sábado, 12 de diciembre de 2020

Clases y lecturas entretenidas y algo más. ¿Por qué leo?

 

¡Hola! Ya veis que llevo tiempo sin escribir entradas. Espero superar pronto el bloqueo y escribir un poco de mis lecturas en tiempos del coronavirus. 

Llevo la situación como puedo. 

Las clases de literatura de Pedro Ojeda, en la UBU Abierta, me hacen mucha compañía, me coloco los auriculares en el móvil o en el ordenador y voy contestando mentalmente. Unas veces me pilla de paseo bajo los árboles, otras en casa, cómodamente en el sofá. Me  ayudan a espantar la incertidumbre y, por supuesto, son motivo de reflexión y aprendizaje. Son clases de calidad. ¿Son entretenidas? Se me dispara un resorte. Entretener es un verbo que nunca me gustó, me sugiere algo vacío, matar el tiempo, pobre tiempo que se nos muere solo. Con la lectura me pasa lo mismo. Nunca me conformé con entretenerme, ni de niña cuando leía a Enid Blyton. 

Sí, la literatura tiene derecho a entretener pero yo no se lo he permitido nunca, le pido algo más. Mi amiga Luz del Olmo sonreiría, sabe bien que no me gusta decir que una lectura es entretenida y hablamos mucho de libros por teléfono. Me diría que entretenerse es, como dice la RAE, "pasar el tiempo de manera agradable". 

¿Por qué leo? No es una pregunta fácil. Qué sé yo, tal vez porque la lectura me ayuda a reconocer más que a conocer, porque me plantea preguntas, porque me sumerge en  mundos construidos con el arte de la palabra y nunca termina de saciarme, que un buen libro lleva a otro libro y a otro...Cuando era una adolescente pedante me gustaba sentirme más culta o más sabia pero eso me queda muy lejos. ¿Ejercicio mental? Bueno, también podría ser, aunque yo no piense en la gimnasia de las neuronas. Y porque el tiempo se pasa de una manera agradable, tienes razón, amiga. 

Sigo leyendo, sigo resistiendo. Un abrazo. 

María Ángeles Merino

 

jueves, 30 de julio de 2020

La lectura en los tiempos del coronavirus (2). Inés del alma mía (Isabel Allende).


La lectura antes de los tiempos del coronavirus.

Como os decía, me gustaría comentar como fue, como es, mi lectura en los tiempos del coronavirus. Son unos libros, compañeros fieles en días extraños, que sin duda merecen un lugar en mi blog.  El 14 de marzo tenía dos libros casi leídos, uno era Poeta en Nueva York, otro era la novela Inés del alma mía de Isabel Allende. Ya os conté el  cierre de la lectura del poemario de Lorca, en conexión con la realidad de la pandemia, ahora paso a a la novela. Sí, tenéis razón, nada que ver, como un huevo a una castaña...

 Inés del alma mía de Isabel Allende es una novela histórica que cuenta la vida de Inés Suárez, primera mujer española en Chile. Está narrada en primera persona, con la perspectiva de una viejecita, más de "setenta inviernos", que siente próxima la muerte y escribe para que sus hazañas no caigan en el olvido. La escritora arranca situando a su personaje en el espacio y en el tiempo, enlazando  con una historia de amor muy popularizada por el cine y la televisión: la de Juana la Loca y Felipe el Hermoso. 

"De la fecha exacta de mi nacimiento no estoy segura, pero, según mi madre, nací después de la hambruna y la tremenda pestilencia que asoló a España cuando murió Felipe el Hermoso. No creo que la muerte del rey provocara la peste, como decía la gente al ver pasar el cortejo fúnebre, que dejó flotando en el aire, durante días, un olor a almendras amargas, pero nunca se sabe. La reina Juana, aún joven y bella, recorrió Castilla durante más de dos años llevando de un lado a otro el catafalco...".

¡La peste precisamente! La peste y el olor a almendras amargas, un homenaje a Gabriel García Márquez, maestro del realismo mágico, que comienza así El amor en los tiempos del cólera: "Era inevitable. El olor de las almendras amargas le recordaba el destino de los amores contrariados"


Era inevitable, al comienzo de Inés del alma mía tenemos a  una gitana del Jerte que le augura una larga vida y a una criada ya difunta que muy dulcemente le anuncia: «Tú te estarás muriendo de viejita no más, señoray». En las novelas de la Allende no faltan nunca las profecías ni los difuntos con ganas de pegar la hebra, en un realismo mágico menos elaborado, más de andar por casa, más asequible a lectores menos exigentes o que no quieran romperse la cabeza.


¿Subliteratura? ¿Literatura comercial? ¿Copia menor de García Márquez? Leemos en la Wikipedia: "Autora de superventas, la venta total de sus libros alcanza 72 millones de ejemplares y sus obras han sido traducidas a 42 idiomas. Es considerada como la escritora viva más leída del mundo de la lengua española". Ahí lo dejo.



