"Las luces de las linternas perforaban la oscuridad...se perdían en infinitud de tinieblas..."
¡Don Joseíño, don Joseíño! Existente o inexistente, me dirijo a usted para expresarle mis impresiones. Yo con mi linterna para perforar la oscuridad...o intentarlo al menos.
Digresión fotográfica y románica, estoy dentro de la ermita románica de San Fagún.
Pesco en un mar de palabras y ahora le atrapo, a usted y
al resto de caballeros de la nueva Tabla Redonda, linterna en mano, sumergidos en
las tenebrosidades existenciales de aquel sótano, donde tantas horas pasó don Carmelo
Taboada, que en la paz de las lampreas descanse, sin más compañía y desahogo que
la doña Coralina de madera pintada. Llego en el momento en que recuperan tan importante escultura, su reina Ginebra.
Pesco en un mar de palabras y preparo las cañas. Digresión fotográfica y marítima.
Y, como usted es el erudito, le llueven preguntas. Que si doña Coralina fue contemporánea de Castelar, más o menos, que si
cantaba en Madrid, y usted que cantaba más en París y grandes
capitales y que rivalizaba en belleza y popularidad con la Emperatriz Eugenia. Y Belalúa que manifiesta no saber nada de esa "Eugenia". No se esfuerce, don Joseíño, que las palabras solo interesan como tapaderas de sus “sicalípticas fantasías”.
Van a lo que van, apostaría usted, bien apostado, que todos los reunidos allá abajo, incluido mi don Joseíño, a la vista de la churretosa escultura, aprovechan para desnudarla mentalmente. ¡Hala! Fuera vegetales interpuestos o sobrepuestos. Y a practicar “operaciones de dilatada duración, desde antiguo reputadas de placenteras, aunque amargamente dolorosas y frustradas cuando el cuerpo dorado de la imagen no pasa de fantasma”.
La Bella Otero, referente de Coralina Soto.
Van a lo que van, apostaría usted, bien apostado, que todos los reunidos allá abajo, incluido mi don Joseíño, a la vista de la churretosa escultura, aprovechan para desnudarla mentalmente. ¡Hala! Fuera vegetales interpuestos o sobrepuestos. Y a practicar “operaciones de dilatada duración, desde antiguo reputadas de placenteras, aunque amargamente dolorosas y frustradas cuando el cuerpo dorado de la imagen no pasa de fantasma”.
¿No le da vergüenza, don Merlín? Nombre de gato dice Julia, esa sí es una buena chica, de carne y hueso, como la ansiada
chuleta, la que iba a ser costeada con los honorarios que debería haber pagado
la señorita Vieites, la que mostraba un pecho y luego otro, una fresca, por las
clases de Gramática para las oposiciones al Magisterio Nacional. Mas, con la
plaza en la mano, si te he visto no me acuerdo; y, aprovechando que el Mendo
pasa por Castroforte, don Celso le despide de la Academia con un finiquito de insultos.
Merlín, nombre de gato. Digresión fotográfica y gatuna.
No le regaño más. Volvamos a las "operaciones", un minuto y “siete suspiros de morfología varia pusieron fin
a aquel silencio patético remate”. Ay, ay, ay, ay, ay, ay, ay. Me parece oír los siete variopintos suspiros de los siete rijosos caballeros artúricos.
Usted que ha pasado tantas horas entre polvorientos papelotes, venga, cuénteles la verdadera historia de la Tabla Redonda, se la pide su público. Mire qué preocupados están por los cuernos que la reina Ginebra ha de colocar, "metafóricamente", sobre el rey Artús, el monárquico luso don Annibal. Y advierta qué ojos golosos cuando califica usted la solicitada historia como política y pornográfica. ¿Pornográfica? Uy, qué gustito les da, cómo se entere don Acisclo, venga, escríbala ya, aunque sea para leerla en privado.
Y la escribe, con la del "Palanganato" de propina. Leemos el título: "Disertación histórico crítica sobre la Tabla Redonda y el Palanganato, y sobre algunas personas y algunos hechos con ellos relacionados, por J.B.".
