domingo, 1 de noviembre de 2009

Un funesto ciprés



Este verano saqué estas fotos y me acordé del poema de Unamuno :"En un cementerio de lugar castellano". Me llamó especialmente la atención el pobrecito ciprés, tan mustio. Pedro : mí tampoco me gustan estos cipreses funestos, como decía Cervantes.
EN UN CEMENTERIO DE LUGAR CASTELLANO

Corral de muertos, entre pobres tapias,
hechas también de barro,
pobre corral donde la hoz no siega,
sólo una cruz, en el desierto campo
señala tu destino.
Junto a esas tapias buscan el amparo
del hostigo del cierzo las ovejas
al pasar trashumantes en rebaño,
y en ellas rompen de la vana historia,
como las olas, los rumores vanos.
Como un islote en junio,
te ciñe el mar dorado
de las espigas que a la brisa ondean,
y canta sobre ti la alondra el canto
de la cosecha.
Cuando baja en la lluvia el cielo al campo
baja también sobre la santa hierba
donde la hoz no corta,
de tu rincón, ¡pobre corral de muertos!,
y sienten en sus huesos el reclamo
del riego de la vida.
Salvan tus cercas de mampuesto y barro
las aladas semillas,
o te las llevan con piedad los pájaros,
y crecen escondidas amapolas,
clavelinas, magarzas, brezos, cardos,
entre arrumbadas cruces,
no más que de las aves libres pasto.
Cavan tan sólo en tu maleza brava,
corral sagrado,
para de un alma que sufrió en el mundo
sembrar el grano;
luego sobre esa siembra
¡barbecho largo!
Cerca de ti el camino de los vivos,
no como tú, con tapias, no cercado,
por donde van y vienen,
ya riendo o llorando,
¡rompiendo con sus risas o sus lloros
el silencio inmortal de tu cercado!
Después que lento el sol tomó ya tierra,
y sube al cielo el páramo
a la hora del recuerdo,
al toque de oraciones y descanso,
la tosca cruz de piedra
de tus tapias de barro
queda, como un guardián que nunca duerme,
de la campiña el sueño vigilando.
No hay cruz sobre la iglesia de los vivos,
en torno de la cual duerme el poblado;
la cruz, cual perro fiel, ampara el sueño
de los muertos al cielo acorralados.
¡Y desde el cielo de la noche, Cristo,
el Pastor Soberano,
con infinitos ojos centelleantes,
recuenta las ovejas del rebaño!
¡Pobre corral de muertos entre tapias
hechas del mismo barro,
sólo una cruz distingue tu destino
en la desierta soledad del campo!

Miguel de Unamuno

10 comentarios:

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

mira..a mi el ciprés simpre me ha marcado el terreno...me olía a muerto, que quieres que te diga...como el poema...a mi este día me gusta solo porque no trabajo...besos

Ele Bergón dijo...

Pues, lo siento pero a mi me encanta este árbol y lo tengo dedicado un poema que te dejo aquí.


Mudo cipés en el fervor de Silos

Los veo en Italia,
en verdes jardines
en forma de llamas.

Sus sombras se alargan
son árboles altos
que sueñan baladas
Y
en los cementerios
silenciosos suben
tocando los cielos

Luz del Olmo

Ele Bergón dijo...

Por supuesto que el primer verso es de Gerardo Diego, se me olvidó ponerlo, por eso rectifico.

Ele Bergón dijo...

¡Jua! qué gracioso el Basilio, hacerse el casi muerto, al estilo de las pelis, con sangre pero sin ella. Está diver. Y todo para conseguir que la bella Quiteria se case con él ¿engañándola? Lo que hacen algunos por conseguir a la chica que les gusta. ¡ Claro que no sabemos lo que pasará después! ¿Se llevarán bien? ¿Tendrán hijos? ¿Discutirán? ¿Se divorciarán? Vete tú a saber...
Y al Camacho, qué rápido lo convence el cura y qué voluble el hombre. Nada, que aquí no ha pasado nada y qué ella se lo pierde. Bueno majo si eso te convence, allá tú.

El único que se da cuenta y se mosquea es mi padre Sancho y es que es más listo de lo que aparenta, como le pasa a mi profe de lengua que se hace así como la simpática, pero ya, ya... El otro día me separó del Rubén, y me puso con el tontaina del Felipe. Me enfadé mogollón, tiré la cartera, no atendí nada en clase, no hice ningún ejercicio y no quiero volver a su clase y es que los profes parecen guais, pero luego son unos huesos. Todo es un rollo y el insti más.

Choque de manos coleguis, espero se me pase el enfado.

El Sanchico.

Merche Pallarés dijo...

Bello poema de Unamuno. Describe perfectamente ese páramo castellano, esa soledad, sin ni siquiera un ciprés. Lo único que le da un poco de luz son las amapolas, las clavelinas, las magarzas, los brezos y los cardos... Besotes, M.

Martine dijo...

¡Abejita! Hermoso y melancólico Poema el que nos brindas!

Lo del ciprés: era el árbol que todas las vil.lae Romanae ponían a su Entrada para dar la bienvenida a los visitantes, luego en cementerios son ahora símbolo de reposo, me gustaban hasta que unos amigos arqueólogos me explicaron lo de las serpientes, dan fe de ello y de algún susto que se llevaron, y te aseguro que los veo desde otro prisma.. hago como dices un buen rodeo, en verano ni te cuento!!

Muchos besitos!

Abejita de la Vega dijo...

Manuel :el ciprés funerario es antipático, nos marca el terreno. De acuerdo, el día me gusta por no ser laborable y por los buñuelos.

Ele:tu poema es una glosa del de Gerardo Diego ¿se dice así? Los de los jardines, también me gustan a mí.Ahora me doy cuenta de que, en tu icono de presentación, hay cipreses.Eres cupresófila...me lo acabo e inventar.

Sanchico: te ha salido un colega, siguiente entrada. No te enfades con la de Lengua.

Merche: Así es,el genial vasco Unamuno nos da las notas de color con los nombres de las flores. Voy a ver si me entero qué son las magarzas.

Selma: melancólico como el día de ayer.Bienvenida, reposo, inmortalidad...estamos sacando lo bueno al ciprés. Serpientes, aparte.

Besos a todos.

pancho dijo...

Una de las cosas que le sorprendieron a D Miguel cuando llegó a Salamanca, finales del S XIX, fue el vocabulario que usaba sobre todo la gente de los pueblos. (Quedó entusiasmado en un viaje que hizo a Las Arribes, le sorprendieron el paisaje y el habla). Procuraba utilizarlo en sus escritos, incluso prometió hacer un estudio, cosa que no hizo, sólo se le conocen alguna lista de vocablos.

El ciprés es un árbol austero que requiere pocos cuidados, pero que si se le presta atención y se cuida bien lo agradece, más o menos como todas las plantas. Cosa que no le pasa a éste de la foto, que sí parece un tanto funesto.

Un abrazo

Merche Pallarés dijo...

Abejita, ¡qué peso me has quitado de encima! No quería parecer ignorante pero yo tampoco sé lo que son ¡las magarzas! Si lo averiguas, cuéntamelo. Gracias. Besotes florales, M.

Abejita de la Vega dijo...

Pancho:es interesante lo que dices de Unamuno.Le sorprendían los vocablos castellanos como... las magarzas, que ya he descubierto que son ¡ las chiribitas!El ciprés de la foto está poco cuidado o nada.
Merche:¡las chiribitas!,a partir de ahora podemos llamarlas magarzas.Atesoraba palabras este don Miguel.
un beso