miércoles, 3 de agosto de 2011

"La promesa" de Bécquer y un sueño.


Comentario a la leyenda "La promesa", de Gustavo Adolfo Bécquer. Lectura colectiva de "La acequia", dirigida por Pedro Escudero.

Sueño…  Camino  sobre  las margaritas, en una inmensa pradera. Voy leyendo en “La promesa”: “Margarita lloraba con el rostro oculto entre las manos”. Pero, ante mis asombrados ojos, las letras pierden repentinamente su forma , se inflan y moldean la figura de una mujer joven , vestida a la moda del Medievo, que se escapa  de su cárcel de papel. ¡Es la Margarita de la leyenda!
Desde el trampolín de las páginas, Margarita  se deja caer sobre las flores de su nombre. Muchas  lágrimas corren a lo largo de sus  mejillas, luego se deslizan por sus dedos y caen en tierra, donde  las disgustadas chiribitas reciben el salado riego.
Un instante después, las letras del libro adoptan la forma de un gentil caballero medieval que salta y se reúne con la joven muchacha. ¡Es Pedro!
Se despiden, en un silencioso y bello atardecer. Se acaba de “borrar el rastro de luz que el sol había dejado al morir en el horizonte”.
Último atardecer de julio, en 2011 (Palacios de Benaver)
Foto tomada de "En un acorde azul"
Pedro manifiesta que ha de ir a la guerra como escudero de su señor el conde de Gómara,  que ha de “reunir su hueste a las del rey Don Fernando, que va a sacar a Sevilla del poder de los infieles”. Y asegura que volverá a cumplir su "promesa".
Margarita le ruega que vaya a mantener su honra, pero que  vuelva… a traerle la suya.
Pedro y  Margarita desaparecen de mi vista. ¿Dónde se han metido? Ahí están, junto a una flor. De repente, toman otra vez forma de letras y se zambullen entre las páginas.

Me despierto con el libro en la mano, lo cierro y coloco una margarita como punto de lectura. ¿De dónde sale esta flor? .
Dejo para  el día siguiente  lo de "Apenas rayaba en el cielo la luz del alba...".

Primer amanecer de agosto de 2011, en Palacios de Benaver (Burgos)

Así lo hago,  comienzo con el ruidoso amanecer pero, en realidad, es la hora de la siesta" y ...

¡Qué estruendo! "La aguda trompetería del conde" me hace cerrar el libro de golpe.  Puede más mi curiosidad y lo abro tímidamente. Ahí va  el conde de Gómara acompañado de soldados, campesinos, farautes, heraldos, trompeteros, peones, timbaleros, escuderos...Todos escapan de las páginas y desfilan por un campo de las margaritas, el de mi Margarita.

Allí está Margarita que grita, al reconocer a su misterioso amante. ¡No es el escudero Pedro! ¡Es el señor conde de Gómara!

La oigo hablar como en los viejos romances:

"-¡Ay de mí, que se va el conde



y se lleva la honra mía!"


Pero entre los personajes de la leyenda, está un muchacho que dice ser su hermano. Lo ha oído y le reprocha:

"Nos has deshonrado..."

Margarita contesta, defendiéndose:





"Me juró que tornaría."

El hermano asegura:

"No te encontrará, si torna,
donde encontrarte solía"
Tras estas palabras, Margarita es asesinada por su hermano, mientras un juglar  se lamenta:

"¡Mal haya quien en promesas de hombre fía!"


Pero ese de la música ¿por qué no hace algo en lugar de cantar? Yo tampoco puedo ayudarla, estoy viviendo  un sueño. Me  despierto asustada.

"Nos has deshonrado" dice el romance. ¡La mujer y el honor de la familia!  Me viene a la memoria una noticia terrible que leí en "El País" hace muy poco: "Un pakistaní mata a seis de sus hijas por honor”. Todavía quedan Margaritas en este siglo XXI. Mal haya quien en promesas de hombre fía, pero mal haya , mucho más, quien mata y se justifica con una supuesta deshonra.


http://www.mediterraneosur.es/fondo/asesinato.html

Llevo dos sueños viviendo, a mi manera, "La promesa". Aunque Margarita ha muerto, queda algo más. ¿Qué ha pasado con el escudero conde? Esta noche , termino su lectura.

