Llovía y los pajaros, en la terraza del Espolón, rebañaban platos y tazas, les habían dejado solos, era su oportunidad.
A la vuelta, les oía cantar a la lluvia, o a su buche lleno, qué sé yo.
Enredo en el móvil, busco pájaros con lluvia y encuentro al "pájaro del agua", de Juan Ramón Jiménez. No se si al poeta le hubiera gustado ver sus versos convocados así, dócilmente abiertos, mediante un aparatejo que no gasta papel, libro, ni tinta.
No lo podemos saber.
Leo y siento la "gloria mojada", las "nubes cargadas de lágrima", las "gotas de plata", el "pajaro del agua" "corazón con alas"...
El sábado, miraba ensimismada el agua de la fuente, frente al Malatos. Jugaba con la luz y los colores de una mañana de otoño. ¡Con la que ha caído, María Ángeles! ¡Agua!
Ayer, leía al escritor Manuel Vicent, tan valenciano:
"La tierra que te da de comer con sus frutos, puede aplastarte con un terremoto; el aire con esa brisa tan agradable puede convertirse en un huracán devastador; el fuego que arde en la chimenea es capaz de incendiar los bosques y el agua que bebes puede llevarse por delante tu vida con todos tus enseres. Los científicos habían advertido ...sin duda algunos políticos no han estado a la altura de este cataclismo, pero si algún miserable trata de sacar partido de esta desgracia echando la culpa al adversario será como uno más que aprovecha el caos para realizar un pillaje en un supermercado...es el momento de la solidaridad y el arrojo ante el infortunio. Con muchas lagrimas los muertos serán enterrados...seguiremos jugando a desafiar a la naturaleza, como siempre, sin haber aprendido nada."
("Valencia en el corazón", domingo 3 de noviembre de 2024, El País)
No aprendemos, nunca aprendemos, Manuel Vicent. El agua sigue su camino.
Ya ve, Sor Austringiliana, palabras de valenciano.
Ayer, en Círculo Creativo, con el periodista y escritor Sergio del Molino y su novela "Los alemanes".
¿Alemanes en Zaragoza? Sí y de Camerún, huyendo de la Gran Guerra, en 1916, y parece ser que con los bolsillos bien llenos, pobre Camerún, bien protegidos por un Alfonso XIII del que poco bueno se puede contar.
Tras cuatro generaciones y ahí viven unos personajes con su desarraigo a cuestas. No es una novela histórica.
Es una novela de algo muy habitual, de los que se han de acomodar a vivir fuera de su sitio. A mí me ocurrió, dos veces. ¿Y a vosotros?
Papeles de propaganda nazi, un extraño título de charcutero, Santo Dominguito del Val, rastros de un pasado. Uy, me la apunto.
No la he leído, tiene buena pinta. Bien presentada por Alberto Marroquín, nos abrió boca.
Ya ve, Sor Austringiliana, alemanes maños y africanos. Desarraigo.
La sesión comenzó a la hora habitual, las cuatro y media de la tarde, en el pabellón 5 de la Facultad de Humanidades y Comunicación, en el edificio del antiguo Hospital Militar.
Pedro Ojeda nos presenta al autor, que nos saluda encantado de estar con " la gente buena". Nosotros, los lectores, también.
El curso pasado, por circunstancias, no pudimos disfrutar de nuestro querido club de lectura, ahora lo retomamos con más ilusión que nunca, en el formato presencial.
Comienza el diálogo entre Pedro Ojeda Escudero (P.O.), Enrique García Revilla (E.G.R.) y los lectores (L.).
- P.O. El mes que viene leeremos a la potente y joven escritora burgalesa María Velasco, autora de Los muertos no respetan el descanso. Es teatro, algo que "no suele gustar". Esperemos que guste.
Bienvenidos. ¿Dudas? Preguntas? Normalmente alternábamos autores vivos con autores fallecidos. Este curso es una excepción.
