miércoles, 27 de agosto de 2008

ENCUENTRO DE UNA SANCHICA DE AHORA CON UN MENSAJERO


LA ABEJITA DE LA VEGA LO CUENTA ASÍ, EN MODERNO.

“Dice, pues, la historia, que el de Seur era muy rápido y eficiente, y con deseo de encontrar aquella imprecisa dirección partió, en su furgoneta, hacia el pueblo de Sancho. Antes de entrar en él vio, en las orillas de un arroyo, estar haciendo botellón cantidad de chicos jóvenes, a quienes preguntó si le sabrían decir si en aquel lugar vivía una mujer llamada Teresa Panza, mujer de un tal Sancho Panza, trabajador autónomo de chapucillas diversas y ayudante ocasional con un ejecutivo de Telefónica prejubilado llamado Alonso Quijano, a cuya pregunta se levantó en pie una joven que estaba agitando una botella de Coca Cola y dijo:
—La Teresa Panza es mi madre, y el Sancho ése, mi padre, y el don Alonso, un cliente suyo que está como una chota. Desde que un día llamó, anda “missing” mi viejo y… la vieja desesperadita que no para de hacer horas en ca los pijos.
—Pues, si no te importa, acompáñame a casa de tu madre—dijo el de mensajería— porque le traigo una carta y un paquete de ése al que tú llamas “viejo”. Jesús, qué juventud, ya no hay respeto ni na.
—Vale, tío, voy contigo que igual algo cae —respondió la chavala, que mostraba ser de edad de dieciocho años, poco más a menos.
Y dejando la Coca Cola y el tinto don Simón a otra compañera, ajustándose los pantalones caídos y la camisetilla ajustada, que dejaba al aire su ombligo con plateado piercing , atándose las deportivas de marca falsa ,se plantó de un brinco en la furgoneta y dijo:
—Enseguida vuelvo, coleguís, dejadme algo de calimocho pa luego. Vamos, tío, que a la entrada del pueblo está la casa, y la Teresa con muchas ganas de saber algo de su hombre. Como dice “en qué hora se junto con ése chiflao que va a ser nuestra ruina”.
(Abejita de la Vega, también llamada María Ángeles Merino)

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