¿Qué recuerdo de esta novela? Me llamó la atención la actitud cómplice y afectiva de la escritora con el personaje. Inés Suárez era una sencilla costurera extremeña que viajó a América, muy capaz de ganarse la vida por sí misma y valiente, muy valiente; había que serlo para viajar al Nuevo Mundo, en el siglo XVI, en un barco cáscara de nuez, sin amparo de un varón. Una mujer muy apañada que lo mismo bordaba con primor que cocinaba ricas empanadas , curaba heridos como diligente enfermera o manejaba hábilmente la espada. Y si había que cortar cabezas se cortaban.


 Siguiendo los pasos de su marido,  al que no encontraría con vida, llegó hasta al Perú. Como viuda de un soldado español recibió una pequeña encomienda pero, vaya por Dios, se enamoró del conquistador Pedro de Valdivia que había dejado a su mujer, la insulsa doña Marina Ortiz de Gaete, allá en Extremadura. Inés siguió, como asistente, a Valdivia en la conquista de Chile, tras una marcha larga y penosa por el desierto de Atacama, bajo la amenaza de los bravos mapuches. Nuestra heroína peleará como un aguerrido soldado "viracocha", que así llamaban los súbditos de los incas a los conquistadores españoles. Tras la muerte de Valdivia, se casará con el gobernador Rodrigo de Quiroga. Morirá viuda y muy mayor, respetada y querida por todos. ¿Es esta una lectura solo para mujeres? 



Sea como sea, nunca olvidaré Inés del alma mía de Isabel Allende porque íbamos a tener una reunión del Club de Lectura de La Acequia y Alumni UBU, con Pedro Ojeda. Era la lectura señalada para el  mes de marzo y ya no pudo ser. Me faltaba la parte final, la más violenta, la que leí precipitadamente, entre alarmantes noticiarios, los días 14 y 15 porque tenía que devolverla el día 16. La Biblioteca Pública de San Juan estaba cerrada y , tirando de un carro de la compra vacío, por si me preguntaban el motivo de mi salida, la eché al buzón de devoluciones. ¿Dónde estará el maldito buzón? Ahí, frente al río Vena. 



 Nunca olvidaré aquella mañana silenciosa en que la Plaza de San Lesmes parecía estar lejos, apenas cuatro minutos desde mi casa. Y la prisa de la poca gente que andaba por la calle, como si les fuera a caer algo encima. Vi a dos hombres uniformados, con una boina clara, luego supe que eran los de la Unidad Militar de Emergencias (UME).  A casa, a confinarse. Hasta el día 2 de mayo, solo saldría para ir al supermercado y la farmacia. Mucho tiempo para leer, no tanto en realidad. 

Ya era hora de publicar esto, estaba bloqueada. Seguiré con mis lecturas en los tiempos del coronavirus. 

Un abrazo de María Ángeles Merino

sábado, 11 de julio de 2020

La lectura en los tiempos del coronavirus (3). La madre de Frankenstein de Almudena Grandes.


La hija de Frankenstein (Almudena Grandes)
La madre de Frankenstein (Almudena Grandes)

Compré la última novela de Almudena Grandes antes del confinamiento, como un regalo que me hacía a mí misma, de una autora que rara vez me había defraudado. Comencé a leerla y enseguida me ganó, pero cuando un libro me gusta sé que corro el riesgo de leerlo demasiado deprisa, de zampármelo y perderme detalles importantes; así que  lo dejé reposar mientras terminaba otras lecturas. Llegó la encerrona y, a pesar de la dureza de la situación, todo el día pegada a inquietantes noticiarios, me aliviaba tener una buena novela a mano, para leer despacio, en los ratos buenos.  


A falta de terraza o balcón, algún día leí en la ventana, mientras tomaba un poco el sol a primera hora de la tarde, con un calendario entre las páginas. Incluso, alguna vez imité el gesto sorprendido de la mujer de la portada. 

Mi ventana quedaba abierta al psiquiátrico de Ciempozuelos donde estuvo recluida Aurora Rodríguez Carballeira, una mujer que pasó a la historia por asesinar, mientras dormía, a su hija Hildegard, una joven superdotada que empezaba a apartarse  del diseño materno de "nueva mujer", minuciosamente trazado desde su nacimiento; como un doctor Frankenstein que se deshace del monstruo. 

