El cautivo rompe sus cadenas
Esta imagen de la cadena rota figuró en este blog en la entrada del 7-7-08. Rompí una cadena ese día.
A ver si nos cautiva el cautivo animaba yo a Merche, en su blog. Ya comenté que, en mi caso, el cautivo tardó en cautivarme. Tres veces, tres me lo salté. Demasiada batallita, tal vez.
El narrador cede la palabra a un ex cautivo, que llega a la venta, en el capítulo anterior, todavía con su indumentaria morisca y acompañado de una mora cristiana o cristiana mora. Cae la tarde y le han rogado que cuente el”peregrino y gustoso” “discurso de su vida”.Al lector puede extrañarle, es un “discurso verdadero”,puede echar en falta el “curioso y pensado artificio”. Cervantes insiste, lo que vamos a oír no es “mentiroso”, no es como otras historias de su libro.
Tal vez como un artificio para atraer a su auditorio, esta historia, la más real y vivida personalmente por el autor, toma al principio la apariencia de un cuento tradicional. Será uno de esos con un padre que tenía tres hijos, siempre la magia del tres…si son tres hijas habrá que casarlas. En este caso son “tres, todos varones y todos de edad de poder elegir estado”.Y elegir, lo que se dice elegir, no eligen mucho, decide su progenitor por ellos.” Letrado, comerciante y guerrero, "Iglesia, o mar, o casa real", es la voluntad de este padre, antiguo soldado y por ello manirroto. La experiencia al respecto de Cervantes le hace verlo así. Tan derrochón que se priva en vida de su hacienda, para evitar la tentación de gastar tanto, tanto que a sus retoños no les quede nada.
El hijo destinado a ser soldado pasa a Italia y permanece veintidós años fuera de su patria y sin saber nada de su padre y hermanos. Éste es nuestro cautivo y a través de él, Cervantes refleja sus propias experiencias, de las que tan orgulloso se siente: Italia, Flandes y lucha contra los turcos en el Mediterráneo. Siempre tras el señor don Juan, “hermano natural de nuestro buen rey don Felipe”.
Acompañamos al cautivo en Lepanto en el momento clave:” salté en la galera contraria, la cual, desviándose de la que la había embestido, estorbó que mis soldados me siguiesen, y así, me hallé solo entre mis enemigos, a quien no pude resistir, por ser tantos; en fin, me rindieron lleno de heridas”.
En lugar de celebraciones victoriosas, se ve” aquella noche que siguió a tan famoso día con cadenas a los pies y esposas a las manos”.El mismo drama, el del escritor y el de su personaje, aunque no coincidan las circunstancias del momento de su cautiverio.
El señor don Juan de Austria gana Túnez mientras nuestro cautivo sigue al remo y, qué atrevimiento, califica como “gracia del cielo” la pérdida del fuerte de la Goleta , que sólo servía ya para conservar la memoria de una victoria de Carlos Quinto. No duda en calificarlo de “oficina y capa de maldades,…gomia o esponja y polilla de la infinidad de dineros que allí sin provecho se gastaban.” Un héroe de Lepanto puede permitirse decir esto y lo dice.
El cautivo nos da pelos y señales de la pérdida del citado fuerte, demasiados…Cuando llega a un tal Pedro de Aguilar, poeta y autor de dos sonetos epitafios, a la Goleta y a su fuerte, don Fernando mira a uno de sus camaradas, el caballero sin nombre que interviene al final de este capítulo y que nos lleva a confusión…El camarada caballero pregunta por los hechos del tal Aguilar , el cautivo no sabe si recobró su libertad, el caballero le dice entonces que es su hermano y se encuentra” bueno y rico, casado y con tres hijos.” ¿No queda un poco raro este final de capítulo?
Un saludo a Pedro y a todos los paseantes.
Esta imagen de la cadena rota figuró en este blog en la entrada del 7-7-08. Rompí una cadena ese día.
Comentario al capítulo XXXIX del Quijote, primera parte. "Historia del cautivo"
Publicado en http://laacequia.blogspot.com/
A ver si nos cautiva el cautivo animaba yo a Merche, en su blog. Ya comenté que, en mi caso, el cautivo tardó en cautivarme. Tres veces, tres me lo salté. Demasiada batallita, tal vez.
El narrador cede la palabra a un ex cautivo, que llega a la venta, en el capítulo anterior, todavía con su indumentaria morisca y acompañado de una mora cristiana o cristiana mora. Cae la tarde y le han rogado que cuente el”peregrino y gustoso” “discurso de su vida”.Al lector puede extrañarle, es un “discurso verdadero”,puede echar en falta el “curioso y pensado artificio”. Cervantes insiste, lo que vamos a oír no es “mentiroso”, no es como otras historias de su libro.
Tal vez como un artificio para atraer a su auditorio, esta historia, la más real y vivida personalmente por el autor, toma al principio la apariencia de un cuento tradicional. Será uno de esos con un padre que tenía tres hijos, siempre la magia del tres…si son tres hijas habrá que casarlas. En este caso son “tres, todos varones y todos de edad de poder elegir estado”.Y elegir, lo que se dice elegir, no eligen mucho, decide su progenitor por ellos.” Letrado, comerciante y guerrero, "Iglesia, o mar, o casa real", es la voluntad de este padre, antiguo soldado y por ello manirroto. La experiencia al respecto de Cervantes le hace verlo así. Tan derrochón que se priva en vida de su hacienda, para evitar la tentación de gastar tanto, tanto que a sus retoños no les quede nada.