Me coloco la linterna y adentro. Cita usted al doctor Amoedo, el cual asegura que todo comenzó con la llegada de Argimiro el Efesio, pero usted desecha tan remota teoría porque ¿quién nos demuestra que dicho heleno aterrizara alguna vez en Castroforte y se llamase así? Se podía llamar Teucro, como el de Pontevedra que pasó por Troya.
Las verdades como piedras pierden mucho en dos mil años, es mejor buscar una fuente documentada, como hizo Castiñeira, cronista más cauto que elige a Celso Emilio el Romano como punto de partida. Pero también queda muy lejos y los efectos de la niebla siguen siendo los mismos. Así que ni griegos ni romanos, ni Castiñeira.
Porque don Torcuato "se mostró siempre partidario de entender las cosas a partir de sí mismo".Lo cual, dice usted, tiene la ventaja de proporcionarnos fechas importantes y precisas porque todos los días de su vida fueron trascendentales, si exceptuamos el sarampión de niño y la gripe ya más mayorcito. Nadie hubiera sospechado la importancia de aquel recién nacido pequeñísimo pero tan dotado virilmente que su abuela dijo que iba para cura.
A ver, algo importante de verdad. Eso es, don Torcuato proclamó en el balcón del Ayuntamiento el Cantón Federal e Independiente de Castroforte del Baralla. Y cuando pensaba que iba a seguir por ahí, va usted y me dice que se siente atraído por aquella fecha en que dio de merendar a sus amigos. El pretexto era la publicación reciente de la monumental "Historia de la rivalidad milenaria entre Castroforte del Baralla y Villasanta de la Estrella", con apéndice y todo. Venga, centrémonos en la historia castrofortina. Mil años de historia quedaban fuera de duda y esclarecido el misterio de las lampreas. Del Santo Cuerpo solo hablaba de paso; pero, dado el ateísmo del historiador, eso no extrañó a nadie.
"Cuando llegaron los de la trinca"...Castañeira, Baliño, Amoedo, Barallobre y el Vate Barrantes, esperaban encontrar los siete volúmenes de la obra encima de la mesa. Y lo que había era una monumental empanada, vino y confites. Don Joseíño déjese de meriendas y vaya al grano. Pues no, va usted y me cuenta que don Torcuato no se quitaba la chistera en casa y sus amigos tampoco. Que las capas y gabanes desaparecieron camino de las perchas entregados a un artefacto de la invención del anfitrión que, de golpe y porrazo, nos lo muestra usted como una mezcla de mago e inventor de extraños artilugios.
Siete suspiros. Digresión fotográfica y pastelera.
Usted que ha pasado tantas horas entre polvorientos papelotes, venga, cuénteles la verdadera historia de la Tabla Redonda, se la pide su público. Mire qué preocupados están por los cuernos que la reina Ginebra ha de colocar, "metafóricamente", sobre el rey Artús, el monárquico luso don Annibal. Y advierta qué ojos golosos cuando califica usted la solicitada historia como política y pornográfica. ¿Pornográfica? Uy, qué gustito les da, cómo se entere don Acisclo, venga, escríbala ya, aunque sea para leerla en privado.
Y la escribe, con la del "Palanganato" de propina. Leemos el título: "Disertación histórico crítica sobre la Tabla Redonda y el Palanganato, y sobre algunas personas y algunos hechos con ellos relacionados, por J.B.".
¿Será este el "Palanganato"?
Me coloco la linterna y adentro. Cita usted al doctor Amoedo, el cual asegura que todo comenzó con la llegada de Argimiro el Efesio, pero usted desecha tan remota teoría porque ¿quién nos demuestra que dicho heleno aterrizara alguna vez en Castroforte y se llamase así? Se podía llamar Teucro, como el de Pontevedra que pasó por Troya.
Estatua de Teucro en Pontevedra.
Las verdades como piedras pierden mucho en dos mil años, es mejor buscar una fuente documentada, como hizo Castiñeira, cronista más cauto que elige a Celso Emilio el Romano como punto de partida. Pero también queda muy lejos y los efectos de la niebla siguen siendo los mismos. Así que ni griegos ni romanos, ni Castiñeira.