Un momento para el recuerdo. Ya sabéis que un muy amigo del club de lectura, José Antonio Abella, ha fallecido recientemente. Se van a reeditar algunos de sus libros: La sonrisa robada y La llanura celeste. En sus últimos meses de vida no ha hecho más que escribir, saldrán nuevos títulos. Estaremos atentos.
También tendremos aquí, a final de curso, a Emilio Gancedo, el autor de Barrio Húmedo.
Este curso lo iniciamos con Enrique García Revilla. Empezó aquí Humanidades, una carrera que la gente miraba mal y que era, y es, muy interesante.
Es doctor en Filología, Siguió Musicología, es músico, violista, y catedrático del IES "Comuneros de Castilla". Realizó su tesis doctoral sobre la estética musical de Héctor Berlioz. Cogió gusto a la escritura, tanto de temas literarios como musicales, los literarios también contienen mucha música.
Es también autor de la novela La cancion del Machichaco. Deberíais leerla si no lo habéis hecho, pone en pie a grandes de nuestra historia, en un buen trabajo con los personajes. Con ella fue finalista del Premio Ciudad de Sevilla. (A la que esto escribe la atrapó con el personaje Benito Pérez Galdós).
Musicalmente, tiene preparada una adaptación de una obra de Wagner.
Cernégula es un novela de las de antes, de temática burgalesa.
¿A que dedicas el tiempo libre?
-E. G. R. Ahora que mis hijos son mayores, tengo más tiempo. Antes, dormir poco era la clave, ahora duermo más y dispongo de tiempo libre para leer, escribir y hacer deporte.
-P.O. ¿Donde y cuándo escribes? ¿Tienes manías de escritor?
Creo que no. En el instituto hay muchas reuniones, se pierde mucho tiempo, los profesores hablan todos a la vez, me abstraigo y escribo.
-L. ¡Y lo consigues!
-L. ¡Increible!
-E.G.R. Me sirven de inspiración para algunos personajes el que habla mucho, el que usa muletillas, el que se queja de todo...Todo escritor lleva el bagaje de lo que ha vivido y lo convierte en suyo.
¿Puedes escribir en cualquier sitio ?
Ya no tanto, si se me ocurre abstraerme alguien al lado me lleva a conversaciones. A veces, hago como que leo un libro...
-P.O. ¿Tus padres tienen que ver con esa zona?
E.G.R. No, pero trabajé en Espinosa de los Monteros y conocí la zona.
Por entonces, había una exposición sobre Delibes en el Palacio de la Isla y en un texto referido a las tierras del norte de Castilla, encontré la expresión "la bronca comarca intermedia". Me gustó mucho. Chispa de aquí, chispa de allá, seguí adelante.
--P.O.¿Por qué novela gótica?
-E.G. R. Trabajando en Espinosa, leí Frankenstein en una edición de El Mundo, una novela romántica preciosa, también Drácula, qué bonita, tenía ganas de escribir algo así. Tres meses de invierno, era el 21 con mascarillas, aprovechaba los minutos para escribir.
-L ¿Has pasado miedo? Me preguntaban.
-E.G.R. No quisiera que la gente pasara miedo.
-L. Un matiz que me interesa. Tú ya sabías, desde el principio tienes presente los personajes. El proceso creativo me interesa.
-E.G.R. Hay formas de escritura, hay quién hace esquemas y luego se ponen a redactar y a escribir. En mi caso, establezco mis hitos, tengo que empezar y llegar a otro, dejo que la novela se construya a sí sola. Quiero que este personaje llegue hasta aquí. Mejor todo abierto. No me siento capaz de construir una novela antes de escribirla. Ya veremos en el futuro.
-L. Me parece maravilloso que los personajes se vayan construyendo y que se desechen páginas
-E. G. R. Se cambia. Mi mujer es muy lista, me dio ideas y cambié.
-P. O. ¿Complicado de leer?
-L. Es la primera vez que voy a leer en un club de lectura. He tenido alguna dificultad.
-P.O. Ocurre que tras la reunión del club, se vuelve a leer y se hace la luz.
-L. Buscar palabras, en el diccionario, palabras en desuso.
