jueves, 22 de diciembre de 2011

"Sonata de estío": el cortejo de dos "moscas de luz".


Comentario a mi lectura de las páginas 126 -136 de "Sonata de estío", de Valle Inclán, para la lectura colectiva de "La acequia", dirigida por Pedro Ojeda.


Acompañamos al de  Bradomín y a la  Niña Chole, bien escoltados, entre arenas, cactus y  jacales miserables. Asoman " mujeres cobrizas, con la tristeza transmitida, vetusta, de las razas vencidas".  El narrador, un marqués español ya anciano, no abandona la heredada arrogancia del vencedor.

Ya puesto el sol, divisan una aldea india. Una bella pintura en rojo y en azul, un toque de blanco polvoriento y el amarillo de los maizales:


 "... se aparecía envuelta en luz azulada y en silencio de paz. Rebaños polvorientos y dispersos adelantaban por un camino de tierra roja abierto entre maizales gigantes."


La aldea está "silenciosa y humilde", "dormida"; tan solitaria como aquellas "remotas aldeas abandonadas al acercarse los aventureros españoles". Aquellos conquistaron las Américas, él emprende la de la Niña Chole.

"Un enorme nido de zopilotes", o sea buitres,  en el campanario de la iglesia pregona el abandono de la aldea, la sutil ironía anticlerical de Valle, o ambas cosas. 



"Distraidos en plática galante" llegan al convento de las "Comendadoras Santiaguistas", donde van a hospedarse.



Una monja  donada les conduce a la hospedería. Atraviesan "un claustro sombreado por oscuros naranjos", el cementerio de las religiosas. Oímos sus pasos sobre  sepulcros  olvidados  y el llanto de la fuente. Nos sorprenden unas  lucecillas danzando en la oscuridad,  es el cortejo de las "moscas de luz". La muerte y la vida:


"Sobre los sepulcros, donde quedaban borrosos epitafios, nuestros pasos resonaron. Una fuente lloraba monótona y triste. Empezaba la noche, y las moscas de luz danzaban entre el negro follaje de los naranjos."


Tras el "largo son" del manojo de llaves, el marqués se presenta con su título. Cuando la Madre Abadesa finalice su larga plática con el Señor Obispo , podrá conocerla. Aquí acaba su ruta y cumplirá un voto.

La monjita se derrite ante tanto señorío y  pregunta si "la Señora mi marquesa también". La Niña  envía una mirada burlona. Responden a dúo el "también, hermana, también". Se quedan solos, él le besa la mano y la Niña se alarma repentinamente:
" ¡Téngase por muerto como recele algo de esta burla el general Diego Bermúdez!"


Pero la alarma cesa pronto y participa  gustosa en la burla.

Con tan ilustres invitados, ha de aparecer pronto  la Madre Abadesa," flotante el blanco hábito",  con la roja cruz de Santiago, como una reina; como una papisa diría yo."Amable y soberana" saluda en latín. Blanca y rubia, con un  "hermoso aspecto de infanzona", nacida en Viana de Prior... pertenece a un antiguo mayorazgo desaparecido. En su tierra gallega  conoció a un Marqués de Bradomín muy anciano...sí, el abuelo de este que tiene ante sus ojos.



 La criolla Niña Chole duda cuando la Madre le  pregunta por su origen más o menos español. Él, para ayudarla, ha de inventar " toda una leyenda de amor, caballeresca y romántica". 


La protagonista de la triste y falsa historia sepulta "el rostro entre las manos sollozando con amargo duelo". La abadesa se emociona y utiliza su escapulario como abanico para darle aire.

Salen al poético jardín cerrado,  a la luz de la luna; aquí los mirtos venerables se llaman  arrayanes, las tortuosas sendas forman el laberinto y llora una fuente:

"El jardín estaba amurallado como una ciudadela. Era vasto y sombrío, lleno de susurros y de aromas...oscuros arrayanes bordados por blancas y tortuosas sendas: La luna derramaba sobre ellas su luz lejana e ideal como un milagro."