Abierta al Madrid de los años cincuenta, ya sin esperanza de que el viento de la guerra mundial se llevara la dictadura. A una España de silencio y pobreza, tiranizada por la implacable moral pública franquista, un país cárcel y manicomio, incomprensible  para el psiquiatra Germán Velázquez que acababa de regresar de un largo exilio en Suiza que empezó como niño de la guerra, tutelado por una familia judía que merecía otra novela aparte, pero bien está...Germán traía ideas nuevas, una psiquiatría nueva que chocaba con la ejercida por "soldados de Cristo" como Antonio Vallejo Nájera o Juan López Ibor. No la voy a contar, sería una faena destriparla, "spoilearla" como se dice ahora. 

La madre de Frankenstein forma parte del proyecto narrativo Episodios de una guerra interminable, es la quinta de "seis novelas independientes que narran momentos significativos de la resistencia antifranquista en un periodo comprendido entre 1939 y 1964, y cuyos personajes principales interactúan con figuras reales y escenarios históricos. El espíritu y el modelo formal, así como la elección del nombre, homenajean a los Episodios nacionales de Benito Pérez Galdós". 

¿Una historia? Son  historias preñadas de historias, con un eje principal alrededor del cual gira un universo de personajes. A esta escritora se le pegan las historias como piedra imán, algunos tal vez opinen que son demasiadas, que podría aprovecharlas para otros libros, que el lector se lía con tantos personajes. Almudena Grandes es así. La anterior, Los pacientes del doctor García, tenía un árbol de personajes, reales e imaginarios, aún más ramificado. Esta es menos liosa, ánimo. 



Aurora vivió recluida veintiún años en el pabellón donde se alojaban las señoras pensionistas de primera clase, desde 1935 hasta su muerte en 1956. Una cárcel de suelo lustrado para una enferma mental de lujo. Vivía aislada, tocaba el piano todo el día y tocaba bien: solo la auxiliar María Castejón iba una hora cada día a leerla, en voz alta, un libro. No perdamos de vista a la lectora, es el otro gran personaje del trío de la novela. Almudena Grandes nos ofrece un atinado retrato de Aurora, un personaje real del que ya se ocuparon otras obras: una mujer extraordinaria que le llevaba interesando desde hacía treinta años y a la que nunca había conseguido odiar, una paranoica que razonaba impecablemente, fuera del tema de su delirio, un poco como don Quijote si se puede establecer tamaña comparación. 


La novela me acompañó en unos días duros, entre desinfectantes y terribles cifras de fallecidos, con un retrato bien trazado de un tiempo especialmente difícil. Cualquier tiempo pasado no fue mejor. 

Paseaba con Almudena por los pabellones del psiquiátrico de Ciempozuelos y las calles de un Madrid paupérrimo, la pintura gris de un país donde el nacionalcatolicismo convertía los pecados en delitos, especialmente duro para las mujeres pobres como María Castejón, "víctima de la vieja historia universal, la del señorito seductor y despiadado con la pobre mujer ignorante" como Fortunata y Juan Santa Cruz porque "Galdós, cómo no, se cuela en el libro". Me gustó especialmente el personaje de la auxiliar de clínica María, en su difícil lucha por salir de la ignorancia y de la moral impuesta. También me atrapó el de Germán Velázquez, un psiquiatra joven, inspirado en las memorias de Carlos Castilla del Pino, que nos adentró en la sombría y terrible realidad de los viejos manicomios de los cincuenta. Germán vino de Suiza y vivimos su extrañeza. Y, en todo momento, sentimos la presencia personal de la escritora, casi la vemos y, de ninguna manera, sigue la máxima de Flaubert: 

"El autor debe estar en su obra como Dios en el universo: presente en todas partes, pero sin que se le vea en ninguna". *

Porque la Grandes es muy de Galdós...

La madre de Frankenstein contiene muchos ingredientes más, os invito a descubrirlos. 

Mi intención es hablaros un poco de los libros que leí, y sigo leyendo, en los tiempos del coronavirus. Ahora parece que puedo...

Un abrazo de María Ángeles Merino

* Artículo de 9 febrero de 2020, "Galdós" de Javier Cercas. 

miércoles, 3 de junio de 2020

Estuve en el Madrid de Galdós y Google maps timeline sin enterarse.

Recuperé a Galdós 

El 9 de mayo de 2020, a las 20:57, escribí el comentario:

Google maps timeline cree saberlo todo de nosotros. Mira por donde, ignora nuestros viajes por las páginas de los libros. Después de días y días con el punto fijo en mi casa, ha comenzado a trazar los cortos paseos que alivian mi confinamiento; pero, qué alivio gracias a tu entrada,sé que nada sabe del alboroto que presencié ayer en el "paraíso" o "gallinero" del teatro Real de Madrid, en compañía de Miquis y Felipe, personajes galdosianos. ¡En tiempos de la reina castiza! Por supuesto, de cuando pateo la Mancha de don Quijote...ni idea.

Lo que cuentas del inca Garcilaso me anima a otros viajes. No sé, Cuzco me pilla un poco lejos de Burgos.

