miércoles, 5 de marzo de 2014

"¡Veciños, vecinos, roubaron o Corpo Santo! " ¡Venid en mi ayuda, veciños!



Comentario de introducción a la novela "La saga/fuga de J.B.", de Gonzalo Torrente Ballester. Para la lectura colectiva de "La acequia", dirigida por Pedro Ojeda.

Comenzamos una nueva aventura lectora: la novela "La saga/fuga de J.B."(1972), de Gonzalo Torrente Ballester (1910-1999), conocido popularmente por la versión televisiva de su trilogía "Los gozos y las sombras" que vi y leí en su momento. Carlos Larrañaga estaba soberbio y no digamos Charo López, ay el poder de la televisión, y más cuando solo había una cadena. También en los ochenta, compré "Filomeno a mi pesar", ganador del Premio Planeta en 1988. Y creo que lo leí, o tal vez se me cayó, no recuerdo a Filomeno "señorito descolocado", muy a mi pesar.



En la edición crítica de Clásicos Castalia, de Becerra y Gil González, encuentro esta presentación: "Como Emilia Pardo Bazán, como Valle Inclán, o como Camilo José Cela, Gonzalo Torrente Ballester es uno de esos grandes autores gallegos de la literatura contemporánea en lengua española". Y de la novela: "La saga/fuga de J.B. es probablemente a un tiempo, su más importante contribución a las letras españolas...y la más gallega de sus novelas". Y ello a pesar de no haber sido un escritor bilingüe, de no haber escrito apenas en gallego, lengua familiar que manejaba con fluidez. Y aunque, reflexionando sobre su ideal de prosa literaria, reconociese*: "Todo es un problema musical. ¡Quién sabe si eso que me falta no lo encontraría en el gallego!"


Gonzalo Torrente Ballester, un ferrolano errante e incómodo.

Comienzo la novela. A ver si se cumplen tan brillantes expectativas. Leo y pido ayuda:

¡Veciños, venid en mi ayuda, que no sé donde estoy!

¿Dónde estoy? Porque me rodea una niebla muy espesa. El libro me ubica en Castroforte del Baralla, capital fantasma de una provincia fantasma. Pienso en un mapa, pero no, no me servirá el Atlas de la escuela ni el mapa de carreteras; sólo figuraría en un mapa de ciudades literarias, junto a Vetusta u Orbajosa.


De su galleguidad no tengo dudas porque la primera línea no deja lugar a ellas, incluso se molesta en darnos una breve traducción de la palabra "veciños" entre comas. Guasón este don Gonzalo.

"¡Veciños, vecinos, roubaron o corpo santo!"

La edición de Castalia señala como referente a Pontevedra, "ambientada en una posguerra no demasiado inmediata", podrían ser los años cincuenta.



Googleo y me encuentro con una pequeña ciudad provinciana con tal vocación de antigua que, no conformándose con ser medieval, atribuye su fundación a un héroe de los que se ocultaron en el mítico caballo de Troya.  




Con pretensiones helenas, dos ríos, enfrentada a la ciudad vecina y a los funcionarios "godos", su colegiata, su ciudad vieja y nueva; parece que Pontevedra cuadra. Mas, como señaló José María Merino "no deja de ser una réplica exagerada y burlona, parodia con tintes declaradamente costumbristas, no sólo de Pontevedra, que parece ser el modelo originario, sino de cualquier otra ciudad de provincia, sobre todo de la mitad norte de España"
Una palabra latina: "Incipit". No sé por dónde anda mi viejo diccionario de latín. No me seas antigua niña, ve a lo fácil, a la wiki: "Un íncipit (del latín incipit, ‘empieza’) son las primeras palabras de un texto. Siguiendo una tradición hebrea que se retoma en el cristianismo, el íncipit da su título al documento". Ya estoy dentro del "incipit" y avanzo entre la niebla. ¿La de mi entendimiento o la de Castroforte del Baralla? Me ilumina un poco la incipiente luz del alba, menos mal.

¡Veciños, venid en mi ayuda, que me pierdo en la niebla!





Porque oigo una  campana y unas voces  desgarradas que anuncian la desaparición de un “Corpo Santo”. Sale una vieja enlutada y greñuda, doña Benita, es la que más grita; el sacristán le dice que se calle y la mujer va y le muerde. El mordido avisa al Deán y a don Acisclo; pero está claro que el segundo es más importante que el primero por muy hombre de iglesia que sea. Don Acisclo sabrá lo que hay que hacer, que para algo está bien relacionado; el que manda, manda.

¡Veciños, venid en mi ayuda, que me pierdo entre tanta gente!



Niños sin peinar,  mujeres con horquillas en la mano, hombres abrochándose la bragueta. Van llenando la Rúa Sacra y el Deán no sabe qué hacer. Don Acisclo ordena que no entre nadie en la iglesia, que les ponga a rezar si gritan. Y rezan un rosario. El Deán comprueba que el camarín del Corpo Santo está vacío. Don Acisclo no tiene dudas y le dice al Deán que va detrás como un corderito: 

"No tendrá usted la menor duda de quién fue...No hacen falta más que dos dedos de frente para comprenderlo". El Deán comprueba que su frente mide lo menos cuatro y escucha a don Acisclo que está seguro: "Fue don Jacinto Barallobre, y no hay quien pueda acusarlo de robo ante ningún tribunal, ni civil, ni eclesiástico, porque ustedes llevan más de dos mil años aceptando el desafuero de que el Santo Cuerpo no sea propiedad eclesiástica...De manera que aquí ya no hay nada qué hacer".