"...y los efectos de la niebla siguen siendo los mismos..."
Y aterrizamos en don Torcuato del Río, notable personaje, del cual vuestro padre don Gonzalo dijo: "Don Torcuato tiene también una referencia real muy concreta: Murguía". Manuel Murguía, autor de una "Historia de Galicia" y esposo de la gran poeta Rosalía de Castro, buen referente, no muy bien parado aquí.
Porque don Torcuato "se mostró siempre partidario de entender las cosas a partir de sí mismo".Lo cual, dice usted, tiene la ventaja de proporcionarnos fechas importantes y precisas porque todos los días de su vida fueron trascendentales, si exceptuamos el sarampión de niño y la gripe ya más mayorcito. Nadie hubiera sospechado la importancia de aquel recién nacido pequeñísimo pero tan dotado virilmente que su abuela dijo que iba para cura.
A ver, algo importante de verdad. Eso es, don Torcuato proclamó en el balcón del Ayuntamiento el Cantón Federal e Independiente de Castroforte del Baralla. Y cuando pensaba que iba a seguir por ahí, va usted y me dice que se siente atraído por aquella fecha en que dio de merendar a sus amigos. El pretexto era la publicación reciente de la monumental "Historia de la rivalidad milenaria entre Castroforte del Baralla y Villasanta de la Estrella", con apéndice y todo. Venga, centrémonos en la historia castrofortina. Mil años de historia quedaban fuera de duda y esclarecido el misterio de las lampreas. Del Santo Cuerpo solo hablaba de paso; pero, dado el ateísmo del historiador, eso no extrañó a nadie.
"Cuando llegaron los de la trinca"...Castañeira, Baliño, Amoedo, Barallobre y el Vate Barrantes, esperaban encontrar los siete volúmenes de la obra encima de la mesa. Y lo que había era una monumental empanada, vino y confites. Don Joseíño déjese de meriendas y vaya al grano. Pues no, va usted y me cuenta que don Torcuato no se quitaba la chistera en casa y sus amigos tampoco. Que las capas y gabanes desaparecieron camino de las perchas entregados a un artefacto de la invención del anfitrión que, de golpe y porrazo, nos lo muestra usted como una mezcla de mago e inventor de extraños artilugios.
Era 1864 y había noticias frescas de Madrid, "donde la cosa no andaba del todo bien" a causa de los intelectuales y...de una criada que había venido a casa de los señores de Ruiz Armada procedente de Villanueva de Arosa. ¡No! ¡Lo de la criada no! ¡Historia! ¡Por favor!
Los invitados también esperaban que Torcuato sacara el libro, después de los confites. Pero para entonces se habían metido en disputas por si la criada era rubia o morena , si la criaturita que había traído consigo era de su marido que la había abandonado o era hijo de soltera. ¡Socorro! ¡Cotilleos no! ¡Estoy leyendo una disertación histórico-crítica!
Menos mal que Baliño, más enterado, cierra la discusión: "No se hable más. El marido se fue a vivir con otra. lo sé de buena tinta". Todos quedan en silencio. Don Torcuato dice: bueno, bueno, bueno, bueno. Todos se estremecen, saben el significado de cuatro buenos, dichos con ese tono. Si eran solo tres, solo contaba su última aventura. Pero son cuatro y Barallobre guiña el ojo a Castiñeira, con el significado de "ahora nos va a sacar desnuda a la criada".
Pero no, se va don Torcuato y vuelve con una bolsa de arpillera de las que saca unos tubos. Algo excepcional e inesperado, no hay guiños sino temblores. Todos se acuerdan del veneno del que se había hablado un año antes. ¿Ahora veneno? ¿Después de lo de la criada y los tubos? Y Amoedo que piensa en eructos de lamprea. Y Castiñeira en que no ha hecho testamento y sus sobrinos se matarán por la herencia.
¿Que me espere dice? Bueno, a ver qué hace don Torcuato con los tubos. Los coloca en la repisa de la chimenea, sobre un soporte de madera. Carraspea y anuncia que hoy es un día especial, no por el libro que acaba de publicar sino por la inauguración del "Homenaje Tubular al Sistema Métrico".
