lunes, 28 de mayo de 2018

Pequeña crónica de nuestra reunión lectora en torno a las dos obras ganadoras del Premio de la Crítica de Castilla y León 2018.

Pedro Ojeda con Maite y Ana, buenas lectoras.


El pasado miércoles 23 de mayo, a las cuatro y media de la tarde, el Club de Lectura de La acequia y Alumni UBU, dirigido por el profesor Pedro Ojeda, se reunió en el céntrico café bar "Carmín" de Burgos, para comentar Akúside de Ángel Vallecillo y Los refugios de la memoria de José Luis Cancho, las dos obras ganadoras ex aequo del Premio de la Crítica de Castilla y León 2018. 

Después de descartar la opción de la terraza, ante la amenaza de lluvia, nos instalamos en el interior del establecimiento, ante unos cafés y unos tes. Pedro Ojeda nos informa sobre las próximas actividades y lecturas del Club de Lectura y comienza  con Akúside: 

- (P.O.) Sobre Akúside hay diversidad de opiniones, reconozco que es de difícil lectura  por el género y por no estar acostumbrados a este tipo de lectura. Es interesante por la estructura y el tema: el terrorismo ha ganado, se ha declarado la independencia y se rige por las leyes nacidas de la ideología del nacionalismo vasco del XIX que predicaban el retorno al campo y el abandono de la industria. Está compuesta de tres partes escritas de forma diferente. La primera parte con leyendas y mitos, la segunda con la narración de la aplicación de leyes absurdas y la condena  a muerte del hijo del general, por último, en la tercera, éste se rebelará contra su hermanastro, el presidente, que ha instalado un régimen corrupto. 


Akúside y el cuaderno de María Ángeles.

¿El problema? Es para un lector acostumbrado a series de televisión distópicas, al lenguaje del cómic y la novela gráfica. Historias extrañas, raras, en un mundo en el que todo se ha ido a la porra. Una obra rupturista y vanguardista que nos plantea algo diferente. ¿Lo habéis leído? 

Con una (L.) la opinión de distintos lectores:

-(L.) No lo he entendido, no veía la semejanza, necesitaba alguna luz.
-(L.) No lo he leído en absoluto.
-(L.) Como si te lees relatos míticos de los dioses.
-(L.) A mi prima le ha gustado, pregunta a dónde nos lleva, si hay una moraleja.
-(L.) No la he leído, como con El tambor de hojalata, se me ha atragantado. Estoy aquí para que me convenzáis. 
-(L.) Al autor le ha dado la gana hacerlo así. 
-(L.) Por esnobismo: "ahora doy la nota".
-(L.) Ideas racistas como ahora los catalanes.
-(L.) Leí la mitad y lo comenté por escrito en mi blog. 
-(L.) A ratos me recuerda El planeta de los simios y a ratos es la Marbella de Gil. 

-(L. ) Paco no la ha leído y María Ángeles la mitad...

-(P.O.) Hay un lector virtual, Pancho, que la ha leído y la está comentando en su blog. 

-(L.) ¡Pancho puede con todo!

-(L.) Viví en el País Vasco y jamás oí esas historias. 

(P.O.) Son relatos orales extrañísimos que recoge Sabino Arana. Hay una nostalgia en cierta literatura del XIX, recogida en su  ideario. ¿Se justificaba una ideología racista? ¿Les daba legitimidad? ¿Matar por ello? Recordad la historia del RH negativo, la maldición a la mujer vasca que se casaba con un hombre no vasco: sus hijos morirían. 

Cuando yo estaba estudiando Bachillerato, en los años setenta, época dura, tenía en mi clase a dos hermanos, hijos de un empresario vasco amenazado que había huido para vivir en un ambiente tranquilo. Los hijos me contaban con naturalidad que ellos, los vascos, lo que querían era volverse a vivir a las montañas, a la vida rural. ¿Se lo creían? 

-(L.) No creo, la nostalgía por la vida del caserío no pasa del ámbito del folklore y las fiestas. 

-(P.O.) Akúside puede interpretarse universalmente, pero puede ser reconocible el País Vasco, Akúside-Euskadi. 

Pasamos a Los refugios de la memoria. Se devora en dos horas. Es un libro que está dejando huella, no sólo por lo que cuenta, aquella persona que tiraron por la ventana, sino por como lo cuenta.

Pedro Ojeda y Paloma, el alma del Club de Lectura.

-(L.) Precioso, he llegado a pensar si este tenía el síndrome de Estocolmo.

