Cerca de Cervantes, se alza un arco románico, arrancado un día de las orillas del Tirón para sufrir deterioro junto al Arlanzón, on on. Platanos, chopos, tejos, castaños de
Indias, prunos florecidos y carteles
botánicos pintarrajeados. Es mi paseo habitual por el parque de la Isla. A
veces, ando y leo, como un cura de antes con su breviario, salvando el riesgo de tropezar
con los escasos paseantes, qué hace esta mujer, por dónde va. Todo se pega, don Joseíño, y felicidades en el día de su onomástica.
Avanzo muy poco en la lectura de este libro. Leo en “La saga/fuga de J.B.”, a partir de
la disparatada sesión espiritista que Bastida tiene a bien protagonizar para no morir de hambre y disponer de un techo abuhardillado y húmedo. El nazi hablando en latín escolar de Cicerón me pintó una sonrisa. De vez en cuando he de
hacer un alto porque me pierdo entre tanta
digresión.
Ahora el libro descansa junto al monumento a Cervantes, un buen
lugar para las palabras de Gonzalo Torrente Ballester, un autor que se sentiría
muy a gusto reencarnado en Miguel de Cervantes, si fuera posible la
reencarnación regresiva. Al menos, así lo manifestó un día ante las cámaras de
la televisión, lo podéis comprobar en esta selección de entrevistas en TVE que os aconsejo para acercarnos al escritor y al ser humano. Imprescindibles.
Bueno, don Gonzalo, don Miguel nos ofrecía con más orden sus geniales digresiones. Porque esto es de locos, mucho más que don Quijote, va usted a parar. No dudo que sus motivos tendría para ofrecernos un libro con tamaña estructura y si el censor se despista...miel sobre hojuelas. Usted mismo se extrañó del éxito de esta novela por ser difícil y "la más intelectual" de sus novelas.
Bueno, don Gonzalo, don Miguel nos ofrecía con más orden sus geniales digresiones. Porque esto es de locos, mucho más que don Quijote, va usted a parar. No dudo que sus motivos tendría para ofrecernos un libro con tamaña estructura y si el censor se despista...miel sobre hojuelas. Usted mismo se extrañó del éxito de esta novela por ser difícil y "la más intelectual" de sus novelas.
Y a don José
Bastida, autor narrador y paupérrimo profesor cesante de Gramática, lo retomo en la 122 de Castalia, cuando el
periodista que él bautiza como Parapouco Belalúa, Pepe Rey, le pide ayuda, dados
sus conocimientos del pasado local, para la confección de un artículo contra la "polacada", la decisión del alcalde de retirar, de la plaza de los magnolios, la estatua del almirante Ballantyne ; héroe local, con nombre de güisqui. que yo también me concedo el derecho a la digresión.
Veamos la difícil singladura lectora. Belalúa le plantea la cuestión
de la estatua, sus problemas con la censura y sus vericuetos para sortearla, necesita algo referente a la vida del Almirante Ballantyne que Bastida seguramente conocerá, dada su capacidad
de bucear entre viejos papelotes. Solicita su ayuda. Pues no, porque a partir de la
Restauración, la de Cánovas, en los archivos
hay muy poco y en la colección del periódico castrofortino, bien papeleteada, no
mucho más. Llegamos a un momento estrella:
“Entonces, no sabrá lo que pasa con la ciudad”. “Lo que pasó, lo conozco, más o menos. Lo que pasa, desde luego, no.”
Acércate, Bastida, porque Parapouco tiene una teoría y te la
va a explicar, eres la primera persona a quien se la cuenta, la condición es
que la olvides inmediatamente, dada tu condición de “persona sospechosa”
. ¿Sospechoso? ¿La Policía dixit? Le replicas que te llevas tan bien con ella que el
Comisario te saluda con un “¿Pero, hombre, Bastida, ¿de dónde habrán sacado en Madrid
que es usted peligroso?”.
La teoría de Parapouco es que, aunque Castroforte sea la
quinta provincia gallega, desde la época de la Restauración de Cánovas del Castillo se mantiene en secreto su
existencia. En la carretera no hay rótulos que digan: “A Castroforte del Baralla”. Y , aunque la ciudad tenga oficinas con sus funcionarios y banqueros,
resulta que todos son policias encubiertos, desde el bedel al director. Lo pudo comprobar cuando acudió a congresos de periodistas y sus credenciales figuraban extendidas a nombre de "La Voz de Monforte de Lemos", periódico inexistente.
