Comentario en torno a la Introducción de Cartas marruecas de José Cadalso. Para la lectura colectiva de La Acequia, dirigida por Pedro Ojeda.
Recordáis de la entrada anterior mi encuentro con un antiguo alumno mío llamado Mohamed, de nacionalidad marroquí:
Aquel día de verano paseaba por el Espolón. Leía Cartas marruecas de José Cadalso. Sí, tengo la extraña costumbre de leer mientras camino por los paseos de mi ciudad...alguien se acercó a mí y tuvimos este diálogo:-¿Qué haces profe?...-¡Mohamed! ¡Cuánto tiempo sin verte! ¿Qué tal te va? …-Se hace lo que se puede. Trabajo y saco tiempo para estudiar en el nocturno. ¡Estoy acabando el bachiller! ¡El curso pasado leí el libro que tienes en las manos! Era uno de los que podía elegir al estudiar la literatura del siglo XVIII.…Se me ocurre una idea... ¿Por qué no me envías el trabajo que hiciste el curso pasado? ¿Lo conservas?-Sí, lo tengo guardado. Y también los apuntes que iba tomando mientras leía...
Mohamed me los envió en un correo electrónico.. Con ellos, confecciono ahora estas "Cartas marroquíes".
Para la "Introducción" señala: Miguel de Cervantes, cartas, críticas, costumbres, vicios, España, países europeos, fechas, estilo, notas, extensión, dudas, imparcialidad, justo medio, hombre de bien y crítica de una nación. Me gusta como ordena sus comentarios en torno a palabras clave y los relaciona con la España actual. Aquí los tenéis, junto a algunos que yo añado.
-En la primera línea, la tercera palabra, asoma el nombre de Miguel de Cervantes, autor de un libro que los españoles tienen siempre en la boca, aunque no lo lean; qué fácil es pillar a algunos. El loco don Quijote armado y a caballo recorre las tierras de la Mancha y le sigue Sancho Panza en burro, unos molinos y poco más. También he conocido apasionados lectores del Quijote, don José Cadalso debía ser uno de ellos.
-Así es, Mohamed. Cadalso es tan cervantino que, además de proclamar la inmortalidad y acierto de la novela, comienza sus cartas con un juego de narradores escasamente fiables que irremediablemente nos remiten a Cide Hamete, al traductor aljamiado y al personaje Cervantes del prólogo.
La suerte quiso que, por muerte de un conocido suyo, cayera en sus manos un manuscrito: Cartas escritas por un moro llamado Gazel Ben-Aly, a Ben-Beley, amigo suyo, sobre los usos y costumbres de los españoles antiguos y modernos, con algunas respuestas de Ben-Beley, y otras cartas relativas a éstas.
La suerte quiso que, por muerte de un conocido suyo, cayera en sus manos un manuscrito: Cartas escritas por un moro llamado Gazel Ben-Aly, a Ben-Beley, amigo suyo, sobre los usos y costumbres de los españoles antiguos y modernos, con algunas respuestas de Ben-Beley, y otras cartas relativas a éstas.
-El autor explica que las cartas escritas por el marroquí Ben Gazel llegaron a su manos tras la muerte de un amigo. Pero éste no tuvo tiempo de revelarle si las había escrito de verdad el moro o las había compuesto él mismo, como pasatiempo. Así que ofrece al lector que elija una de las dos posibilidades. El lector elige mentalmente y unas líneas después Cadalso da un volantazo y, en un tono de guasa, confiesa que él es el verdadero autor, casi como la broma que se gasta a un niño. Adivina, adivinanza:
Otra palabra clave es "crítica". Cervantes criticó a una sociedad arruinada y estancada, de ahí las "viciosas costumbres de nuestros abuelos".
-Efectivamente, Mohamed. Como explica el profesor Pedro Ojeda: "En el Quijote hay una crítica social evidente, que se extiende a todos los estamentos sociales y oficios...Sin embargo, Cervantes no llegará nunca a pretender una revolución del sistema político. Pide, como buen moralista de su época, que cada uno cumpla su función social de la mejor manera posible y sea retribuido por ello." Te aclaro esto porque , tal y como lo expresa Cadalso, algún lector despistado podía pensar en unos españoles "viciosos", tal y como lo entendemos ahora. Y, en verdad, que a la mayoría de los españoles del XVII, no les daba para "vicios", ya era un triunfo que les diera para comer.
