lunes, 23 de abril de 2012

Locura lectora, locuras lectoras.


Hoy, 23 de abril, es un buen día para hablar de locuras lectoras. Es un fecha en que se cita mucho a  Cervantes y a su criatura don Quijote.

Los quijotescos lectores nos preguntamos:

¿Está loco el hidalgo? ¿Finge que está loco? ¿Lleva hasta sus máximas consecuencias la locura de fingir locura  y de fingir que se cree sus locuras. ¿ Finge y termina por creer su fingimiento?

 Un don Alonso que no soporta la metódica vida de un pacífico hidalgo de aldea. La "olla de algo más vaca que carnero", el palomino de los domingos, el "sayo de velarte", el  "vellorí de lo más fino", el ama, la sobrina, el galgo, la caza, su hacienda. No le basta. Se impone la huida.

Sus amados libros de caballería llenan sus ratos de ocio, vende "fanegas de sembradura" para adquirirlos, los lee todos; pero va más allá, no le basta con imaginar desde su aposento lector. Huye y  su imaginación se esfuerza en dar trazas de aventura caballeresca a todo lo que le sale al camino. Molinos, rebaños, frailes, batanes; lo que sea.

Ana Queral
Sale muy mal parado, no importa, él sigue con su fingida locura. Ya en el 1,5 un labrador vecino lo recoge muy molido pero viviendo romances. El buen hombre intenta desengañarle: “ni vuestra merced es Valdovinos, ni Abindarráez, sino el honrado hidalgo del señor Quijana”.

Porque  don Alonso conoce bien su  identidad; lo que no le impide encarnarse, cuando le place,  en sus personajes favoritos y vivir su vida.  No hay otra locura lectora que se pueda comparar a la suya. Por eso celebramos hoy el Día del Libro, en honor a Miguel de Cervantes, creador del lector más singular de la Historia de la Literatura.

Nosotros sabemos muy bien quiénes somos, y quienes no somos,  pero gracias a los libros podemos ser un poco don Quijote...o Dulcinea. O el rijoso marqués de Bradomín, o el becqueriano perseguidor del rayo de luna o de la corza blanca, o la mujer imposible  de las rimas, o el Rodrigo enamorado de la trilogía de Esquivias, o el  británico Anthony  en un  Madrid de incomprensible  preguerra civil,  e incluso el “Urtain” de Cavestany  defendiéndonos como gato panza arriba…lo que queramos. Hay miles de libros y autores esperándonos.



Aunque nuestra locura no llegue tan lejos como la de don Alonso Quijano, será una huida muy dulce e inofensiva. Nos ayudará a llevar mejor la dura realidad de estos días que vivimos.
Espero que hayáis pasado un buen Día del Libro.

Un abrazo para los que pasáis por aquí de:

sábado, 21 de abril de 2012

Y la mosca se fue a...

A ver si adivinais donde ha estado la Mosca Viajera. Os doy varias opciones porque es extremadamente difícil de acertar:

A) España

B) Estados Unidos

C) Japón

D) A un poblado galo que resiste a la ocupación Romana

E) A la Estación Espacial Interacional

El que haya dicho de la B a la E, lo siento, ha fallado. Quien haya dicho la A, entonces le concedo minipunto, porque he estado en tierras en las que antaño puso un poco de orden un tatara-tatarabuelo de la Duquesa de Alba. Hasta que le echaron, claro. Como seguro que nadie ha adivinado dónde era, ha sido Bruselas, lugar donde ya estuvimos hace un par de años. El que haya acertado, ha hecho trampa, porque esa opción no la he listado.

Me ha tocado volver por cosas del trabajo, para variar, pero ya sabéis que esas cosas son lo menos importante. Lo importante son las fotitos bonitas, como esta de un aterdecer sobre las nubes:

Llegué a eso de las 22.15 al aeropuerto de Bruselas, y mientras iba buscando la salida, tenía la sensación de estar en un "aeropuerto fantasma". Nadie por los pasillos (excepto los que salíamos), nadie haciendo cola para pasar el control de entrada, muy poca gente esperando en la puerta de salida a los viajeros. Cogí el tren, y me fui a la estación de brusel nor, que en flamenco se dice BRUSEL NOR!! (ya os dije una vez que allí el lenguaje es cuestión del tono), donde estaba mi hotel: Enfrente del Hilton, escoltado por el Plaza, y ladeado por el Sheraton, me dieron como habitación un cuchitril del último piso el ático de un hotel tirando a modesto. Y siendo las horas que eran, me fui a cenar lo que pudiera donde pudiera encontrarlo, porque en Europa no entienden que es mejor irse a dormir con el estómago lleno. Destino final: McDonald's.

