lunes, 25 de agosto de 2008

El cautivo nos habla de Don Juan de Austria y de la batalla de Lepanto

El serenísimo don Juan de Austria

Una flotilla turca hizo presos a Miguel de Cervantes y a su hermano Rodrigo, en 1575. El hecho de habérsele encontrado en su poder las cartas de recomendación que llevaba de don Juan de Austria hizo pensar a sus captores que Cervantes era una persona muy importante, y por quien podrían conseguir un buen rescate. Pidieron quinientos escudos de oro por su libertad.

CUADRO DE IL VERONESSE "BATALLA DE LEPANTO"




CUADRO DE IL VERONESSE "BATALLA DE LEPANTO"

Cuenta el cautivo, personaje del Quijote que tiene mucho en común con Cervantes:
"Súpose cierto que venía por general desta liga el serenísimo don Juan de Austria, hermano natural de nuestro buen rey don Felipe. Divulgóse el grandísimo aparato de guerra que se hacía; todo lo que cual me incitó y conmovió el ánimo y el deseo de verme en la jornada que se esperaba; y aunque tenía barruntos, y casi promesas ciertas, de que en la primera ocasión que se ofreciese sería promovido a capitán, lo quise dejar todo y venirme, como me vine, a Italia. Y quiso mi buena suerte que el señor don Juan de Austria acababa de llegar a Génova; que pasaba a Nápoles a juntarse con la armada de Venecia, como después lo hizo en Mecina".

Digo, en fin, que yo me hallé en aquella felicísima jornada, ya hecho capitán de infantería, a cuyo honroso cargo me subió mi buena suerte, más que mis merecimientos. Y aquel día que fue para la cristiandad tan dichoso, porque en él se desengañó el mundo y todas las naciones del error en que estaba, creyendo que los turcos eran invencibles por la mar, en aquel día, digo, donde quedó el orgullo y la soberbia otomana quebrantada, entre tantos venturosos como allí hubo (porque más ventura tuvieron los cristianos que allí murieron que los que vivos y vencedores quedaron) yo solo fui el desdichado; pues , en cambio de que puediera esperar, si fuera en los romanos siglos, alguna naval corona, me vi aquella noche que siguiuó a tan famoso día con cadenas a los pies y esposas a las manos Y fue desta suerte: que habiendo el EChalí , rey de Argel, atrevido y venturoso cosario, embestido y rendido la capitana de Malta, que solo tres caballeros quedaron vivos en ellas, y éstos mal heridos, acudió la capitana de Juana Andrea a socorrellas, en la cual yo iba con mi companía; y haciendo lo que debía en ocasión semejante, salté en la galera contaria, la cual,desivándose de la que la había embestido, estorbó que mis soldados me siguiesen, y así, me hallé solo entre mis enemigos, a quien no pude resitir, por ser tantos; en fin,me rindieron lleno de heridas"(colaboración de Luz del Olmo)

1 comentario:

Kety dijo...

Poco a poco nos adentramos en las vivencias del cautivo, que no fueron otras que las de Cervantes.

Un fragmento más:

"Y, como ya habréis, señores, oído decir que el Uchalí se salvó con toda su escuadra, vine yo a quedar cautivo en su poder, y solo fui el triste entre tantos alegres y el cautivo entre tantos libres; porque fueron quince mil cristianos los que aquel día alcanzaron la deseada libertad, que todos venían al remo en la turquesca armada.
Lleváronme a Constantinopla, donde el Gran Turco Selim hizo general de la mar a mi amo, porque había hecho su deber en la batalla, habiendo llevado por muestra de su valor el estandarte de la religión de Malta. Halléme el segundo año, que fue el de setenta y dos, en Navarino, bogando en la capitana de los tres fanales. Vi y noté la ocasión que allí se perdió de no coger en el puerto toda el armada turquesca, porque todos los leventes y jenízaros que en ella venían tuvieron por cierto que les habían de embestir dentro del mesmo puerto, y tenían a punto su ropa y pasamanques que son sus zapatos, para huirse luego por tierra, sin esperar ser combatidos: tanto era el miedo que habían cobrado a nuestra armada. Pero el cielo lo ordenó de otra manera, no por culpa ni descuido del general que a los nuestros regía, sino por los pecados de la cristiandad, y porque quiere y permite Dios que tengamos siempre verdugos que nos castiguen…

Vaya verano quijotesco que llevamos. ¿De quién sería la idea? :-)
Un abrazo