Son gotas de luna atrapadas,
buscando las manos de un dios
que un día le dieron forma
apuntando al cielo.
Fijando un rumbo a las estrellas
de donde una vez llegamos.
Las manos de dios, las lágrimas de luna,
el rezar de olvidadas letanías de piedra.
Nos elevan a un inmerecido cielo.
Salmodias pétreas.
Mudas alabanzas
Sólo las manos de los canteros son reales.
Sólo filigrana vacía son los rezos.
8 comentarios:
Me gusta la metáfora que has hecho, Agustín, con las lágrimas de la piedra.
A veces una filigrana vacía puede servirte de flotador, no necesariamente tiene que ser la oración, las hay de muy diferentes formas.
Saludos.
Buenas noches, Abejita de la Vega:
Veo la luna brillante desde mi ventana, que ilumina como un gran farol.
Miro la fotografía de Burgos, en esa noche clara. Y el poema de tu hermano, me responde la pregunta que no se me había ocurrido hacerme antes:
¿Quién mejor que los canteros, para conocer los secretos nocturnos -que afloraban de las piedras- mientras les daban formas singulares durante el día?
Abrazos.
Una filigrana vacía puede servir.También es buena metáfora.
Besos amiga. Se lo diré a Agustín.
Los canteros tenían sus secretos. Las piedras cobraban vida. Besos Gelu.
Donde la piedra se une al cielo
Moran los arcángeles del olvido
Sus extendidas infinitas alas forman el horizonte
Q tu poderosa vertical alquimia rasga
A golpe de cincel desordenó las palabras
Para ser y solo ser platero de piedra y luna
Donde la piedra se une al cielo
Moran los arcángeles del olvido
Sus extendidas infinitas alas forman el horizonte
Q tu poderosa vertical alquimia rasga
A golpe de cincel desordenó las palabras
Para ser y solo ser platero de piedra y luna
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