Comentario, en forma de diálogo entre personajes de ficción, a las páginas 17-32 del ensayo "Todo lo que era sólido", de Antonio Muñoz Molina, editorial Seix Barral. Para la lectura colectiva de "La acequia", dirigida por Pedro Ojeda.
Ya las conocéis de la entrada anterior. Juana Teresa Idiáquez y María Tirgo, descendientes soñadas de aquellas de "La estafeta romántica" galdosiana, y burgalesas de pro, entran en la cafetería habitual a merendar su ración habitual de chocolate churros y cotilleo.
El bolso úrsido de Juana Teresa contiene un elemento poco habitual: el libro "Todo lo que era sólido". No reproduzco aquí su repaso a las noticias del día que van desde los rumores de separación de una antigua compañera de colegio al entierro de Mandela: fíjate, han estado todos y Obama ha saludado al hermano de Fidel Castro, inaudito.
Lehman Brothers
M: Me decías que me ibas a contar lo de Leman Bradars, algo de Nueva York porque el tal Molina vivió allí. ¿Llevas el libro del otro día?
J.T.: Vaya, parece que le has cogido cariño a Muñoz Molina. Le conté a Rodrigo lo del otro día y va y me dice: llévalo, llévaselo a tu amiga María y luego me cuentas su opinión.
J.T.: Vaya, parece que le has cogido cariño a Muñoz Molina. Le conté a Rodrigo lo del otro día y va y me dice: llévalo, llévaselo a tu amiga María y luego me cuentas su opinión.
M: Un guasón, tu hijo. No es que me guste, ya sabes que no soy de la cáscara amarga; pero…me interesa saber lo que se cuenta por ahí, los del otro lado, ya me entiendes. Y Rodriguito te está cambiando, es lo que tiene tener hijos, eso también es interesante, Juanita.
J.T.: No te lo niego. Escucha:
“En Nueva York, entre 2004 y 2006, cada mañana laboral, yo salía del metro…y lo primero que veía era un edificio de acero y cristal que gracias a un artífice tecnológico tenía toda la fachada convertida en pantalla”
M: O sea, un edificio televisión o una televisión edificio, qué ocurrencias tienen los americanos. ¿Y qué se veía por la pantalla?
J.T.: “Se veían cifras de cotizaciones financieras…oleajes que rompían contra playas agrestes y paisajes vertiginosos…Se veía aparecer y desaparecer y agigantarse hasta cubrir varios pisos el letrero de la firma bancaria Lehman Brothers…aquellas imágenes de vana exaltación publicitaria resaltaban sobre las aceras sucias y las cabezas bajas de la gente…”.
M: Será bonito verlo, de siempre he querido ir de compras por esa ciudad tan grandota, le diré a José María que me acompañe. Las avenidas, el parque central, la estatua con la antorcha encendida y las torres tan altas, qué pena las dos gemelas. Y la Bradars de las pantallazas, lo apuntaré, tiene que estar bien.
J.T: Para, para que mira lo que dice aquí: “Un día de 2008 salí del metro y la gran pantalla móvil…se había apagado y las hileras de ventanas tenían la opacidad de los lugares que llevan abandonados mucho tiempo. De un día para otro uno de los bancos más poderosos del mundo había dejado de existir. Lo que había valido mucho de pronto no valía nada”.
M: Ay, qué pena, y la Bolsa se vino abajo, claro. Compré unas acciones que se me quedaron en nada. Ya dice José María que cuando allí cogen un catarro, aquí pillamos una pulmonía, desde aquello del Guol Estrit, que nosotras no habíamos nacido y los arruinados se tiraron por las ventanas y les entró la Gran Depresión.
J.T: Sí, ya sé... Ahora nos cuenta que, en 2006, conoció “en Nueva York a un constructor enriquecido en España en el curso de unos pocos años e impaciente por hacer negocios en Estados Unidos…Poseía una gran inmobiliaria y había creado una fundación cultural y comprado en Madrid por 24 millones de euros un palacio de la Castellana para instalar en él su sede…el día de la inauguración, chicas medio desnudas habían aparecido cargando con cajas en forma de cofres del tesoro que al abrirse resultaban estar llenas de naranjas. Naranjas de la Valencia natal del constructor…caían en cascada por las escaleras y globos en forma de naranjas flotaban hasta los techos y…”.
M: Ese naranjero valenciano. ¿No sería el de Mercadona?