Seguimos viajando.



Mi itinerario del 9 mayo de 2020.

Ya ve usted, Sor Austringiliana, el día a día de la primavera del coronavirus.


Entrada tomada de mi otro blog: "El blog de Sor Austringiliana"

Yo vi a Federico entre los rascacielos de Nueva York



Hablando de Federico, antes de la pandemia.

El 8 de mayo de 2020, a las 11:20, escribí el comentario:

Yo vi a Federico entre los rascacielos de Nueva York, entre cadáveres amontonados, recitando a un Trump de plasma versículos de dolor. Se oía una letanía lúgubre. economía, economía.

Cuando no se tienen ganas de escribir...

Ya ve usted, Sor Austringiliana, el día a día de la primavera del coronavirus.

Lejano aquel día en el Palacio de la Isla, en realidad tan cercano.

Entrada tomada de mi otro blog: "El blog de Sor Austringiliana"



miércoles, 29 de abril de 2020

La lectura en los tiempos del coronavirus (1). Poeta en Nueva York (F. García Lorca)

Gel hidroalcohólico, cuaderno de notas, La madre de Frankenstein de A. Grandes, Poeta en Nueva York  e Inés del alma mía  de I. Allende. 

Queridos amigos que pasáis por aquí:

Espero que os encontréis bien de salud y de ánimo. Con vuestro permiso, voy a rebobinar un poco. 

Aquel 2 de marzo, tan cercano y tan lejano, cuando acabamos la sesión conjunta del Club de Lectura presencial de "La Acequia" y Alumni UBU con el Aula de Historia de la misma asociación, nos despedimos hasta la próxima y no podíamos imaginar que fuera nuestra última reunión en un tiempo indefinido. Aunque, ahora recuerdo que Pedro Ojeda nos adelantó esa posibilidad. Nos sonaba a chino. ¿A chino? Ya en la puerta, hice la última foto que ahora me pone pensativa. 

Bueno, ánimo, compañeros lectores, venceremos al coronavirus y estaremos juntos hablando, codo a codo, de libros y de lo que nos apetezca. De momento, la comunicación es virtual, la propia de un blog, a la que os tengo acostumbrados desde hace más de doce años. 


El 14 de marzo llegó el confinamiento, nuestra vida cambió y las lecturas pasaron a ocupar un lugar distinto en nuestro día a día, quizás más importante que antes. 

Ya no leo sentada al sol en un banco, o en una terraza, ni paseo como un cura con el breviario, con peligro de chocar contra algún árbol o farola. No puedo ir a la búsqueda del libro apetitoso en bibliotecas o librerías. Como solo salgo al supermercado y voy disparada, no puedo pararme en la calle con las compañeras del club, para charlar de lo difícil que fue Poeta en Nueva York y mira qué bien se lee este otro.


Lujos del pasado

El de lectura fácil es Inés del alma mía de Isabel Allende, lo terminé precipitadamente porque tenía que devolverlo el día 16. Y, armada de un carro de la compra, por si me decían algo, lo eché al buzón de devoluciones de la Biblioteca Pública. 

¿Me había quedado sin lecturas? No y ahora me eran más necesarias que nunca. Hacía muy poco que había comprado con ilusión La madre de Frankenstein de Almudena Grandes, sus páginas me prometían una larga y feliz lectura.

Pero no quería devorarlo y aún no había cerrado del todo Poeta en Nueva York, "un libro que nos pide sosiego para que nos llegue el pulso de la emoción". Me asomé al vértigo, me adentré en la oscuridad de un libro doliente que no podía leer de un tirón. Todavía mientras redactaba la crónica de la reunión, los comentarios recogidos en el cuaderno de notas se me cruzaban con las noticias de la pandemia en Nueva York, sí, ellos también, como nosotros, como el mundo entero. Era como si Federico hubiera vuelto con sus misteriosas imágenes de sufrimiento: 





No sé si fue buena idea terminar de leer Poeta en Nueva York con la que caía en marzo y cae todavía en abril. El corazón "tiembla arrinconado como un caballito de mar".

Seguiré contando cómo fue, cómo es mi lectura en los tiempos del coronavirus. 

Un abrazo de María Ángeles Merino

miércoles, 8 de abril de 2020

Crónica de la sesión conjunta del Club de Lectura de La Acequia y el Aula de Historia sobre Poeta en Nueva York de García Lorca.


Foto Facebook. Instituto Castellano Leonés de la Lengua.
Carlota Martínez, Pilar López Lorente y Pedro Ojeda.