A un emigrante musulmán como yo le chocan muchas costumbres españolas y escucho a la gente mayor, en los bancos de la Plaza Mayor. Les pregunto y me cuentan que la España de su juventud era muy distinta a la de ahora. Algunos dicen que el cambio vino con los turistas extranjeros. Otros te hablan del poder de los curas, de la guerra civil y de Franco, de la transición a la democracia, de la libertad para hombres y mujeres. Que las mujeres llevaban faldas largas y tenían que pedir permiso al marido para todo. Me tiran de la lengua y yo callado.
Las críticas, en la época de Cadalso, tenían más suceso, éxito, si se escribían en forma de cartas. Cartas ficticias de viajeros de países distantes, "opuestos en religión, clima y gobierno". Se suponía que su visión era imparcial, pero a don José no le parecía tan natural esta ficción en España, los viajeros eran muy escasos y no hubieran sido creíbles unas "Cartas persianas, turcas o chinescas". Un viajero "marrueco" entraba dentro de lo posible.
Hoy no extrañaría a nadie un viajero persa, turco y no digamos chino. En cuanto a los marroquíes, somos 792158, según la Wikipedia.
-Creo que desde los años noventa ha ido aumentando la población marroquí. Yo recuerdo que, todavía en los ochenta, los magrebíes sólo iban de paso por España, en coches cargados hasta los topes o en trenes abarrotados, en dirección a Algeciras, procedentes de Francia u otros países europeos. Ahora a nadie le extraña su presencia y se puede decir que la convivencia es, en general, buena; aunque, desgraciadamente, no falten actitudes racistas, qué te voy a contar, Mohamed. Y miradas recelosas, es verdad.
-Sigo con Cadalso. No hay fechas en las cartas, al parecer don José no tuvo tiempo de ordenarlas. Tampoco se ha detenido "en decir el carácter de los que las escribieron" y considera que ello se infiere, se deduce, de la lectura. En lo que no estoy de acuerdo es en lo de la lengua.
"Algunas de ellas mantienen todo el estilo, y aun el genio, digámoslo así, de la lengua arábiga su original; parecerán ridículas sus frases a un europeo, sublimes y pindáricas contra el carácter del estilo epistolar y común; pero también parecerán inaguantables nuestras locuciones a un africano."
Porque yo no veo el estilo y el genio de la lengua arábiga por ninguna parte. Gazel y Ben Beley hablan como Nuño, como Cadalso. Dice que sus frases suenan "pindáricas". Busco "pindárico"en el diccionario de la RAE: propio y característico del poeta griego Píndaro. La Wikipedia describe su estilo como difícil y muy elevado, yo diría que un poco grandilocuente, poco de andar por casa. No creo que sea demasiado difícil para un español medianamente culto. Mi caso es distinto, me cuesta entender el castellano de las obras literarias, sobre todo si son antiguas. Me lleva mucho tiempo leer una obra como Cartas marruecas, pero voy progresando, metiendo horas y con ayuda.
-Las Cartas Marruecas suponen un esfuerzo para el que hay que estar motivado. Hay quien huye de todo lo que suena a antiguo, pero también existe el lector que valora especialmente una obra así, como una posibilidad de entrar en otra época, a través de textos auténticos, siempre más fiables que las novelas históricas al uso. Para gustos se hicieron los colores.
-Cadalso quiere sentirse orgulloso de su obra y no desea darse al público como "mero editor". Por ello, termina por confesar la verdad de la autoría de las cartas del tal Gazel.
-Y, a propósito de edición, nos ofrece otro guiño cervantino, el de las notas añadidas al texto:
"Para desagravio de mi vanidad y presunción, iba yo a imitar el método común de los que, hallándose en el mismo caso de publicar obras ajenas a falta de suyas propias, las cargan de notas, comentarios, corolarios, escolios, variantes y apéndices..."
-Efectivamente, Mohamed. Como explica el profesor Pedro Ojeda: "En el Quijote hay una crítica social evidente, que se extiende a todos los estamentos sociales y oficios...Sin embargo, Cervantes no llegará nunca a pretender una revolución del sistema político. Pide, como buen moralista de su época, que cada uno cumpla su función social de la mejor manera posible y sea retribuido por ello." Te aclaro esto porque , tal y como lo expresa Cadalso, algún lector despistado podía pensar en unos españoles "viciosos", tal y como lo entendemos ahora. Y, en verdad, que a la mayoría de los españoles del XVII, no les daba para "vicios", ya era un triunfo que les diera para comer.
Cartas Marruecas y bolsa cervantina.