-E.G.R. Mi estilo literario viene de las traducciones que he hecho de Héctor Berlioz. No concibo que mis personajes hablen como en el XX si son del XIX. Como en La canción del Machichaco, la protagonista era una mujer de los cuarenta que no podía hablar como una de ahora.
-L. Me ha llamado la atención los distintos nombres que le das al barro.
-E. G. R. El barro tiene muchos nombres.
-L. Son palabras de uso poco habitual, se entienden por el contexto, están en el diccionario.
-L. "Caer en rama". Me ha gustado.
- P.O. Es un libro que nos lleva a aprender, no me gusta si no tenemos qué aprender.
-L. El vocabulario nos lleva a otro sitio.
-P.O. ¿Sabíais qué tipo de novela teníais entre manos?
-L. No (en general).
-L. Transformaciones, metamorfosis, no esperábamos cosas así.
-L. Vuelve a contar lo mismo pero no es lo mismo.
-L.Variaciones, como en música.
-P.O. La novela gótica que se escribe, a finales del XVIII o del XIX, se desarrolla en palacios de tipo gótico, tratan temas de misterio con fantasmas y elementos que van más allá de la razón. Vampiros, demonios, nos llevan a lo sobrenatural.
Esta es novela gótica con otros tipos de novela: la sentimental, el retrato de época ...
Hay novelas góticas en las que todo se puede explicar por la razón, como Noches lúgubres de Cadalso. Y otras en que no todo no se puede explicar con la razón.
Trabajas como si fuera verosímil, un intento de explicar de forma racional. ¿Hubo intento de explicarla de forma racional?
-E.G.R. Luego te lleva, es algo normal y humano, a algo que está ahí y que creemos o no. No hubo intento de explicarlo. Esto va de brujas.
-P.O. Hay mucho de Delibes ahí dentro.
E.G. R. Cómo lo del cárabo. Me regaló mi madre Tres pájaros de cuenta, un libro de Delibes para niños donde aparece un cárabo. Cerca de mi casa, en la Isla, canta un cárabo. No es un búho, no es una lechuza, lo vi, es un cárabo.
-P.O. En los cementerios suele verse.
-L. En Bécquer
-P.O. El ulular del cárabo que te lleva a otro sitio.
-L ¿Existe la leyenda de las brujas de Cernégula?
E No hay nada, te pueden contar cosas que pueden haber ocurrido, que no van a ningún lado. Pereda escribía que a Cernégula iban las brujas de la Montaña y salían por la chimenea convertidas en cárabos, poco más.
Le falta una leyenda, quería hacer alguna cosa, la gente merece el libro.
-P.O. Un día conocerán tu historia y se convertirá en una leyenda.
-L. La ruta de Liszt es anterior, el regreso no fue por Burgos, fue por Levante.
-E.G.R. Estuvo en España, pasó por Burgos y vio la Catedral.
-P.O. Qué tipo de piano llevaba?
-E.G.R. Un piano moderno, vertical, del tamaño de esta mesa, un poco más alto, ni las mismas cuerdas ni el mismo mecanismo, tesitura un poco menos
-L Por aquellos caminos, pobre piano
-E.G.R. Iría bien protegido.
-P.O. ¿Cómo y cuándo introduces la música? ¿Cuándo decides mezclar brujas con lo de Liszt?
-E G.R. Ahí está el meollo del desarrollo de la novela.
Liszt, un tío muy guapo, con unas extraordinarias habilidades, al final toma los hábitos. Un personaje muy atractivo. Por él pasaban muchos compañeros y músicos, él siempre echaba una mano. Una superestrella, por encima de envidias. Hago aparecer a Liszt.
-E.G.R. Si estaba para desarrollar la locura, qué mejor forma que ese chico.
-L. Julio es tu alumno ideal
-P.G.R. Sí puede ser.
L. Autodidactismo impresionante.
P.O. Sainz Maza es un apellido muy común en la zona.
