viernes, 5 de noviembre de 2010

"Señores ...vámonos poco a poco, pues ya en los nidos de antaño no hay pájaros hogaño "


"Señores —dijo don Quijote—, vámonos poco a poco, pues ya en los nidos de antaño no hay pájaros hogaño"

Comentario al último capítulo del Quijote, el 2,74, publicado en "La acequia".

Tantos comentarios, tantos capítulos y aquí estoy, dando vueltas al último, el LXXIV, tan importante. Quiero que me salga bien… Leo, releo, en el primer párrafo, que las vidas humanas no son eternas y la de don Quijote tampoco. Que ningún humano tiene ese privilegio del cielo y don Alonso no puede detener su “acabamiento”. Que muere de la melancolía del vencido o de una calentura de seis días, no se sabe… Le visitan el cura, el bachiller y el barbero. Sancho Panza no es una visita sino una presencia continua, al pie de su cabecera. Me voy al título, lo casca todo: cae malo, hace testamento y muere. Ya, en el capítulo anterior, pide al ama y a la sobrina que lo lleven al lecho…


"Como las cosas humanas no sean eternas , yendo siempre en declinación de sus principios hasta llegar a su último fin..."

Y yo sigo atascada, no me vendría mal la ayuda de alguno de esos secundarios que me visitaron en tantas ocasiones. ¡Eh! ¡A mí los personajillos! ¿Hay alguien ahí?

La pantalla bailotea y no obedece al ratón. ¡Quieta! ¿Quién está ahí?

-Saludo a vuestra merced, mujer amanuense. Yo le contaré el capítulo. Puedo hacerlo, con éste y con otros anteriores…Yo estaba allí. Soy:..

-¿El médico? ¿La sobrina? ¿Aquel “mozo de campo y plaza” del que nunca más se supo?

-No, no soy humano. Formé parte, eso sí, de un ser vivo. Cervantes me concede el don de la palabra, al final del capítulo; aunque luego comete la grosería de colocarme en una espetera, junto a las cacerolas.

Soy de “pato, cisne, cuervo o pavo” y han de darme frecuentes cortes, para mantenerme afilada. Con la ayuda de un líquido negro, escribo mejor que su infernal y luminosa maquinita. Péñola o cálamo me llamaban.




Soy la pluma del señor Cervantes. En realidad, soy una entre las muchas que tuvo en sus manos, raspando el papel de trapo, mientras la tinta se vertía dócilmente, dando vida a tantos personajes.

Les cuento. Don Quijote está apesadumbrado y sus amigos creen que la causa es su vencimiento y el no cumplido desencanto de Dulcinea. Procuran alegrarle y Sansón le anima a levantarse, para iniciar la vida pastoril, con unos buenos perros guardianes que ha comprado. El bachiller socarrón se las da de poeta y dice haber compuesto una égloga mejor que las de Sannazaro.


"diciéndole el bachiller que se animase y levantase para comenzar su pastoral ejercicio"

Llega el médico con sus rutinas, le toma el pulso, no le contenta y dice que atiendan a la salud de su alma porque la del cuerpo corre peligro. Don Quijote reacciona sosegadamente, no le importa morir; mas ama, sobrina y escudero lloran como si ya tuvieran delante su cadáver. “Melancolías y desabrimientos” le están matando, opina el galeno.


Cuadro de Ana Queral."Oyólo don Quijote con ánimo sosegado, pero no lo oyeron así su ama, su sobrina y su escudero, los cuales comenzaron a llorar tiernamente, como si ya le tuvieran muerto delante"

Don Quijote ruega que le dejen dormir un poco. Duerme más de seis horas, despierta y proclama, a grandes voces, la divina misericordia, a pesar de los humanos pecados. La sobrina le pregunta por eso que dice de pecados y misericordias. Don Quijote le responde que ya tiene el juicio “libre y claro”, sin las sombras de la ignorancia que sobre él pusieron su “amarga y continua leyenda de los detestables libros de las caballerías”. ¿Ignorancia? ¿Amarga leyenda? ¿Detestables libros de caballerías? ¿Qué ha pasado? ¿Qué prodigio es esto?


"Yo tengo juicio ya libre y claro, sin las sombras caliginosas de la ignorancia"

Serenamente, dice a su sobrina que se siente “a punto de muerte”. Y, puesto que ha sido loco, no quiere morir como tal. Pide la presencia de sus “buenos amigos”. Ya saben: el cura, el bachiller Sansón Carrasco y el barbero Maese Nicolás. Porque quiere confesarse y hacer testamento, lo normal para un hidalgo cristiano.

