lunes, 3 de septiembre de 2018

"No tengo por qué huir, yo no he hecho nada".



Ayer leía "El País" y me encontré con la triste historia familiar que tantas veces me contó mi madre, la que nos contó aquí en el blog, para la lectura colectiva de "La Acequia", en un ficticio diálogo con Chaves Nogales, el autor de A sangre y fuego. Sigue contándola, a sus casi noventa y cinco años, y le ha sorprendido verla escrita en un periódico.

El artículo se titula "El anhelado ascenso del teniente coronel Moya". Habla de la petición de un militar retirado de 85 años, héroe de la guerra de Ifni e hijo de un teniente fusilado por Franco. Su nombre: Antonio Moya Muñoz. ¡Uno de los cuatro hijos de Francisco Moya Escribano, el tío de mi madre, el fusilado en Málaga! 

Sorprendida leo:

"Moya es huérfano de un teniente que combatió en la guerra de África. El 17 de julio de 1936, su padre tomó el barco melillero para incorporarse a su nuevo destino en Valladolid. La sublevación le pilló en mitad de trayecto y, al llegar a Málaga, se puso a las órdenes de la autoridad militar. Cuando las tropas nacionales entraron en la ciudad, en 1937, su hermano le ofreció escapar a Almería, aún en manos republicanas. "No tengo por qué huir, yo no he hecho nada", le contestó. Franco no lo consideró así y lo mandó fusilar. Dejó viuda y cuatro hijos. Uno de ellos, entonces de cuatro años, acabó siendo militar."




Vuelvo al diálogo que mantuve con mi madre, en marzo de 2017: 

-Veinte días antes de comenzar la guerra, salimos de Antequera. Un día o dos antes de que nos fuéramos, nos visitó mi tío, Francisco Moya Escribano, que era militar y que, muy poco después, sería fusilado por los nacionales, en Málaga. Recuerdo sus palabras: "Antonio, si te vas a marchar, vete mañana mejor que pasado, porque se va a armar una muy gorda, no me preguntes más".

-Por último, mamá, tengo curiosidad en saber cuándo se enteró mi abuelo de la muerte de su hermano, Francisco Moya Escribano, militar fusilado en Málaga.

-Eso fue muy triste porque no lo supo hasta el fin de la guerra y lo habían matado al principio. Durante los tres años tuvo comunicación con su madre, que estaba en Córdoba, pero la abuela Ángeles no nos dijo nada de la muerte de su hijo Paco. Tu abuelo estuvo tres meses neurasténico, no pudo trabajar ni dar clase en ese tiempo. Las guerras son terribles. Son a sangre y fuego como ese libro tuyo.

Son a sangre y fuego. 



No cabe duda, mi madre es una buena cronista.

Un abrazo desde aquí para el teniente coronel Antonio Moya Muñoz de: 

María Ángeles Merino Moya, hija de María Ángeles Moya García, hija a su vez de Antonio Moya Escribano, el hermano que le ofreció escapar a Almería, aún en manos republicanas. 

https://elpais.com/politica/2018/08/26/actualidad/1535312751_298637.html

http://aranitacampena.blogspot.com/2017/03/mi-madre-dialoga-con-sangre-y-fuego.html

http://aranitacampena.blogspot.com/2017/03/mi-madre-dialoga-con-sangre-y-fuego-2.html

http://aranitacampena.blogspot.com/2017/03/mi-madre-dialoga-con-sangre-y-fuego-3.html

3 comentarios:

Ele Bergón dijo...

Excelente entrada, complementaria del artículo del País.
Y luego dicen por ahí, que Franco solo mató o mandó matar a aquellos que tenía delitos de sangre. ¡Cuántos murieron solamente por estar en el otro bando! Es bueno que se sepa todo esto y que las personas que aún quedan nos cuenten de primera mano la verdad de lo que pasó.

Besos

Unknown dijo...

Si, he tardado casi 61 años en conocer la verdadera historia de mi abuelo, Francisco Moya Escribano, padre de mi madre Angelina Moya Muñoz, 12 años interna después del lamentable suceso, por fin entendí toda esa tristeza de mi abuela, Isabel Muñoz Corte y la que aún arrastra mi madre de 90 años que sigue acordándose de su padre con lágrimas, cuando lo vio en el cementerio de Málaga en el suelo. Mi abuela lo reconoció por la medalla que llevaba colgada.
Su nieto Francisco Núñez Moya.

Abejita de la Vega dijo...

Un abrazo, Francisco Núñez Moya. Un beso muy grande para tu madre, la prima Angelina de mi madre María Ángeles Moya de 95 años de edad.

Mi madre me lo contó siempre, desde que yo era muy pequeña, la historia de su tío Paco, el militar fusilado.

No sabía que tu madre lo viera en el cementerio de Málaga, tirado en el suelo. Terrible para una niña.

María Ángeles Merino Moya