-E G.R. Había muchos Sainz Maza donde daba clase, en Espinosa. Sainz Maza y Sainz Aja. Cuatro apellidos que se repiten mucho. Me invento que es una familia numerosa.
-L No consigo entender que la relación sea romántica, que no se acuesten.
-P.O. ¡Qué se acuesten de una vez!
-E.G.R. Teresa distingue: es mi hermano pero no lo es, no es mi hermano, lo sabe desde pequeñita.
Enrique nos lee:
"-Si te desequilibras, yo seré el cayado que te proteja.
-Mejor me serviría ese cayado si con él me sacaras la locura a palos.
Él la observó como un perrillo culpable, casi rogando perdón. Ella, con ternura, le compuso los rubicundos rizos que le caían sobre la frente y le sonrió.
-Pues si loco te consideras: Ordeno a la Locura, desde este instante mismo...
Y, automáticamente, él completó la fabula:
-Que eternamente sea de Amor el Lazarillo."
-P.O. ¿Quién te dice que no se han acostado?
-L. No me interesa. Queda abierto, nadie lo sabe, el amor entre ambos queda abierto en la ancianidad.
-P.O. Mataría el interés de mala manera, en una novela sentimental se espera que pase algo. Esta es otra forma, una novela antigua que trabaja el interés del lector.
Empatizáis con el personaje, queréis que terminen juntos, el escritor consigue que comprendáis que no terminen juntos. Es muy interesante ese juego.
-E.G.R. Mi modelo son las memorias de Héctor Berlioz. Habla de un amor que tuvo a los doce años, se casó, enviudó y, al final de su vida, vuelve a ese amor de los doce años, le pide matrimonio, ella le rechaza, conserva sus sentimientos, es el amor en la ancianidad, le ha querido siempre, cuando muere un campo de narcisos.
-¿Qué simbolizan los narcisos?
-P.O. A Vargas Llosa le dicen que uno de sus personajes simboliza esto. Contesta: usted no ha entendido la novela.
-P.O. La estructura de la novela es una estructura musical, si me lo permites.
-E.G.R. Puede ser. Sé yo más de mi novela.
-L. Es el primer libro en que puedo escuchar la música. Me ha gustado Spotify.
-P.O. Hay un ritmo, nos lleva a la literatura de antes. Tenemos un listado de los personajes reales de la novela : los músicos Franz Liszt, Jesús de Monasterio, Juan María Guelbenzu y Enrique Barrera, con el mapa que todos desean en las novelas.
-L. Me dijeron que había otras lagunas.
-L. Me ha extrañado, nos lleva a tiempos atrás, cosas que habías oído antes. Familias que acogía a los huérfanos. En vez de irse con su abuela, Teresa se va con esa familia. Hoy no sería posible.
-P.O. Cosas muy de costumbres. Ese juego está muy bien.
-L. El mundo real para los que tenemos más de sesenta o sesenta y cinco. Cosas que has vivido.
-P.O. Estamos muy desconectados del mundo rural. En Alemania se mantienen costumbres que aquí hemos perdido.
-L. Leí todas las cartas, hay algún hilo conductor, la función de la abuela en el desarrollo de la novela, lo que pesa su opinión.
-E. G. R. El estilo epistolar es muy del XIX. La abuela escribe lo que va a decir la sociedad, lo que es de Dios es de Dios.
-L. Hay un nexo en la novela, dilata la relación de Julio con la abuela.
Po Es una novela sin prisas. Aquí. en el Club de Lectura, leímos La Estafeta Romántica de Galdós, un "Episodio Nacional" formado por cartas de mujeres. Antes de que Emilia Pardo Bazán descubriera en Insolación la intimidad de la mujer, las cartas transmitían sus emociones en la novela del XIX.
E.G.R. ¿Cómo escriben tan bien la niña y la abuela? La abuela es depositaria de la cultura de la época, la sabiduría popular. Recuerdo a mi abuela que escribía cartas y lo hacía muy bien.
-L. Me rechina cuando Teresita habla de su "madre biológica", en el siglo XIX. Madre que me parió, madre que me trajo al mundo.
