¡Hola, desocupados lectores que pasáis por aquí!
Seguramente recordáis, de mi última entrada, que el 6 de diciembre caminaba por el paseo de la Isla, junto al busto de Cervantes, cuando me encontré con mi amiga Austri, compañera de lecturas. Allí hablamos de la novela Don Quijote de Manhattan de Marina Perezagua y soñamos con lo que Cervantes diría de tamaño libro, de tal manera que parecían salir las opiniones del mismísimo busto de don Miguel de Cervantes. Al final, quedamos para un nuevo encuentro en el mismo lugar.
Hoy he vuelto a la Isla y allí estaba, esperándome en un banco cercano. La saludé y comenzamos a comentar los primeros capítulos. Aquí tenéis nuestro diálogo, con alguna interrupción de...ya sabéis quién.
-Don Quijote y Sancho caminan por la isla de Manhattan, en silencio y sin rumbo definido. Como rozados por una idéntica extrañeza, ambos se paran ante una predicadora negra que reparte librillos, tras una sábana pancarta que reza, obviamente en inglés, que Jesús te ama: "Jesus loves you". Tal vez fue su oscuro color o acaso el hecho de entender un idioma jamás escuchado, algo parece erosionar la memoria de sus orígenes.
-Puede ser, Austri.
La predicadora agradece la atención o le divierten sus atuendos, el caso es que les regala el librillo más grueso, el librote de letras doradas: The Bible.
Wikipedia
-¿Quién les ha podido gastar la broma de trocar molinos por torres enormes que rascan los cielos? ¿Y la de dejar a mis criaturas a pie, desvalidos, sin Rocinante y sin el rucio? ¡Ya penó Sancho por la pérdida de su asno! El viejo hidalgo diría que todo es obra de un sabio encantador que desea robarle la gloria de su vencimiento. Nunca imaginara que una dama sevillana les condujera a un mundo de pesadilla, en unas Indias desconocidas, vestidos con trajes extraños y desvestidos de recuerdos. ¡A pesar de que hice morir a don Quijote en su cama! Ya no recuerdan que la péndola quedó colgada en la espetera: "tate, tate, folloncicos".
-Es don Miguel que manifiesta su opinión. Sigue.
-Caminan "como hombres seniles de su siglo". Están cansados y no saben a qué atribuir su agotamiento. Tienen a bien buscar dónde reposar sus huesos y se meten en el primer hostal que encuentran.
-Un viaje a través del túnel del Tiempo debe ser agotador. ¿Y cómo identificar un hostal si sólo conocen las ventas quijotescas? Todo es aquí inverosímil, pero lo vamos aceptando. ¿Estamos dentro de un sueño de la autora? ¿Se quedó dormida escuchando el Quijote en su iPhone? Porque Marina cuenta, en una entrevista, que quiso oír las palabras cervantinas para atrapar su ritmo.
Don Quijote se porta como un autómata que saca "una pequeña lámina de plástico del zurrón", de manera natural pero "un tanto insólita para él mismo", la desliza por la máquina que le entregan en recepción y paga por adelantado siete días. Entran los dos en la habitación y sienten "esa ascua en los tuétanos de la curiosidad impertinente", tocan asombrados cada objeto "como haría un ciego de nacimiento que acaba de recuperar la vista".
Especial atención les merece la ducha, que abren y cierran, mas no por la sorpresa del agua corriente que nunca tuvieron "sino porque el rumor que hacía al correr les reparaba los ánimos, tal como si fuera agua de la fuente que les llenara a ellos, cántaros vacíos". El rumor del agua les agrada y les reconforta, pero lo de lavarse es algo poco habitual en el Quijote. ¿Recuerdas, Austri, en casa de los duques?
-Con aquella redonda pella de jabón napolitano, un extraordinario lavatorio. ¡Inolvidable! Volvemos a la habitación del hostal.
¡Todo ha sido un intersticio del recuerdo olvidado! Vuelven al limbo, a estar "fuera de sí". Y se acuestan sin desvestirse. Y Sancho cabalga entre ronquidos mientras don Quijote comienza a leer la Biblia. Abre una página al azar y lee. No comprende nada, vuelve a leer y así cinco veces, sin mejor resultado.
"...a fin de conocerle, y el poder de la resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser como él en su muerte, si en alguna manera llegase a la resurrección de entre los muertos..."