El paseo nocturno me dejó la sensación de que no había apenas gente. Comparado con la otra vez, recordaba más bullicio, pero también es cierto que en aquel entonces era el comienzo de las navidades. En todo caso, una vez terminada la jornada laboral al día siguiente, pude acercarme a ver algunas cosillas que no había visto aún. Entre ellas, el museo de la ciudad, que se encuentra en la granplás (o GROTEMAR), justo enfrente del ayuntamiento.

Sabes que estás en un museo cuando ves las alfombras colgando de la pared. Los entendidos las llaman tapices. Y también cuando te encuentras mil mapas de distintas épocas de la ciudad. Por lo visto, el germen de Bruselas fueron tres pueblos colindantes, de cuyo nombre no me acuerdo, pero creo que la granplás venía a ser el centro de las tres. Luego creció, y le pusieron una muralla de la que aún hay algún resto. Y en algún momento de la historia pusieron una fuente con un niño meando.

Entonces llegaron los franceses, allá por el siglo 16 y "bombardearon" la ciudad. Con catapultas, o algo así, porque los aviones todavía no existían (afortunados ellos, que no sufrían las huelgas de Iberia). Y robaron al niño meón. Luego, en algún otro punto de la historia se lo devolvieron, o lo recuperaron, y entonces Maximiliano de Baviera le regaló su primer traje, uno típico de Baviera, dando así origen la tradición de vestir al Manekenpis.

Ese fue el primer traje, pero el más antiguo que se conserva resulta ser de "caballero francés", regalado por los mismos franceses que algún siglo atrás habían bombardeado la GROTEMAR. Incluso, el traje tiene sus medallitas, y su espada, lo que le acredita como caballero, y ante el cual los soldados franceses debían inclinarse, o mostrar respeto cuando desfilaban frente a él. O algo así. El caso es que los franceses están como chotas. Que si te robo la estatua, que si le pongo traje, que si ahora le hago reverencias.

Y esa es la última parte de la exposición, los trajes del meón. Un fondo de armario que tiene el chaval, que sería la envidia de la Arañita. Y para aquellos que no habéis sufrido compartir armario con ella, os puedo decir que no es que lo compartamos, es que estoy arrinconado.

Ahora llegamos a la epopeya de este viaje, que es la vuelta a casa. Por si alguno no se ha enterado aún, en Iberia andan de huelga. Los Lunes y los Viernes nada más, pero en Viernes es cuando me toca volver. Se convocó la huelga una vez tenía ya el billete sacado. Que yo quería volverme a las 12, pero hete tú aquí que no. Que me cambian el vuelo a las 7 de la tarde, lo que significa toooooooda la mañana y la tarde para pasear por Bruselas con una mochila y una maleta. Que no es que no me guste pasear, pero si vas cargado no mola tanto. Y encima conociendo ya la ciudad. Algún rinconcito más he podido ver, como esta plaza de los mártires:

donde he podido descansar 5 minutos. Exactamente lo que ha tardado en comenzar a llover, con lo que he tenido que buscar refugio mientras me comía un gofre. Posteriormente, he decidido hacer contrabando de chocolate. Es lo que tiene Bruselas: buena cerveza, buen chocolate, y mal tiempo. Hablando de chocolates, espero que esto no fuera alguna indirecta:

(Entre el elefante, y el disfraz del Rey de la Cadera del niño meón..., igual nos censuran el blog por injurias a la Corona. Ya sólo falta alguna referencia a pegarse tiros en el pie... ¡Ups! ¡Al final se me escapó!)

He comido en un japonés (aunque sospecho que las camarareras eran chinas), y me he ido al aeropuerto con tiempo. A las 3 he llegado. He ido a sacar la tarjeta de embarque en la máquina automática, pero la máquina también estaba de huelga y no ha querido sacarme la tarjeta, y me ha mandado a la ventanilla. Pero la ventanilla no habría hasta las 5. Así que me he colocado el segundo en la cola. ¡Sí, increiblemente había alguien que había llegado antes que yo!.