El 2 de marzo pasado, y ha pasado mucho, a las 17 horas, el Instituto Castellano y Leonés de la Lengua acogió, en su sede del Palacio de la Isla de Burgos, una sesión conjunta del club de lectura de "La Acequia" con el Aula de Historia de Alumni UBU y la Asociación de Antiguos Amigos de la Universidad de Burgos. La sesión fue dirigida por Pedro Ojeda Escudero, profesor de la Universidad de Burgos y coordinador del citado club de lectura, que analizó Poeta en Nueva York de Federico García Lorca. A continuación, la profesora Carlota Martínez Sáez contextualizó históricamente la citada obra. Finalmente, algunos de los asistentes expresaron su punto de vista, en un ameno coloquio.

Tras las presentaciones y agradecimientos correspondientes, comienza la sesión el profesor Pedro Ojeda Escudero: 

-(P.O.) Poeta en Nueva York es una obra que ejemplifica la Vanguardia. El fin de los felices años veinte coincide con la crisis financiera y la convulsión social de los años veinte y treinta. Sé que os lo he puesto difícil, pero antes o después hay que intentar leer Poeta en Nueva York. Alguno tendrá ganas de asesinarme.



Después vamos a hacer la preinauguración de la exposición fotográfica Campos de Castilla, integrada por imágenes del poeta soriano César Sanz Marcos que se presentan acompañadas de versos del poemario de Antonio Machado que leímos en el Club de Lectura hace unos años. Vamos a comenzar la tarea.

Todos tenemos una edición de Poeta en Nueva York, sin embargo Federico García Lorca era muy reacio a publicar. Su Romancero Gitano lo llevaron sus amigos a la Revista de Occidente y tuvo un gran éxito que no le gustó. Él escribió algo vanguardista y fue popular. Un día, el camarero que le sirvió el café le recitó de memoria todos los poemas, se dio cuenta de que no había sido comprendido. Cayó en una depresión y crisis total que le llevó al desamor.



Poeta en Nueva York se publica después de su muerte.  Había entregado a José Bergamín una carpeta con unas cuantas hojas sueltas y no le habló de lo que quería hacer con esas hojas. Manuscritos, hojas de revista, otras mecanografiadas, algo muy heterogéneo con algunas ilustraciones alusivas. No sabían qué quería hacer Federico García Lorca con esos poemas y esos dibujos. 



En la primavera de 1936 hay un golpe de estado que provoca una guerra civil y Federico García Lorca es asesinado. Bergamín se lleva el manuscrito al exilio y realiza la primera edición de 1940, que aparece a la vez en México (editorial Séneca) y Estados Unidos (editorial Norton, traducido al inglés por Rolfe Humphries). Lo publica con imágenes y fotografías junto a los textos, algo muy moderno, parece que Lorca tenía intención de hacer algo más.


No son ediciones iguales, hay diferencia en algunos versos, con enigmas que no se han resuelto. La bilingüe permite la edición en el ámbito anglosajón y es la que convierte a un poeta español en una de las grandes voces de la poesía universal. La poesía americana recibió una influencia directa de los poemas de Federico García Lorca.


Los pofesores Carlota Martínez y Pedro Ojeda.

El pasaporte tiene fecha de 3 de junio de 1929 y el viaje se justifica como "ampliación de estudios". Iba a dar unas conferencias y a aprender inglés que no aprendió, no lo suficiente para presentarse al examen. Se fue porque se lo aconsejaron sus padres, tenía que irse, padecía depresión, había sufrido una ruptura sentimental y una gran decepción desde la marcha de Buñuel y Dalí a París. No sabía qué hacer con su vida, sus amigos se iban colocando en la universidad o montaban negocios, él dependía del dinero de sus padres. 


Entra en una espiral depresiva, su padre le dijo tienes que cambiar de aires, pero no en París donde podría recaer en sus malas costumbres. Nueva York era un lugar que le atraía y allí fue.



Llevaba una vida reducida a amigos de origen español, no hablaba inglés. Qué le sucede, en octubre sucede la crisis, el crack bursátil que da origen a la Gran Depresión, se hunden las bolsas, la economía se colapsa y contagia a otras economías, hay personas paradas, necesidad, hambre...


Desde Nueva York el poeta llega a La Habana, donde hay un redescubrimiento del idioma, de la luz y del ámbito hispánico. 

¿Entenderlo? No hay que entenderlo, es la época de la vanguardia. Nos preguntamos el poema de qué va, qué cuenta. Cuenta muchas cosas, pero no lo cuenta en línea. Poemas acumulación de imágenes, hay que dejarse arrastrar por esa acumulación de imágenes, provoca en mí un desasosiego, voy a empezar a entender, resulta muy fácil, está construido en torno a la dualidad naturaleza (negros) y artificial ( le espantó Nueva York).  No le gustó nada, le pareció un lugar imposible para vivir, hay unos toque antijudíos /judíos símbolo del capitalismo). La infancia es la nostalgia por la época más pura frente a la madurez. 



