jueves, 23 de febrero de 2017

Patria: "Si le hubiera cortado las alas"


Comentario en torno a la novela Patria, de Fernando Aramburu, para la lectura colectiva de La Acequia, dirigida por Pedro Ojeda.

La relectura de algunos capítulos de Patria me habían dejado nostálgica y no acertaba con la entrada. Busqué, en la estantería, un viejo libro sobre Legazpi, el pueblo guipuzcoano donde viví doce años . ¡Y mi amiga Austri, la compañera de lecturas, estaba allí! 

-¡Hola Austri! No te había visto entrar. ¿Quién te ha abierto la puerta?

-¡Hola María Ángeles! Ya sabes que donde puedas entrar tú, entro yo. Te he visto melancólica, sin saber qué escribir y aquí estoy para ayudarte. No hace falta que hables de lo que pasa en Patria. Háblame de recuerdos y encontrarás el camino, ya verás. Si te parece, escuchamos primero Txoria txori.  



La música ha atizado mi memoria. 

¿No habrás pedido plaza de maestra en el País Vasco? No, mamá, que va, qué va. ¿La carta? No la eché, a quién se le ocurre.

¿Que te vas a trabajar al País Vasco? Sí, es una sustitución por maternidad, en Villafranca de Ordizia. Firmé un contrato en la Delegación de Educación de la Plaza Lasala, en el corazón de la Parte Vieja, un lugar donde se respiraba "el conflicto". Me llevó mi padre y el hombre tuvo la ingenuidad de preguntar, en Ordizia, por la Carretera "Nacional". Terminamos en el puerto de Orduña, en Vizcaya, antes de encontrar el camino a Burgos. Visitamos las tres provincias, en una singular vuelta a Euskadi. El lunes comienzo.



¿No te da miedo? ¿No es en ese pueblo donde tienen la partida de nacimiento muchos etarras? Aquello es la guerra, no vayas. Yo que tú no aparecía por allí. ¡Era lo que te decían!

"...de esa guerra que sólo existe en sus cabezas" (Página 367)

Sólo era por un mes, fueron doce años. Nunca llegó a peligrar físicamente mi vida, el miedo era de otra clase.

En 1979, nada más llegar, supe qué cosa era una huelga general. ¿Cómo? ¿Que no abren nada? ¿Que no hay escuela? ¿Que no funcionan los transportes? ¿Que hay manifestaciones y pelotas de goma que no son de las de jugar? ¿Por qué? Porque una bala de la guardia civil mató a una pacífica y ecologista programadora informática llamada Gladys del Estal, en una manifestación antinuclear.

"Conque huelga general. Moderado seguimiento en las ciudades. En los pueblos no hay escapatoria. Parón completo (tiendas, bares, talleres) o atente a las consecuencias". (Página 214). 

En los años ochenta, viví algunas huelgas generales, en Legazpi. No había escapatoria. 

"Había sido asesinado en un hotel de Madrid, a la hora de la cena, el diputado electo de Herri Batasuna Iosu Muguruza, de treinta y un años." (Página 214).



En 1980, tuvieron lugar las primeras elecciones al Parlamento Vasco. Se anunció un mitin del PNV en Legazpia y allí estaba yo, con mis compañeras de piso, todas de Burgos, a ver qué era eso. ¡Curiosonas! Pensábamos sentarnos en la última fila pero, en cuanto nos vieron aparecer los que dirigían aquello, mira tú unas chiquitas jóvenes, nos condujeron a la primera línea de mitin. Tuvimos que aplaudir, o hacer como que aplaudíamos, a una señora muy trajeada que presumía de su abuela muerta a los noventa y tantos o cien años, sin saber una palabra de castellano. ¡Qué mérito el de la amona! Nos mirábamos con una sonrisilla y vuelta a la carga: el dinero de Euskadi que se lo quedaba Madrid, a los de Burgos que nos registren. Y, para terminar, la peneuvista dama dijo algo sensato: que deseaba una Euzkadi como Suecia y no como la Unión Soviética. ¡Quién no!

"Aquí aprende euskera todo Cristo y no hay más que hablar" (Página 172).