Después de varios sudokus, por fin han llegado las empleadas de Iberia a abrir el chiringuito. Me han dado mi tarjeta de embarque, pero, iluso de mí, me han obligado a facturar la maleta. Que en principio es pequeña, y podría pasar como bulto de mano, pero como también llevo la mochila, me han obligado a facturar una de los dos.

Entramos al aeropuerto, llegamos a la puerta de embarque... y no hay avión. El avión ha llegado a las 7, es decir cuando tendríamos que estar saliendo. El caso es que mientras estábamos esperando, empiezan a decir por megafonía que sólo se permite un bulto de mano. Que quien lleve dos, debe dejar uno para que se meta en la bodega de carga. Pues nada, la gente tranquilamente lo ha hecho, sin sospechar lo que pasaría a continuación.

Llega el avión, y todo lo rápido que se ha podido, hemos subido a él. Gracias a que había menos bultos de mano, nos hemos colocado relativamente rápido en los asientos (alguna ventaja tenía que tener facturar el equipaje. El caso es que soy de la opinión de que se abusa mucho (yo el primero) del equipaje de mano, y la gente mete varias maletas, algunas de tamaños considerables. Esto siempre provoca jaleo y esperas largas al entrar y salir del avión. Así que no me parecería mal que se pusieran estrictos con este asunto. Cierro paréntesis). Y entonces ha hablado el Capitán de la aeronave

Ding Dong Ding

- Señoras y señores, bienvenidos a bordo. Lamentamos el retraso, debido en parte a que el avión ha llegado tarde desde Madrid... y también porque estamos solventando un pequeño problema técnico...

¡Huy, mal vamos!

- ... Tenemos un fallo en el detector de humos de la bodega de carga, que no nos impide volar, pero debemos hacerlo sin el equipaje, que se quedará en tierra. Mañana será enviado a Madrid, y de allí se les enviará a casa. Muchas gracias, y disculpen las molestias.

A lo que ha seguido un murmullo con aire de protesta y referencias a la pobre madre del piloto de medio avión. Otro cuarto de avión ha murmurado básicamente lo mismo cuando el Capi lo ha dicho en inglés, y el cuarto restante lo ha hecho cuando el compañero de asiento le ha explicado la situación. Así que ahí tienes a la azafata zafándose de los pasajeros como podía, porque claro, ha habido mucha gente que no había facturado y les han obligado a dejar maletas que podrían haber entrado perfectamente en el avión.

Había algún caso muy problemático, como aquellos que luego hacían conexión para ir a otro lado, porque a ver cómo les hacían llegar la maleta. Y luego había otros que realmente se lo merecían por tontos. A ver: sabiendo que si facturas el equipaje corres el riesgo de que te pierdan la maleta... ¿Para qué c-piiiiiiiiiii- metes las llaves del coche, o de casa en ella?

Ante el revuelo organizado, el Capi ha dicho que bueno, que las maletas que se habían retirado en la puerta de embarque se cargaban en el avión. Lo cual no solucionaba el problema de los de las llaves. Y como no parecía ser suficiente, entonces ...

Ding Dong Ding

- Señoras y señores, les habla el Capitán. Por fortuna, nuestros técnicos han sido capaces de solucionar el problema técnico con la bodega de carga, y vamos a proceder a cargar de nuevo las maletas facturadas. Gracias por su comprensión, y ruego disculpen las molestias.

¡San Fumígeno Bendito, patrón de los Malos Humos, ha obrado un milagro! Risas y aplausos de medio avión, y luego del resto según se han ido enterando. Uno al final se queda con la impresión de que le toman el pelo. ¿Tanto celo por facturar maletas, y dejar un sólo equipaje de mano... se estropea la bodega de carga y hay que sacarlo... y luego se arregla y hay que volver meterlo? Me disculpen si me aflora la vena escéptica, y no me considero conspiranoico, pero no puedo evitar ver la mano negra de la huelga detrás de tanto lío. Entre pitos y flautas, hemos salido hora y media más tarde de lo que debíamos.

En fin, que por desdepirme, dejo aquí esta foto dedicada a la Arañita Campeña. En esta tienda de Bruselas me tuvo 3 o 4 horas comprando ropa la otra vez mientras yo ya no sabía que cara de desesperación poner. Estoy seguro que si llego a entrar me hubieran reconocido.