J.T: Que no, que no es naranjero sino constructor, y no es del Mercadona. No dice aquí el nombre pero Rodrigo lo encontró enseguida en Internet…Aquí lo pinta como un hombre de mucho nervio, de los que se hinchan al hablar, pelo engominado, gemelos, esclava de oro y decía que acababa de terminar una promoción de chalets en Alicante, a millón de beneficio cada uno, mil millones.
M: Naranjas, chicas con poca ropa, esclava de oro, qué horterada. Habría que ver los chalets, urbanizaciones de gente en chándal, seguro.
J.T: Déjate de chándal y escucha: “tan solo en los últimos
meses su empresa se había revalorizado un 456 %. En aquel momento tenía un
valor en bolsa de 5100 millones de euros. Dijo que pensaba desembarcar en Nueva
York construyendo un rascacielos emblemático…en San Francisco, en Shangái, en
Singapur. Su fundación ya tenía sedes en cada una de esas ciudades. La palabra
emblemático era una de sus preferidas”
M: Para rascacielos emblemático, en Burgos tenemos las
torres Feygon. ¿Te acuerdas de lo que se decía por aquí cuando se construyó, en
1960? Quince alturas, lo nunca visto en torres em-ble-má-ti-cas.
J.T: Anda, calla Mariquita, hija, no me seas palurda. Que el
Feygon no llega ni a hacer cosquillas al
cielo. Habla de torres como las Time Warner de 55 plantas. Sigo: “…el magnate
valenciano presentó su fundación en Nueva York sirviendo en Central Park una paella
para veinte mil personas… Hasta el agua se la hizo traer en barco…4143 litros
de agua valenciana…247 litros de aceite de oliva virgen, 1520 kilos de arroz,
1000 kilos de judías, 70 kilos de sal, 5,4 de pimentón…”
M: Bueno, en Burgos tuvimos la morcilla más grande del mundo.
¿Te acuerdas de aquello que se hizo frente al museo nuevo, el de los huesos de los monos?
M: Que se pusieron las botas, seguro. Que en lo de comer, en ninguna parte como en España. Hamburguesas, qué asco. Me cae bien ese valenciano tan forrado y generoso. Ya me imagino Central Park a los sones del himno: "Valenciaaaa".
J.T: Pues, en marzo de 2007, el empresario valenciano estaba en la lista de los más ricos del mundo, la de la revista Forbes. Y, a partir de abril de 2007, el valor en bolsa de su inmobiliaria cayó hasta un 76%. Al final del año, sus acciones no valían nada, vendió su palacio de Madrid y está viviendo en Brasil.
M: Bajo una palmera, con alguna mulata. Vaya, te iba a preguntar cómo comprar acciones del de la paella. Menudo batacazo.
J.T: Por los mismos tiempos, Muñoz Molina tiene cierto trato con un ejecutivo de la Merrill Lynch, buscando patrocinio privado para el Instituto Cervantes de Nueva York, el que él dirigía. Chileno y muy católico, nos lo pinta como mucho más austero que el valenciano, en un ambiente gris y minimalista, como dicen ahora cuando ponen pocos muebles. Almuerza con él y no saca nada en limpio, solo “explicaciones nebulosas sobre los flujos económicos, una sugestión de omnisciencia alimentada a la vez por su solemnidad y por mi desconocimiento, por mi complejo de inferioridad de literato, fascinación acobardada por esas personas que a diferencia de uno sí entienden de verdad el mundo”.
J.T: “Donde aún no pasaba nada era en España. Ni cuando empezaron a quebrar bancos en Estados Unidos, ni cuando Islandia y luego Irlanda pasaron de la riqueza a la bancarrota…Quién iba a creer que se acercaba la crisis o iba a criticar en serio al presidente por negarse siquiera a decir esa palabra si la economía estaba creciendo casi al 4%...la Bolsa de Madrid había alcanzado el nivel más largo de su historia. Entre 1997 y 2007 el suelo se había revalorizado un 500%”.
M.: El de las cejas, ni nombrar la bicha. El 500%, qué barbaridad. Aznar liberó el suelo en el 98, de eso sí me acuerdo; pero luego vinieron los sociatas y lo arruinaron todo, qué derrochones. ¿Qué dice ahí?
