viernes, 30 de octubre de 2009

Soy el cura que los casó... ¿a Camacho y Quiteria?( 1)




Comentario al capítulo XXI, segunda parte de "El ingenioso caballero Don Quijote de la Mancha"Publicado en "La acequia"

"Donde se prosiguen las bodas de Camacho, con otros gustosos sucesos"


“Los novios venían acompañados del cura”…y ese cura soy yo. Llego acompañado de los escandalosos jinetes que reciben a los contrayentes. ¿La hermosa Quiteria y el rico Camacho son los contrayentes? Bueno, no adelantemos acontecimientos.

Ustedes disculpen, me presento. Soy un personaje secundario del Quijote. No se oye mi voz, aunque el escritor cuenta lo que hago y digo, no mucho. Vivo en el segundo tomo del Quijote, esperando a que alguien llegue al XXI. Lo confieso: me hubiera gustado ser como Pero Pérez, el cura de la aldea quijotesca, el amigo del barbero. Aparece con voz propia, en varios capítulos y ¡en los dos libros! No me quejo, peor lo tiene el “mozo de campo y plaza”, el que ensillaba y podaba, al comienzo de la obra.

Como decía antes, llego acompañado al “teatro que a un lado del prado estaba, adornado de alfombras y ramos, adonde se habían de hacer los desposorios”. ¿Teatro? No adelantemos acontecimientos…

Espera allí la gente honrada de pueblos cercanos y no tan cercanos; junto a…mendigos, truhanes, mozas del partido, lazarillos con ciego, peregrinos desviados…y ¡un caballero andante! Sí, como recién salido de esas novelas que, ya en el seminario, y a escondidas, llenaban mis escasas horas de ocio. Armadura, lanza, algo metálico en la cabeza, un rocín y un labriego como criado…o escudero. Éste repite lo que las mujeres comentan, comiéndose a la novia con los ojos. Corales, terciopelo, lienzo blanco, sortijas de azabache, anillos de oro, perlas, cabellos rubios, dijes, pendientes, el brío, el talle… Chapada, chapadísima, como para desposar con un banquero flamenco…pero con la cara descolorida, como de no haber dormido. Lo natural en una doncella…

Oímos grandes voces, aparece un apresurado personaje, pide que lo esperemos. ¡Es Basilio! ¡El viejo amor de Quiteria! Viene con un sayo negro y carmesí, va coronado con una corona de ciprés y porta un bastón acerado. Todos estamos suspensos y temerosos, esperando en qué va a parar todo esto. Hinca el bastón en el suelo, mira a Quiteria y le expone sus razones con voz temblorosa y ronca.

(Continuará, que los curas vamos despacito)


Un abrazo

10 comentarios:

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

pues enga...que me parece que quedas ssolo tu...un abrazo

Unknown dijo...

Ya se sabe... los curas no suelen tener prisa.
Un abrazo

pancho dijo...

Seguro que este curita de misa y olla tiene buena visión del desposorio. Lo vivió desde una posición de privilegio.

Martine dijo...

Ya ves, me has reconciliado con los de la sotana.. pero sólo hoy y con este precioso curita..;-)

Le beso a Vsted la mano.. ¡corra , corra.. lo necesitan en el lugar de autos !

Merche Pallarés dijo...

No creo que estuviera conchabado con los amantes... Besotes, M.

Kety dijo...

Has logrado que sonría con la imagen de este cura -en el buen sentido-.

Un abrazo Mª Ángeles.

pancho dijo...

No se ha podido entrar en los blogs hoy, hasta ahora. Bueno, vino la luz y nos encontramos con un acertado relato de todo lo que ocurrió en la enramada hasta el momento culminante, narrado por un personaje que no llega a ser secundario, lo dejaremos en terciario (ni siquiera C le da nombre).

Me ha encantado lo de "peregrinos desviaos".
A la espera de una nueva entrega.
Un abrazo.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Pues bienvenido otro secundario de lujo...

Abejita de la Vega dijo...

Manuel: intento escribir el comentario durante la semana, pero no me siento inspirada hasta que Pedro cuelga la entrada.Luego sé que me enrollo demasiado, pero es que me estoy aficionando a esto de escribir...Al fin, quedo sólo yo, sí.
Jan:los curas no tienen prisa, la hora de misa, la del rosario, algún entierro, paseíto...un aburrimiento, piensa la abejita.

Pancho: ya ves que ve bien el matrimonio de Quiteria con el ricachón, se lo aconseja cariñosamente.

Selma: es que soy un curita muy majo.Voy corriendo al lugar de autos,qué chica más respetuosa.

Merche: algo se huele, pero no está conchabado,ya lo ves.

Kety: si he conseguido que sonrías, estupendo.¿Es salao ,verdad?

Pancho: no me lo llames terciario.Lo del peregrino desviado se me ocurrió viendo a tantos que van a Santiago y pasan por Burgos. Igual alguno se desvía y acaba en la Mancha.

Pedro:a mi curita le gusta que le llames secundario de lujo, le da una envidia el Pero López...

Un abrazo y gracias por pasar aquí, en nombre de mi curilla de terracota.

Teresa dijo...

Ay Señor que el cura toma impulso (Beba usted del cáliz no se le seque el gaznate)