En 1981, viví un particular 23 F. Mientras Tejero entraba en las Cortes, yo asistía a una asamblea de maestros interinos en huelga, en Hernani. Alguien proclamó que si los maestros no hablábamos euskera sería el pueblo vasco el que nos echaría. En el camino de vuelta, con la boca amarga, mis tres compañeras y yo, merendamos un chocolate con noticia de golpe de estado, ya no importaba la estabilidad laboral. Todavía nos quedaba una reunión con los padres de los niños, que nos pusieron de vuelta y media por haber hecho huelga. ¡A quién se le ocurre! Terminé aquel día con muy mal cuerpo por la suma de lo de Hernani, lo de los padres y lo del golpe de estado. Al día siguiente, a la escuela, una compañera iba a clase con un televisor bajo el brazo.




Poco después, estuve enferma y mi madre me acompañó a Tolosa donde me hicieron un análisis de sangre. A la vuelta, en la estación, anunciaban que el tren estaba detenido "por amenaza de bomba". ¡Bomba! Mi madre estaba alarmadísima, ella que vivió la guerra civil, y yo, tan tranquila, no pasa nada, ocurre muchas veces. ¡Oye, que han dicho bomba!

En 1982, me examiné de oposiciones en un colegio del barrio de  Gross. Aprobé y siempre cuento que lo hice de cara al mar Cantábrico, una imagen bella, en realidad lo que tenía enfrente era un edificio militar con sus tanquetas. 

"Y además hay que echar a las fuerzas españolas de ocupación. No es tan fácil como dices.
Joxe Mari bebió un trago de calimocho y, mirando desafiante a cada uno de la cuadrilla, les dijo que: -Todo lo complicáis. A ver, si tenemos la independencia, lo demás ya lo arreglaremos entre nosotros. ¿Mejorar la vida de los trabajadores? Perfecto. Se mejora. ¿Quién lo va a impedir si nadie de fuera nos gobierna?" (Página 172).



Recuerdo especialmente la muerte de Enrique Casas en 1984 . También la de Santiago Brouard, en el mismo año. Y la de Yoyes, Dolores González Catarain, en 1986, acusada de traición, en presencia de su hijo de tres años.

"...Pakito, una ráfaga de frío...Joxe Mari tuvo la impresión de que el frío provenía de aquel hombre...O acaso no eran más que figuraciones suyas, suscitadas por la fascinación temerosa del novato ante el veterano de la lucha armada a quien se atribuía un historial tan tenebroso como sangriento. De él se decía que había matado a Moreno Bergareche, Pertur, y ordenado ejecutar a Yoyes, como él de Ordizia, y reventar la casa cuartel de Zaragoza con niños dentro." (Página 383)



En 1985, descubrí la otra cara de la moneda. Para entonces, vivíamos en el colegio un ambiente de enfrentamiento que se hacía cada vez más insoportable, los alumnos mayores se daban cuenta y...

Mikel Zabalza, un conductor de autobuses que no era de ETA, fue detenido por la Guardia Civil. Quince días después apareció muerto en el río Bidasoa. Varias investigaciones señalaban que había muerto en el cuartel de Intxaurrondo. 

"...agentes del Servicio de Información de la Guardia Civil lo detuvieron en la madrugada del 26 de noviembre de 1985 en su casa del barrio donostiarra de Alza. Un día antes, ETA había cometido un atentado contra miembros de las Fuerzas de Seguridad del Estado, lo que desencadenó un amplio operativo antiterrorista. Mikel, un primo y su novia también fueron arrestados a lo largo de aquella noche. Los dos últimos fueron liberados sin cargos. Zabalza, por el contrario, no volvió a ser visto con vida."

El primo de Mikel Zabalza, Manolo Bizkai, trabajaba como maestro interino en Legazpi. Contó que escuchó los gritos de Mikel mientras era torturado. 




"Y empieza para Joxe Mari un círculo infernal que va del calabozo a la sala de interrogatorios, de aquí a la revisión del médico forense, de nuevo al calabozo y vuelta a empezar. Cuatro días incomunicado más el del cuartel de Intxaurrondo. Que colabore...le pusieron un antifaz. Luego un pasamontañas, enseguida otro, tres en total. Suda, tiembla. Estos también querían nombres...Le atribuyeron atentados. Negó y al punto lo golpearon varias veces en la cabeza con porras o con palos forrados...Más preguntas, más golpes...las manos a la espalda, lo obligaron a sostener una pistola y un cargador...que quedasen bien grabadas las huellas dactilares. Enhorabuena etarra, se acababa de convertir en el asesino de no sé quién...diez flexiones...preguntas sobre su vida privada...Más flexiones y el ascensor...levantarse...sentarse...