- Desde entonces, "se han multiplicado las críticas de las naciones más cultas de Europa en las plumas de autores más o menos imparciales". Las plumas europeas, al parecer, criticaban no sólo las costumbres españolas antiguas sino también otras que habían contraído del trato con los extranjeros.A un emigrante musulmán como yo le chocan muchas costumbres españolas y escucho a la gente mayor, en los bancos de la Plaza Mayor. Les pregunto y me cuentan que la España de su juventud era muy distinta a la de ahora. Algunos dicen que el cambio vino con los turistas extranjeros. Otros te hablan del poder de los curas, de la guerra civil y de Franco, de la transición a la democracia, de la libertad para hombres y mujeres. Que las mujeres llevaban faldas largas y tenían que pedir permiso al marido para todo. Me tiran de la lengua y yo callado.
Sáenz de Santamaría se encuentra con Merkel en Berlín para defender la reducción del déficit
¿Se sigue criticando a España por parte de otras naciones? Sí y los españoles se enfadan cuando oyen a la señora Merkel pronunciar Sssss Spanien y lo que viene después. O cuando les reprochan: "han vivido ustedes por encima de sus posibilidades". Un argumento para recortar pensiones, salarios, subsidios o prestaciones sociales tan básicas como la sanidad. Lo de negar la tarjeta de la Seguridad Social a los sin papeles fue inhumano, nadie tiene la culpa de caer enfermo. Pagaron el pato los más débiles, los que sobreviven con las bolsas del Banco de Alimentos.Las críticas, en la época de Cadalso, tenían más suceso, éxito, si se escribían en forma de cartas. Cartas ficticias de viajeros de países distantes, "opuestos en religión, clima y gobierno". Se suponía que su visión era imparcial, pero a don José no le parecía tan natural esta ficción en España, los viajeros eran muy escasos y no hubieran sido creíbles unas "Cartas persianas, turcas o chinescas". Un viajero "marrueco" entraba dentro de lo posible.
-Creo que desde los años noventa ha ido aumentando la población marroquí. Yo recuerdo que, todavía en los ochenta, los magrebíes sólo iban de paso por España, en coches cargados hasta los topes o en trenes abarrotados, en dirección a Algeciras, procedentes de Francia u otros países europeos. Ahora a nadie le extraña su presencia y se puede decir que la convivencia es, en general, buena; aunque, desgraciadamente, no falten actitudes racistas, qué te voy a contar, Mohamed. Y miradas recelosas, es verdad.
-Sigo con Cadalso. No hay fechas en las cartas, al parecer don José no tuvo tiempo de ordenarlas. Tampoco se ha detenido "en decir el carácter de los que las escribieron" y considera que ello se infiere, se deduce, de la lectura. En lo que no estoy de acuerdo es en lo de la lengua.
"Algunas de ellas mantienen todo el estilo, y aun el genio, digámoslo así, de la lengua arábiga su original; parecerán ridículas sus frases a un europeo, sublimes y pindáricas contra el carácter del estilo epistolar y común; pero también parecerán inaguantables nuestras locuciones a un africano."
Porque yo no veo el estilo y el genio de la lengua arábiga por ninguna parte. Gazel y Ben Beley hablan como Nuño, como Cadalso. Dice que sus frases suenan "pindáricas". Busco "pindárico"en el diccionario de la RAE: propio y característico del poeta griego Píndaro. La Wikipedia describe su estilo como difícil y muy elevado, yo diría que un poco grandilocuente, poco de andar por casa. No creo que sea demasiado difícil para un español medianamente culto. Mi caso es distinto, me cuesta entender el castellano de las obras literarias, sobre todo si son antiguas. Me lleva mucho tiempo leer una obra como Cartas marruecas, pero voy progresando, metiendo horas y con ayuda.
-Las Cartas Marruecas suponen un esfuerzo para el que hay que estar motivado. Hay quien huye de todo lo que suena a antiguo, pero también existe el lector que valora especialmente una obra así, como una posibilidad de entrar en otra época, a través de textos auténticos, siempre más fiables que las novelas históricas al uso. Para gustos se hicieron los colores.
-Cadalso quiere sentirse orgulloso de su obra y no desea darse al público como "mero editor". Por ello, termina por confesar la verdad de la autoría de las cartas del tal Gazel.
-Y, a propósito de edición, nos ofrece otro guiño cervantino, el de las notas añadidas al texto:
"Para desagravio de mi vanidad y presunción, iba yo a imitar el método común de los que, hallándose en el mismo caso de publicar obras ajenas a falta de suyas propias, las cargan de notas, comentarios, corolarios, escolios, variantes y apéndices..."