Arrayán o mirto.

La "Marquesa" desea calmar su sed en la fuente. Se lo impiden dos legas, es agua bendita y sólo la Comunidad tiene bula papal  para beber el agua que vierte un angelote meón. La ridícula situación nos pinta una sonrisilla.

Es agua santa del Niño Jesús! Y las dos legas, hablando a coro, señalaban al angelote desnudo, que enredador y tronera vertía el agua en el tazón de alabastro por su menuda y cándida virilidad."




El marqués asegura con socarronería que la marquesa tiene bula también para eso. Y ella bebe aplicando los labios al santo surtidor. ¿Un sacrilegio?

La Madre Abadesa pregunta ruborosa si hay que disponer otra celda para el marqués. No será preciso, acompañará a la Marquesa, tan medrosa, la pobre.  La superiora manifiesta su respeto por aquellos  que Nuestro Señor une con "santo lazo". Y el incorregible Bradomín siente " la tentación de pedirle que me acogiese en su celda, pero fue sólo la tentación". Tan bella, con su blanco hábito. Estamos ante un don Juan, aunque sea feo, católico y sentimental. Y una religiosa queda muy bien en su relación de conquistas.

Por fin llega a la celda nupcial, "espaciosa y perfumada de albahaca". Afuera "el argentado azul de la noche tropical destacaba negras y confusas las copas de los cedros." Los árboles oscuros son los pensamientos oscuros.




Entreabre "el blanco mosquitero con que se velaba pudoroso y monjil, el único lecho que había en la estancia."

 La Niña Chole duerme, en sus labios "aún vagaba dormido un rezo". Se inclina para besarlos, ella se despierta "sofocando un grito". A la pregunta de qué hace usted ahí, él repone: "Reina y señora, velar tu sueño." Le recuerda "sus derechos conyugales, reconocidos por la Madre Abadesa". ¿Conyugales?

Enojada, repite:

"¡Oh!... ¡Qué terrible venganza tomará el general Diego Bermúdez!"

Sonríe, ella monta en cólera, le pone en la faz  " sus manos de princesa india, manos cubiertas de anillos, enanas y morenas, que yo hice prisioneras" . Se las oprime hasta que lanza un grito, se las besa. Ella solloza, se deja caer sobre las almohadas. Él no intenta consolarla, siente "un fiero desdeño lleno de injurias altaneras". Sonríe para disimular el temblor de sus labios. Apoyado en la reja, contempla "el jardín susurrante y oscuro".

El grillo canta, llama a su hembra. La niña Chole solloza apagadamente, él se conmueve a ratos.

Grillo hembra.

En el silencio de la noche, dobla una campana del convento. La Niña le llama, es "la señal de la agonía". Se santigua devotamente.


Él se acerca a su lecho. Ella exclama que "alguien se halla en trance de muerte". Él le toma las manos y amorosamente le dice si acaso fuera él. Le sugiere la presencia, en el convento, del general Diego Bermúdez.

Grita ¡no! ¡no!, él "le oprime las manos", ella llora. Él quiere "enjugar sus lágrimas", ella suplica, se queda sin voz. Se queda mirándole, "temblorosos los párpados y entreabierta la rosa de sus boca". La campana sigue, "lenta y triste". La brisa les trae aromas del jardín.

Cesa la campana y la besa. Parece consentir. De pronto, la campana dobla a muerto. La Niña Chole grita y se refugia en sus brazos.

Sus manos comienzan a "desflorar sus senos". Ella suspira, entorna los ojos y celebran, por fin , lo que él llama "nuestras bodas". "Siete copiosos sacrificios" ofrecen a los dioses, ha triunfado la vida sobre la muerte.

Miedo al infierno o miedo a un padre marido. La vital Niña Chole de la "Sonata de estío" no me parece tan distinta a la moribunda Concha de "Sonata de otoño" ; pero eso no ha pasado todavía, aunque ya esté escrito.