J.T: “Éramos la octava potencia mundial, decía el presidente…en tres años alcanzaríamos el nivel de renta de Alemania…la mayor red de líneas de alta velocidad del mundo. Estábamos en la Champions, repetía ese hombre risueño…según “The Economist” España y Suecia eran las economías más dinámicas de Europa. Habíamos superado a Italia en renta per cápita…superaríamos a Francia…”
M: Risueño, una sonrisa más falsa que Judas. Y todo eso venía de los tiempos de Aznar y hala a presumir de los triunfos ajenos.
“Nos recibió el presidente Rodríguez Zapatero, con la gran sonrisa que entonces no perdía nunca, los ojos muy claros…el cuello de la camisa extraordinariamente blanco. Los salones de palacio estaban pintados de blanco…todo parecía tan nuevo y tan abrillantado…Todo era moderno de una manera aséptica…Las columnas pintadas de color crema…perdían gran parte de su efecto cuando se comprobaba al tacto que estaban tan huecas como columnas de un decorado.”
M: Sí, todo muy blanco pero muy hueco, como la columna. Sigue.
J.T: El presidente tiene interés en mostrar a Muñoz Molina y sus acompañantes la sala del Consejo de Ministros, se sienta en el sillón de la cabecera de la mesa y comenta: “Cuando te sientas aquí es cuando tocas de verdad el poder”. Al escritor le sorprende que no disimulara el gusto de mandar.
M: Hombre claro, a quién le amarga un dulce, pero eso hay que disimularlo.
J.T: Se sientan en unos divanes blancos y les ponen un café no muy bueno. Cuando César Antonio Molina, otro escritor, le pide un aumento de presupuesto para el Instituto Cervantes, la sonrisa del presidente se coloca de oreja a oreja y contesta: “Hay dinero…Hay mucho dinero este año. Y el año que viene habrá mucho más. La economía española va como un tiro. Tendremos superávit.”. Y se pone a hablar del pasado, de los restos de Azaña y de Machado, de traerlos a España. Muñoz Molina le expresa su desacuerdo, la memoria está en que tengamos que cruzar la frontera para visitar su tumba. Y le cita un verso de Machado: “Sólo la tierra en que se muere es nuestra”. Zapatero le mira con “impasible extrañeza”.
Sigo leyéndolo, para que veas que el autor no hace la ola al presidente:
“Había mucho dinero y de repente ya no lo hubo…Había dinero para todo…nuevos centros del Instituto Cervantes, embajadas…de las comunidades autónomas…una nueva terminal gigante en…Barajas, museos…palacios…sedes universitarias, parques temáticos…auditorios…polideportivos…circuitos de Fórmula I…líneas de tren de alta velocidad…estaciones…plantas desaladoras de agua del mar” “Hay dinero. Y va a haber todavía más”.
M: Un derroche, un grandísimo derroche. Así estamos, Juanita.
J.T: Bueno, tú no te puedes quejar.
M: Toma, ni tú.
J.T: Vaya, estoy hablando como mi hermana Pilar, la Loaysa, mi media hermana, ya sabes. Eso mismo me soltó, de mala leche, el otro día que pasó por aquí, camino de Santander, con su hijo Fernando, ya sabes, ese que tuvo de extranjis, antes de casarse con el buenazo de su marido que...Venga, otro día hablamos de Pilar y su Fernando y de cosas que yo me sé, que la muy ingenua cree que yo ignoro.
J.T: Otro día, vámonos, que ya es muy de noche y baja la helada. Pago los chocolates que ayer te tocó a ti.
J.T: Sí, me acuerdo, frente al Museo de a Evolución Humana. Pero nada que ver, que lo de la morcilla fue una cosa solidaria y salió muy baratita, a un euro el pincho con una sanmiguel. Tú ni te acercaste y yo porque vino mi cuñada Valvanera, la de Villarcayo y se empeñó en ver aquello, que le encantan las cosas populares.Y trajo a toda la tropa, tuve que llevarlos a Ojeda, que mi Jocelyn no tenía avío para tantos. A menudo precio me salió a mí la morcilla.
J.T: Sigo con la paella. El pollo fue lo único que era de allí, 5000 kilos, que la sanidad americana no admitía pollo español. Cincuenta cocineros valencianos, camareros de huertanos y camareras de falleras atendían a los miles de invitados.
M: Que se pusieron las botas, seguro. Que en lo de comer, en ninguna parte como en España. Hamburguesas, qué asco. Me cae bien ese valenciano tan forrado y generoso. Ya me imagino Central Park a los sones del himno: "Valenciaaaa".
