He descubierto que las estaciones del año de Quijote no se correspondían exactamente con las de ahora. La fecha de 22 de agosto , señalada en el capítulo XXV, pertenecía a lo que llamaban estío que no era sinónimo de verano.
Se consideraba el año dividido en cinco estaciones: el verano ocupaba el final de la primavera y principio del verano (tal como hoy se concibe) y el estío correspondía a la etapa más calurosa del verano actual.
Así , hablando del fin del gobierno de Sancho, encontramos:
«Pensar que en esta vida las cosas de ella han de durar siempre en un estado es pensar en lo excusado, antes parece que ella anda todo en redondo, digo, a la redonda: la primavera sigue al verano, el verano al estío, el estío al otoño, y el otoño al invierno, y el invierno a la primavera, y así torna a andarse el tiempo con esta rueda continua; sola la vida humana corre a su fin ligera más que el viento, sin esperar renovarse si no es en la otra, que no tiene términos que la limiten.»
2 comentarios:
Hola abejita. EStoy atascada en la novela del cautivo. ¡Qué rollazo! no me entero de nada. No entiendo que Cervantes pudiese escribir ese ladrillo. Si al menos hubiese puestos diálogos, seria mucho más ágil la lectura.
Te copio en otro comentario un trozo, a ver si asi soy capaz de leer esta novela.
...como si más claramente dijera:"Quien quisere valer y ser rico, siga a la Iglesia, o navegue,ejercitando el arte de la mercancía, o entre a servir a los reyes en n sus casas"; porque dicen; Más vale migaja de rey que merced de señor". Digo esto porque querría y es mi voluntad, que uno de vosotros siguiese las letras, el otro la mercancía, y el otro sirviese al rey en la guerra, pues es dificultoso entrar a servirle en su casa; que ya que la guerra no dé muchas riquezas, suele dar mucho valor y mucha fama. Dentro de ocho días os daré toda vuestra parte de dineros, sin defraudaros en un ardite, como lo veréis por la obra. Decidme ahora si queréis seguir mi parecer y consejo en lo que os he propuesto".
Y mandándome a mí, por ser el mayor, que respondiese, después de haberle dicho que no se deshiciese de la hacienda, sino que gastase todo lo que fuese su voluntad, que nosotros éramos mozos para saber ganarla, vine a concluir en que cumpliría su gusto, y que el mío era seguir el ejercicio de las armas, siviendo en él a Dios y a mi rey. El segundo hermano hizo los mesmos ofreciemientos, y escogió el irse a las Indias, llevando empleada la hacienda que le cupiese. El menor, y, a lo que yo creo, el más discreto, dijo que quería seguir la Iglesia, o irse a acabar sus comenzados estudios a Salamanca. Así como acabamos de concordarnos y escoger nuestro ejercicios,mi padre nos abrazó a todos, y con la brevedad que dijo puso por obra cuanto nos había prometido;y dando a cada uno su parte, que a lo que se me acuerda, fueron cada tres mil ducados en dineros (porque un nuestro tío compró toda la hacienda y la pagó de contado, porque no saliese del tronco de la casa), en mesmo día nos despedimos todos tres de nuestro buen padre, y en aquel mesmo, pareciéndome a mí ser inhumanidad que mi padre quedase viejo y con tan poca hacienda, hice con él que de mis tres mil tomase los dos mil ducados, porque a mí me bastaba el resto paa acomodarme de lo que había menester un soldado.
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