sus casitas para una vida al margen de la tensión reivindicativa, como un oasis de orden y conformismo. 


Bustiello (Territorio Museo Poblado Minero de Bustiello)

Y el amado campo asturiano, con "cereces" y "castañes"; el cariño por una lengua que suena a romancero y por su gente siempre luchadora.



Y retazos de vida burguesa, tan ajena a los verdes prados y a la negra mina: la pasión turbia del ingeniero por la joven Claudia, los cotilleos de las señoras tras los cristales del "sun parlor".



Y el cura don Macrino predicando con su lengua de trapo las consignas de don Claudio el Marqués, el maltrato a las mujeres, la homosexualidad como un secreto inconfesable, el incipiente fascismo, la educación diferenciada según sean niños o niñas, burgueses o mineros...


Iglesia de Bustiello (Territorio Museo Poblado Minero de Bustiello)

Y las misiones pedagógicas de la República en su esfuerzo por llevar un pedacito de cultura a los rincones más escondidos de nuestra geografía. 




La guerra de Asturias, la tragedia de la guerra civil y los fusilamientos. Las fosas y la Memoria Histórica. "Dejar las cosas en sus días". Aida, empeñada en que se encuentren y se identifiquen los restos de su abuelo. ¿Lo encontrará o se quedarán las cosas en sus días? Y todo pasa a su agenda roja Moleskine, y al ordenador y a los correos electrónicos. Novela de ahora. 



Los amores de Aida, una periodista que vive en Gijón que tiene mucho de la escritora pero que no es la escritora. Unos breves encuentros, unos pocos gmails y Aida, mujer desengañada, cae en las redes del fracasado y egocéntrico Bruno Braña. Y tenemos también el Alzheimer de Andrés Braña, su padre, personaje misterioso que trata de recordar su pasado, antes de que la enfermedad se lo trague. Y Bruno encargará a Aida que se ocupe de los recuerdos de Andrés, como si no tuviera ella bastante con los de su familia. 

Y los recuerdos de Andrés conectarán  con los recuerdos que Paloma, ya viejecita, va desgranando para su sobrina nieta Aida. Al fin y al cabo, las historias de los viejos se parecen mucho. ¿O...?

El poliedro tiene muchas caras más. Tal vez, la escritora poseía ya los embriones de varios relatos distintos y ha querido casarlos ahora que, tras años de dirigir talleres de creación literaria, por fin ha dado el paso hacia su primera novela. Quizás guardaba en un cajón, dormidas, algunas de estas historias.Y para que tantas caras no generen  una masa amorfa, es preciso trazar un eje bien definido que armonice la figura geométrica de la novela. La memoria, la duda de si es conveniente recordar y abrir fosas...el recuerdo da sentido a todo.


¿Y las aristas? Porque los lectores de la novela, pasamos las hojas y viajamos de los años veinte y treinta del siglo XX a  la actual segunda década del XXI, de la pluma y la tinta al ordenador.

 Veamos. Abro el libro y leo, en la página 19, que a Sidra no le preocupa que Camino amamante a Claudia e incorpore su pena de viuda como parte del alimento, que esto es un valle de lágrimas y " cuanto antes lo aprenda, mejor le irá en la vida"Y un poco más abajo, tras un espacio en blanco, leemos que Aida conservaba algunos objetos del hogar de sus antepasados: cucharillas, platos, cuadernos escritos, caja de música, colcha y sábanas bordadas. Un pequeño tesoro que servirá para enlazar el pasado con el presente, especialmente las sábanas de hilo, bordadas por las niñas Montañés en tantas tardes pasadas en la galería. Sábanas difíciles de planchar, guardadas por Aida, sin usar, esperando " un día especial con alguien especial" que no ha llegado. Porque ninguno de sus compañeros ha sido "especial", Asier, el último, tampoco. Ninguno merece el primoroso bordado Richelieu.


Bordado Richelieu

El siguiente salto lo encontramos después de leer que a Benito Montañés le interesaba bastante poner a Claudia el mismo nombre de don Claudio López Bru, el de Comillas. ¿Qué nos espera a continuación, tras el pertinente espacio en blanco?

 Leemos... que la portavoz municipal del Partido Popular tiene mucho interés en explicar por qué su partido se opone a la desacralización de la iglesia de la Universidad Popular, la de Gijón, para convertirla en centro de interpretación; menudo desatino y va  la concejala y convoca rueda de prensa en el Ayuntamiento, a la que ha de acudir, qué remedio, la periodista Aida. Vemos el vínculo ideológico entre aquel marqués tan católico y la portavoz pepera. Católicos a machamartillo ambos.



Seguiremos estudiando las aristas de la novela poliédrica. Y desvelaremos el final, tras haber conocido a la escritora, en la Sala Polisón del Teatro Principal de Burgos.

Un abrazo de:

María Ángeles Merino

10 comentarios:

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Una novela llena de personajes, cada uno con su vida y sus problemas y sus secretos. Y un contexto social complicado: los ángulos diferentes y las caras del poliedro. Pero si faltara alguno de ellos, toda la estructura se desmoronaría.
Nos vemos el 25.

Bertha dijo...

El recuerdo da sentido a todo...

Te felicito por lo bien que ensamblas todos estos personajes y lo facil que nos lo pones.

Besos MªAngeles.

Pamisola dijo...

Yo voy leyendo despacio, y todavía no llego a concluir nada, me está gustando el libro, y tus entradas animan mucho a seguir, Mª Ángeles.


Besos.

pancho dijo...

La novela tiene una envergadura considerable y por lo tanto muchas cosas para resumir y citar. Un gran trabajo de documentación detrás, además de los conocimientos propios que se le adivinan a la autora, obligados en alguien que escribe una novela de tanta entidad.

Siempre es agradable pasarse por aquí y descubrir los elementos que más te han llamado la atención en el resumen: sábanas, bordados... Yo no reparé en ellos.

Parece la libreta que llené de escritos este verano y que también puse en una foto.

Un abrazo

Merche Pallarés dijo...

Te sigo leyendo...

Ele Bergón dijo...

Efectivamente la novela es un polidro y tú nos muestras muy bien todas sus caras que se van formando con las aristas de las vidas de los personajes.
Mañana nos vemos
Besos

Paco Cuesta dijo...

Son tantos los personajes que alguno ha de quedar el la sombra, como don Macrino, icono del clero.
Besos

Myriam dijo...

Una novela muy bien estructurada y con coherencia interna, me fijo más que nada en los personajes y sus relaciones,

Besos

Myriam dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Myriam dijo...


Gracias por todas las ilustraciones, que Asturias debe ser una de las pocas regiones de España que no conozco... y lo del bordado Richelieu, todo un detalle, que yo ni pio.

Lo del Sun Parleur me recuerda hace mil años una vez que estuve en Colombia y me invitaron a una reuníón de mujeres jóvenes de la alta sociedad jajajajaja, la llamaban el dia de "El costurero" y les respondi, "perdón es que yo de costura nada". jajajajajajajaja ( me acuerdo y me causa una gracia tremenda) porque me respondieron.... "Mujer, que de eso no se trata".... jajajajaja asi que, aún sin entender muy bien a que iba, fui , vi y oí... (una sola vez) jajajajaja que chismografía y sacar cueros, no es lo mio.

Besos