domingo, 13 de abril de 2014

Los jicarazos de don Torcuato porque "todo el mundo tiene ganas de matar a alguien"



Digresión químico pedagógica. Exposición IES "Diego Porcelos".

Comentario en torno a la novela "La saga/fuga de J.B.", de Gonzalo Torrente Ballester. Para la lectura colectiva de "La acequia", dirigida por Pedro Ojeda.

"Tampoco eran deleznables sus saberes de química, y corría la voz de que en el sótano de su casa escondía un laboratorio clandestino en el que obtenía sutiles e indetectables venenos: como que, cuando los de Villasanta de la Estrella dieron jicarazo a un arzobispo liberal, despacharon a Castroforte una comisión secreta para que obtuviera de don Torcuato el bebedizo…Esto fue...después de haberse corrido la fama de que la mujer de don Torcuato había sido enviada al otro mundo mediante una sencilla taza de café con leche. Los que suponen que la fortuna de don Torcuato procedió de la industria clandestina de venenos...le atribuyen la idea de que todo el mundo tiene ganas de matar a alguien y de que siempre hay alguien que le quiere matar a uno, lo cual, comercialmente explotado, puede producir en un período de tiempo relativamente corto un número de muertes cuyo cálculo resulta en apariencia arduo...doña Mercedes Fandiño mató a su amante para, sobre su cuerpo muerto, reconciliarse con su marido; don Armando Valeiras se deshizo limpiamente de su hijo con el mismo veneno que éste  tenía preparado para enviarle al otro mundo y heredarle; la octogenaria Micaela Vizoso, ya que sus fieles criados Fermin y Pepa no la precedían en el uso de la muerte, forzó el Destino y les pagó un entierro de primera; la señorita Piluca Cerdido...dio el pasaporte definitivo a su novio Carlitos porque la quería demasiado y era una lata; el sereno nocturno Celedonio Dacuña Prego envió al otro barrio a su colega Cresconio Dapena Dorrego...porque había luna aquella noche y Cresconio no se había dado cuenta, Celedonio le invitó a un carajillo y..."

(Extraído de “La Saga/Fuga de J.B.”, Gonzalo Torrente Ballester, Clásicos Castalia, 2010)


Mis saberes de química sí son deleznables, se sitúan a nivel de crucigramas y se basan en aquellos rudimentos de la tabla periódica que me enseñó en el "Mendoza" cierta profesora cuya esquela pude leer recientemente en el "Diario de Burgos", últimamente tropiezo con las esquelas de mis viejos profesores; era la  Física-Química elemental que cursé nada más comenzar los setenta, cuando el dictador no había padecido ni siquiera la flebitis.  Y don Torcuato, no, don Torcuato no tenía flebitis, solo padecía de rijosidad, enfermedad que el Generalísimo no padeció en su vida, que lo suyo, lo de don Torcuato, eran los venenos, los cuales obtenía auxiliado por sus nada deleznables saberes de Química. De los saberes de Química de don Francisco no sabemos nada, ni falta que hace.



Los de Villasanta de la Estrella obtuvieron en secreto el bebedizo de don Torcuato para despachar a un arzobispo liberal, menudo jicarazo le dieron. Jicarazo viene de jícara, una vasija pequeña para beber, sobre todo chocolate. ¿Chocolate? Me voy a tomar uno bien espesito y con churros, que un día es un día y las calorías no cuentan. 

Porque, aprovechando que el río Vena pasa por mi barrio,  he de celebrar que tras un arduo recorrido por las  librerías en busca de "Rosa Fría, patinadora de la luna", aterrizo en la Casa de Cultura, la de San Lesmes, la que inauguró el popular ministro Wert. Y allí tecleo en el ordenador a ver si hay suerte. ¡Lo tienen! ¿Cómo es que no está en su correspondiente estantería? 



Extrañada, me dirijo al mostrador y expongo el problema, la bibliotecaria teclea, apunta un número en un misterioso papelillo que me entrega al mismo tiempo de indicarme que vaya al piso de arriba, que allí me lo darán. Pero, cielos, descubro que no llevo encima la tarjeta de lectura. Así que me resigno a recorrer la  distancia que separa mi casa de la biblioteca. Atravieso el puente del río Vena, la Confederación Hidrográfica del Duero me indica el caudal del citado río, entre otros datos de interés. 


Digresión fluvial. Río Vena

En unos minutos, estoy de vuelta con la tarjetita verde en la mano. Ahora sí, ahora me dirijo a la segunda planta, muestro el el papelillo de antes y la bibliotecaria correspondiente desaparece en busca del libro, guardado, al parecer,  donde el público no puede acceder, no sé el motivo, tal vez les falte espacio. Me entrega un ejemplar de Austral algo deteriorado y me anuncia que he de devolverlo el día 21, allí mismo. ¡Bien! Lo guardo en mi bolso y tomo el camino de la chocolatería. En tan dulce compañía , leo el primer cuento: "Rosa Fría, patinadora de la luna". Me siento como una niña, patino sobre la luna y , para reponer fuerzas, unas cucharaditas de chocolate vienen bien. 


Digresión chocolatera con churros tubulares.