(Que sepais que esta entrada es con diferencia las más larga que he escrito nunca. Básicamente, porque la empecé en el aeropuerto en Bruselas, la he terminado en el avión, y la colgaré cuando tenga tiempo desde casa. Es larga, por kilómetros recorridos )

miércoles, 18 de abril de 2012

"Urtain" (4): "Yo amaba levantar piedras, yo amaba mi vida en el campo"

"...simpático hombretón, rústico y sencillo, exponente de un pueblo noble y vigoroso...".
Entrada en relación con la obra de teatro "Urtain", de Cavestany, para la lectura colectiva de "La acequia", dirigida por Pedro Ojeda.

 
Quisiera  acertar con una  visión  global sobre la obra de teatro "Urtain", de Cavestany. Y no me resulta fácil, tan duro y amargo es su contenido. Urtain contra todos, asalto tras asalto, diez en total. Y él se defiende, exprimiendo  su verdad más  íntima. Desde la caída al vacío hasta la infancia, todo en un ring. Un trozo de historia de España, focalizada en un boxeador.

 
De aquí.

 
¿Asaltos? ¿Hablar de boxeo? Me pasa por la cabeza  lo mismo que a nuestra amiga Gelu. ¿Cómo iba a pensar yo que , un día, escribiría sobre algo relacionado con tan violento deporte?

 
 Así ha sido, gracias al singular viaje colectivo y lector de "La acequia", el que comenzó con los sueños caballerescos de don Quijote y, tras leer a  Esquivias, Bécquer, Mendoza y Valle Inclán, nos ha llevado junto a este "Urtain" visual , otro derrotado. No vamos a comparar al personaje de Cavestany con el Caballero de la Triste Figura, no. Mas no podemos negar  a José Manuel Ibar su miajita quijotesca, miajita que todo ser humano tiene, además.

 
"La derrota de don Quijote...", Ana Queral.

 
Por cierto, que si hubiera que dar un buen guantazo en este momento, el mío iría directo a los que quieren hacernos volver a la escuela de los setenta. Perdonadme la digresión, soy una pacífica docente que nunca cometería tal agresión; pero hay cosas que dan mucha, mucha rabia.

 

 
Volvemos a "Urtain". Ya nos hemos acostumbrado a la cronología regresiva. Llegamos al momento en que el personaje ha de encontrarse con sus orígenes, desaparece el odioso presentador cabaretero y se queda solo.

 
Para mí, a Urtain, al buen Urtain, siempre le quedó algo de "Josechu el vasco", el  de aquellas tiras cómicas, creadas por Muntañola, para el tebeo "TBO". Es el tópico del "chicarrón del norte", vasco y forzudo: antebrazos y cuello enormes, mentón prominente, ropa blanca, boina y faja roja. Como leemos en una de sus viñetas : "simpático hombretón, rústico y sencillo, exponente de un pueblo noble y vigoroso".

 
De aquí.

 
Tal vez a José Manuel Ibar le agradaba la imagen tópica y la explotara; aun cuando la ambición convirtiera  al "harrijasotzaile" en boxeador de combates dudosos. Pero algo conservará siempre de aquel muchacho sencillo que , tras el trabajo en la obra o en la fundición, levantaba piedras, deporte rural vasco sin posibilidad de trampa o de cartón. Y, como pago, la admiración de sus paisanos y muy poco más. Es suficiente, era suficiente, antes de lo de aquel bar donde se complicó todo. Le prometieron mucho, fue su perdición.

 
Harrijasotzaile

 
El autor Cavestany no olvida esa faceta , junto a otras menos atractivas. El actor Roberto Álamo la tendrá muy en cuenta: violento y ambicioso,  ingenuo y tierno a la vez. Las entrevistas que el Urtain real concede a los medios de comunicación así  nos lo confirman. Desde aquella  con su primera mujer Cecilia, timidísima, con los niños, en la puerta del caserío, hasta las últimas, abotargado y deteriorado. Nuestra amiga Gelu, del blog "Penélope aguarda en Itaca" recoge, en una interesante entrada, algunas muy significativas, os invito a acudir a ellas.

 
Porque a José Manuel Ibar no le gusta el boxeo y su personaje de ficción así lo proclama: "Me gusta el boxeo porque me da dinero pero amarlo no lo amo para nada. Yo amaba levantar piedras, yo amaba mi vida en el campo. Yo quisiera saber qué he hecho yo para que todo lo que hago sea tan sucio".