Y resulta que el periódico de Castroforte, decano de la prensa
de Galicia, tampoco existe; aunque hayas estudiado uno a uno todos los
números de la colección que se guardan en la biblioteca. Que ya el portero te habla como si fueras de la familia.¿Que quién soy yo que tiene el atrevimiento de tutearte?
Soy una lectora de vuestra crónica, saga en forma de fuga musical, así que no me han de extrañar las diferentes voces. Por cierto, que es la primera vez que leo una obra literaria en cuyo título aparezca la raya inclinada: "La Saga/Fuga...". Si alguno conoce otra, que levante el dedo. Perdone la confianza que nace de haber tomado algún té o algún café en su compañía, de papel pero compañía.
Soy una lectora de vuestra crónica, saga en forma de fuga musical, así que no me han de extrañar las diferentes voces. Por cierto, que es la primera vez que leo una obra literaria en cuyo título aparezca la raya inclinada: "La Saga/Fuga...". Si alguno conoce otra, que levante el dedo. Perdone la confianza que nace de haber tomado algún té o algún café en su compañía, de papel pero compañía.
Y hablando de la biblioteca, se le aparecen allí sus interlocutores habituales, sus
amigos imaginarios. Ay, una buena chuleta y se disiparían las visiones. Es allí donde Bastide, Bastid, Bastidoff y Bastideira se portan mal por primera vez y ha de regañarles, no vaya a ser que den en irrespetuosos como los niños del colegio. Porque dos de ellos se funden en una
extraña metamorfosis, de manera que los ojos del ruso se colocan en las órbitas oculares del francés y el portugués adopta la voz del ruso, off, off en lugar de eira eira. Don Joseíño, debe
usted comer más, que la debilidad le juega estas malas pasadas.
Sigo. Volvemos a la inexistencia oficial de Castroforte. Belalúa te pregunta si te sorprende. Le contestas que sorprende y da miedo, pero "la vida sigue" y "hay que trabajar". El periodista desea tomar precauciones antes de enviar su artículo a la censura, incluso antes de escribirlo. Por eso te consulta.
Según sus conocimientos, el almirante Ballantyne era un marino inglés que defendió la ciudad frente a las tropas de Napoléon. Asombrado de su ignorancia histórica , le corregís: Ballantyne era un irlandés al servicio de Napoleón. ¡No puede ser! Don Parapouco está escandalizado, si los funcionarios "godos" se enteran no sólo lo retiran, ¡lo mandan fundir! ¡El almirante un afrancesado, ni hablar! Y lo de la estatua no es lo peor, el alcalde acaricia la idea de demoler la ciudad vieja para construir edificios de apartamentos. Y que si la Colegiata está declarada Monumento Nacional y los de la Tabla Redonda...me pierdo.
Para consolar al cuitado periodista, vos, Bastida, le dais una buena idea para artículo tan importante. "¿No sabe usted que don Miguel de Unamuno estuvo en la ciudad a principio de siglo?". A Belalúa le resplandece la mirada cuando añades que Unamuno la incluye en sus libros de viajes y que dio una entrevista a "La Voz de Castroforte". Te pide que se la busques; mas, de repente, le entran dudas. Porque los frailes y los curas la suelen tomar con Unamuno, no muy clerical. Ventila sus temores, es su tabla de salvación, búscasela Bastida.
La encuentras pero, al final, el secretario sugiere que es mejor atribuirla a don Ramiro de Maeztu, "persona de reputación más intachable". Y el artículo sale con la atribución a Maeztu de las palabras de Unamuno, estupendo. Redactado con gran dificultad, inflado de coba y frases grandilocuentes; lo cual no impide que al barrigudo alcalde Irureta , un picajoso testarudo, le siente fatal. Y..."o poco he de poder, o les dejaré sin estatua", que se chinchen.