-Como es un libro tan santo y de tanto provecho para la humanidad, atribuye "a su cansancio la estrechura de su juicio". Prueba a leer otra página, se exprime lo sesos y se tira de las barbas para entender algunos pasajes que "ni el mismísimo Dios". El de la Triste Figura se desvela , "pero no sin afición y gusto", acaso como cuando leía las intrincadas razones de Feliciano de Silva: "la razón de la sinrazón que a mi razón se hace...".
-Siete días permanece enfrascado en la lectura, día y noche, "hasta que del poco dormir y mucho leer terminó por secársele el celebro". Queda impresa en su voluntad "la idea de recorrer las calles de esa ciudad, que sin duda, debía limpiar de agravios y sinrazones". Se imaginaba "ministro de la ley, por el poder que se le había otorgado como dios de su mundo". ¿Dios? ¡A tamaño atrevimiento no llegó en la Mancha!
-Es dios con minúscula, no con mayúscula, Austri. Seguimos.
¿Quién mejor que él, "para ensartar sus lides con la premática de los Evangelios, de acuerdo con la última lectura que hiciera la noche del séptimo día":
"...la justicia de Dios se ha manifestado..."
Así, con la Biblia y con Sancho, emprende sus "necesarias y hasta urgentes andaduras".
"...a fin de conocerle, y el poder de la resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser como él en su muerte, si en alguna manera llegase a la resurrección de entre los muertos..."
-Como es un libro tan santo y de tanto provecho para la humanidad, atribuye "a su cansancio la estrechura de su juicio". Prueba a leer otra página, se exprime lo sesos y se tira de las barbas para entender algunos pasajes que "ni el mismísimo Dios". El de la Triste Figura se desvela , "pero no sin afición y gusto", acaso como cuando leía las intrincadas razones de Feliciano de Silva: "la razón de la sinrazón que a mi razón se hace...".
-Siete días permanece enfrascado en la lectura, día y noche, "hasta que del poco dormir y mucho leer terminó por secársele el celebro". Queda impresa en su voluntad "la idea de recorrer las calles de esa ciudad, que sin duda, debía limpiar de agravios y sinrazones". Se imaginaba "ministro de la ley, por el poder que se le había otorgado como dios de su mundo". ¿Dios? ¡A tamaño atrevimiento no llegó en la Mancha!
Cerebro humano, en el MEH
-Es dios con minúscula, no con mayúscula, Austri. Seguimos.
¿Quién mejor que él, "para ensartar sus lides con la premática de los Evangelios, de acuerdo con la última lectura que hiciera la noche del séptimo día":
"...la justicia de Dios se ha manifestado..."
Así, con la Biblia y con Sancho, emprende sus "necesarias y hasta urgentes andaduras".
-Al final del libro, en las Referencias, en la página 301, leemos que todas las citas de la Biblia corresponden a la Santa Biblia Valera, de Casiodoro de Reina (1569), revisada por Cipriano de Valera (1602), publicada por La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. ¡Una Biblia protestante! ¡Publicada por los mormones! No sé qué le parecerá esto a don Miguel de Cervantes.
-Bueno, tal vez sea la más adecuada para un don Quijote de Manhattan. Fíjate que dice "interpretando las Sagradas Escrituras como buenamente el juicio le alcanzaba". No sabemos si las interpreta a la manera católica o a la protestante. Aunque, ya sabes, lo propio de los católicos es aceptar lo que la Iglesia interpreta y la Biblia ni tocarla. ¡Peligro de herejía!
-¡Mi don Quijote protestante! Pudo ser erasmista, como yo lo fui sin querer ser otra cosa que católico, apostólico y romano. ¡Luterano mi viejo hidalgo! Y bien se cuidó de interpretar las Sagradas Escrituras, tate, tate. No fue demasiado piadoso, es verdad. Yo nunca conté como don Alonso asistía a misa entera los domingos y fiestas de guardar. ¡No lo puse por ser algo obvio que hacía cuando había lugar y ocasión!
-Me ha parecido oír algo de católicos y protestantes por ahí pero yo continúo:
Ahora viene el amanecer paródico que tú resaltaste la semana pasada. Una parodia de la parodia.
"Apenas desplegada la aurora, los sonrosados rayos de Apolo alancearon la ciudad de Nueva York como a doncella en su tálamo nupcial".
La aurora se despliega y la luz se abre camino por entre las cortinas de la ajada habitación.