Un abrazo para todos los que pasáis por aquí de:

María Ángeles Merino


Pedro Ojeda dice en "La acequia":

Mª Ángeles Merino constata lo duro que es el mensaje de la obra en su visión global del montaje en una excelente entrada que habla desde dentro de Urtaín pero también desde dentro de quien comtempla la violencia que sobre él se ejerce.

lunes, 9 de abril de 2012

"...vinieron a parar a un prado lleno de fresca yerba, junto del cual corría un arroyo apacible y fresco "

Foto del arroyo más querido de mi amiga Luz. (Foto Ele Bergón)
Comentario a mi lectura del capítulo 1,15 del Quijote, publicado en "La acequia", en la entrada correspondiente al 21 de agosto de 2008, titulada "Del amor poético al impulso sexual o cómo la realidad se impone a golpes".

Antes de entrar en el capítulo 1.15, si queréis refrescar la memoria, podéis leer mi comentario al 1,14, titulado "Yo nací libre y para poder vivir libre escogí la soledad de los campos".

Capítulo 1,15: "Donde se cuenta la desgraciada aventura que se topó don Quijote en topar con unos desalmados yangüeses"

Don Quijote y Sancho recorren durante más de dos horas el mismo bosque, tras la pastora Marcela. La buscan y no la hallan. Vienen “a parar a un prado lleno de fresca yerba”, junto a “un arroyo apacible y fresco”.


Tan ameno es el lugar que convida a sestear en él. Se apean, dejan pacer a sus monturas, saquean sus alforjas y comparten su contenido "en buena paz y compañía".


¡Demasiada paz! ¿Dice el libro que Rocinante le va venir el deseo de refocilarse? De ninguna manera, es tan manso y tan poco rijoso. Ni todas las yeguas de la dehesa de Córdoba alterarían su casta naturaleza.

-¡Hiiiiiiiii! ¿Casto yo? ¡Hiiiiiiii!

Detalle del Monumento a Cervantes (Madrid)

-¿Quién me habla?

-Estoy aquí dentro, señora mía. ¿No me ve su merced?

-¡Un caballo! ¡Un rocín! ¡Rocinante en la pantalla de mi ordenador! ¡Habla!

-Sí, señora mía. ¿De qué se sorprende usted? Si don Miguel ya me dio la facultad humana del habla en los versos preliminares al Quijote. Recuerde aquella décima de cabo roto: “Soy Rocinante, el famo-, bisnieto del gran Babie-, por pecados de flaque-, fui a poder de un don Quijo-…”. E incluso diálogo con el gran Babieca, el caballo del Cid, quejándome de mi menguada ración de paja y cebada.


-Así es, señor Rocinante, pero compréndame, se me hace raro hablar con un equino, aunque sea todo un personaje literario.

-Esté atenta vuesa mercé; lo que va a escuchar es mi versión de lo acontecido en aquel prado, algo que no figura en libro alguno. Y, ruégole encarecidamente no me califique  de "secundario", siendo tan principal como soy. Porque caballero sin caballo no es caballero...


-Comience de una vez, don Rocinante.


-Pues verá, de ordinario Sancho Panza no me "echa sueltas", tan confiado está en mi mansedumbre. Cierta vez le oí comentar lo de "todas las yeguas de la dehesa de Córdoba". Les diré que  cambiarán de parecer si un día destos me ponen delante una de esas fermosas  cordobesas...El diablo no duerme y quiere que anden paciendo por alli unas jacas galicianas, que tampoco están nada mal. Lo malo es que sus amos, unos arrieros yangüeses , sestean cerca.

Raza gallega.
Sucede que me viene el deseo de refocilarme con "las señoras jacas", cómo olían aquellas jembras gallegas. No pido licencia, tomo "un trotillo algo picadillo"y voy a comunicarles mi necesidad. Mas la jugosa hierba debe serles más apetitosa que mi persona porque me reciben a coces y dentelladas. Quedome sin silla y en pelota, todas las cinchas rotas.