Antonia no ha de buscarlos, que ya están aquí los tres. Don Quijote los recibe pidiendo albricias porque ya no es don Quijote de la Mancha, sino Alonso Quijano el Bueno. Su metamorfosis es tal que ahora es enemigo de Amadís de Gaula y su linaje. Ahora le son odiosas sus historias, conoce su necedad y su peligro.

El trío oye esto y creen estar ante una nueva locura. Sansón le lleva la contraria. ¿Ahora que tenemos desencantada a Dulcinea? ¿Ahora que van a ser pastores? ¿Ermitaño?

Don Quijote les pide que se dejen de burlas, que se está muriendo. Han de traerle un confesor y un escribano. Todos se miran admirados. Si al principio dudan, después de oírle tantas cristianísimas y concertadísimas razones...No hay duda, está cuerdo.

El cura hace salir a la gente y lo confiesa. El bachiller vuelve con el escribano y con el fiel Sancho Panza que, al ver llorosas a las mujeres, comienza con los pucheros y los lagrimones.


Lágrimas."Estas nuevas dieron un terrible empujón a los ojos preñados de ama, sobrina y de Sancho Panza , su buen escudero, de tal manera, que los hizo reventar las lágrimas de los ojos"

El cura da fe de que Alonso Quijano el Bueno “verdaderamente” se muere y está cuerdo. Si lo dice un sacerdote…Los ojos de los llorones se desbordan porque tanto don Alonso Quijano como don Quijote fue querido por todos.

Entra el escribano y, tras el encabezamiento y las mandas para misas y oraciones, llega a las mandas que interesan.


" después de haber hecho la cabeza del testamento y ordenado su alma don Quijote, con todas aquellas circunstancias cristianas que se requieren"

Es su voluntad que no se le pidan cuentas a Sancho de los dineros de su señor. Que se cobre el sueldo y lo que quede, bien poco, sea para él. Y si estando loco le diera una ínsula, ahora como cuerdo le diera un reino. Y le pide perdón por haberle dado ocasión de ser contagiado de su locura, haciéndole creer que hubo caballeros andantes.

Esto es demasiado para Sancho. Le suplica que no se muera, que la mayor locura que puede hacer un hombre es dejarse morir “sin que nadie le mate”, sin otras manos matadoras que las de la melancolía. Le anima a levantarse de la cama, irse los dos de pastores y encontrarán desencantada a Dulcinea. Y no ha de preocuparse por ser vencido, con echarle la culpa al escudero es suficiente. Y, además, es condición normal de los caballeros derribar y ser derribados.


"cuanto más que vuestra merced habrá visto en sus libros de caballerías ser cosa ordinaria derribarse unos caballeros a otros y el que es vencido hoy ser vencedor mañana"

Sansón da la razón al buen Sancho, mas don Quijote no les deja seguir. No, no pueden tratarle como antes, ya no es el mismo, que “ya en los nidos de antaño no hay pájaros hogaño”. Fue loco, ahora es cuerdo; fue don Quijote, ahora es don Alonso Quijano el Bueno. Ahora, arrepentido y sincero, desea que vuelvan a estimarle como antes de su locura.

Pide al escribano que siga, sabe que tiene poco tiempo. Deja su hacienda a su sobrina, Antonia Quijana, la cual pagará al ama el salario debido y veinte ducados para un vestido. Y, si la muchacha quiere casarse, ha de hacerlo con hombre que no sepa qué cosas son libros de caballerías. Si lo hace perderá lo heredado, lo cual pasará a obras pías. No será fácil para Antonia cumplir este mandado, porque cualquiera, en esta aldea y sus alrededores, ha oído hablar de tales libracos, desde el humilde pastor al rico hacendado…

Suplica a sus albaceas, Sansón y el cura, que si conocen al autor de “Segunda parte de las hazañas de don Quijote de la Mancha”, ´´ése que tanto daño hace a mi don Miguel, le pidan que le perdone. ¿Que le perdone? Sí, porque fue don Quijote el que le dio ocasión, al tal Avellaneda, de haber escrito tantos disparates. Sin don Quijote de verdad, no hubiera don Quijote falso. Bueno, pero no se disculpe su merced…

Cierra al testamento, se desmaya y se estira en la cama. Vive tres días en los que se desmaya a menudo. Anda la casa alborotada, pero la apenada sobrina come, el ama brinda con el mejor vino y Sancho se regocija. Templa la pena esto del heredar, que ya sabe el escudero lo que pasa con los duelos, bien acompañados de pan.


