En Mortal y rosa, sobrecogedora y tierna elegía de la infancia, Francisco Umbral evoca la muerte de su hijo. Un libro que nunca me atreví a leer por triste, ahora me atrevo. Mejor así, en 1975 no me hubiera gustado.
Comienza el libro, tras unos versos de Salinas:
"...esta corporeidad mortal y rosa
donde el amor inventa su infinito"
(Pedro Salinas)
Y arranca:
"Cuando me arranco al bosque de los sueños, a la selva oscura del dormir, y me cobro a mí mismo, me voy lentamente completando. Porque he dejado de interesarme por mis sueños. A la mierda con Freud."
(Francisco Umbral, Mortal y rosa)
El autor y la tremenda belleza del dolor de las palabras. He tenido que llegar a 2025, cincuenta años después, para poder entrar. Ni es una novela ni habla solo del niño, me hubiera defraudado.
Ya veis, dolor y escritura.
María Ángeles Merino Moya



1 comentario:
Qué gran lectura.
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