Pero no está envenenado como el café con leche que envió al otro barrio a la esposa de don Torcuato, al cual atribuyen la idea de que todo el mundo tiene la idea de matar a alguien y de que siempre hay alguien que le quiere matar a uno. Hombre, matar matar, no; pero...siempre hay alguien que...En fin, qué os voy a contar. 

Bueno, el caso es que las muertes se multiplicaron en Castroforte: la esposa al amante, el padre al hijo con ganas de heredar, la octogenaria a los criados sospechosos, la señorita al novio latoso, el sereno a otro sereno una noche de luna.

De todo eso se acusó a Torcuato en Villasanta; aunque ya se sabe lo que podemos fiar de los documentos villasantinos, capaces de negarle la antigüedad al mismísimo cuerpo de Santa Lilaila de Éfeso. Pero don Torcuato siguió con el Sistema Tubular, qué culto fervoroso el suyo al Vaso Idóneo, y los tubos llegaban al sótano. 

Y yo sigo con el chocolate y los churros tubulares. No sé qué me han echado en la taza. A mi lado, está sentado un señor de aspecto decimonónico. Y oigo a la camarera que dice "las vueltas, don Torcuato". ¿Ha dicho Torcuato? Como escarpias, oiga. 

Pedro Ojeda escribió: María Ángeles Merino  había decidido leer a sorbos "La Saga/Fuga de J.B.". Lo he cumplido al pie de la letra.

Un abrazo para los que pasáis por aquí de:

María Ángeles Merino


8 comentarios:

Gelu dijo...

Buenas noches, Abejita de la Vega:

Qué estupenda entrada, y qué tentación ese chocolate. No sé si me voy a ir a la cama sin prepararme antes un Paladín.
Me hizo reír la frase que has señalado. Geniales tus asociaciones de ideas y las que provocas.
Al pie de la letra. ¡Qué “valor”! Sí siempre hay alguien que...
Dejo la canción que me ha venido a la cabeza (jícara)

Abrazos.

Edurne dijo...

Pues yo estoy con una frustración a cuenta de Rosa-Fría... Nada, en todo Bilbao, nada, ni en librerías, ni en las bibliotecas...
Voy a Madrid esta Semana Santa, veré si por allí tengo más suerte, pero me está poniendo de los nervios no encontrar el librito, de los nervios!

En cuanto a la Física y la Química... ay, una también es de letras total!
Tú que res d emi quinta, recordarás cuando después de 4º de bachiller, al pasar al Superior había que elegir Letras o Ciencias... Bien, de mi clase, solo pasamos a Letras dos: mi amiga Isabel la chilena, porque la convencí yo, y la moi. El resto, se lanzó al abismo, porque con los conocimientos que nos dispensó don José María en Física y Química... de culo y cuesta abajo les fue!
Que lo mío también es de crucigrama y para de contar.

Pues oye, que al chocolatito con churros ya me apunto yo también, que últimamente ando desaforada con el alimento de los dioses, así que... gramito más, gramito menos...

Besotes y hala, a disfrutar!
;)

Bertha dijo...

MªAngeles eres como Juan Palomo tu te lo guisas y tu te lo comes que maravilla tener ese dominio que pena que no te dediques a la esceneografía porque de verdad que todos harian su papel.

Asombradita me tienes y que sepas que difruto una barbaridad leyéndote!.-Un secretillo cada vez me gusta más nuestra riqueza lingüística que pena que con estos extranjerismos se vaya perdiendo esa rica esencia(lo digo por las traducciones)que le restan chispa.

Besos domadora de palabras.

Bertha dijo...

...feliz semana Pascual!

Paco Cuesta dijo...

Me he tomado un breve descanso con La saga, entre tanto tus valiosos comentarios me ayudarán para continuar.
Besos

pancho dijo...

Lo malo que tiene la desaparición paulatina de la generación anterior es que desaparece el escudo físico o invisible que nos protegía de la pálida señora, cada vez vamos estando más en primera línea de fuego. Qué le vamos a hacer, otros vendrán que bueno te harán, como dice el dicho. Mucho tienen que patinar los que vengan detrás para llegar a tu imaginación, bien se nota que has lidiado con clases repletas de fierecillas sin domar...

El chocolate estaba bien ganado y compensado después de tanto ejercicio, vaya una cosa por la otra.
He vuelto al cuento de los patinadores y he visto que lo has mejorado con imágenes, estupendo.

La familia del ingeniero son los malos, malos de verdad de la historia asturiana...
Un abrazo.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

A sorbos... de chocolate. Haces bien, pero ten cuidado, el chocolate enmascara mejor que el café el sabor del veneno...
Los libros que no son consultados con asiduidad acaban en el depósito de las bibliotecas: con esto, lamentablemente, detectamos que un libro como el de María Teresa León no ha sido sacado de la biblioteca en los últimos años.
En cuanto al uso del veneno en una ciudad de provincias para eliminar agentes molestos... cosas veredes.

Myriam dijo...

Pues, chocolate Burgalés del Espolón con cognac mata cualquier veneno, dícelo al profe. Me has hecho reír con tu literalidad de lectura.

Un beso