Y también "Fantasía Matemática de Tuberías Proliferantes y Polimorfas". Porque la gloria, la de don Torcuato, no le vendría, cree él, por sus trabajos de historiador, ni por sus invenciones mecánicas, ni por sus venenos indetectables, no. ¿Venenos? ¡Ahora comprendo lo de los temblores! La fama le vendrá de la mano del Homenaje Tubular y de la "Proclamación Federal e Independiente del Cantón de Castroforte del Baralla", acontecimientos relacionados, él sabrá cuál es el nexo de unión. Aunque...¿quién pide nexos en "La Saga/Fuga de J.B.?
Ahora nos asegura usted que, durante muchos años, lo que se enseñaba a los forasteros era el Corpo Santo y el Homenaje Tubular. Y que se conservaba visible cuando Unamuno visitó Castroforte, a principios del XX. Al parecer, don Miguel quedó perplejo ante el tejado erizado de tubos, ante las ventanas que arrojaban tubos, ante los tubos que asomaban por las tapias del jardín ¡Menuda invasión tubular! El viento arrancaba música a los orificios y el escritor visitante no pudo menos de sorprenderse y comentar lo extraña que debía ser la mente autora de aquello. El peine de los vientos, un precursor de Chillida. ¿Que quién es ese? Ya le contaré a usted. Y, lo que me faltaba por oír, que Unamuno se inspiró en los tubos para su ensayo "La locura del doctor Montarco". No desvaríe, don Pepeíño.
Me voy de nuevo con don Torcuato que os explica todos los detalles de su invento: un tubo de zinc de un metro, perforado por diez agujeros, el Tubomadre, los tubos hijos , un tubo y otro y otro, ya apuntan al cielo, qué locura, qué maravilla. ¿Qué fue del Homenaje Tubular? Diz que desapareció en la guerra civil, los tubos fueron fundidos en señal de patriotismo. Y usted, don José, asegura que posee la clave del número de tubos...
Los tubos le llevan a la guerra y la guerra a sus años de presidio, y al hambre. Y al color plomo de las aguas del mar, junto al lazareto don Simón, desde donde contemplaba los atardeceres más hermosos de su vida, con un poco de rosa, muy bellos, mas sin esperanza, sin saber si le iban a indultar o acogotar al día siguiente. ¡Y vos sin más consuelo que los atardeceres!
Y vuelta a los tubos de don Torcuato, venga a añadir tubos que tardaron, los muy ladinos, en asomar por las ventanas. Por fin, confesará la intención política y filosófica. Porque el primer tubo que asoma lo hace para inmortalizar la alegría por la independencia política de Castroforte, estaba calculado. ¡Aterrizamos! ¡Viva el Cantón! ¡Por fin unos gramitos de Historia!
Un arte nuevo, una Teocosmogonía, el número de mujeres burladas por don Juan, basta. Me rindo, ni un tubo más. Creo que van a asomar por mi cabeza. Y no hay nada que celebrar, que yo sepa.
Voy a ver si pillo la cosmogonía de los de la Tabla. "En el principio fue la Nada. La Nada será en el fin. Nada sería también el intermedio si la Nada no se hubiera doblado sobre sí misma, engendrando, así, el fulgurante protoátomo del que surgieron los Dioses". Un comienzo científico y poético. Y adecuado a las especulaciones religiosas en que se funda el culto al Vaso Idóneo. Porque todos los de la Tabla Redonda participaron en dicho culto, lo dejó escrito el Vate Barrantes.
"Todo fue el Coito de la Mitad Macho de la Nada con la Mitad Hembra". Ya veo en qué consiste el culto al Vaso idóneo, Vas naturale o vagina. Leo: "Entonces queda claro y sin vuelta de hoja que la causa que andamos buscando hay que encontrarla...en el instante mismo en que Lilaila Souto Colmeio, moza de Gunderiz en el alfoz de Castroforte...fue violada por un vecino suyo, de mal nombre O Coneiras".