-E.G.R. Sí, lo corregiré en la próxima edición. Madre de sangre tal vez.
(Nos lee de la página 246, sobre Castil de Lences, un vergel al pie del páramo.)
"Situada bajo la protección de la laderas que desciende del páramo, la villa ofrece la impresión de que toda bonanza hídrica que recibieran las tierras altas se filtra al subsuelo sin dejar rastro; queda acoplada en su interior del monte y, como si este fuese el saco horadado en su fondo en que un gran avaro acumula monedas, las aguas, abundantes y claras, escapan de la tierra en el esplendor de los hontanares del caserío.
Uno de los numerosos regatos que humedece sus huertas ubérrimas surte de una boca de piedra caliza construida en arco de medio punto...".
Y de la página 250:
"En unos minutos oteó sobre un mogote de la ladera el abside semicircular de la Iglesia románica de Abajas. Gruñia mientras atravesaba el pueblo, tan fecundo en torrentes, tan alegremente arroyos y tan ricamente bordado con manzanas, nogales y otros muchos árboles que el páramo mezquino nunca ofrecería a sus miradores."
Gracias a un puñado de lectores muy interesantes.
-Nosotros también te damos las gracias por tu libro y tu atención hacia nosotros, Enrique García Revilla.
Termina la reunión y nos despedimos, no sin que el escritor nos dedique algunos ejemplares.
Gracias por las palabras de la dedicatoria.
Estaremos de nuevo aquí, el último martes de noviembre, con "Los muertos no respetan el descanso" de María Velasco.
María Ángeles Merino Moya
Mi crónica está redactada, como otras veces, siguiendo mis rápidos apuntes tomados en la reunión, con la voluntad de acertar con su espíritu, ya que con la letra, toda la letra, es humanamente imposible.
Y nos metemos en un aquelarre, con la Sinfonía Fantástica de Berlioz.
Juan Luis Arsuaga y Juan José Millás en su peculiar conversación, durante pequeñas excursiones científicas que marca el primero, el Sapiens, el sabio, el que no se apea del materialismo; mientras el neandertal, el hombre de letras, se agarra al clavo ardiendo de un puntito de espiritualismo y se gana las broncas, pobre Juanjo con su "pensamiento mágico" y su tozudez.
Dos personas reales reales, al paleoantropólogo lo he visto multitud de veces aquí cerca, pero devienen en personajes. Ni siquiera son amigos, dicen, se citan en el portal y nunca han estado ni en casa de uno ni en casa de otro. Un poco de don Quijote y Sancho, un poco de Sherlock Holmes y Míster Watson. Elemental mi querido Millás. Son ellos mismos, con el punto hiperbólico que da la literatura. Aunque hay quien asegura que Arsuaga es igualito igualito. Pronto van a presentar el libro en el MEH, a ver si conozco a Millás, que asistirá con gafas polarizadas y sin ropa de Decathlon.
Escribo, de forma desordenada, las preguntas que se me han quedado aquí, en mi corteza cerebral y no sé cuánto tiempo perdurarán.
¿Es lo mismo el cerebro que la mente? ¿Dónde vive nuestra conciencia? ¿ Dónde el recuerdo? ¿Cuando aparece el "yo"? ¿Cuál fue nuestro primer recuerdo? ¿Cómo fue la muerte de Ratoncito Pérez vivida por el niño Juanjo? ¿Qué está viviendo el nietecito de Arsuaga ante el espejo? ¿Se puede comparar nuestro cerebro a un ordenador? ¿Cuál sería el hardware y el software? ¿ Cada neurona sería un ordenador con sus propias reglas? ¡Anda lío! ¿Millones de ordenadores en una caja cerrada y aislada? ¿Cómo se conectan las neuronas? ¿Cuál fue el gran descubrimiento del gran Ramón y Cajal? ¿Por qué el sentido del olfato es puro cerebro y los demás no? ¿Lo de la magdalena de Proust es todo un experimento neurocientífico? ¿Conocemos solo a 150 personas, las que nos corresponden por el tamaño de nuestro cerebro? ¿Por qué son importantes los símbolos? ¿ Nos permiten ampliar nuestras relaciones interpersonales mucho más allá de los 150? ¿Cómo es la conciencia compartida de las abejas y los insectos sociales? ¿Y Dios? ¿Dónde está Dios? ¿En la Catedral de Burgos? ¿En una cantata de Bach? ¿ En la luz? ¿ En nuestra mente?
