jueves, 10 de junio de 2010
"...anda todo en redondo..."
Tapia del monasterio benedictino de San Salvador, en Palacios de Benaver, en diferentes estaciones.
«Pensar que en esta vida las cosas della han de durar siempre en un estado es pensar en lo escusado, antes parece que ella anda todo en redondo, digo, a la redonda: la primavera sigue al verano , el verano al estío, el estío al otoño, y el otoño al invierno, y el invierno a la primavera , y así torna a andarse el tiempo con esta rueda continua; sola la vida humana corre a su fin ligera más que el viento , sin esperar renovarse si no es en la otra, que no tiene términos que la limiten.» .
Cervantes sabe que no va a vivir mucho. Existe un reconocimiento generalizado de los amplios conocimientos médicos que poseía para su época...
Primera parte del comentario al capítulo 2,53 del Quijote, publicado en "La acequia".
Del fatigado fin y remate que tuvo el gobierno de Sancho Panza
Comienza el capítulo con una reflexión entrecomillada de Cide Hamete, que ha de desembocar en el fin del gobierno de Sancho Panza, deshecho “como en sombra y humo”.
Imaginamos al escritor, mojando perezosamente la pluma, acosado por las molestias de su enfermedad, apartándose momentáneamente de la ínsula Barataria para pensar en esa muerte, que intuye tan cercana. Intuye… y sabe, que algo aprendió de ver trabajar a su padre y de aquellos buenos libros heredados.
Que nadie se engañe: las cosas de esta vida no han de durar siempre. El tiempo con su rueda continua anda en redondo: la primavera persigue al verano, el verano al estío, el estío al otoño, el otoño al invierno y vuelta a empezar. Pero “la vida humana corre a su fin ligera más que el tiempo, sin esperar renovarse si no es en la otra”, algo que incluso el “mahomético” Cide Hamete entiende, guiado sólo por sus luces naturales. Cervantes se muestra como muy creyente en la última etapa de su vida, al menos, en cuanto a religiosidad externa. ¿O escribe esto, precisamente, porque le asaltan las dudas?
Sancho le ha cogido gusto al oficio, a pesar del escaso condumio. Está ahíto de pragmáticas, agotado, siente los párpados como de plomo; mas lo espabila un gran estruendo de voces y campanadas. Pone atención para poder adivinar la causa del alboroto, al que se añaden trompetas y tambores. Confuso y asustado, en camisa,se levanta, se calza unas chinelas y sale a la puerta de su aposento. Ve venir a más de veinte personas, con hachas encendidas y espadas desenvainadas. Van dando gritos. El señor gobernador ha de armarse, infinitos enemigos han entrado en la ínsula, le necesitan.
Les responde que él no sabe nada de armas ni socorros, eso déjenlo para su amo don Quijote, que en dos paletas las despachará. Pero los de las voces no le hacen ni caso y le traen armas. Ha de salir para ser guía y capitán, como gobernador que es.
Ana Queral pinta al Quijote.
Se deja armar mansamente y lo convierten en lo más parecido a un galápago. Sin más ropa que la camisa, con un escudo delante y otro detrás. Le sacan los brazos fuera del caparazón y le lían bien con cordeles. Emparedado, entablado, sin poder doblar ninguna parte de su cuerpo. Le ponen en las manos una lanza, gracias a la cual se tiene de pie.
Y, estos desalmados, le dicen que camine , que sea su guía, su norte, su linterna y su lucero. ¿Cómo ha de hacerlo si no puede doblar las rodillas? Cosido a los paveses, como no lo lleven en brazos y lo coloquen atravesado o en pie…
Qué mala sombra ése que le dice que si no puede andar es por el miedo, que se mueva…El pobre gobernador persuadido prueba a moverse y cae al suelo, dándose un golpe tan tremendo que cree haberse hecho pedazos.
Queda como un galápago encerrado en sus conchas, como un tocino entre artesas, como una barca volcada en la arena. Y el coro burlón no tiene compasión alguna sino que se ceban en su desgracia. Apagan las antorchas, gritan todavía más, pasan por encima de él y acuchillan los escudos. El pobre Sancho, trocado en tortuga, se encoge y se esconde entre los paveses, para no ser herido. Suda y se encomienda a Dios.
Los energúmenos tropiezan y caen. El más atrevido se sube encima del montículo que forma el el gobernador empavesado y lo usa de atalaya, desde donde dirigir aquel enloquecido ejército. Vocea como si estuvieran defendiéndose de un asalto a la ciudad, se sabe lo que se dice en esas circunstancias. Que el enemigo carga más por esta parte, guardad el portillo, cerrad la puerta, trancad las escalas, alcancías, pez, resina ardiendo, colchones...Conoce bien la lección que ha de recitar; pero, por su padre, que se baje de una vez, que el escudo se le está clavando en las carnes.