Y, al llegar aquí, la documentación proporciona dos versiones que conducen al mismo fin: que Lilaila, con dieciséis años, desapareció "semirraptada o cosa semejante", por el director de un circo que actuaba en Castroforte por aquellos días.
Hasta aquí le acompaño, don Joseíño, en su disertación histórico crítica. Le seguiré, leeré el resto de la novela muy despacio, como aconseja Pedro Ojeda, aunque no haya comentarios escritos. A partir de ahora, podré decir que leí y comenté "La Saga/Fuga de J.B. " desde la página 75 a la 172, no es poca cosa, que no he visto libro más denso en mi vida.
Porque en abril toca patinar en la luna.
Un abrazo para los que habéis llegado hasta aquí de:
María Ángeles Merino
¿Que me espere dice? Bueno, a ver qué hace don Torcuato con los tubos. Los coloca en la repisa de la chimenea, sobre un soporte de madera. Carraspea y anuncia que hoy es un día especial, no por el libro que acaba de publicar sino por la inauguración del "Homenaje Tubular al Sistema Métrico".
Digresión pedagógica: el homenaje más tubular que he encontrado para el Sistema Métrico. Exposición IES "Diego Porcelos".
Y también "Fantasía Matemática de Tuberías Proliferantes y Polimorfas". Porque la gloria, la de don Torcuato, no le vendría, cree él, por sus trabajos de historiador, ni por sus invenciones mecánicas, ni por sus venenos indetectables, no. ¿Venenos? ¡Ahora comprendo lo de los temblores! La fama le vendrá de la mano del Homenaje Tubular y de la "Proclamación Federal e Independiente del Cantón de Castroforte del Baralla", acontecimientos relacionados, él sabrá cuál es el nexo de unión. Aunque...¿quién pide nexos en "La Saga/Fuga de J.B.?
Ahora nos asegura usted que, durante muchos años, lo que se enseñaba a los forasteros era el Corpo Santo y el Homenaje Tubular. Y que se conservaba visible cuando Unamuno visitó Castroforte, a principios del XX. Al parecer, don Miguel quedó perplejo ante el tejado erizado de tubos, ante las ventanas que arrojaban tubos, ante los tubos que asomaban por las tapias del jardín ¡Menuda invasión tubular! El viento arrancaba música a los orificios y el escritor visitante no pudo menos de sorprenderse y comentar lo extraña que debía ser la mente autora de aquello. El peine de los vientos, un precursor de Chillida. ¿Que quién es ese? Ya le contaré a usted. Y, lo que me faltaba por oír, que Unamuno se inspiró en los tubos para su ensayo "La locura del doctor Montarco". No desvaríe, don Pepeíño.
Me voy de nuevo con don Torcuato que os explica todos los detalles de su invento: un tubo de zinc de un metro, perforado por diez agujeros, el Tubomadre, los tubos hijos , un tubo y otro y otro, ya apuntan al cielo, qué locura, qué maravilla. ¿Qué fue del Homenaje Tubular? Diz que desapareció en la guerra civil, los tubos fueron fundidos en señal de patriotismo. Y usted, don José, asegura que posee la clave del número de tubos...
Los tubos le llevan a la guerra y la guerra a sus años de presidio, y al hambre. Y al color plomo de las aguas del mar, junto al lazareto don Simón, desde donde contemplaba los atardeceres más hermosos de su vida, con un poco de rosa, muy bellos, mas sin esperanza, sin saber si le iban a indultar o acogotar al día siguiente. ¡Y vos sin más consuelo que los atardeceres!
Y vuelta a los tubos de don Torcuato, venga a añadir tubos que tardaron, los muy ladinos, en asomar por las ventanas. Por fin, confesará la intención política y filosófica. Porque el primer tubo que asoma lo hace para inmortalizar la alegría por la independencia política de Castroforte, estaba calculado. ¡Aterrizamos! ¡Viva el Cantón! ¡Por fin unos gramitos de Historia!
Un arte nuevo, una Teocosmogonía, el número de mujeres burladas por don Juan, basta. Me rindo, ni un tubo más. Creo que van a asomar por mi cabeza. Y no hay nada que celebrar, que yo sepa.