Y lo mismo acaba de decir el señor Juan Evangelista a Florindo el Maricallo ante la evidencia de que en el río ya no hay lampreas. Ambos no son amigos, aunque pescan juntos y con parecido éxito. Tienen en común que no han catado hembra. El señor Juan por casta indiferencia, porque es un santo. Florindo... porque, según afirma la tía Benita, su compañera de cama y mantel, tiene las partes más pequeñas que las de un niño, ni tocarla, que lo sepa el señor Deán.



Y doña Benita ya no hará empanadas de lamprea, con esa masa finita que tan bien le sale. Y la gente se extraña de ver hablando y manoteando al santo y al pecador, suponen que el río se ha quedado desierto, se preguntan qué comerán ahora los pobres. ¿Pero de qué estamos hablando?



¡Veciños, explicadme qué tienen que ver las lampreas con el Cuerpo Santo!

"Las lampreas se han ido...el nombre de Barallobre está en todas las lenguas...no levanta gritos sino sollozos. No protestas, sino conformidad resignada y llorosa. Barallobre es el Dueño del Cuerpo Santo: un día u otro se lo tenía que llevar..."

La barca de don Jacinto no está, se ha ido. Las lampreas han huido siguiendo al Santo Cuerpo, no a don Jacinto Barallobre, J.B. Todos saben que a una cosa seguiría la otra. El pueblo está perdido:

"...¿qué va a ser de nosotros, Dios del Cielo?"



A continuación, sigue la "Balada incompleta y probablemente apócrifa del Santo Cuerpo Iluminado". Y después, sólo después, comenzará el primer capítulo, monólogo de José Bastida, un maestro de Gramática, pobre, hambriento y represaliado. ¡Cielos!

¡Veciños, explicadme por qué escribió Torrente Ballester esta saga y esta fuga! O mejor ¿para quién?

Para un lector especial, no me cabe la menor duda. Sigo, de nuevo, a José María Merino que escribe: 

"La saga/fuga de J.B.... nos invita a considerar la importancia que entonces tenía un lector bien caracterizado, dispuesto a colaborar con el autor en el desarrollo de una obra acaso ardua, capaz de acompañarlo hasta el fin aunque bastantes parajes fuesen ásperos y difíciles, confiado en que la lectura merecería la pena en su conjunto, y sería capaz de gratificarlo con muchos deslumbramientos"
  
No sé si me siento capaz de seguir parajes ásperos y difíciles, tal vez en buena compañía lo sea.



¡ Que Pedro Ojeda y los compañeros blogueros vengan en mi ayuda!

¡Santa Lilaila, en vos confío!

Un abrazo de:

María Ángeles Merino

11 comentarios:

Bertha dijo...

Poca ayuda te puedo aportar veciña, pero si que volveré para ver como sigue este relato.Me encanto Los gozos y las sombras fue una buena adaptación para TV.

Besos Mª Angeles.

pancho dijo...

Pues pregúntame a mí, hoy me puse a escribir algo y casi que no me salía nada. Llevo leído la mitad del primer tomo y me entero de bien poco. Pero no desesperes que ya le vas cogiendo el tranquillo.
Un abrazo y ánimo con don Gonzalo que yo creo que escribe esta obra para hacer sufrir a los valientes lectores que se atrevan con ella.

Myriam dijo...

jajajaja Me perdí en la niebla, el resto lo dejo para cuando haya leido los primeros capítulos. Te ciento, ya me llegaron lso dos tomos de Torrente (espero no ahogarme)y acabo de terminar de leer "Dejar las cosas en sus dias" que me gustño mucho.

¡Qué trabajadora resultaste, Abejita!

Besos

Myriam dijo...

TE cuento, dice ... es que ya son las dos de la madrugada, y estpy zzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz

Ele Bergón dijo...

Y sin embargo a mi, con todo lo que cuentas, me atrae y mucho esa lectura llena de sombras y tan surrealista. Me recuerda a la Ciudad del Gran Rey que ya leímos de Óscar Esquivias y que de la trilogía me pareció la mejor y también a una de mis películas favoritas; "Amanece que no es poco" y otras disparatadas que andan por ahí. Puede que esté equivocada, pues tengo un recuerdo vago de cuando la leí.

Me ha había prometido no leerla, pues es gruesa y estoy metida en otras cosas, pero al leerte, creo que me voy a animar.

Ya hablamos

Besos

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Pues has salido con bien del reto, desde luego, desde el inicio hasta el final. Eso sí, te exonero de la enojosa tarea de dar cuenta de todo lo que sucede en la novela, que es mucho...
¡Ánimo!

Merche Pallarés dijo...

Ja,ja,... ¡Eres única Abejita! Besotes, M.

Paco Cuesta dijo...

En principio no me doy a la fuga
Besos

Myriam dijo...

jajajajaja ahora la leí completa y me has hecho reír un montón. jajajaja. Yo ya terminé de leer el Capitulo 1, ese del monólogo o... Ya te veo levitando jajajaja

Besos

Jose Maria Bastida Barallobre dijo...

no te pierdas esta novela, de lo mejor en cualquier lengua, una obra maestra, un ejemplo excelente de que leer en castellano es un placer inigualable.

Abejita de la Vega dijo...

Gracias, don José Bastida, lo leeré, o terminaré de leerlo. Nunca me había escrito un personaje. ¡Qué sorpresa!

Un abrazo, don Joseíño.