-(P.O) Es un hombre sin rencor, de aquella época...¿Qué años tiene?

-(L.)Nació en 1952. Sesenta y seis años. 


José Luis Cancho, un hombre sin rencor.

--(P.O.) Quién fue y lo que es ahora. La memoria individual y la memoria colectiva. Desde el presente, por qué soy así ahora, junto a la memoria colectiva del país: la actividad política y el abandono de la misma; eran máquinas, sólo se favorecía lo colectivo, decide vivir su vida, se da cuenta de que quiere ser escritor. Es su autobiografía vital, el nómada se va formando en su relación con la literatura. Es más que la experiencia biográfica, su época y sus viajes. Y nos sorprende cuando  dice que ha perdido la empatía con el dolor ajeno, que no tiene esa capacidad, que hay un distanciamiento. 

Su relación con la literatura, como cuenta las cosas, en qué consiste la ficción. Nos dijo que la ficción le viene de cuando tuvo que fingir en su época del activismo político, en la clandestinidad, adoptando distintas personalidades. 

Habla poco pero dice mucho, contó que era su despedida de la literatura, después de cuatro novelas...algo que ahora se va a replantear. Las editoriales pequeñas editan gente buena.

Aquí tenemos la prueba. A continuación, nos acercamos al cercano Arco de Santa María donde Pedro Ojeda nos guió a través de la exposición El rostro de las letras"un estudio exhaustivo del retrato fotográfico español a lo largo de un siglo y su reflejo en el campo de la literatura, a través de fotografías del mundo literario español desde mediados del siglo XIX a mediados del siglo XX."

Visita a la exposición El rostro de las letras.

Como dice nuestro profesor: "Resulta interesante comprobar la importancia que la imagen fotográfica ha tenido en la relación de los escritores con el público: ha sido divulgadora, medida publicitaria, ha favorecido el coleccionismo, ha construido personalidades públicas...". Una visita que nos reportó "no solo información sobre esta relación entre escritores, fotógrafos y público sino también un recorrido apasionante por la historia del retrato fotográfico en España."

Pedro Ojeda nos muestra a Jacinto Benavente posando velazqueñamente para Sorolla

Volveré a subir a la sala de exposiciones del Arco de Santa María para pillar algún detalle más en mis fotografías favoritas: Zorrilla en la Alhambra, el fondo de armario de doña Carolina Coronado, doña Emilia Pardo Bazán con su máquina de escribir, Galdós con su perro, Rosalía de Castro con su conocida sonrisa tristemente forzada, Valle Inclán en su manquedad sujetando un libro con una sola mano, Unamuno leyendo en la cama vestido y con zapatos puestos, el mismo don Miguel en un retrato familiar donde sus hijos pequeños no disimulan la irritación ante el fotógrafo, Ramón Gómez de la Serna tan campante y radiofónico en el trapecio del Price, Ramón y Cajal en su lección de Anatomía con cadáver incluido o de estatua entre las estatuas, Jacinto Benavente posando velazqueñamente para Sorolla, Antonio Machado con su torpe aliño indumentario en el café de las Salesas, Baroja paseando su soledad por el Retiro, Azorín por las calles de Madrid cuando sólo salía para ir al cine, ay esa mirada de Juan Ramón Jiménez, ay ese escritor "sablista"...Y muchas más, no os las perdáis. La exposición circula por España desde el 2015 y estará en Burgos hasta el 3 de junio.

Retrato de Miguel de Unamuno con su familia. Mirad la cara de algunos de los niños. ¡Y la de las abuelitas! 

Bajamos las empinadas escaleras y nos despedimos hasta nuestra próxima reunión que será la última de este curso. Nos pondremos con El pisito de Rafael Azcona, tal vez recordéis una vieja película protagonizada por José Luis López Vázquez y Mary Carrillo. Sí, esa, Rodolfo y Petrita que no encuentran piso pero dan con una solución disparatada. ¡Pura desesperación! 

Un abrazo de María Ángeles Merino para todos los que pasáis por aquí.

2 comentarios:

La seña Carmen dijo...

Muchas ganas de poderme corporeizar algún día en esas tertulias, pero de momento me conformo con las excelentes crónicas de María Ángeles.

Lo de la Marbella de Gil y el planeta de los monos me ha encantado.

Para distopía el presente nada más que abres los periódicos.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

¡Buena forma de levantar acta de la reunión! Gracias como siempre, Mª Ángeles.