Voy a ver si pillo la cosmogonía de los de la Tabla. "En el principio fue la Nada. La Nada será en el fin. Nada sería también el intermedio si la Nada no se hubiera doblado sobre sí misma, engendrando, así, el fulgurante protoátomo del que surgieron los Dioses". Un comienzo científico y poético. Y adecuado a las especulaciones religiosas en que se funda el culto al Vaso Idóneo. Porque todos los de la Tabla Redonda participaron en dicho culto, lo dejó escrito el Vate Barrantes.
Culto al Vaso Idóneo
"Todo fue el Coito de la Mitad Macho de la Nada con la Mitad Hembra". Ya veo en qué consiste el culto al Vaso idóneo, Vas naturale o vagina. Leo: "Entonces queda claro y sin vuelta de hoja que la causa que andamos buscando hay que encontrarla...en el instante mismo en que Lilaila Souto Colmeio, moza de Gunderiz en el alfoz de Castroforte...fue violada por un vecino suyo, de mal nombre O Coneiras".
Y, al llegar aquí, la documentación proporciona dos versiones que conducen al mismo fin: que Lilaila, con dieciséis años, desapareció "semirraptada o cosa semejante", por el director de un circo que actuaba en Castroforte por aquellos días.
Hasta aquí le acompaño, don Joseíño, en su disertación histórico crítica. Le seguiré, leeré el resto de la novela muy despacio, como aconseja Pedro Ojeda, aunque no haya comentarios escritos. A partir de ahora, podré decir que leí y comenté "La Saga/Fuga de J.B. " desde la página 75 a la 172, no es poca cosa, que no he visto libro más denso en mi vida.
Porque en abril toca patinar en la luna.
Un abrazo para los que habéis llegado hasta aquí de:
María Ángeles Merino
6 comentarios:
Pués ya le voy cogiendo el punto y la coma; sobre todo estos ej. que nos dejas que la verdad tienen mérito... como estos siete suspiros;)
Nos seguimos viendo.
Un abrazo MªAngeles.
Como los godos prestamos escaso interés en entender la lingüística galaico-portuguesa, aquí tenemos a don Gonzalo tratando de explicarnos las virtudes del culto al Vaso Idóneo y los beneficios para el ser humano de la progresiva construcción del Homenaje Tubular.
El semblante de tu amigo el gato Merlín no ofrece mucha confianza, parece presto a salir pitando al menor contratiempo, como haría don Unamuno al ponerse a investigar los orígenes de ese pueblo desaparecido de los mapas oficiales, pero bien conocido por la leyenda.
Por muy surrealista y de vanguardia que sea la patinadora de la luna, no creo que entrañe la dificultad para el avance de La saga/fuga.
Se agradece el esfuerzo por desenredar la madeja, un abrazo.
¡¡¡jajajajajajajaja me has hecho reír con eso de libro denso!!! A mi me divierte mucho; Torrente Ballester tiene muchísímo humor. ¡Que laboriosidad la tuya y que fuerza de voluntad! Interesante expo de tubos en el IES y eso de Manuel Murgía, que no tenía no idea. SI que te buscaste un Vaso bien cúltico jajajaja.
Ya lo reo que puedes decir que leíste y comentaste La Saga/fuga y bien currada.
Besos
Qué bien te entiendes con D. Joseiño si parece que lo conocieses de toda la vida y cómo me gusta esa digresión fotográfica del gato, se parece a mi Ariana, aunque la mía no tiene el morro tan sucio.
Entre tus digresiones y las de D. Joseiño,unidas a las de D.Gonzalo, la mezcla es fantástica y nunca mejor dicho.
Como Myriam me he reído un montón.
Muy buena tu entrada.
Besos
Luz
Y qué forma de echarte a la espalda con una buena linterna la obra de Torrente. Me ha encantado, hasta la graciosa digresión pasteril...
Muy acertada tu interpretación de los tubos, por cierto.
¡A por el siguiente!
Realmente en La saga se cumple la necesaria participación del lector.
Besos
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