Le metieron la cabeza en una bolsa de plástico...falta de aire...angustia...le van a estallar los pulmones...le permiten una toma de aire...al borde de la asfixia...en ocho, nueve ocasiones...perdió el sentido.

Le contó al médico forense que lo habían torturado...él sólo podía consignar lesiones...de ninguna manera apreciaciones...

...lo sometieron a descargas eléctricas. Quieren saber cuándo ingresó en ETA...golpes y electrodos...forense...corros rojizos, pequeñas quemaduras...herida sangrante.
Arriba, suavidad, educación y la presencia de un abogado de oficio...Y firmó desdeñándose de mirar el impreso...un txakurra le habló de buenas. Si pensaba que a su edad merecía la pena haberse metido en ETA...tirar la juventud...

...lo  condujeron al despacho del juez de la Audiencia Nacional...una bola de odio dentro del pecho...Rechazó el abogado de oficio...Exigió uno de su onda ideológica...lo habían sometido a torturas...que presentase la denuncia...aquel no era el momento ni el lugar...la bola de odio no paraba de agrandársele...Negó las acusaciones...se prestaba a declarar...

Tras la declaración...a los calabozos...esperando el furgón...a la cárcel...en la pared...anagrama de ETA...Gora Euzkadi askatuta...euforia...empezó a cantar...Hegoak ebaki banizkio. "

"Si le hubiera cortado las alas". 

Aramburu no evita los detalles de la tortura. Es un capítulo muy duro.
-¿Ves como, al final, has podido escribir la entrada?

-Sí, pero he contado más de mi historia personal que de la de Patria.

-Pero ha sido Patria la que ha despertado tus recuerdos.

-Dedico esta entrada a mis compañeras Esther, Loli y Conchi. 

Un abrazo de María Ángeles Merino
Y de Austri


12 comentarios:

la seña Carmen dijo...

Juntas y una debajo de otra las torturas se nos aparecen demasiado reales.

Bertha dijo...

Has sumado tu testimonio y la verdad que las palabras sobran; como bien dices: era otro tipo de miedo...



Un abrazo hermosas.





Pedro Ojeda Escudero dijo...

Una novela que es capaz de disparar así los recuerdos de las pesonas es ya, por sí misma, necesaria. Enhorabuena por tu entrada, Mª Ángeles.

Myriam dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Myriam dijo...

Continúo a partir del comentario de PEDRO al cual suscribo.
Necesaria y valiente contribución para la elaboración del trauma que supuso para el país Vasco y la sociedad española en general. Por eso, me sorprende leer por las redes opiniones sobre este libro de que cumple función en la lucha por controlar la construcción del relato de lo ocurrido. Para mi su función por excelencia -y de ahí la grandeza de esta obra- es la de ser, lo repito, una contribución eficaz para la elaboración de este trauma, algo que logra además, con una técnica magnífica.

Besos

Ele Bergón dijo...

No me extraña que la música vasca te haya inspirado. Realmente es muy hermosa y nostálgica.

El relato está lleno de sinceridad y emotividad con algo de humor. Cuando se escribe de lo vivido y sentido, el lector lo capta y le conmueve como me pasa a mí con esta entrada tuya.

Nadie mejor que tú que estuviste 12 años viviendo en Euskadim siendo de Burgos, para contarnos tus vivencias, intercalando párrafos de Patria.
Mal día ese 23F para todos y me imagino que peor por allí, por las tierras vascas.

Estoy con Carmen, tu entrada es excelente.

Besos

Abejita de la Vega dijo...

Y tan reales. Se les fue la mano.

Abejita de la Vega dijo...

Miedo al fin.

Abejita de la Vega dijo...

Me he dado permiso gracias a Patria. Gracias Pedro.

Abejita de la Vega dijo...

Superar el trauma de una sociedad entera lleva mucho tiempo. Este es un paso.

Abejita de la Vega dijo...

Emotividad disparada. Gracias Luz.

Abejita de la Vega dijo...

Un abrazo a todos los que habéis pasado por aquí. Entre todos tejemos una opinión.