Pero no quiso abrumar "al pacífico y muy humilde lector". Determinó: "poner un competente número de notas en los parajes en que veía, o me parecía ver, equivocaciones en el moro viajante, o extravagancias en su amigo, o yerros tal vez de los copiantes..."
Esas palabras nos trae a la memoria el Prólogo a la primera parte del Quijote, cuando el personaje del escritor Cervantes manifiesta a su amigo la preocupación por la falta de notas en su obra:
-"Porque, ¿cómo queréis vos que no me tenga confuso el qué dirá el antiguo legislador que llaman vulgo cuando vea que, al cabo de tantos años como ha que duermo en el silencio del olvido, salgo ahora, con todos mis años a cuestas, con una leyenda seca como un esparto, ajena de invención, menguada de estilo, pobre de concetos y falta de toda erudición y doctrina; sin acotaciones en las márgenes y sin anotaciones en el fin del libro..."
Cadalso tiene también un amigo, "sumamente severo y tétrico en materia de crítica", que no es partidario de que tales notas se pongan porque eso aumentaría el peso y el tamaño de la obra, serio inconveniente "para una obra moderna", que ha de ser corta. El escritor obedeció y redujo el número de hojas.
-¡Corta obra! ¡No está mal noventa cartas!
Por último, confiesa que estuvo a punto de no publicar Cartas marruecas porque consideró que "no ha de gustar, ni puede gustar". En un momento bajo, pensó que no podría contentar a la vez a los partidarios de que todo fueran improperios, insultos, y a los de que todo fueran alabanzas. La imparcialidad de las cartas provocaría el odio de ambas parcialidades.
"Es verdad que este justo medio es el que debe procurar seguir un hombre que quiera hacer algún uso de su razón; pero es también el de hacerse sospechoso a los preocupados de ambos extremos."
"Un español de los que llaman rancios" y "uno de estos que se avergüenzan de haber nacido de este lado de los Pirineos", llegará el momento en que uno y otro tirarán el libro al fuego y exclamarán:
«¡Jesús, María y José, este hombre es traidor a su patria!».
«Esto es absurdo, ridículo, impertinente, abominable y pitoyable».
Lo llamarán mal español o bárbaro pero él se consolará diciéndose a sí mismo:
«Yo no soy más que un hombre de bien, que he dado a luz un papel que me ha parecido muy imparcial, sobre el asunto más delicado que hay en el mundo, cual es la crítica de una nación».
Esas palabras nos trae a la memoria el Prólogo a la primera parte del Quijote, cuando el personaje del escritor Cervantes manifiesta a su amigo la preocupación por la falta de notas en su obra:
-"Porque, ¿cómo queréis vos que no me tenga confuso el qué dirá el antiguo legislador que llaman vulgo cuando vea que, al cabo de tantos años como ha que duermo en el silencio del olvido, salgo ahora, con todos mis años a cuestas, con una leyenda seca como un esparto, ajena de invención, menguada de estilo, pobre de concetos y falta de toda erudición y doctrina; sin acotaciones en las márgenes y sin anotaciones en el fin del libro..."
-¡Corta obra! ¡No está mal noventa cartas!
Por último, confiesa que estuvo a punto de no publicar Cartas marruecas porque consideró que "no ha de gustar, ni puede gustar". En un momento bajo, pensó que no podría contentar a la vez a los partidarios de que todo fueran improperios, insultos, y a los de que todo fueran alabanzas. La imparcialidad de las cartas provocaría el odio de ambas parcialidades.
"Es verdad que este justo medio es el que debe procurar seguir un hombre que quiera hacer algún uso de su razón; pero es también el de hacerse sospechoso a los preocupados de ambos extremos."
"Un español de los que llaman rancios" y "uno de estos que se avergüenzan de haber nacido de este lado de los Pirineos", llegará el momento en que uno y otro tirarán el libro al fuego y exclamarán:
«¡Jesús, María y José, este hombre es traidor a su patria!».
«Esto es absurdo, ridículo, impertinente, abominable y pitoyable».
Lo llamarán mal español o bárbaro pero él se consolará diciéndose a sí mismo:
«Yo no soy más que un hombre de bien, que he dado a luz un papel que me ha parecido muy imparcial, sobre el asunto más delicado que hay en el mundo, cual es la crítica de una nación».
-Seguiré, espero, con apuntes de Mohamed, en torno a Cartas marruecas: la crítica de una nación.