Un abrazo para todos los que pasáis por aquí de:

María Ángeles Merino

Pedro Ojeda dice en "La acequia":

"Mª Ángeles Merino ilumina los primeros tiempos de la relación entre la Niña Chole y el Marqués de Bradomín, subrayando todas las contradicciones reflejadas en el texto de Valle y la personalidad de los protagonistas..."

13 comentarios:

Martine dijo...

Es una delicia leerte, Marian, porque te sigo, te leo.. siempre..

Te reitero y lo haré más veces mi admiración por la labor que realizas..
Y te reitero mis mejores deseos, en latín por mail, en la lengua de Cervantes aqui.. y besos, muchos!

Quisiera pedirte que los hagas llegar también a la profe y a Sanchico de parte de Karim.

pancho dijo...

Efectivamente, Valle plantea el relato como un juego de contrarios; entre vivir y morir, cobardía y heroicidad, atracción o desdén y se las arregla para armonizarlo todo como pocos son capaz de hacer.

Excelente texto que al leerse, se desliza como la seda. Denota lectura detenida y conlleva un minucioso trabajo de escritura.

Los siete sacrificios copiosos es una genialidad de Valle-Inclán, otra más.

Un abrazo.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Me gusta tu forma de afrontar este pasaje, cómo subrayas la socarronería del Marqués y las diferencias entre la vital Niña y la muribunda Concha, tan parecidas a sus tierras mismas.
Y poner aquí la imagen de Doña Inés como si fuera la Abadesa, tiene su lectura interesante...

Myriam dijo...

¡Ay si ese mosquitero pudoroso y monjil pudiera hablar, que cosas contaría!

Indudablemente la pobre Niña Chole estaba asustada pensando en que el Gral Bermudez podía matar al Marqués, -como ya había matada a su amante anterior- pero el Marqués estaba enroscado en otros asuntos de urgente importancia...

Que traviesa tu jugando con la Doña Inés de Zorrilla jejejeje. Me hiciste reir.

Un beso

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

como siempre, un buen trabajo gráfico en todos los sentidos...un abrazo

matrioska_verde dijo...

Paso a desear Felices Fiestas y a enviarte unos biquiños gallegos, que son muy abrigosos en este tiempo de invierno.

Congo y yo

Delgado dijo...

La niña Chole mantiene ciertas reticencias pero al final se rinde a Bradomín. Al final resulta que arrayán o mirto un arbusto es un arbusto ;D

Genial como siempre.

Paco Cuesta dijo...

Es muy cierto, Concha y la Niña tienen cosas comunes con resultados diferentes.
Un Abrazo

Ele Bergón dijo...

Te tengo un poco abandonada Abejita, pero ya sabes que anda un poco liadilla.

Felices Fiestas

Besos

Luz

Antonio Aguilera dijo...

Querida Abejita, tomé un par de días libres -por lo que me siento muy extraño-, y volví a "bloguear", para no perder las buenas y antiguas-casi- costumbres.

Como sabes no he podido scompañaros en la lectura de Valle. Cosa que siento profundamente, porque me hubiera fascinado. El tiempo es el que es y no hay más. Si alguna vez leo las Sonatas lo primero que debo hacer es visitar tus entradas: ilustras y explicas migaja a maigaja (imprescindible a los torpes como yo jajaja)

Un beso muy grande y felices fiestas

Gelu dijo...

Buenas noches, Abejita de la Vega:

Estupenda lectura comentada e ilustrada.

En este capítulo se aprecia el humor de Valle Inclán. Es para reír, y pasarlo bien.
Nunca las Comendadoras Santiaguistas negaban hospitalidad: A todo caminante que la demandase debía serle concedida...a todo.
¿A todos les tratarían igual?
A la vez, el Marqués, señala las dispensas que disfruta, como la bula para beber el agua del Niño Jesús, para rezar sin arrodillarse por el fuero de canónigos agustinos...