Viendo los arrieros la fuerza que fago a sus yeguas, acuden con estacas y me dan tantos palos que acabo derribado y por los suelos. Don Quijote y Sancho  llegan ijadeando . El loco de mi amo dice que son "gente soez y de baja ralea"y , por ello, bien puede ayudarle el escudero a tomar venganza. ¡Ay!
De aquí.
Sancho no quiere saber nada de venganzas, proclama que son veinte contra dos. Don Quijote arremete contra ellos y el bueno de Panza lo imita. Da una cuchillada a uno que traspasa el sayo de cuero. Los arrieros acuden a sus estacas " y cogiendo a los dos en medio, comenzaron a menudear sobre ellos con grande ahínco y vehemencia".

De aquí
El segundo toque da con los dos en el suelo. El amo cae a mis pies, yo aún ni levantarme; hay que ver como " machacan estacas puestas en manos rústicas y enojadas"

Los nuestros enemigos huyen con presteza. Oigo la "voz enferma y lastimada" de Sancho que llama a su señor don Quijote. Y la respuesta: "¿Qué quieres, Sancho hermano?"

El escudero pide "dos tragos de aquella bebida del feo Blas" un extraño remedio para el molimiento. Su señor no tiene tal remedio; qué más quisiera; mas le jura , "a fe de caballero andante", que antes de dos días la ha de tener.

Don Quijote se siente culpable por haber puesto mano a la espada contra hombres no armados caballeros. Así que, la próxima vez, ha de ser Sancho quien se enfrente "a semejante canalla" y los castigue. Mi amo le defenderá si hay que hacerlo con caballeros.
 


El villano Sancho  replica que él tiene "mujer e hijos que sustentar y criar", que no pondrá mano a la espada contra nadie. Y que perdona todo agravio del pasado y del futuro, venga de persona alta o baja, rica o  pobre, sea  hidalgo o pechero.
Familia de Sancho Panza.
Don Quijote quisiera tener aliento para hablar descansadamente pero no se lo permite el dolor de una costilla. Con un "ven acá, pecador" comienza la reprimenda, a ver si se entera de que ha de estar a las duras y a las maduras.Si el viento de la fortuna se vuelve a su favor y toman puerto en alguna de las ínsulas que le tiene prometidas...¿se la daría a quien no está dispuesto a defenderla?


Sancho está "más para bizmas que para pláticas", En este momento sólo le interesa que su señor se levante y que yo, Rocinante, pueda también levantarme, aunque con ayuda. Dice que no merezco la ayuda, que fui yo el culpable del molimiento. Yo, "una persona tan casta y tan pacífica", nunca lo hubieran pensado de mí. Que comprendan que la carne es débil, la mía también.

Don Quijote considera que sus carnes son más tiernas y notan más "semejantes nublados". "¡Criadas entre sinabafas y holandas!", que no sé qué es eso...A cada uno le duele lo suyo, no lo olvide, señor caballero.


No entiendo mucho sus palabras , cuenta que si a Amadís le dieron doscientos azotes con las riendas de su caballo, que si el caballero del Febo  le endosaron unas melecinas de nieve y arena por sus agujeros naturales, pobre.

Don Quijote explica que  las estacas de los arrieros no afrentan porque ninguno de ellos poseía estoque, espada o puñal.

A Sancho tanto le da, le santiguaron con sus pinos y el dolor ahí le quedó impreso, tanto en la memoria como en las espaldas.

Mi señor sigue hablando de batallas, de feridas, de caballeros enamorados que duermen en páramos y desiertos. Sueña.

Sancho apareja su asno entre "ayes", "sospiros","pésetes" y "reniegos de quien allí le había traído". Me levanta y me pone de reata, el pollino como guía, qué vergüenza para un rocín como yo. Es muy sufrido mi cuadrúpedo compañero de fatigas.

Con don Quijote  sobre el rucio, llegamos  a una venta. Cuadra, paja, cebada...que no haya leña.

-¿Señor Rocinante? ¿Dónde está? Ha desaparecido...Se oye cloc, cotocloc, cotocloc.

Un abrazo para todos los que pasáis por aquí de:

María Ángeles Merino


¡Ya están comentados todos los capítulos!

Nota: os deseo que paséis una feliz Semana de Pascua. Mañana parto para Vandalia y no llevo el ordenador. Breve desconexión.

viernes, 6 de abril de 2012

"Urtain" (3): el actor Roberto Álamo no deja "hueco para la mentira"

De aquí.
Aportación a la lectura colectiva de la obra de teatro "Urtain", de Cavestany, dirigida desde el blog "La acequia", por Pedro Ojeda.