"con todo, comía la sobrina, brindaba el ama y se regocijaba Sancho Panza, que esto del heredar algo borra o templa en el heredero la memoria de la pena"


Llega su último día, recibe los sacramentos y mantiene la lucidez suficiente para seguir abominando de los libros de caballerías. Y muere, ay, muere mi don Quijote, cuyas aventuras yo alimenté con la tinta que fluye desde dentro de mí. Y no muere como un Amadís o un Palmerín, muere cristiana y sosegadamente, rodeado de su gente , que llora y se lamenta . Veo que a vuestra merced, mujer amanuense, se le escapa una lágrima. Lleva tiempo en esto, me hago cargo.



El cura pide al escribano, allí presente, que dé fe por testimonio como Alonso Quijano el Bueno, llamado don Quijote, ha muerto. Y lo hace para que evitar que otro autor, distinto a Cide Hamete Benengeli, lo resucite falsamente e invente falsas aventuras.

Al llegar a su fin el Ingenioso Hidalgo, mi don Miguel vuelve al principio. No quiso poner el nombre del lugar y fue para dar ocasión, a las villas y aldeas manchegas, a que se peleen por el honor de ser la cuna de don Quijote, como las ciudades griegas con Homero.

Hubo llantos, aunque no se ponen aquí. Y nuevos epitafios, como el de Sansón que le compuso uno, dedicado al que murió cuerdo y vivió loco. Lo suyo no son los versos, no.

Y ahora viene lo mío, porque Cide Hamete, ya sabéis quién, se dirige a mí y me coloca en una espetera, con un hilo de alambre.


"«Aquí quedarás colgada desta espetera y deste hilo de alambre , ni sé si bien cortada o mal tajada péñola mía , adonde vivirás luengos siglos, si presuntuosos y malandrines historiadores no te descuelgan para profanarte."

Me dice que viviré luengos siglos aquí, sin que me profanen los malandrines. Y me enseña lo que he de advertirles si llegan a mí, eso de “tate , tate folloncicos, de ninguno sea tocada”.

Ahora declaro que don Quijote nació sólo para mí. Él y yo somos “para en uno”. Que no se atreva el “escritor fingido y tordesillesco”, con su grosera pluma de avestruz. No es asunto de su escaso ingenio, le he de advertir que deje en paz los huesos de don Quijote y no se los lleve de paseo por Castilla la Vieja.

Y me dice mi señor que, con eso, cumpliré, con mi cristiano deber de aconsejar bien a quien mal me quiere. Y dice que él quedará satisfecho de haber cumplido su deseo, que no fue otro que hacer aborrecer a los hombres “las fingidas y disparatadas historias de los libros de caballerías”.

La última palabra de este gran libro es “Vale”.

Un abrazo para todos de María Ángeles Merino.

12 comentarios:

pancho dijo...

Impresionante, tienes hasta fotos de un nido sin pájaros. Este verano vi un nido de pardillos, cuando al día siguiente fui a sacarle una foto, todos pidiendo comida a la pájara, los gatos habían dado buena cuenta de ellos, no los puedo ver,no dejan parar un nido.

Muy buena también las de los brindis, con DQ con un pie en la sepultura.

Un abrazo y a la espera de ver qué inventas esta vez.

PABLO JESUS GAMEZ RODRIGUEZ dijo...

El capitulo final del quijote creo que resume lo que es la vida, tu lo has hecho muy bien abejita.

Besos.

Merche Pallarés dijo...

¡Has dado vida a la pluma! Genial. Besotes, M.

Myriam dijo...

Ni la pluma del Cide, podìa dejar de aparecèrse por tu casa. Jejeje

Besos tristes por este ya llegado final, nos vemos prontito igual.

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

Das en el clavo..como siempre..original forma de despedir esta lectura, aunque todavía te quede un cacho....espero la segunda parte...un beso

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Más que secundario, es la ilustre herramienta que ha permitido tantas voces. ¿Cuántas plumas debió gastar el bueno de Cervantes para redactar sus libros?
Ha sido un placer compartir esta aventura contigo.
Te pido un esfuerzo más: a lo largo de la semana, una entrada que aporte tu valoración de lo te ha supuesto participar en esta locura.

Paco Cuesta dijo...

La pluma, mudo testigo de cuanto ha ocurrido, cobra vida en tus manos a la muerte de don Quijote.
Un abrazo

Asun dijo...

Jjejejejejeje, sólo faltaba la pluma, y apareció. Si ella esta historia no habría sido posible, las palabras habrían quedado volando en el aire.

Muchas gracias por tanta originalidad en tus personajes.

Besos y hasta pronto.

Antonio Aguilera dijo...

Abejita: el arremate de la interpretación es que te hayss convertido en pluma.
Desde luego pie te ha dado el que al final del capítulo hasta hablara la pluma de Cervantes.