Sancho sólo anhela acabar, le da igual perder la ínsula. Pide al cielo y el cielo oye su petición.
Oye voces declarando la victoria sobre los enemigos. Le animan a levantarse y a celebrarla. Todo gracias al valor de su invencible brazo. Y a repartir despojos, a troche y moche.
Han de levantarle. Ay, cómo le duele todo el cuerpo. Lo que no esperan los defensores de Barataria es la reacción de Sancho.No saben dónde mirar cuando declara que, al enemigo que él haya podido vencer, se lo claven en la frente.
Y de repartir despojos de enemigos, nada de nada. Sólo pide que algún amigo, si alguno hay, le dé un trago de vino y le enjugue el sudor.
Lo limpian, le dan vino, lo desatan y…se desmaya. A los de la burla ya les pesa, se les ha ido la mano un poquitín. Menos mal que vuelve en sí y respiran aliviados. Mira que si se les muere...
Amanece y comienza a vestirse con mucha prisa. Todos guardan silencio, esperando acontecimientos.
“Poco a poco” va Sancho a la caballeriza porque está molido y no puede ir “mucho a mucho”.
Abraza y besa a su rucio, se le caen los lagrimones. Se dirige a él como “compañero mío y amigo mío”. Feliz era Sancho cuando sólo cuidaba de sus aparejos y de su corpezuelo. Desde que subió a “las torres de la ambición”, sólo ha habido miserias, trabajos y desasosiegos. Así lo siente y así lo dice.
(Sigue)
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11 comentarios:
Y qué magnífico anticipo.
Cervantes se inventa una estación para que todo sea más redondo.
Estupendo.
Asi es: todo lo que comienza ha de terminar.
Un abrazo.
Compruebo ahora que tu entrada respondía a ese magnífico anticipo. Me ha gustado mucho la ilustración de Ana Queral.
Bien interesante el enlace de los males de Cervantes y su relación con el comienzo tan poético sobre el paso inexorable del tiempo. Hay que ver las elucubraciones en las que entra la gente.
El autor tensa la cuerda del hartazgo de Sancho para justificar el abandono repentino de la ínsula.
A la espera de más, un abrazo.
pregunto sobre la ilustarción de Ana Queral: ¿las sogas pasan por el cuadro para sostener el escudo?
Besos redondos
PD Lei el articulo sobre las presuntas enfermedades de CErvantes:
todas hipótesis: malaria, diabetes mellitus, cirrosis hepática, hidropesia, colesterol alto, ulcera gástrica, diverticulosis, fiebre amarilla, etc...etc
¿Porque es tan dificil suponer hipoteticamente que murió de viejo?
Me ha encantado este cuadro de Ana Queral. ¡Qué cara desencajada tiene el pobre Sancho, con esas gotas de sudor que le caen por la cara!
Muy bueno, de verdad.
Abrazos
Pedro: lo anticipé también en mi otro blog, el de Sor Austringiliana. Leí ese primer párrafo e inmediatamente me puse a buscar las fotos de esa imagen de la tapia del Monasterio...Luz del Olmo siempre dice que "el tiempo es circular, pero no coincidente", lo mismo que Cervantes. También lo asocié con ella. La Sor y Ele me inspiraron.
Todas las imágenes quijotescas de Ana Queral me gustann, pero esta es sorprendente.
Cornelivs: así es y lo que nos cuesta asimilarlo, siquiera un poco.
Pancho:lo que está claro es que andaba pachucho, no sé si Cervantes se sentía como yo digo, en el momento de escribir ese párafo...pero el tono es bastante depresivo.
El pobre Sancho emparedado entre los escudos da una pena...se harta, normal.
Myriam: sí, las cuerdas son cuerdas y atan el cuadro, queda muy original.
Cervantes murió de viejo, con enfermedades de viejo, supongo.Qué vueltas le dan los médicos.
Asun: Ana Queral es buena pintora, la cara de Sancho ...
Un abrazo y gracias por la visita.
Está muy bien...pero que imagen tan cruel.....el vídeo no lo veo....a mi también me llamó mucho la atención de la volatilidad del tiempo...disfrutemos ahora...besos
ya he visto el vídeo...el que la sigue la consigue...un abrazo de nuevo.
Manuel: la pintura de Ana Queral refleja maravillosamente la crueldad de este capítulo. Muy , muy cruel.
El párrafo inicial, el del tiempo, tiene un tono muy depresivo, pobre Cervantes, le quedaban pocos telediarios.
El vídeo es muy reciente, de esta primavera. Se oyen los ajunes de Curry.
Un abrazo, Tucci.
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