El yo frente al mundo, un mundo incomprensible, un mundo que agrede, todo a partir del lenguaje surrealista. El movimiento más importante de vanguardia que va a contagiar a los demás fue el de Breton, grupo surrealista de París. Allí estaban Dalí y Buñuel. La vanguardia tenía que rehumanizarse y evolucionar hacia el compromiso, Breton es partidario de un arte comprometido con el comunismo, Dali no quiere y lo expulsan cuatro días después. 



Federico García Lorca se anticipa en meses, hace en Nueva York lo que ellos hacían en París. Es el compromiso hacia el gran sufrimiento, un gran dolor. Un surrealismo muy violento en las expresiones, para chocar contra el burgués, "épater le bourgeois". 

La profesora Carlota Martínez Sáez nos contextualiza la época:

-(C. M.) Tenemos el final de los años veinte, el boom cultural que van a vivir, con la música, con la literatura, la gente quiere vivir porque han visto morir. Esos jóvenes que no habían estado en la gran guerra y que van a vivir los años 20: la gran depresión, el fascismo, un nuevo mundo que muere, una democracia que nace cansada, corrupta, no es como la nuestra.



Está el fascismo y el nazismo en que se ha metido el mundo, hay una generación que paga la vida por ello. Podemos comparar el mapa de Europa de 1914 y el de 1929. Al acabar la primera guerra mundial es el fin de los imperios, sustituidos por repúblicas democráticas. Avanza la democracia, muchas son democracias heridas de muerte como la de Hungría. El mejor ejemplo es la República de Weimar en Alemania: sentimientos plurinacionales, agitación comunista y peligro de golpes militares. Es perfecta en teoría pero está herida de muerte. 



García Lorca se marcha de una dictadura militar en España y va a EEUU, a un país que ha salido victorioso de una guerra en la que solo estuvo un año, si entró al final fue para que le devolvieran los préstamos. Cuando se funda la Sociedad de Naciones no quiere entrar. Practica aislacionismo respecto a Europa e imperialismo en América latina y en el Pacífico. No me hubiera gustado vivir en EEUU en esa época. El Ku Klux Klam , auspiciado desde arriba, llegó a tener cinco millones de afiliados. La Ley Seca prohibió el alcohol y trajo la Mafia y su mundo. 



El crecimiento económico trae una nueva era tecnológica, son los nuevos ricos que descubren la compra a plazos de teléfono, automóviles, electrodomésticos...Nace la sociedad de consumo. Es una prosperidad precaria. Al final, se produce la crisis. Entre las causas: la reducción del consumo y la oferta que crece más que demanda. Se produce la burbuja financiera, la depresión, el crack, la quiebra financiera y el paro. Pagan el pato los más débiles. 



Poeta en Nueva York da una imagen de la sociedad americana a punto de romperse. El mundo que refleja es la guía para ser entendido. Asustado por la máquina, la destrucción de derechos y la desigualdad. Una perspectiva condicionada por la gente con la que se relaciona. La desigualdad en Harlem, no hay angustia comparable a la de lo oprimidos: "¡Ay Harlem! ¡Ay Harlem!" La situación social de Harlem donde vivían también latinos y muchos judíos de clase baja, el antisemitismo en la sociedad americana que también existía en España. 

¿Con una cuchara de palo? ¿La irrupción de las drogas ? La heroína surge en EEUU y se multiplica por la Ley Seca. Introducen sustancias que tienen buena prensa. Sube el consumo de heroína en Harlem. 



Le sorprenden la arquitectura y la geometría de Nueva York. Lorca no deja de ser un pequeño burgués de provincias. Apela al hombre: Las aristas suben al cielo sin voluntad de nube, ni voluntad de gloria. Una arquitectura extrahumana  con su ritmo furioso, un ejército de ventanas sin mirar una nube. La esclavitud dolorosa del hombre y de la máquina juntos le produce angustia:  "La Aurora llega y nadie la recibe en su boca...Los primeros que salen... saben que van al  cieno de números y leyes". La lucha de la naturaleza con la arquitectura, la vence: Son las colinas de martillos y el triunfo de la hierba espesa. La naturaleza vuelve a tonar lo que era suyo.


Como en el Monumento a Mola, la naturaleza toma lo que era suyo.

El crack del 29. Lorca es exagerado, voy a criticarlo. No fue una hecatombe. Dice: "Un verdadero tumulto de dinero muerto que se precipita al mar" pero lo más duro fue a partir del año 30 cuando cerraron los bancos. El pánico todavía no se podía percibir. Las víctimas serían los de abajo, los de siempre, a partir de 1930. 

Critica a la Iglesia en Grito hacia Roma: 
...
Porque ya no hay quien reparte el pan ni el vino,
ni quien cultive hierbas en la boca del muerto,
ni quien abra los linos del reposo,
ni quien llore por las heridas de los elegantes.
No hay más que un millón de herreros
forjando cadenas para los niños que han de venir.
No hay más que un millón de carpinteros

que hacen ataúdes sin cruz.
...