Un papel idóneo para tí, por el detallado desglose que has hecho de toda la obra. Y el papel de pluma te viene requetedechupete, porque bien que has desgastado las teclas de tu ordenador, que en este caso sería la pluma moderna.

La expresión de "en los nidos de antaño no hay pájaros hogaño" es sensacional y, claro, tu foto no puede ser más idónea. Además todas las otras que pones nos sirven de perfecta guía.

Muy fuerte este capítulo y muy bueno. Yo voy tarde. Repuse un escrito de hace dos años dentro de mi entrada al 2.72. Me saltaré el 73 y la semana que viene abordaré el 74.

Espero que, si nada lo impide, cuando la comida quijotesca, me traigas un botecito de miel.

Un abrazo mientras tanto

pancho dijo...

Los olés por el remate de esta faena se oyen hasta el Arlanzón, que aunque rima con Sansón, los puentes se estrecharían para cerrarle el paso y que deje ya de molestar a DQ, que es un pesadón. Sansón sabe que la fama consiste en pegarse a DQ, por eso persiste en lo del pastoreo, hasta compró los perros.

¿Qué habrá sido de los muertos de las sepulturas amontonadas sin función después de tanto tiempo tapando despojos? Son como un nido sin pájaros.

Seguro que la pluma de Cervantes no echaba muchos borrones, la mano tonta siempre lista con el secante. Todavía recuerdo el tintero y la pluma con el plumín que había que mojar en tinta para escribir. Parece que fue hace cien años.

Cervantes nació para escribir el Quijote. Abejita para explicarlo y nosotros para leerlo.

Un abrazo y descansa, que por hay te has ganado el jornal con creces.

Ele Bergón dijo...

¡Jo! A veces que dificiles son las despedidas.

Queridos y queridas coleguis

El Alonso, el Bueno, ha muerto y con el acaba el libro de Don Quijote de la Mancha que el Sr. Cervantes escribio hace ya unos cuantos cientos de años. Pero lo hizo tan bien que todos sus personajes,que salimos en este libro somos inmortales. Es decir que nunca morimos y sino miradme a mi que aunque no me dio muchas importancia -solo me nombra tres veces- pues en este siglo XXI todavia sigo aqui.

Sali del libro y empece a pulular por estos lugares tan extraños a los que habeis llegado. Me salte el tiempo y el espacio para compartir con todos vostros y con el Karim, la Nerea, la Vanessa, el Richi, los de la pandan sin olvidar a mi primera Churry, algunas aventuras y trastadas a la vez que seguiamos las aventuras de mi padre Sancho y nuestro vecino Don Alonso el Bueno y ha sido fantastico. Lo he pasado fenomenal. He comprobado que tambien ahora os sabeis divertir, aunque a veces sois un poco raros, la verdad, porque para hablar escribis y eso en mi epoca no ocurria, al menos no con tanta frecuencia. Menos mal que el Sr. Cervantes tuvo la misma mania que vosotros y le dio a la pluma. Por el existo y le doy las gracias.

-Sanchico, no te enrolles mas y vuelve a las parginas de tu libro.

-Ya voy, ya voy Sra. Ele, ( que pesada) pero antes, tengo que dejar por aqui un abrazo fuerte fuerte a todos mis nuevos amigos de esta era del internet.

El Sanchico.

Abejita de la Vega dijo...

pancho: esos gatos...Me impresionó lo bien hecho que estaba hecho ese nido caído. El brindis es , en realidad, el brindis de un grupo de profes. No saben que se han convertido en el ama de don Alonso.Como ves, inventé lo de la pluma. Gracias por tus olés , el Arlanzón atento y el Vena más, pasa más cerca de mi casa.

Cornelivs: así es la vida y el fin de la vida. El muerto al hoyo y el vivo al bollo. Hay lágrimas pero hay que seguir viviendo.

Merche: la pluma habla al final del capítulo, así que la puse a hablar un poco más.

Myriam: la del Cide, todavía no. Nos vemos.

Manuel: cacho a cacho fui acabándolo.

Pedro: protagonista principal que no secundario. Gastaría muchas plumas, no durarían mucho, pienso. Con gusto lo he valorado.

Paco: mudo testigo, lo que sabe...

Asun: faltaba la principal, sin ella no hubiera nada. Humilde pero principal.

Antonio: las teclas de mi ordenador están machacadas, sí. La c medio bailando de tanta acequia y tanta campeña. Iré con la miel...

Sanchico: al libro, vuelves al libro. Has hecho un gran papel, aunque sean tres tus apariciones en el gran libro. Ele te ha dado más vida. Choque de manos.

Un abrazo a todos.