El mundo es un pañuelo, y más en la literatura, como se comprueba en las coincidencias de conocimientos de personajes y lugares, entre el Marqués y la abadesa.

Las campanas a muerto, se escuchan, pero lo justo.
Algo que se repite, tanto en la Sonata de otoño como en ésta de estío, es que a Bradomín “le inspiraba” la cercanía de la muerte.
No estoy de acuerdo en la similitud que aprecias entre la Niña Chole y Concha. Son totalmente distintas.

He mirado todos tus enlaces, con detenimento, que como siempre me han parecido excelentes, pero el de la fotografía del campanario, y el blog correspondiente me ha encantado, me ha llevado a dedicar un buen rato a unas cuantas de sus entradas. Ha sido un descubrimiento.
Felices días. Abrazos.

P.D.: Me habías dejado más que sorprendida con tu seguridad sobre el sexo del grillo de la fotografía. Después de las explicaciones tan claras del enlace que aportas, no hay duda: es una hembra.

Abejita de la Vega dijo...

Martine: le hago llegar tus mejores deseos a Sanchico, de parte de Karim. A ver qué tal se nos porta el 2012, feliz año.

Pancho: armonizador de contrastes sería una buena definición para Valle Inclán. Leer, escribir, borrar, volver a escribir, buscar fotos en mi ordenador, buscar imágenes adecuadas en Internet...Es verdad que mis entradas me llevan tiempo pero son llevaderas porque las hago a trozos; de una vez sería imposible. Otros hacen lo mismo con el punto de cruz, el bricolage, la pintura...

Siete, casi nada.

Pedro: a las mujeres el personaje nos chirría más. La abadesa hubiera sido una buena doña Inés de jovencilla. Bradomín está a punto de tirarle los tejos y Valle Inclán pone patas arriba al de Zorrilla.

Myriam: lo que contaría el mosquitero. La Abadesa es más talludita y lleva la cruz de Santiago, en lugar de la de Calatrava. Una monja siempre suma puntos en la hoja de servicios de un don Juan, aunque sea feo, católico y sentimental.

Manuel: gráfico - gráfico, sigo leyéndote.

Aldabra: muy abrigosos los biquiños gallegos.

Delgado: se rinde, algo tendrán los arrayanes...

Paco: las dos dicen que no, que no. Y es que sí, que sí. Se parecen en lo melindrosas y en lo poco que les dura el melindre.

Ele Bergón: ya sé que andas liadilla, mira lo que te dice Martine, de parte de Karim, para Sanchico.

Antonio: nos hubiera encantado, lo que hubieras dicho tú del marqués y la Niña esta. Lo de migaja a migaja es deformación profesional; nada de torpes, menudos sois los blogueros...

Gelu: las comendadoras tienen debilidad por ciertas clases sociales y tanto la abadesa como la donada se derriten ante unos marqueses. Las órdenes religiosas suelen ser un poco clasistas...
Hay mucho humor en la sonata, Valle era un guasón...
Concha y la Niña tienen puntos en común, qué miedo tiene Concha al infierno pero peca. Qué miedo tiene Chole a su padre esposo pero se va con el marqués.

Ese blog de los buitres es muy bueno, animalillos.
Si el blog lo dice, será grilla, digo grillo hembra.

Besos y feliz año 2012 a todos.

Ele Bergón dijo...

Karim, tronco ¡cuánto tiempo sin saber de ti! que conste que he salido del libro de Cervantes donde me tienen metido para desearte un Feliz Año 2012, como suelen decir por estos días nuestros viejos.

¿Cómo lo pasaste? Espero que ya la resaca, claro que tú no bebes, así que nada, olvidalo y además tú, comes cordero de Pascua ¿no? En fin, cada país tiene sus tradiciones. Pueso eso, que tengas un buen curso. ¿Qué tal se comporta tu profe Martine? Parece majilla. Un saludo para ella y un choque de manos para ti.

( Qué dice la pesada de la Ele, que Felices Fiestas para los dos, pues ya está dicho)