Y sigue un loro, y las chicas del Pasaje de la Violada que se inyectan Salvarsán y la Marcha Turca de Mozart, y los de "La Tabla Redonda" y doña Coralina. Me rindo. Así es la saga/fuga. El censor debió sacar la bandera blanca a estas alturas. Ya sabemos lo que dejó escrito, pobre.
Me pongo seria y proclamo: ¿Cómo que Castroforte del Baralla no existe? ¿No es todo esto un guiño irónico a la manipulación de la Historia y de la Literatura de la España franquista que el escritor conoció tan de primera mano?
Vuelvo al momento en que vas a buscar la entrevista a la biblioteca. La biblioteca huele a tinta de imprenta, te gusta mucho pero no tanto como el pachulí con que Julia se perfuma los sábados cuando espera a su novio seminarista, "una fragancia suave y delicada que parecía desprenderse de su piel como propia emanación". Lo descubriste aquel día en que Julia advirtió que te crecían pelitos como maleza en la punta de tu nariz. Fue a buscar unas pinzas, te dolió un poquito, ella confiaba en dejarte más guapo. Empezó a dar tironcitos y te dejó las narices mondas pero "sembradas de orificios grandes como esos conos que abre la artillería en los sembrados". Mereció la pena porque: "estaba tan cerca de mí que nada mas sentir el primer dolor me llegó el perfume de sus brazos, tan atractivo".
De la biblioteca al olor a tinta, de la tinta al pachulí, del pachulí a la piel de Julia, de la piel a los pelitos de la nariz, de la nariz a las pinzas, de las pinzas al dolor de los tironcitos, del dolor al perfume de sus brazos y ...el amor, poco pero amor. Así es este libro. A ver por dónde sigo. Voy a la caza de momentos de sonrisa cómplice que me compensen el tiempo en que me siento como Pulgarcito buscando las miguitas de pan.
Un abrazo para los que habéis tenido la paciencia de acompañarme hasta aquí.
María Ángeles Merino
Según sus conocimientos, el almirante Ballantyne era un marino inglés que defendió la ciudad frente a las tropas de Napoléon. Asombrado de su ignorancia histórica , le corregís: Ballantyne era un irlandés al servicio de Napoleón. ¡No puede ser! Don Parapouco está escandalizado, si los funcionarios "godos" se enteran no sólo lo retiran, ¡lo mandan fundir! ¡El almirante un afrancesado, ni hablar! Y lo de la estatua no es lo peor, el alcalde acaricia la idea de demoler la ciudad vieja para construir edificios de apartamentos. Y que si la Colegiata está declarada Monumento Nacional y los de la Tabla Redonda...me pierdo.
Para consolar al cuitado periodista, vos, Bastida, le dais una buena idea para artículo tan importante. "¿No sabe usted que don Miguel de Unamuno estuvo en la ciudad a principio de siglo?". A Belalúa le resplandece la mirada cuando añades que Unamuno la incluye en sus libros de viajes y que dio una entrevista a "La Voz de Castroforte". Te pide que se la busques; mas, de repente, le entran dudas. Porque los frailes y los curas la suelen tomar con Unamuno, no muy clerical. Ventila sus temores, es su tabla de salvación, búscasela Bastida.
"Andanzas y visiones españolas", Miguel de Unamuno.
La encuentras pero, al final, el secretario sugiere que es mejor atribuirla a don Ramiro de Maeztu, "persona de reputación más intachable". Y el artículo sale con la atribución a Maeztu de las palabras de Unamuno, estupendo. Redactado con gran dificultad, inflado de coba y frases grandilocuentes; lo cual no impide que al barrigudo alcalde Irureta , un picajoso testarudo, le siente fatal. Y..."o poco he de poder, o les dejaré sin estatua", que se chinchen.
Y sigue un loro, y las chicas del Pasaje de la Violada que se inyectan Salvarsán y la Marcha Turca de Mozart, y los de "La Tabla Redonda" y doña Coralina. Me rindo. Así es la saga/fuga. El censor debió sacar la bandera blanca a estas alturas. Ya sabemos lo que dejó escrito, pobre.
Me pongo seria y proclamo: ¿Cómo que Castroforte del Baralla no existe? ¿No es todo esto un guiño irónico a la manipulación de la Historia y de la Literatura de la España franquista que el escritor conoció tan de primera mano?