J.T: Pues, en marzo de 2007, el empresario valenciano estaba en la lista de los más ricos del mundo, la de la revista Forbes. Y, a partir de abril de 2007, el valor en bolsa de su inmobiliaria cayó hasta un 76%. Al final del año, sus acciones no valían nada, vendió su palacio de Madrid y está viviendo en Brasil.
M: Bajo una palmera, con alguna mulata. Vaya, te iba a preguntar cómo comprar acciones del de la paella. Menudo batacazo.
J.T: Por los mismos tiempos, Muñoz Molina tiene cierto trato con un ejecutivo de la Merrill Lynch, buscando patrocinio privado para el Instituto Cervantes de Nueva York, el que él dirigía. Chileno y muy católico, nos lo pinta como mucho más austero que el valenciano, en un ambiente gris y minimalista, como dicen ahora cuando ponen pocos muebles. Almuerza con él y no saca nada en limpio, solo “explicaciones nebulosas sobre los flujos económicos, una sugestión de omnisciencia alimentada a la vez por su solemnidad y por mi desconocimiento, por mi complejo de inferioridad de literato, fascinación acobardada por esas personas que a diferencia de uno sí entienden de verdad el mundo”.
Fíjate, el escritor acomplejado, avergonzado por haber pedido vino en almuerzo de trabajo y con ganas de hacer pis, y no se atrevía, como si el chileno fuera el obispo, qué cosas. Eso le pasa por ser el enchufado, uy, si me oye mi hijo, qué bronca. Pero, qué bien dicho está eso de las nebulosas y los flujos, qué bien escribe.
M: ¿Y qué paso con el chileno y la Lynch esa?
J.T: Lo mismo que la del valenciano. “Al poco tiempo Merrill Lynch se había hundido, igual que Leman Brothers, y entre las dos habían estado a punto de arrastrar en su hundimiento la economía entera del planeta”.
M: A todos, casi nos arrastran a todos y nosotros en manos de Zapatero. ¿Qué pasó en España?
M: ¿Y qué paso con el chileno y la Lynch esa?
J.T: Lo mismo que la del valenciano. “Al poco tiempo Merrill Lynch se había hundido, igual que Leman Brothers, y entre las dos habían estado a punto de arrastrar en su hundimiento la economía entera del planeta”.
M: A todos, casi nos arrastran a todos y nosotros en manos de Zapatero. ¿Qué pasó en España?
J.T: “Éramos la octava potencia mundial, decía el presidente…en tres años alcanzaríamos el nivel de renta de Alemania…la mayor red de líneas de alta velocidad del mundo. Estábamos en la Champions, repetía ese hombre risueño…según “The Economist” España y Suecia eran las economías más dinámicas de Europa. Habíamos superado a Italia en renta per cápita…superaríamos a Francia…”
M: Risueño, una sonrisa más falsa que Judas. Y todo eso venía de los tiempos de Aznar y hala a presumir de los triunfos ajenos.
J.T: Mira, esto te va a gustar. Habla de una visita a la Moncloa del escritor y no lo deja en buen lugar:
“Nos recibió el presidente Rodríguez Zapatero, con la gran sonrisa que entonces no perdía nunca, los ojos muy claros…el cuello de la camisa extraordinariamente blanco. Los salones de palacio estaban pintados de blanco…todo parecía tan nuevo y tan abrillantado…Todo era moderno de una manera aséptica…Las columnas pintadas de color crema…perdían gran parte de su efecto cuando se comprobaba al tacto que estaban tan huecas como columnas de un decorado.”
M: Sí, todo muy blanco pero muy hueco, como la columna. Sigue.
J.T: El presidente tiene interés en mostrar a Muñoz Molina y sus acompañantes la sala del Consejo de Ministros, se sienta en el sillón de la cabecera de la mesa y comenta: “Cuando te sientas aquí es cuando tocas de verdad el poder”. Al escritor le sorprende que no disimulara el gusto de mandar.
M: Hombre claro, a quién le amarga un dulce, pero eso hay que disimularlo.
