De aquí |
Esta entrada pertenece a la lectura colectiva de "La acequia", dirigida por Pedro Ojeda. Es un comentario acerca de algunos contenidos de la novela "El lector de Julio Verne", de Almudena Grandes.
Una mancha roja en un cesto con retales azules. Nino lo toma, le da la vuelta, lee un nombre, Julio Verne, un título en dorado: "Los hijos del capitán Grant" Una ilustración a color le intriga, es un paisaje tropical y helado a la vez . Ante la pregunta de dónde lo has sacado, Pepe se para a pensar la respuesta. Alguien se lo dejó, se le debió caer, se lo encontró ahí fuera. No le puede decir si es bueno o malo, a Pepe no le gustan los libros, junta malamente las letras, asegura. Será mentiroso.
Nino le vio aquella vez escribiendo y consultando varios libros abiertos sobre la mesa, eso no lo hace un casi analfabeto. Pero es 1947, vive en un cuartel, su padre es guardia, ha de actuar como si lo creyese así, le da miedo lo que podría contarle. Se la pide, le gustaría leerla..."pues llévatela".
Recordamos a Nino leyendo humildes novelas del Oeste, buscando respuestas. ¿Es su padre un cobarde cuando se oculta en el dormitorio? No, el vaquero que se aleja del salón es sensato, no cobarde. Libros que ofrecen modelos de comportamiento, además de evasión, claro. Que se lo pregunten al joven guardia Curro, en su hamaca liberadora.
Ahora comienza una aventura lectura mucho mejor y recibe unas absurdas clases de mecanografía, con una improvisada y ausente profesora que , a falta de método, le pone a hacer "planas". Sonsoles , la solterona hija del teniente, la "Mediamujer" fea y con buen tipo, qué crueldad la de los pueblos...se va a hacer recados o lee novelitas rosas mientras nuestro aventurero escribe "qwer" y "poiu", "asdf" y "ñlkj". Y cómo aprieta el libro contra su pecho , "como si su corazón fuera a explotar, incapaz de albergar ya ni un gramo más de emoción". Le cuenta, es una historia precioooosa de una viuda joven que da clases de inglés y un millonario y su hijo...demasiado azúcar.
Una novelita rosa |
Nino lee "naufragios y tormentas´...caballeros de honor intachable y mercenarios, ruines...". Y,sin embargo, reconoce que no hay tanta diferencia entre las lecturas de Sonsoles y las suyas. Ella lo hace "para cobrar por adelantado...una felicidad de la que tal vez nunca disfrutaría". Él "para soportar la calamitosa aventura de vivir en la casa cuartel de Fuensanta de Martos, en 1948" con unos "muertos de papel" que no dejan viudas. Los dos huyen entregados a un desaliento, son cómplices, Nino no se quejará de la dejadez e ignorancia de la docente tenientilla. Literatura de evasión.
¿Y la escuela? ¿No le ofrece acaso una aventura lectora? No, don Eusebio, el maestro es un hombre "débil, pequeño" que ha de ocultar su cultura tras los dictados pedagógicos del nuevo régimen. Tuvo que expulsar a su mejor alumno, aquel Elías "Regalito" que un día se fue con los del monte. Con él había hablado de " historia y de filosofía, de poesía y de ética", le había preparado para el Bachillerato; pero un mal maestro no merece el regalo de un alumno así. Y rompió con él, después de la bronca de don Eusebio a un pobre niño, el "Potajillo", hijo de un fusilado, por asistir a la escuela sin camisa. Elías le replica, usted sabe que su madre " no da abasto", por qué le maltrata usted, una persona decente, un buen profesor...
Los hijos del capitán Grant abrazan por fin a su padre y Nino no sabe cómo remediar la orfandad que dejan los libros que nos gustan. El maestro sólo presta libros a los mayores, tal vez si habla con él pueda leer algún otro libro de Julio Verne, de los que figuran en la solapa.
Examina la cubierta de aquel tomo que le ha hecho tan feliz y descubre que la guarda tiene una esquina levantada. Mete el dedo y lo despega, dentro hay un papel que dice: "Sotero López Cuenca, Comerrelojes". Vuelve a pegar la guarda y se mete la culpa de Pepe en el bolsillo. Al día siguiente la rompe en pedacitos. ¿Es su amigo Pepe un chivato? No, si el libro no es suyo..., no es suyo, que no. Nino no ve las cosas claras, qué suerte tiene Paquito, ni siquiera se pregunta si su padre tiene algo que ver con las muertes de los del monte. El espíritu crítico no abandona nunca a un lector.
Pepe le pedirá el libro, ya sabe quién lo perdió, Nino sonríe, qué peso se quita de encima. El Portugués también sonríe, si le ha gustado tanto le puede conseguir otro.
