Aquel día salí a pasear a primera hora de la tarde, a pescar algún rayito de un apetecible sol de otoño. En el bolso llevaba un libro de título fúnebre y sentencioso: Los muertos no respetan el descanso de la dramaturga burgalesa María Velasco, la lectura del mes de noviembre en el Club de Lectura, con dos obras: Primera sangre y Harakiri.
Me senté en un banco del Paseo de la Audiencia, casi no me dio tiempo a abrirlo. A mi lado, se sentó una mujer más o menos de mi quinta, conocida pero poco, que sin más preámbulos, me preguntó: ¿Qué lees? ¿De qué va eso?
-Comienza con "Escucho con mis ojos a los muertos", una cita de Quevedo.
Los muertos que no se están quietecitos y el teatro que no es sino culto a la ausencia, a los muertos al fin.
Son dos cuentos de fantasmas, para practicar "catábasis" y fortalecernos: rendimos culto a los muertos y molestamos a los vivos. Es el deseo de la autora. El secuestro de una niña y el suicidio de una madre son sus ejes respectivos. Pero hay mucho más en este pequeño libro.
La primera sangre y las demás sangres que le siguen, el miedo en que nos educan diferenciadamente a las mujeres, el "ten cuidado niña y no te vayas con desconocidos", fantasmas como el de Laura porque Laura fue el fantasma de toda una generación de niñas burgalesas, hemos de vencer al miedo por amor a la vida porque no queremos ser ni santas ni mártires.
Lo de los chicos es distinto, los hombres no lloran, tienen que pelear.
-¿Primera sangre?
Primera sangre parte de la menarquía, la "primera sangre" de las mujeres, después sigue lo que nos "baja" de los doce a los cincuenta más o menos.
-Ya: menstruación, regla, período, estar mala o indispuesta, el besugo, la berza, el San Gregorio, la visita de la prima, Juanita la colorada...
-Sí, palabritas algunas de mal gusto, chistosillas algunas, ahora todo es más natural y civilizado. Menstruación era una palabra tabú, no la decíamos delante de hombres, ni ellos lo nombraban jamás, solo eufemismos, "cosas de mujeres". La excepción, que conocimos tú y yo, fue Martín Santos que soltó la palabra en una ocasión, sin venir a cuento, para observar nuestras caras, un experimento como psicólogo supongo.
-Si, nosotras nos libramos de la cursilería de las monjitas, como la hermana Luz de la obra. Ya eres una mujer y puedes ser madre, lo más grande, ahora ten cuidado que los hombres ...
-El miedo con mayúscula, vivir con miedo es disminuir la vida. Zaira y María se rebelan, comienzan a ser niñas malas. Incluso la monja escapa. Recuerdan a Saray y la prueba del pañuelo, "rosas y luceros", esa es otra cultura pero también la nuestra es bárbara, a su manera, soy de los tiempos de las novias vírgenes, ay la noche de bodas, qué miedo.
La Policía y la Justicia no dio una en el caso de la niña Laura, señalaron al de una conocida cafetería, por aquí cerca, la del cochinillo eterno en el escaparate, señalaron a un tío y su novia, el tío murió y la novia en un psiquiátrico, nada.
Dejaron a Laura junto al arroyo de San Medel, donde la gente se bañaba y comía filetes empanados de las tarteras, limpia y planchada, veinte días después, muerta asfixiada y sin violencia sexual, un misterio, un fantasma para Burgos que no respeta muestro descanso y hace bien.
El Comisario aparece cono personaje, pintado como alcohólico y machista, padre de Zaira. Nada que ver con el de la vida ŕeal, lo conozco, conicí a su hija también, a veces lo veo en el Espolón, buena gente. Es teatro, es ficción.
-¿Y Harakiri?
Harakiri es un diálogo entre una madre suicida y su hijo. La madre "se explica a sí misma después de morir", para "liberar de tabús y estigmas todo lo que envuelve al suicidio para cederle espacio y escucha".
-Las razones del suicida. Un tema poco habitual.
Por fin, me di cuenta de quién hablaba conmigo en el banco del Paseo.
-¡Austri! ¡Cuanto tiempo sin comentar un libro contigo!
Algunos tal vez recordaréis que Austri era mi compañera de lecturas, cuando yo escribía aquí entradas kilométricas. Me salía al paso al abrir algún libro propuesto por el Club de Lectura. Es un personaje misterioso, dice que fue conmigo al colegio pero yo no la recuerdo.
Hablaremos, amiga. Te recuerdo que Primera sangre fue Premio SGAE de Teatro en 2922 y que María Velasco nació en 1984 en Burgos.
Esta tarde tenemos reunión, con Pedro Ojeda y el Club de Lectura de La Acequia y Alumni UBU.
María Ángeles Merino
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