lunes, 5 de octubre de 2009

La Mosca Karateka

Po zí.

Tras mucho dar la paliza remarcando el orondo perfil que la Mosca luce (gracias a años y años de cervecitas: una barriga conseguida a pulso), la Arañita ha conseguido por fin que la Mosca se apunte a hacer algo de deporte. Aunque Silvia algo ha tenido que ver en el asunto también.

Pues la Mosca se ha apuntado ni más ni menos que a Kárate (Kiai!!), deporte que siempre le llamó la atención, aunque lo más que hizo de joven fue un poquito de Judo, donde aprendió que "zancadilla" en japonés se dice "osotogari", y poco más.

Empezó la mosca sus clases el pasado jueves, sin kimono ni cinturón que no tenía aún, pero medio acojoná cuando nada más llegar ve a unos jovenzuelos de no más de 8 o 10 años luciendo cinturones azules. Que jopé, verás que paliza me van a dar. Bueno, más sabe el diablo por viejo que por diablo, así que digo yo que si eso a trampas les gano. Un piquete de ojos por aquí, y esas cosas. Que sea legal o no... eso ya depende de si lo ve el árbitro.

Pero no fue para tanto. Calentar primero, correr un poquito, y ya nos ponemos a hacer posturitas. Que si puñetazo para al aire, que si patada por allí, que las piernas se colocan asá... y cuando se hace despacito, bien va la cosa.

Lo malo es cuando hay que hacer todo seguido, que los que saben dan tres gritos (Guá-Chia-Kiai!), y ya han terminado, mientras la mosca aún está pensando si era el pie derecho el que se subía cuando se metía hacia la izquierda el brazo derecho, y a la par se guiñaba el ojo derecho, mientras con la mano libre se saca un moco de la nariz.

¡Ah, la coordinación, esa entelequia! Al menos, a ciertas edades eso parece.

Lo que nadie sabe es que en realidad la Mosca hace esto por el chiste. Sí, este tan malo que sigue a continuación:

Saben aquel que diu (que diría Eugenio) que ese marido de los que siempre tienen la última palabra ("Sí, cariño..."), que se jarta un día y se va a aprender kárate.
- Que sí, verás tú. Llego a casa, le pego un grito de esos (Kiai!!) y la dejo acojoná, y verás...

Total, que el marido llega a cinturón negro decimoquinto dan, y ese día llega tarde a comer.

La mujer, en la puerta con el rodillo, y entra él dando un hipoaullido huracando:
- KIAIIII!!
- Cómo que quiai?- responde sin inmutarse, pero con voz enérgica
- No, que decía que qui hay de comer, cariño...


y... yatá

6 comentarios:

Merche Pallarés dijo...

¡Genial Mosca! Me he reido un montón con tu experiencia karateka y el chiste, MUY bueno. Besotes, M.

Ele Bergón dijo...

Me alegra que te hayas apuntado a lo de Kárate. Estarás entretenido y así harás un poco de deporte.

La próxima entrada haz del favor de ponerla con letras más grandes que tu mamá ya hace tiempo que lleva gafas de no ver.

Besitos

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Con lo malo que es el deporte...

Abejita de la Vega dijo...

Mosca:ay, los profiteroles franceses, pero qué pinte tenían...
Con qué gracejo nos cuentas las clases de kárate.Los kias me son muy familiares, daba clase en la Casa de Cultura campeña, enfrente de la clase de kárate. Música de fondo...
Besos para ti y la arañita

Silvia dijo...

Jajajaaja!, que bueno, dice la mosca que yo he tenido algo que ver, que bueno,nada hombre es mi deber informar, arañita mañana te veo, besitos.

Abejita de la Vega dijo...

¡Qué buena informadora tienen los campeños en la Casa de Cultura!
Besooos