Así lo hago. pero cómo no, sueño con el conde. Lo veo en su lujosa tienda de campaña, silencioso, triste, como un sonámbulo, contando sus cuitas al fiel escudero. Aterrorizado, cuenta que , vaya a donde vaya, lleva  delante de los ojos una hermosa y blanca mano. Le salva de los peligros, coge las bridas del caballo desbocado, parte la saeta que va a herirle...


"Embargado de  un terror profundo", dice: "Mírala aquí apoyada suavemente en mis hombros" .

Sale de la tienda, tal vez un poco de aire fresco le siente bien. Un animado grupo rodea a un juglar. El cantor, anuncia con voz gangosa, que va a cantar el "Romance de la mano muerta".

El conde permanece inmóvil escuchando la cantiga. El juglar le informa de que la repiten los aldeanos de campo de Gomara y se refiere a una desdichada ofendida por un poderoso. Dios ha permitido que al enterrarla quede "siempre fuera  la mano en que su amante le puso un anillo al hacerle una promesa".


Acompaño al señor conde hasta la tumba de Margarita, donde tiene lugar el extraño casamiento. Arrodillado sobre la humilde fosa, toma la mano muerta, un sacerdote bendice la unión y la mano se hunde para siempre.


La fosa se cubre de flores y más  flores. Cuando me despierto, tengo el libro de las "Leyendas" en la mano y ...una margarita.

Un abrazo para todos los que pasáis por aquí de:

María Ángeles Merino


"Mª Ángeles Merino, nuestra Abejita de la Vega, da toda una lección de cómo se interioriza, actualiza e ilustra una leyenda como La promesa."

7 comentarios:

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Qué maravilla de entrada. Me ha gustado, especialmente, esa actualización a nuestro presente.
Después de algunas lecturas, uno amanece con una flor en el libro que cerró por la noche, ¿verdad?

Merche Pallarés dijo...

Bonita y triste leyenda. Eso de morir por honor... ¡Qué horror! Como te habrás percatado he desistido de analizar las leyendas pero me estoy enterando de todas a través de vuestros blogs. Besotes, M.

Myriam dijo...

En realidad, Margarita, pecó de arrojarse a conclusiones precipitadas y erróneas sin esperar y darle ocasión a Pedro para que se explique y le explique. Algo que nos sucede muy a menudo. Creo que es una enseñanza muy actual que podemos sacar de esta leyenda.

Tu te despertaste con el libro y una margarita en la mano, quizás Pedro, también lo logre.

Muy lindo tu trabajo

Delgado dijo...

Muy bonito, esta leyenda es de las que más me han gustado. Al final el conde dejó descansar a Margarita. Con respecto a las muertes de mujeres por asuntos sexuales, me ha sorprendido que en Europa todavía se den casos. ¡Una lástima!

Firvulag dijo...

Tras leer tu sentida entrada si no fuera porque ya he leído esta leyenda la hubiese buscado para leerla sin falta. Con que facilidad das un soplo de vida a los protagonistas y los haces salir del libro.

Un saludo.

José Manuel.

pancho dijo...

Bien señaladas las transiciones de la luz a la oscuridad. Bécquer era un maestro en eso, casi como Delibes o Cervantes.

Las margaritas crecen más espesas en las sepulturas.

Gran esfuerzo de conjunción de texto e ilustraciones.

Te veía a bordo del Ferrari de Alonso.

Un abrazo.

Abejita de la Vega dijo...

Pedro: en el presente hay margaritas, qué pena. Amanece y en el libro hay una flor que no recuerdas haber cortado.

Merche: entre todos abarcamos todas las leyendas. Maldito honor.

Myriam: Margarita no dio tiempo a Pedro para que se explicara y sus palabras la delataron ante sus odiosos hermanos. Tal vez todos amanezcamos con una margarita...

Delgado: sí, hay algo de eso en el Sur de Italia, según el mapa. Increíble.

Firvulag José Manuel: soplamos y damos un poco de vida a personajes de papel.

Pancho: la luz del atardecer y la luz del amanecer, ambas muy poéticas. El Ferrari era cosa de la mosca, nuestro maigo Julio. Yo ni conduzco ni tengo carnet, como el superprofe.

Besos a todos