Don Quijote abre los ojos con el brillo habitual del despertar que, en esta mañana del primer día de aventuras en Manhattan, es mayor. Al llegar a este punto, la autora considera pertinente retomar las palabras que el caballero dijera, cinco siglos antes, para referirse a los caballeros andantes:
"Así que somos ministros de Dios en la tierra, y brazos por quien se executa en ella su justicia".
-Aquí la escritora nos deja un tanto cortados, cuando añade: "hay que reconocer que don Quijote no volvió a decir tal cosa".
Don Quijote siente, eso sí, "ese nervio interno que antaño le arrojara más de un día de la cama". Se levanta de un salto y zarandea a Sancho, cree que el tiempo que siga encerrado será "tiempo perdido en socorrer a los menesterosos". Envía a Sancho a una tienda cercana a comprar nuevos ropajes porque no quiere "mancillar el pregón de la palabra del señor con estas sucias prendas".
-Sancho ve la mercancía de esa tienda pero no le parece "al uso de los naturales de este lugar". Su amo le explica que no han de vestir ellos "como viste el resto de las gentes que...no sigue las liciones de este libro".
-Sancho no quiere volver con las manos vacías, aunque se dé cuenta de que la tienda es de disfraces. Elige para don Quijote lo que más se asemeja a una armadura: "un rosario de planchas de plástico doradas y brillantes que le cubrían el cuerpo todo, salvo por los codos y las rodillas". Para él mismo, escoge como una funda de pelo rematada por una capucha con dos pequeñas orejas como de oso y garras en las manos.
-Una vez que se ven mudados con sus nuevas galas, el caballero las tiene por muy dignas de su misión. No saben que van disfrazados como un C-3PO y un ewok respectivamente. Desconocen que homenajean el estreno de una película que tampoco conocen: La guerra de las galaxias.
-Ni siquiera pueden saber lo que es una película. Yo de cine tampoco...Acabo de leer que el personaje androide C-3PO domina seis millones de formas de comunicación. ¡No es tan inverosímil que don Quijote entienda el inglés!
-No saben nada de cine, de hambre saben mucho. No llevan ni tres minutos andando cuando se detienen husmeando el aire. Llevan una semana ingiriendo comida precocinada y, como es natural, les atrae el olor a olla caliente que sale de un restaurante. No se imaginan la peculiaridad de tamaño restaurante.
-Comienzan las aventuras de la entrañable pareja, en un sueño quijotesco de Marina Perezagua. ¡Un sueño con mucha agua como su nombre y sus aficiones indican! Hasta la próxima semana, Austri.
-Ese nervio por socorrer a los menesterosos, así era mi don Quijote. Fiel a su misión, la que le dictaba la orden de caballería, el Amadís que no la Biblia. Esta vez no me han oído, seguiré atento los comentarios de estas dos mujeres que tanto hablan de mi libro y del de la dama sevillana pendolista. ¡Y qué cosas más extrañas dicen! ¡Escribe bien pardiez!
-Un abrazo para todos los que pasáis por aquí de:
María Ángeles Merino
Y Austri
Con la colaboración del busto parlante de Cervantes
Texto de color naranja tomado directamente de:
Don Quijote de Manhattan (Testamento yankee). Marina Perezagua.
Primera edición: septiembre de 2016.
Los libros del lince s.l., 2016.
ISBN 978-84-15070-72-6
-Aquí la escritora nos deja un tanto cortados, cuando añade: "hay que reconocer que don Quijote no volvió a decir tal cosa".
Don Quijote siente, eso sí, "ese nervio interno que antaño le arrojara más de un día de la cama". Se levanta de un salto y zarandea a Sancho, cree que el tiempo que siga encerrado será "tiempo perdido en socorrer a los menesterosos". Envía a Sancho a una tienda cercana a comprar nuevos ropajes porque no quiere "mancillar el pregón de la palabra del señor con estas sucias prendas".
-Sancho ve la mercancía de esa tienda pero no le parece "al uso de los naturales de este lugar". Su amo le explica que no han de vestir ellos "como viste el resto de las gentes que...no sigue las liciones de este libro".
-Sancho no quiere volver con las manos vacías, aunque se dé cuenta de que la tienda es de disfraces. Elige para don Quijote lo que más se asemeja a una armadura: "un rosario de planchas de plástico doradas y brillantes que le cubrían el cuerpo todo, salvo por los codos y las rodillas". Para él mismo, escoge como una funda de pelo rematada por una capucha con dos pequeñas orejas como de oso y garras en las manos.
