Pintura realizada a la espátula por Agustín Merino Moya.
Presentado a la III edición del concurso Silos Pintura Rápida (15 julio 2017)
En este estío de un peregrinar caminante en la vida,
llegan las aguas de mi río a ser abrazadas por el Arlanza,
para tintar sueños en mi paleta de colores.
El día se viste de azul inmaculado con hilvanes de un sol
dorado,
sobre un menguar de luna que se resiste abandonar su reino.
A Santo Domingo de Silos llevo mi descreída fe y mi admiración
por las manos que no rezaron.
Pues ocupadas en el impío golpear de la piedra intentando
alcanzar un Dios y sus cielos que escapan.
El cantar de los cinceles impone su melodía.
Roto ya el monacal baldío y estéril silencio.
Vacíos como las cuencas de los ojos de un rezador de cansadas letanías.
Pero dios no se apiada ni escucha ni desciende.
Por mucho que elevemos las torres e incluso los dóciles cipreses
de nuestros claustros.
2 comentarios:
Muy bien traído el espíritu de Silos, un lugar "sobrenatural" donde los haya, si se me permite el adjetivo.
Haces bien en difundir la obra y la palabra de tu hermano.
Publicar un comentario