Un abrazo de María Ángeles Merino
17 comentarios:
Muy buena entrada. Comentas bien todo lo que pretendía y esperaba. Y sí, es difícil tomar distancia para poder evaluar o criticar una nación, sociedad o grupo, él lo intenta, pero resulta difícil cuando formas parte de lo que pretendes evaluar.
Gracias por la entrada, así lo leo más centrada.
Besos
Sobre el estilo elevado, que sería difícil para un extranjero e incluso para un nacional, he leído recientemente una noticia curiosa. Un inglés medio no entiende a Shakespeare, mientras que un españolito medio, de esos que del Quijote solo han oído hablar de molines, lee la obra maestra relativamente bien. Cosas de los idiomas.
Me gusta mucho este ir y venir de la entrada, de Cadalso al presente, de Cervantes al siglo XVIII, de la literatura a la sociedad. Y Mohamed, claro.
Sombrerazo por este artefacto narrativo que creas para tus entradas. Si Mohamed no existiera, habría que inventarlo.
He vivido cómo la variedad de las personas que trabajan en las oficinas relacionadas con los permisos y papeles a extranjeros es la misma que hay por ahí fuera, en cualquier sitio. Desde los que te sorprenden porque van más allá de lo que le pides, a los que sería mejor que se dedicaran a otra cosa. Veo todo como sin legislar, los papeles dependen en gran medida del funcionario con el que topes.
Buen trabajo que demuestra amplitud de cultura y sapiencia literaria.
Un abrazo.
Muy buena entrada y como siempre hecha con mucho cariño y trabajo. Me gusta esa forma trasversal de ir alternando las tres lecturas teniendo como motivo común las cartas de los tres autores.
Me encanta la foto de Pedro con el libro en tu ordenador. Esa foto es muy, pero que muy buena.
Besos y hablamos
No puedo agregar nada a lo que ya te han dicho quienes me anteceden en lis comentarios excepto recalcar el hecho de que tus entradas sobre Las cartas Marruecas y en especial esta, son super -perspectivísticas.
Besotes
Una maravilla esas observaciones, de esa España tan peculiar y esos motes o malas intenciones que por boca de desconocidos hemos tenido que arrastrar y que aun hoy en día no somos el ejemplo en muchas cosas...?.Acerca de la forma de ganarse un público lector no cabe duda que si se sabe atrapar el éxito esta consolidado de la forma que sea...
-Yo siempre digo; que aunque lo rancio o antiguo no sea del gusto de muchos, no deja de ser, la esencia de lo que hoy vivimos:(siempre habrá alguien que te hará mejor)y, eso es acerca de vicios y de no
saber rectificar errores que ya vienen de mucho tiempo atrás.
Un beso y que este recién estrenado otoño venga cargado de muchos ánimos estimada MªAngeles.
Gracias María Luz. Sí, es difícil ser objetivo. Por eso Cadalso establece una distancia y pone a un extranjero a hablar de España.
Nos centramos. Besos.
El españolito puede muy bien leer a Cervantes si hace un esfuerzo al principio. Los ingleses tienen la ventaja de poder escuchar a su mejor escritor en el teatro y ahí hay más ayuda. Tal vez el inglés del XVI-XVII haya sufrido más cambios, no sé, es interesante. Cosas.
Lo pasé muy bien con ese trajín. Este verano he leído mucho Quijote: el de Cervantes, el tuyo y el mío. Y en el móvil como si cazara pokemones. Mohamed es tan imposible como Gazel, pero tiene mucho de los marroquíes que conocí en clase.
Gracias por el amable sombrerazo. Mis artefactos narrativos me obligan a un ir y venir que espero sea saludable para mis neuronas ya un poco envejecidas. Los funcionarios...de todo como en botica. Debían examinarlos de humanidad. Cultura y sapiencia la de una maestrilla. Gracias Pancho y besos.
Cariño y trabajo y si sale con barbas...Tres bandas pque son tres mundos. La foto es de los tiempos de la lectura del Quijote, de cuando Pedro era sólo virtual. Besos Luz y feliz recital.
Me encanta perspectivísticas. Gracias Myr.
No somos el ejemplo pero hemos cargado con muchos sambenitos a cuestas. Demasiados.
Lo antiguo tiene valores siempre que no nos enrancie.
Besos Bertha.
No somos el ejemplo pero hemos cargado con muchos sambenitos a cuestas. Demasiados.
Lo antiguo tiene valores siempre que no nos enrancie.
Besos Bertha.
Me encanta perspectivísticas. Gracias Myr.
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