El actor Roberto Álamo no deja "hueco para la mentira"

En el “Urtain” de Cavestany nos sorprende extraordinariamente el trabajo de Roberto Álamo, el actor protagonista. ¿Interpretación? Leamos en “El País”, 5 marzo 2010, un artículo de Rosana Torres:

“Su trabajo no parece que consista en interpretar sobre los escenarios, desde hace más de un año, al tigre de Cestona. Simplemente lo ha abducido o, como él dice, trata de encarnarlo… según Álamo "domar la carne, sentir que en aquello que haces no hay hueco para la mentira".

Legrá y Urtain, marionetas.

En la citada entrevista,  el actor recuerda que  vio fugazmente a Urtain, cuando era un preadolescente, amigo del boxeo. Y, en su retina, queda grabada esta imagen del “tigre de Cestona”:

“Sudaba, contestaba a regañadientes, pasando una y otra vez el pañuelo por la frente y el cuello. Yo era preadolescente y él tendría unos 43 años, pero muy machacados, como tengo buena memoria emocional recuerdo al personaje con ternura, quizá con compasión, con aquella timidez, totalmente abotargado..., es un recuerdo agridulce".

Sudoroso, tímido, abotargado y machacado. La imagen grabada coincide con su encarnación, que no interpretación, del boxeador. Y   la acompaña de buenas dosis de ternura y compasión, a pesar de la dureza y la acidez de la obra de Cavestany.

La transformación psicológica va acompañada de una dura transformación física.

“Meses antes de empezar los ensayos adelgazó 17 kilos y mientras, a base de cinco horas diarias de gimnasio, se fue modelando. Llegó al estreno con cuerpo y maneras de boxeador. Ahora sigue entrenando entre tres o cuatro horas diarias y está más mazas que al principio de la gira.”

Su voz también se entrena. Escucha, observa.

“Juega con todos los registros que tuvo Urtain al hablar. Saca de su garganta la voz de Ibar, cuando es joven y apenas hablaba castellano. La transforma cuando se supone que la vida le ha pasado por encima como un tsunami: "Es más grave, se le ha metido la arenilla que da el alcohol, el tabaco, los accidentes...".

Baserritarras

Roberto pasa horas en los bares de Zestoa, oye a la gente de allí, aprende a hablar como ellos. Pero no consigue que le hablen de José Manuel: "es como si nadie quisiera saber nada de él, como si fuera un hombre maldito". No hay estatuas del púgil, nadie apoyó el proyecto de erigir una. Ya oímos decir a su personaje: "un apestado".

Plaza de toros de Zestoa
Álamo  calla, se mete  dentro de ese dolor y suelta aquello tan repetido en la obra:"¿Qué he hecho yo para que lo que hago sea tan sucio?".

Para él, la obra "nos enseña a comprender el desastre de educación que había...en la que todo consistía en educar a la gente en la violencia y el miedo, todos los personajes que aparecen en la obra necesitan un abrazo". Y nos propone la "única revolución posible y verdadera...la educación afectiva, emocional".

De aquí.
El actor "ha estudiado minuciosamente a José Manuel Ibar Azpiazu recopilando entrevistas e información". Le ha llamado la atención "lo mucho que escucha y lo que no dice, cómo se defiende con una levísima sonrisa y con la manera de mover los brazos".

De aquí.

No es de extrañar que estemos ante "un actor al que le piden abrazos y no autógrafos". Alguien  capaz de ver poesía en el boxeo:

"Cuando acaba un combate, los púgiles se dan el abrazo más sentido que he visto en mi vida. Yo he visto poesía en el boxeo: he visto al gran Mohamed Ali bailando con la muerte"
Mohamed Alí

Aunque, tal vez, la mayor popularidad le venga a Roberto Álamo de la serie televisiva: "Águila roja", ambientada en el siglo XVII español. En ella, su personaje es un médico noble, con un pasado oscuro.

De aquí.

En el teatro o en la televsión, un gran actor, sin duda.

Un abrazo para todos los que pasáis por aquí de:

María Ángeles Merino

Enlaces utilizados:

 "Roberto Álamo no deja espacio para la mentira"

"Un actor al que le piden abrazos y no autógrafos"

«Yo he visto poesía en el boxeo del gran Ali»

"Urtain" (2) “El oro conseguí pero el amor perdí"


Comentario en torno a la obra de teatro "Urtain" de Cavestany para la lectura colectiva de "La acequia", dirigida por Pedro Ojeda.