Como si ya viera que están condenados a morir en la segunda. Hay una crisis del liberalismo y una reacción conservadora ante la movilización obrera. El fascismo que llega  es premonición de que va a llegar la Guerra civil y la Segunda  Guerra Mundial. Hay vanguardistas que van a caer en el fascismo.



-(P.O.) Algunos poemas se publican en vida. "Grito hacia Roma" es inédito, él es consciente de que puede molestar y sigue trabajando durante seis años con una obsesión en su producción. Poeta en Nueva York es un ante y un después. En Grito hacia Roma hay que cerrar el libro y pensar, es un mundo que ha descarrilado, es el 29. Es una voz profética, anuncia como un profeta lo que va a suceder, viene de la herencia de Walt Whitman, el fin del mundo occidental. Cuando llega a Nueva York la dimensión le sobrepasa, todo es apocalíptico. Asiste a algunos acontecimientos, como cuando vio filas de automóviles atacados por bandas de negros con bates de béisbol (Con una cuchara de palo).


Con una cuchara´
arrancaba los ojos a los cocodrilos
y golpeaba el trasero de los monos.
Con una cuchara.
...
Contextualizamos. El mundo siempre ha ido cambiando pero ahora, gracias a los medios de comunicación, vemos en directo los cambios. Van desapareciendo los imperios, está la cuestión social con enormes tensiones y dictaduras. Poeta en Nueva York refleja una crisis total personal de Lorca y también un mundo en crisis. Ya no me sirve la forma tradicional de contar el mundo, aparecen nuevas  formas:vanguardias, surrealismo.

Preguntas de lectores y alumnos: 

-¿Cómo se puede traducir al inglés un libro así?

-(P.O.) Tú has escuchado Pequeño vals vienés, es un éxito internacional de Leonard Cohen, con un texto de García Lorca. Hay expresiones muy locales pero el texto está formado por imágenes muy visuales, colores y sensaciones que se pueden traducir, lo difícil es cuando hay expresión local. Influyó muchísimo en la poesía norteamericana. 



Hay alusiones al mundo de la droga, favorecido por la Ley Seca, en los ámbitos intelectuales. Nueva York es un puerto, que no se nos olvide, con fumaderos de opio. Es una sociedad que vive la droga, aunque no la permite. Hay alusiones a como se inyecta la droga, aunque no hay constancia de que Lorca tuviera una experiencia con ella. 

Lorca consigue formas de expresión nuevas para un mundo que ha cambiado. Busca unas formas en las que hay mucho de lo anterior: endecasílabos, octosílabos, incluso en el verso libre por influencia de Walt Whitman.

Encontramos metáforas bellísimas, como en "La luna pudo detenerse al fin", para contar la muerte de Cristo. Lorca era lector de la Biblia y lo escribe en versículos. La conmoción universal al morir Cristo, hay que sentirla, no entenderla : "esa maldita vaca tiene las tetas llenas de perdigones". Los fariseos quieren hacer dinero, la pureza de la sangre de Cristo va a lavar las heridas. Sus metáforas proceden de lo que ha vivido, de la religión. Cuando llega a La Habana se reencuentra con la luz,  pasa de un mundo artificial a un mundo natural. "El son de negros en Cuba" le recupera. La salvación en Cuba: "iré a Santiago".



-Más para leerlo que para explicarlo. Buenas imágenes.

-Imágenes del mundo interior, las imágenes te llevan y son tantas. Es dificilísimo entender Poeta en Nueva York.

-(P.O.) No hay que entender todas las imágenes. Si ves a unos niños machacando ardillas no lo entiendes pero lo entiendes por la violencia. No entender el 100% dejar recibir los impactos y comentar las emociones.

-Tú nos lo has explicado: no hay que entenderlo. Algunos son insufribles: la mujer gorda, el pastor pide teta. Piensas que está fumao.

-(P.O.) Recibir la imagen es lo importante.

-Es lenguaje.

-(P.O.) A través de la poesía otras artes: el arte plástico, la música. La suma de elementos: Vanguardia.

-Me ha transmitido violencia, soledad.

-Aunque no se entienda, transmite violencia, desasosiego.

-He llegado a ese momento en que se quisiera esconder.

-(P.O.) Varios yoes, un mundo interior complejo. Alegre e extrovertido pero solitario y acomplejado. Tenía más de treinta años y vivía de sus padres. Ahora sí, sería normal.
Quería vivir de la literatura. Después de Poeta en Nueva York hizo giras teatrales. 

Ha sido una magnífica contextualización.

