domingo, 28 de diciembre de 2025

Carmen Martin Gaite: escribir como respirar.

 Ayer no estaba muy segura de que la Biblioteca Pública estuviera abierta, era sábado 27 de diciembre; pero sí, ya desde el puente sobre el Vena vi una hoja de periódico agitarse tras los cristales. No iba a por libros, tengo en casa una  buena pila sin leer, solo me interesaba una pagina, lo cuento: 

Entré con la intención de hacer una foto a la última página del "Diario de Burgos" del viernes 26. Porque estoy leyendo la novela La boda del tío César que nuestro apreciado paisano Jesús Carazo publica allí cada viernes, ya me intriga si el buenazo del tío César se casa o no se casa con la bruja de la enfermera Gloria.

Una novela corta que nos ofrece por entregas, como era habitual en tiempos decimonónicos, como un Balzac por citar uno. Y, como tantos burgaleses, no compro nunca el periódico local, sino que me limito a un vistazo en el bar o la  cafetería, cuando me tomo un café, sola o en compañía. También hay que tener en cuenta que la información principal nos viene ya en la version digital. Hay que ver lo que cuesta que un jubilado suelte el diario en el bar. 

Cuando se me olvida leerlo el viernes, paso por la biblioteca, donde la bibliotecaria los ordena por fechas, los coloca en una estantería y están a disposición de los interesados. 

Pensaba entrar, la foto y fuera; pero,  en el vestíbulo, me llamó la atención un pequeño homenaje a la escritora Carmen Martín Gaite, al cumplirse los cien años de su nacimiento, con su imagen en una orla floreada y el título " Escribir como respirar", más unos paneles informativos de su vida y obra. No es exagerado, Martín Gaite escribía como respiraba, tan natural y necesaria la escritura como el mismo aire.

 Entre los datos conocidos di con uno, para mí,  desconocido: Carmen no fue al colegio porque su padre, notario, no deseaba que recibiera la educación propia de los colegios religiosos, le puso profesores particulares y él mismo enseñó mucho a su hija. A los diez años empezó el bachillerato, en un instituto de Salamanca, en un ambiente muy bien reflejado en su novela "Entre visillos". Tenía las ideas muy claras el señor notario, muy arriesgadas en aquellos tiempos de posguerra. Es un buen momento, pienso, para leer, o releer, a Carmen Martín Gaite.

Con ese pensamiento me voy a buscar el "Diario de Burgos" del 26, en el paseo leeré la última página, a ver si hay boda.

Leo entre árboles, pues no, César no dice ni mu y el sobrino narrador empatiza con el tío. Jesús Carazo nos mantiene en suspense y la enfermera Gloria está que va a explotar. Era cuando el rey belga Balduino se casaba con Fabiola de Mora y Aragón. 

Ya veis, andar y leer. Entrar en los mundos que los buenos escritores crean para nosotros, ficticios pero con su verdad humana. 

Mañana, los Santos Inocentes, todos lo somos un poco, como el tío César.

María Ángeles Merino Moya


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