jueves, 18 de abril de 2013

"Para Chamorro el deber, incluido el más fastidioso, no tenía nada de opcional"



 
 
Se presenta la sargento Virginia Chamorro, de la Guardia Civil.

Como usted dice, le miro como si quisiera fulminarlo. Y le espeto: "Tú te estás guardando algo". Porque mi sexto sentido femenino no me falla y le conozco como si lo hubiera parido. Son quince años juntos. Me salto la benemérita jerarquía: "No te lo consiento". Él había comenzado por hacerse el idiota, ahora se planta ante mí y me sostiene la mirada. Me explica:

"No tengo por qué contártelo...si no es imprescindible...No lo sé y, mientras no lo sepa, mi deber es guardar discreción"

Estoy enfadada, no merezco esa desconfianza. Me da la razón, no la merezco, me promete que no dejaré de saberlo si llega a hacer falta que lo sepa. Dejo caer, agriamente, que no espere una medalla. Me voy hacia el coche y lo dejo en sus cavilaciones;  sabe que esperaré el tiempo que haga falta, el deber fastidioso no es opcional.


Espero a Ruben y al joven guardia Arnau, al volante, con el ceño fruncido. Bevilacqua es un viejo zorro que sabe esperar a que desaparezcan los nubarrones. Ahora atraviesa una etapa de resignación, ha caído en la cuenta de que, en un país en crisis, la "pobreza moderada" del funcionario no deja de ser un privilegio costeado con los impuestos. Ha andado preocupado por los estudios del chico  y le hizo mucho daño lo de aquel criminal que el juez echó a la calle, con lo que le costó atraparlo. Fisuras del sistema, escasos recursos, negligencia y errores de sus señorías...con esos toros lidiamos. Vila estuvo tentado de pedir la baja en el Cuerpo...
  
Ya no van en bici...
 

 Habían matado a uno de los nuestros, a un subteniente en la reserva, en Logroño. No, parecía tener nada que ver con "los cuatro gatos" que seguían en la lucha armada... El brigada Vila lo conocía, había trabajado y aprendido  con él, era Robles, yo también lo conocí...mucho menos.
 
El coronel Pereira le mostró la foto del cadáver, atroz. Colgado en un puente, tras torturarlo y matarlo. No era un amigo íntimo, hacía mucho tiempo que Bevilacqua no hablaba con él; pero eran muchas las horas y leguas de camino compartidas. Y mi brigada siente agradecimiento por los que le enseñaron el oficio, siempre lo manifiesta así. La vida les condujo por caminos diferentes. Robles se pasó al lado oscuro, traspasó el meridiano...
 
 

 
El coronel duda de la frialdad de Vila, tan sentimental, ante la muerte de un amigo, pero no tiene a otro mejor´; así que adelante. Nuestro jefe inmediato, el comandante Rebollo, solo puede decidir los medios que pone a nuestra disposición; qué poca gracia le hace que se metan en su parcela para organizársela, pero son órdenes del gran jefe. "Dios ha hablado y los fieles obedecemos".
 
El brigada pide el equipo habitual: servidora y Arnau. La cabo Salgado se le queja: "nunca me llevas". Es una cuarentona que conserva el cetro de "tía más maciza de la unidad" y lo cultiva con entusiasmo; a pesar de los suplicios a los que se somete. Porque la talla 36 a los cuarenta es muy costosa. Vila prefiere reservarla para la retaguardia, opta por mi experiencia...supongo. ¿O hay algo más?
 
 
Así que, a levantar el culo, a la carretera los tres. En el maletero, los tres macutos de emergencia. Ya voy siendo un poco mayor para tantas jornadas imprevistas e interminables lejos de casa. La treintena se me acaba, tal vez una oficina, una familia...No, y es porque yo lo quiero, aunque alguno de la unidad lo dude. No tengo vocación de casada ni de arrejuntada, perdón por la palabra.
 
Soy como la Marcela del Quijote, sí, aunque estudié Matemáticas, me gusta la Literatura, leí el Quijote y subrayé aquello de "Yo nací libre". En lugar de hijos propios, cuido a una "especie de niño malcriado con galones de brigada". Y tengo que aguantar que algún deslenguado grosero cambie Chamorro por Machorra.
 