El hijo destinado a ser soldado pasa a Italia y permanece veintidós años fuera de su patria y sin saber nada de su padre y hermanos. Éste es nuestro cautivo y a través de él, Cervantes refleja sus propias experiencias, de las que tan orgulloso se siente: Italia, Flandes y lucha contra los turcos en el Mediterráneo. Siempre tras el señor don Juan, “hermano natural de nuestro buen rey don Felipe”.
Acompañamos al cautivo en Lepanto en el momento clave:” salté en la galera contraria, la cual, desviándose de la que la había embestido, estorbó que mis soldados me siguiesen, y así, me hallé solo entre mis enemigos, a quien no pude resistir, por ser tantos; en fin, me rindieron lleno de heridas”.
En lugar de celebraciones victoriosas, se ve” aquella noche que siguió a tan famoso día con cadenas a los pies y esposas a las manos”.El mismo drama, el del escritor y el de su personaje, aunque no coincidan las circunstancias del momento de su cautiverio.
El señor don Juan de Austria gana Túnez mientras nuestro cautivo sigue al remo y, qué atrevimiento, califica como “gracia del cielo” la pérdida del fuerte de la Goleta , que sólo servía ya para conservar la memoria de una victoria de Carlos Quinto. No duda en calificarlo de “oficina y capa de maldades,…gomia o esponja y polilla de la infinidad de dineros que allí sin provecho se gastaban.” Un héroe de Lepanto puede permitirse decir esto y lo dice.
El cautivo nos da pelos y señales de la pérdida del citado fuerte, demasiados…Cuando llega a un tal Pedro de Aguilar, poeta y autor de dos sonetos epitafios, a la Goleta y a su fuerte, don Fernando mira a uno de sus camaradas, el caballero sin nombre que interviene al final de este capítulo y que nos lleva a confusión…El camarada caballero pregunta por los hechos del tal Aguilar , el cautivo no sabe si recobró su libertad, el caballero le dice entonces que es su hermano y se encuentra” bueno y rico, casado y con tres hijos.” ¿No queda un poco raro este final de capítulo?
El caballero amenaza con recitarnos los sonetos, pero será en el próximo capítulo.
Un saludo a Pedro y a todos los paseantes.
María Angeles Merino Moya
PEDRO OJEDA ESCUDERO DIJO EN http://laacequia.blogspot.com/
ABEJITA: recuerda que Cervantes hace una colección de fórmulas narrativas y le falta el relato de batallas y el bizantino, de ahí esta historia. El giro que da a estas modalidades, entra por lo autobiográfico.A mí, en cambio, esta historia es una de las que más me cautivaron en la primera lectura: me hizo soñar aventuras.
Saludos.
GRACIAS. PEDRO.
8 comentarios:
Si tu supieras la de veces que yo me salté no ese capítulo, sino muchos...las cosas de leer esto por coj...(huy que se me escapa)... al final..ya veremos... entre tanta batallita... no está mal como recurso de don Miguel... imporner su impronta....besos
Por ahora, estoy aguantando estoicamente estos capítulos. El próximo (que ya lo he leido) aparece Zoraida María... Excelente tu análisis, como siempre. Besotes, M.
Recordemos que Cervantes tenía la intención de cubrir todas las modalidades narrativas de la época e integrarlas en el Quijote: le falta el relato de guerra y el bizantinismo y aquí lo tenemos.
Curiosamente, a mí esta novelita me atrajo desde la primera vez que la leí: soñé aventuras.
Me alegro de que aquel día rompieras cadenas: siempre hay que hacerlo.
(Has publicado el texto cuando yo ya había colgado las noticias del sábado, informaré el próximo sábado, disculpa)
Saludos.
Tucci:te dejo un comentario en tu blog..Lo de leer algo por coj...es una experiencia por la que todos hemos pasado. Con el Quijote, tengo la suerte de que nadie me lo impusiera.A mis profes se les olvidó...Cuando una lectura es impuesta, corres más riesgo de saltarte páginas.
Besos
Jo!, lo de romper las cadenas, eso si que me gusta, aunque hay veces que es tal dificil desatarlas o desacerse de ellas...., en fin ,lo importante es que las dos las desatamos y eso es lo que cuenta, muchos besos amiga.
Merche: estoy con Zoraida, la pescadora de caña, ya me entiendes...Esto está mejor, a ver si nos cautiva la morita.
Me voy en Ca la Merche, como dirían en mi querido Campo Real.
Silviaaaa
Estaba con el comentario de Merche y ha aparecido tu comentario. Ánimo, rompamos cadenas y busquemos otros caminos.Le estaba diciendo a Merche "mi querido Campo Real".Hasta allí un beso muy grande.
Hola Pedro: ya te contesté en tu entrada y ya me has contestado con lo de los filólogos ladrillo. Espero no encontrármelos, son capaces de estropear, ya es difícil, un texto amenísimo del genial Delibes.
Gracias por fijrte en mis cadenas.
Un abrazo.
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