Una semana después, le entrega los dos tomos de "La isla misteriosa"con volcán humeante y hombres astutos en la selva. Dice que se los ha prestado la Filo, son "un regalo comparable a la incertidumbre que me permitió seguir pensando todo, y nada".
Y, sin dar tiempo a la orfandad de los libros ya leídos y disfrutados, Pepe le regala, por su cumpleaños, "Veinte mil leguas de viaje submarino". Le habían dicho que era el mejor de todos.
En el cuartel siguen echando películas nocturnas. Nino continúa con sus tediosas clases de mecanografía hasta aquel día de la detención de Filo, la amiga de Pepe, por el delito de recoger esparto en el monte. Aquella tarde, en la oficina del cuartel, Sanchís se desabrocha el cinturón y acerca su cara a la de Filo que se resiste a entrar en el calabozo. Nino está escribiendo las "planas"y siente un escalofrío mayor que los vividos de noche. No puede pasar aquello a plena luz del día. Debe elegir entre ponerse a gritar y salir corriendo. Puede evitarlo o aplazarlo, al menos. Entra, Filo, entra.
Menos mal que aparece Sonsoles y todo estalla "como un globo cuando roza la punta de un alfiler". Qué alivio. Se va, Sanchís le hace quedarse, va a hacerle el favor de escribir a máquina la denuncia, le indica lo que ha de poner.
Se queda a solas con Filo, qué difícil es escribir aquello. "Así no vas a escribir a máquina en tu vida", le asegura. Le pregunta quién le enseña. Ella sabe, le enseñó la maestra doña Elena.
Y Filo ´habla con Mercedes, la madre de Nino. Y nuestro lector va a tener otra profesora de mecanografía y taquigrafía. Y, en el cortijo de las Rubias, con doña Elena, va a comenzar una aventura mayor, la de los libros más grandes.
Algunos de los libros de doña Elena.
Un tesoro. El Quijote, las Rimas y leyendas, Antonio Machado, el Lazarillo, Galdós...le esperan en una estantería hecha con cajas de fruta. Y las historias de doña Elena, "se sabía tantas que nunca se agotaban...una historia infinita que muchos adultos como ella y muchos niños como yo habían fabricado juntos a lo largo de los siglos, la historia de la sabiduria y la curiosidad..." Ulises, Newton, el Cid, Mozart, otras lenguas, poemas, romances... Nino descubre una forma diferente de mirar el mundo, la lectura lo ensanchará más y más.
Un niño de diez años que "nunca se sintió tan mimado, tan arropado, tan seguro". Nunca sería secretario ni oficinista, por mucho que mejoraran sus pulsaciones. "Doce semanas enteras de la mejor vida que había tenido jamás".
Un abrazo para todos los que pasáis por aquí de:
María Ángeles Merino
Las palabras en letra color naranja están extraídas directamente de la novela "El lector de Julio Verne", de Almudena Grandes, editorial Tusquets, primera edición, marzo 2012.
9 comentarios:
Un excelente recorrido por la parte más emocionante y original de la novela -en mi modesta opinión - . Qué bien buscadas las imágenes con esas pastas de las novelas antiguas que encendían la imaginación de los lectores, máxime si éstos eran niños. Es importante que al leer nos dejemos arrastrar por las lecturas, como lo hace la inocencia de los niños.
Una estantería con literatura aristocrática.
Un abrazo.
Pues yo estoy con PANCHO, Abejita. Pienso que has hecho, como siempre, un excelente recorrido por las lecturas de Nino. Besotes, M.
Me encanta! cómo lo relatas es, como una conversación de tú a tú-Con decirte que me he perdido varias entradas y ya estoy al día.
Un abrazo Mª Angeles.
Hola, Abejita, paso a saludarte, porque aunque no estoy leyendo el libro, y no puedo comentarlo me parecen muy interesantes tus entradas.
Abrazos.
Un recorrido impresionante, creo que se aprende mucho en este espacio hermoso que tienes.
Un beso.
HD
Y yo con Pancho y Merche: excelente recorrido por las lecturas de Nino. esas fortos dan ganas de agarras esos libros y volverlos a leer.
Besos
Es con la lectura con la que se tejen complicidades: un refugio para malos tiempos, sin duda. Como nosotros...
Me quedo con esta frase: "la orfandad que dejan los libros que nos gustan".
Una vez más tengo que felicitarte por la información que aportas. es impresionante.
Un abrazo
Pancho: arrastrémonos, gracias de parte d emi estantería.
Merche: acompaño a Nino, comparto su pasión lectora.
Bertha: Nino es un amiguete.
Pamisola: se agradece la visita, anímate a leerlo.
Humberto: gracias por tus palabras, aprendemos todos.
Myriam: pues vamos a agarrarlos.
Pedro: gozosas complicidades para olvidar lo que nos está cayendo, sin culpa alguna.
Kety: esa orfandad nos lleva a buscar más libros.
Besos a todos
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