Marcela quijotesca
 
Tenemos muchas horas de camino hasta la Rioja y hablamos del pobre Robles,  jefe de Bevilacqua durante tres años, en Barcelona:
 
 "Sesenta y dos años, subteniente del cuerpo en la reserva. Hoja de servicios brillante, dos cruces...diez años en el norte...policia judicial en Cataluña"
 
 
No es muy ortodoxo que mi brigada lleve este caso, habiendo trabajado con el subteniente asesinado; pero si Pereira ha dado la bendición...Le pregunto si tiene alguna teoría acerca del crimen. Vila opina:
 
"...Robles, después de cuarenta años de benemérito y de haber llevado ante los jueces a decenas de malos, podía tener una legión de gente que lo quisiera bastante mal, como para desear hacerle daño. Pero como la tengo yo, o la tienes tú...estaba jubilado...alguien que hubiera rumiado durante años la venganza...los desquites...se dan mucho más en caliente"
 
¿Sólo eso? Le busco los ojos en el retrovisor, no esquivo su mirada. Recalco: "era tu amigo". Le manifiesto que si Arnau y yo estamos en la cacería tenemos derecho a saber si le mueve "algún afán particular".
 
Al cabo de los años, el brigada y yo sabemos leernos más allá de las palabras. Seguro que, en su interior,  reconoce nuestro derecho y  le inquieta. Nos dice que no tiene sospecha ni afán particular, más allá de su gratitud con el que fue su maestro. Y añade:
 
"Creo que hay cierta justicia poética en que el saber que él me transmitió sirva para que ahora los suyos tengan consuelo y para que quien le hizo esa canallada acabe en el agujero que merece"
 
 
Arnau se siente incómodo entre los dos. No puede más y manifiesta, conciliador,  que por su parte ya le basta.
 
Le castigo con el silencio. Hay que repostar, necesito un café, que soy yo la conductora.
 
Tomo el desvío de la gasolinera. Seguiremos hablando. Un saludo de:
 
Virginia Chamorro, sargento de la Guardia Civil.
 
Un abrazo de
 
María Ángeles Merino
 
Las palabras en naranja están copiadas directamente de: "La marca del meridiano", Lorenzo Silva, editorial Planeta, primera edición.

9 comentarios:

Bertha dijo...

Es una buena pieza esta Chamorro una mujer íntegra me gusta!... tiene caracter.

MªAngeles: me ha encantado este cachito guiado.Esperando los otros cachitos...

Un abrazo feliz jueves.

Pamisola dijo...

A la orden, sargento Chamorro.
Esta vez vas más lejos, no hablas con el protagonista; eres la prota,
muy bueno, MªÁngeles.
¿Y no sería mejor los nombres cambiados. Lo pensé desde el momento que leí "La reina sin espejo", Silva ha puesto los nombres al revés,(cosas mías).
Aunque en el Encuentro Literario, explicó que tardó en encontrar el nombre porque quería que fuera algo desconcertante. Todavía no tengo el libro, a lo mejor me doy un descanso, pero sigo leyendo otras cosas.

Besos

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Qué inteligente giro has dado. Como sueles hacer, a través de la voz de un secundario das nueva luz al texto. En efecto, esta sargento merecía tener voz propia. Excelente.

Paco Cuesta dijo...

Los protagonistas, de tu mano, resurgen como el Ave Fénix.
Un abrazo

Merche Pallarés dijo...

Abejita, acabo de leer la crónica viajera de la Mosca. Volveré con calma a leerte en profundidad :) Besotes, M.

pancho dijo...

Otra excelente, original y divertida en algunos momentos, idea. Además con este cambio de voz narradora has dado con un nicho de buenas sensaciones, a mi entender lo mejor tratado del libro. El autor lo ha trabajado a conciencia.
Bien captado el guiño cervantino. Muy bueno lo del cambio de letra del nombre...
Un abrazo

Gelu dijo...

Buenas noches, Abejita de la Vega:

Cae bien la Chamorro, Virginia.
También ella conocía a Robles, desde hacía unos años, cuando había estado en Barcelona y Vila le había enseñado algo de la Ciudad.

Un abrazo.

Ele Bergón dijo...

TE ha quedado genial este pensar y fluir de la conciencia de Virginia Chamorro. Me ha gustado mucho.

Besitos

Luz

Myriam dijo...

Me ha encantado como has encarnado a Chamorro. Conforme leía la novela, pensaba: "éste es un personaje femenino que seguro le va a gustar mucho a M. Angeles" y no me equivoqué, lo que no me imaginé es que se te ocurría tomar su voz. Me la he pasado muy bien aquí con esta Chamorro tuya.

Besos