J.T: Se sientan en unos divanes blancos y les ponen un café no muy bueno. Cuando César Antonio Molina, otro escritor, le pide un aumento de presupuesto para el Instituto Cervantes, la sonrisa del presidente se coloca de oreja a oreja y contesta: “Hay dinero…Hay mucho dinero este año. Y el año que viene habrá mucho más. La economía española va como un tiro. Tendremos superávit.”. Y se pone a hablar del pasado, de los restos de Azaña y de Machado, de traerlos a España. Muñoz Molina le expresa su desacuerdo, la memoria está en que tengamos que cruzar la frontera para visitar su tumba. Y le cita un verso de Machado: “Sólo la tierra en que se muere es nuestra”. Zapatero le mira con “impasible extrañeza”.
Tumba de Antonio Machado
Sigo leyéndolo, para que veas que el autor no hace la ola al presidente:
“Había mucho dinero y de repente ya no lo hubo…Había dinero para todo…nuevos centros del Instituto Cervantes, embajadas…de las comunidades autónomas…una nueva terminal gigante en…Barajas, museos…palacios…sedes universitarias, parques temáticos…auditorios…polideportivos…circuitos de Fórmula I…líneas de tren de alta velocidad…estaciones…plantas desaladoras de agua del mar” “Hay dinero. Y va a haber todavía más”.
M: Un derroche, un grandísimo derroche. Así estamos, Juanita.
J.T: Bueno, tú no te puedes quejar.
M: Toma, ni tú.
J.T: Vaya, estoy hablando como mi hermana Pilar, la Loaysa, mi media hermana, ya sabes. Eso mismo me soltó, de mala leche, el otro día que pasó por aquí, camino de Santander, con su hijo Fernando, ya sabes, ese que tuvo de extranjis, antes de casarse con el buenazo de su marido que...Venga, otro día hablamos de Pilar y su Fernando y de cosas que yo me sé, que la muy ingenua cree que yo ignoro.
Un guiño a "La estafeta romántica"
J.T: Otro día, vámonos, que ya es muy de noche y baja la helada. Pago los chocolates que ayer te tocó a ti.
Nos despedimos de Juana Teresa y de María, al paso que van nos darán las uvas comentando "Todo lo que era sólido". Un abrazo de:
María Ángeles Merino
10 comentarios:
Me gusta cómo haces que estas dos mujeres galdosianas comenten el ensayo de Muñoz Molina. El diálogo contribuye a esclarecer y explicar.
“Sólo la tierra en que se muere es nuestra” Me gustaría haber visto las cejas del presidente cuando oyó el endecasílabo de Machado. A ver quién es el guapo que se atreve a llevarle la contraria a algo tan concluyente.
Me ha encantado leer tu diálogo tan divertido en clave humorística, qué bien lo manejas. Ya sabes que ahí al lado tienes a Paco para que te eche una mano si es que te hace falta.
Otro gran trabajo de búsqueda de enlaces e imágenes.
Un abrazo.
Muy interesante este diálogo.En un pis pas: no hemos enterado de muchas cosas.Lo dicho:que eres una artísta manejando las palabra.Me ha encantado y divertido se nota que disfrutas!
Un abrazo MªAngeles.
Un saludo a las amables tertulianas del café pijo, me caen simpáticas.
Tus entradas son además muy acertadas, divertidas, se agradece para pasar el cabreo que provoca el libro.
Besos
La gran paradoja es que ese dinero abundante estaba pendiente de pago.
Un beso
Me divertido leyéndote. Esa María Tirgo tuya es genial. Don Benito estaría muy orgulloso de ti. Y con humor, vas desplegando el tema, bien serio, desde luego.
Un beso
Y otra cosita: ¡Qué bueno tu cambio de "look" del blog!. ¡Enhorabuena!
Ha retratado muy bien al fanfarrón valenciano. Imagino a Muñoz Molina soportando una vez tras otra al de los gemelos de oro: emblemático, emblemático.... Son insoportables estos tipos.
Muy original el metodo q elegiste de diálogos. Te entregas a tope en los libros. Besos
No se puede tener hijos del "otro lado" que luego pasa lo que pasa y leen lo que también les puede gustar, al menos en determinados párrafo.
Muy buenas las fotos del tal Enrique Bañuelos, (o poco más y lo llamo Buñuelos por supuesto de viento) el constructor valenciano, en fin, el de la ínfulas y derroches con la paella y demás. La verdad que esta historia que cuenta MM es tragicómica y surrealista.
En fin que estas señoras tuyas nos dejan bien aclarado todo lo que va contando MM en su libro Todo lo que era sólido
Un abrazo
Luz
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