-Una vez que se ven mudados con sus nuevas galas, el caballero las tiene por muy dignas de su misión. No saben que van disfrazados como un C-3PO y un ewok respectivamente. Desconocen que homenajean el estreno de una película que tampoco conocen: La guerra de las galaxias.
-Ni siquiera pueden saber lo que es una película. Yo de cine tampoco...Acabo de leer que el personaje androide C-3PO domina seis millones de formas de comunicación. ¡No es tan inverosímil que don Quijote entienda el inglés!
-Comienzan las aventuras de la entrañable pareja, en un sueño quijotesco de Marina Perezagua. ¡Un sueño con mucha agua como su nombre y sus aficiones indican! Hasta la próxima semana, Austri.
¡Agua!
-Ese nervio por socorrer a los menesterosos, así era mi don Quijote. Fiel a su misión, la que le dictaba la orden de caballería, el Amadís que no la Biblia. Esta vez no me han oído, seguiré atento los comentarios de estas dos mujeres que tanto hablan de mi libro y del de la dama sevillana pendolista. ¡Y qué cosas más extrañas dicen! ¡Escribe bien pardiez!
-Un abrazo para todos los que pasáis por aquí de:
María Ángeles Merino
Y Austri
Con la colaboración del busto parlante de Cervantes
Texto de color naranja tomado directamente de:
Don Quijote de Manhattan (Testamento yankee). Marina Perezagua.
Primera edición: septiembre de 2016.
Los libros del lince s.l., 2016.
ISBN 978-84-15070-72-6
12 comentarios:
En mis limitadas participaciones en foros internacionales, una de las cosas que más les ha llamado la atención a mis colegas del norte de Europa ha sido el hecho de que en la tradición católica hasta el Vaticano II, la Biblia no se pudiera interpretar por nosotros mismos, sino que requiriéramos la dirección espiritual para ello. No entendían tampoco mucho que en nuestros hoteles no haya una Biblia como siempre hay en lo suyos, ni otras cosas.
Por otro lado sí que me ha llamado la atención a mí también que la autora haya elegido una Biblia Reina Valera, con gran prestigio entre los traductores, por cierto, pero no la original, sino una traducción a su vez contemporánea. Supongo que tiene algún sentido, pero a mí se me escapa.
A todo hay quien gana y a caballo regalado no se le mira el diente. Mira que tener que ir tan lejos para que te endosen una biblia mormona. Un regalo envenenado, don Quijote y Sancho corren el mismo peligro que Cipriano Salcedo de regreso a la ceniza antes de tiempo.
El ritmo del primer párrafo del Quijote, sin contar el "desocupado lector" es sinfónico, de autor barroco importante.
Extraordinario esfuerzo para acomodar el comentario a un diálogo a varias bandas.
Un abrazo.
Gran trabajo donde se nota muy y mucho tu gran conocimiento del libro universal de Cervantes, y me parece muy buena idea el meter los comentarios del autor del verdadero Quijote
Estoy a punto de terminarlo y no sé si me dará tiempo de poner el comentario hoy. Me gusta la música de Cervantes en este libro de Marina Perezagua y el contenido surrealista que deja la autora a través de sus palabras, no exentas de verdad.
Besos
"Interpretando las Sagradas Escrituras como buenamente el juicio le alcanzaba".
Ya os estáis convirtiendo en unas imprescindibles con vuestros comentarios...
Besos a las dos:)
Es interesante ver el nuevo motor e impulso de don Quijote. Y comprobar cómo funciona el recurso a la desmemoria (de lo contrario se hubieran roto los personajes en esta aventura y, entre otras cosas, don Quijote seguiría enamorado de Dulcinea), bien introducido por la autora.
Estos paseos a tres voces prometen, desde luego.
Me encanta lo entretenido que haces los comentarios con esas voces tan interesantes como ingeniosas. Se necesita mucho dominio de la obras que se citan.
¡Muy felices fiestas, María Ángeles!
Es la pregunta del millón: Por qué una Biblia y por qué esa.
A saber. Besos, Paco Cuesta.
A saber. Besos, Paco Cuesta.
A mi me da que estos simplicaron el viaje en el tiempo, porque verás, se toparon con una Puerta y por ella entraron al Ministerio del Tiempo y ahí mismo hicieron un curso intensivo inglés y de como usar tarjetas de crédito en Manhattan :-)
Besotes
(El Ministerio del Tiempo: e refiero a La serie de televisión española)
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