Un libro que os recomiendo. Un viaje que comienza con la famosa magdalena de Proust y termina en el cimborrio de la Catedral de Burgos, en todo lo alto. El organista tocaba: "Jesús, la alegría de los hombres".
Más preguntas que respuestas, un científico que sabe decir: " no lo sé". Así debe ser.
Los acebos asoman al Paseo de la Isla, lucen los botones rojos y las hojas pinchonas, tan perfectas en su arquitectura, tan remedadas por el burdo plástico y el "brillo brilli".
Los mostradores de los supermercados ya se aburren de tanto rojo y dorado, del turrón y el chocolate, a la espera de hartazgos. "Todo hartazgo es malo, pero el navideño, malísimo", parafraseo al doctor Pedro Recio de Tirteafuera cervantino. Aquí ni perdices, ni latín. Algún Sancho Panza sí.
Que todavía estamos en octubre, otoño es lo que toca. Y pisar hojas, con las ramas que desgajó el viento. Ya no me acuerdo qué nombre le pusieron. Al viento quiero decir.
Ya veis, acebos de verdad. Y hartazgos navideños por venir.
No, no soy amiga del "Grinch" antinavideño, ése es un amargado.
¿Cómo era aquello de la escuela? Treinta días trae noviembre, con abril, junio y septiembre" Eso es, septiembre. Y sigo que "los demás traen treinta y uno, menos febrero el mocho que trae veintiocho y la vieja que los contó veintinueve sacó".
¡Una vieja! Cuando aprendí esa retahíla, seguro que tenía una idea peculiar de como era una "vieja": de negro y con pañolón, encogida, arrugada, algo siniestra, ay, los cuentos o la esperanza de vida, a saber.
A lo que iba, el día treinta se acababa septiembre y al día siguiente saludaba a octubre, con la hojita del calendario en la ventana y las campanulas moradas azuladas de ecos becquerianos que lucen ahora su ropa bonita de primeros de otoño. Luego, adiós, hasta la próxima floración, en primavera creo recordar.
Empezamos octubre. Aparte de otras tareas de las que no se cuentan en los canalículos de Internet, dejo un libro y cojo otro.
En sus primeras páginas no conectaba, uy estas fantasías no van contigo ni conmigo ; pero luego se abrió la puerta, entré y caí presa en las "trampas de niebla", unos relatos que cuentan mentiras, ficciones en un ficticio Eliambroz, pueblo del norte de Castilla, para poder contar magistralmente la verdad de las redes crueles en que viene envuelta nuestra historia desde el mil setecientos y pico a nuestros días, con un Antiguo Régimen que no terminaba, o termina, de fallecer: esclavismo, caciquismo, guerras carlistas, guerra civil, persecución del maquis, represión obrera, los curas ay, fascismo, bolchevismo, antiecologismo, ultraderecha de nuevo pero viejo cuño... A todo eso se suman las redes de nuestra vida personal que también nos enredan.
Los españoles, pájaros atrapados en redes invisibles. Pobres pájaros con sus corazones comidos en un revuelto. ¡Que pena terminar un libro así y ya no puedo hablar con su autor! ¿Qué cosas de tu propia vida, José Antonio, hay en este libro? Además de tu fecha de nacimiento, que incluyes en un listado cronológico.
Tomé prestado otro libro completamente distinto, de un escrítor al que le estoy poniendo a prueba: Juan Manuel de Prada. No encontré en las estanterías el que buscaba, me llevé "Me hallará la muerte". Sí, suena el título a lo que suena. A ver, os dejo que tengo que hacer todo eso que no se cuenta en redes.