“El oro conseguí pero el amor perdí"

Mientras buscaba el arranque para una entrada en torno a  ”Urtain”, qué difícil sin texto, ronda por  mi cabeza insistentemente una sentimental canción. Son las bellas voces  de Amaya Uranga y Plácido Domingo en “Maitechu mía”.  
De aquí.
Como os decía, “Urtain” me trae de la mano esta canción tan triste:
“Buscando hacer fortuna como emigrante se fue a otras tierras, y entre las mozas una quedó llorando por su querer. Vuélvete al caserío no llores más mujer que dentro de unos años muy rico he de volver, y si me esperas lo que tú quieras de mi conseguirás. Maitechu mía, Maitechu mía. Calla y no llores más”.

El casero Urtain tiene  poco en común con el indiano Santi, como es obvio. Mi asociación de ideas viene de su condición de vascos que buscan fortuna fuera de  Euskadi. Un emigrante y un boxeador. En los dos personajes puede encajar aquello de “El oro conseguí pero el amor perdí”. En el caso del boxeador, el ansiado dinero desaparece pronto, en negocios ruinosos que precipitan su suicidio. 

De aquí mismo.

Manipulado, convertido en un juguete roto, así es;  pero "la ingenuidad del Morrosco se sostiene a medias, pues éste habría peleado en diversos combates amañados, tongos que le ayudarían a ascender en el escalafón del boxeo profesional...Urtain muestra una gran avidez de dinero".

En ese ring de boxeo, donde va destapándose cruelmente su lado oscuro, el “Urtain” de Cavestany da rienda suelta a  los viejos sufrimientos, ante un grupo variopinto de personajes. No faltan famosos, políticos, los  impulsores de  su carrera, un paisano vasco...Urtain padre (Aita), Urtain niño, Marisa la primera mujer y Cecilia la segunda.Unos deslenguados periodistas dan el tono  ácido a la obra, qué mala leche se gastan. Y ese presentador tan fino que rezuma maldad. Y la chica contoneante del cartelito y un público que le jalea. Todo con muy pocos actores y con un único escenario. Muy buenos son los de "Animalario".  Roberto Álamo, un diez.


Roberto Álamo (Wikipedia)

Ponemos el vídeo. Música vasca. Qué ha hecho para que todo  sea “tan sucio”; por qué sus amigos, “que no hablan español”, le miran como un apestado, como si les fuera a contagiar algo.  Sí, “Urtain fue España. España acabó con Urtain”. Vasco españolista e icono del franquismo, todo un estigma en la Guipúzcoa interior. Y esa foto, dichosa foto. El presentador extiende el brazo, al contarlo.

De aquí.

En la obra de teatro, lo seguimos en sus intentos de darse ánimos a sí mismo y de quedar por encima, como el aceite. Su discurso se compone de subidas y bajadas, de la chulería al desánimo:

Estoy como un toro, sólo tengo un derrame y sudo. Sudo hasta debajo de la nieve, tengo que llevar un pañuelo porque hace mucho calor, en Madrid en julio hace mucho calor, ahí está Marisa, Marisa en qué mes estamos, Marisa se marchó con los hijos, me había jurado que no me abandonaría y, al final, se ha ido. Tiene cojones, dice.


De aquí.

Mientras escribo esto recuerdo de la Wikipedia que Urtain tuvo tres hijos con Cecilia y dos con Marisa. Cinco.
 
Pero nada puede con él, asegura, mira que ha tenido accidentes, ni los coches pudieron con él, aquel Pegaso, se le clavó el volante  y no puede respirar bien.


Aunque las de los accidentes fueron importantes, las heridas del boxeador fueron tres: el amor, el dinero y su propia identidad.

Sigamos escuchando el "Maitetxu mía":

"No volveré a quererte con toda el alma Maitechu mía, ni volveré a cantar zortxicos al pasar..."

Un abrazo para todos los que pasáis por aquí de:

María Ángeles Merino

Pedro Ojeda dice en "La acequia":

"Entre músicas y recuerdos, Mª Ángeles Merino anda con mucho acierto en el comentario inicial de Urtaín. Tiene razón al ponerle esa banda sonora."