Vuelvo al momento en que vas a buscar la entrevista a la biblioteca. La biblioteca huele a tinta de imprenta, te gusta mucho pero no tanto como el pachulí con que Julia se perfuma los sábados cuando espera a su novio seminarista, "una fragancia suave y delicada que parecía desprenderse de su piel como propia emanación". Lo descubriste aquel día en que Julia advirtió que te crecían pelitos como maleza en la punta de tu nariz. Fue a buscar unas pinzas, te dolió un poquito, ella confiaba en dejarte más guapo. Empezó a dar tironcitos y te dejó las narices mondas pero "sembradas de orificios grandes como esos conos que abre la artillería en los sembrados". Mereció la pena porque: "estaba tan cerca de mí que nada mas sentir el primer dolor me llegó el perfume de sus brazos, tan atractivo".
De la biblioteca al olor a tinta, de la tinta al pachulí, del pachulí a la piel de Julia, de la piel a los pelitos de la nariz, de la nariz a las pinzas, de las pinzas al dolor de los tironcitos, del dolor al perfume de sus brazos y ...el amor, poco pero amor. Así es este libro. A ver por dónde sigo. Voy a la caza de momentos de sonrisa cómplice que me compensen el tiempo en que me siento como Pulgarcito buscando las miguitas de pan.
Un abrazo para los que habéis tenido la paciencia de acompañarme hasta aquí.
María Ángeles Merino
7 comentarios:
Buenas noches, Abejita de la Vega:
Menudo trabajo os está dando don Gonzalo, con ‘La Saga/fuga de J.B.’
Me ha gustado cómo has presentado la lectura “difícil” y las ilustraciones.
Gracias por los enlaces. Miraré con tiempo ‘Los imprescindibles’. Recuerdo haber visto algún programa de esa estupenda serie.
Qué humor Torrente Ballester con los loros. Dejo
Marcha turca, de Mozart
Un abrazo
P.D.: Un buen detalle la fotografía del calendario, con el Santo del día 19 de marzo.
Copio del libro de tu padre pág.87[...] "Hubo huelgas en mayo del 32. Se tomó el acuerdo de trasladar la portada románica de Cerezo de Río Tirón al Paseo de la Isla .
...por eso mismo no existe ese lugar...
Me ha gustado mucho este juego tuyo entre Torrente y Cervantes, un acierto que le hubiera encantado a don Gonzalo, tan profundamente cervantino.
Don Gonzalo es enrevesado hasta para el título del libro, esa raya inclinada confunde hasta las redes sociales.
Este tramo de Parapouco que comentas debe ser de los más liados, por eso ni me atreví a decir nada de el, no fuera a meter la pata.
También descubrí el "Imprescindibles de TVE que enlazas". Mucho más fácil entenderle al habla que al escribir.
En la novela hay cosas que recuerdan a sucesos de la Guerra Civil por estos lares.
Se lo pasa uno bien leyendo las tribulaciones de una lectora...
Un abrazo.
Todos vamos despacio, la lectura es enorme con ramificaciones aquí y allá, que dejan pequeño el homenaje tubular.
Como buen gallego sabía estar por todos los rincones sin que se notase y sobre todo :su fino sentido del humor.La serie quedó bordada:por no decir que ha sido una de las mejores.
Me encanta, todo este planteamiento e imágenes: para llegar al fin de la cuestión.
Gracias Mª Angeles por esta entrada tan estupenda.
Besos feliz inicio de la primavera.
Me has hechos sonreír y reírme como lo hago cuando leo a D. Gonzalo. A pesar de lo que me digas, cuando hablamos, le has cogido, muy bien el tono y en la niebla descubrirás matices que, al menos para mi, pasarán desapercibidos.
Ya sabes que no soy tan diligente como tú y que voy más despacio .
Parece que este Joseiño, te va gustando y que ese juego entre Cervantes y Torrente, como te dice el profe, es muy acertado.
Besos
Luz
Me guardo el enlace de los Imprescindibles para verlo cuando tenga tiempo. Muchas gracias!!!
YO veo que te estás metiendo re-bien en el libro jejejeje y estás superlaboriosa. Tus entradas resultan muy divertidas, también.
Besos
Publicar un comentario