Por último, tuvimos el privilegio de  preinaugurar  la exposición fotográfica Campos de Castilla, integrada por imágenes del poeta soriano César Sanz Marcos, acompañadas de versos del poemario de Antonio Machado. 




Nos despedimos, fue una reunión muy interesante y agradable, gracias a los profesores Pedro Ojeda y a Carlota Martínez y a las entidades organizadoras: Instituto Castellano Leonés de la Lengua y Alumni UBU. Lo que no podíamos imaginar es que fuera la última reunión de nuestro club de lectura en un tiempo...


Venceremos al coronavirus y nos volveremos a reunir para hablar de libros y de historia. Salud y ánimo, amigos. Un abrazo de la que esto escribe:

María Ángeles Merino Moya

Mi crónica está redactada, como otras veces, siguiendo mis rápidos apuntes tomados en la reunión, con la voluntad de acertar con su espíritu, ya que con la letra, toda la letra, es humanamente imposible. 

sábado, 29 de febrero de 2020

Nos adentramos en la oscuridad de Poeta en Nueva York: "Ni tú, ni yo, ni el aire, ni las hojas."



En la entrada anterior, me asomé "al balcón del vértigo lorquiano" y contextualicé "el poemario y algunas imágenes, que de tan oscuras nos pertenecen"; porque "A Poeta en Nueva York hay que entrarlo por ese misterio en el que nos reconocemos". Ahora continúo, me adentro en la oscuridad, el camino es difícil y oigo "el cri cri de las margaritas". 



"Enrique,
Emilio,
Lorenzo.

Estaban los tres helados.
Enrique por el mundo de las camas,
Emilio por el mundo de los ojos y las heridas de las manos,
Lorenzo por el mundo de las universidades sin tejados."
...

"ESTUDIANTES BAILANDO, VESTIDOS DE MUJER" (Fotografía que acompaña a "Fábula y rueda los tres amigos)

Y me encuentro con la fábula de los tres amigos que bailaban a la rueda, rueda: Lorenzo, Emilio y Enrique. "Tres y dos y uno". La danza mortal del amor perdido. 

Estaban los tres helados, quemados, enterrados y momificados. El poeta los vio "perderse llorando y cantando por un huevo de gallina". ¿Eran tal vez los que le llamaron cobarde y costumbrista y perro andaluz? ¿Su nombre era acaso Dalí y Buñuel? ¿Era el  Emilio que mostró su verdadera máscara traidora?  Olvido las arqueologías literarias. 

Federico "había matado la quinta luna y bebían agua por las fuentes los abanicos y los aplausos".  "Se hundieron las formas puras bajo el cri cri de las margaritas" y comprendió que le habían asesinado. 

Huyó por la sexta luna arriba, es inútil que abran toneles, armarios y fosas con esqueletos que, a veces, llevan oro. Ya no le encontraron pero "el mar recordó ¡de pronto! el nombre de todos sus ahogados". 

¿Premonición? 



Tu infancia en Menton

Sí, tu niñez ya fábula de fuentes.
Jorge Guillén. 

"Sí, tu niñez ya fábula de fuentes.
El tren y la mujer que llena el cielo.
Tu soledad esquiva en los hoteles
y tu máscara pura de otro signo"
...

Jorge Guillén busca recuperar "el tiempo en profundidad", el de la niñez, el único en que las fábulas son posibles. De manera semejante, García Lorca, traicionado por la persona amada, va a intentar recuperar el "alma tibia" del traidor:  

"Norma de amor te di, hombre de Apolo,
llanto con ruiseñor enajenado,
pero pasto de ruina, te afilabas
para los breves sueños indecisos."

Ha sido engañado pero desearía atrapar ese mismo amor y reconducirlo al tiempo donde son posibles las fábulas. 

"Amor, amor, amor. Niñez del mar."

Pero la infancia ha pasado: "Sí, tu niñez ya fábula de fuentes". Un remedio imposible "para el dolor de Apolo detenido/con que he roto la máscara que llevas". 

Este poema enlaza con "1910. Intermedio". La infancia como paraíso perdido y tiempo de la auténtica felicidad está presente en todo el poemario. En una imposible fábula, cabría la intersección de infancias de los dos amantes, allí:

"Allí, león, allí furia del cielo
te dejaré pacer en mis mejillas." 
...


"Ni tú, ni yo, ni el aire, ni las hojas". No hay nada, solo queda la niñez, fuente de fábulas. 

¡Qué poco camino he recorrido! Solo la sección I. Poeta en Nueva York transmite muchísimo dolor. No es para leer de un tirón, yo al menos no puedo. Voy muy, muy lenta y tanteando. De vez en cuando, algo de luz. Las imágenes, unas me desconciertan, otras me enamoran...

Espero poder seguir adentrándome en el misterio de Poeta en Nueva York. 

Un abrazo para todos los que pasáis por aquí de:

María Ángeles Merino