miércoles, 10 de junio de 2015

"La gratitud": Fermín Herrero con sus lectores en el Museo del Libro Fadrique de Basilea, de Burgos.


La entrada era libre hasta completar el aforo. Intervinieron, en la clausura del curso, Manuel Sancho, Presidente de la Asociación de Antiguos Alumnos y Amigos de la Universidad de Burgos y Pedro Ojeda (Director del Club de lectura, escritor y profesor de la Universidad de Burgos)."

Allí estuve con mi cuadernillo, escuchando y tomando notas. Aquí tenéis mi pequeño reportaje. He procurado ser fiel, pero me puedo equivocar. No son fáciles los poemas de "La gratitud" y no es fácil coger al vuelo las palabras. 

Comienza Pedro Ojeda:

-Llevamos veinte días leyendo este poemario. ¿Difícil?

Fermín Herrero, una de las mejores voces de la poesía contemporánea. Una voz que ha ido trabajándose libro a libro, una voz esencial. La gratitud es el trabajo esencial sobre su paisaje  y el diálogo que el poeta establece con él. Como castellanos, reconocemos muchas cosas, muchas sensaciones sobre las que hoy tenemos la oportunidad de profundizar. Comprender esta poesía que nos puede parecer enigmática, pero no lo es, es lo más esencial del ser humano.

Y da paso a Fermín Herrero que, ante sus poemas, dice sentir ¡remordimiento!

-Cuando acabas un poema, notas que no vale para nada, lo notas al cabo de algunos días.

 Me presto a hablar de mis poemas, pero me resulta embarazoso.

La poesía tiene lectores pero no tiene público.

Poeta de poca gente, lo que escribo es para poca gente, los chicos jóvenes no me entienden. Los de mi pueblo tampoco. Los urbanitas tampoco. En Barcelona, tengo dos lectores extraordinarios que leen mis poemas a los alumnos y sienten que eso es castellano, el mejor elogio que me pueden hacer. En general, el camino elegido no tiene que conducir a tener lectores. Me han dado premios, ahora me han dado uno, es sorprendente para mí.



¿Escuchar a los alisos? ¿Chopos machadianos?




Yo no puedo escribir sobre los “álamos cantores del Duero”. En el primer poema de “La gratitud” no hablo de chopos sino de alisos. En Soria no hay alisos, sí los hay en Valladolid. Cuando yo escuché a los alisos me resultó sorprendente, un sonido desusado. El chopo tiene un sonido más espeso. . Una sensación pequeña. Rilke escuchaba a los árboles.




Me siento más a gusto en la creación que en el mundo.

Defender la poesía. La poesía, la lectura de poesía. Hoy se vende más poesía que nunca, poesía mala...

Tiene “La gratitud” un componente moral, virtudes que se han perdido.

Vuelta al pensamiento fundamental del siglo XX, volver a filósofos tapados por el nihilismo, una corriente del pensamiento que de alguna manera está en el libro. En ese camino, elegí el título. La gratitud es el punto máximo del pensamiento, dar gracias a la creación.

La poesía es una vía de conocimiento, no te hace mejor persona.

Sin embargo, Pedro Ojeda destaca el contenido moral de “La gratitud”. El ser humano no debe dejar huella negativa, por respeto ético al mundo y a la creación.



-La poesía es una enfermedad, una afección. La poesía es una manera de entender la vida "religiosa", sin ninguna de las virtudes. Incomprensible para la gente.

La prosa tiene que precisar, el escritor del poema tiene que quedar en la ambigüedad, en el misterio. 

Escribo de una manera muy rara, de golpe, no podría escribir poemas sueltos. Escribir hasta el último momento, como “rabinos desnudos hacia la muerte”.  Lo que llevo dentro, lo voy escribiendo. Cada cuatro o cinco años, vuelvo a mirar el manuscrito y no lo toco. 

-Un lector  pregunta por el poema del chopo que es álamo.


"y el mismo chopo. El mismo chopo. Que es álamo"



-El remordimiento de escribir tanto sobre árboles sin entenderlo. Lo de equivocarme de árbol es una “ventana pintada”. Como si me acercara a un árbol y viera mi ignorancia, nunca conoceré su esencia.



"Ignoro por completo la naturaleza 
de la savia, su pálpito, su sustancia. Cómo
he podido conjeturar tanto de los árboles
sin haberme jamás avecinado a sus entrañas
..."



- La poesía de Fermín Herrero no se impone al lector, te acompaña, no impone la visión, no se siente acogotado por el poeta. “Tu trabajo de huir de la metáfora”.

-“El hoyo de la poesía” es la metáfora. Enemigo de la metáfora.


-Pedro Ojeda recuerda un poema que comentó en "La acequia". Contiene una enumeración de palabras en desuso, difíciles para el lector.  Consigue Fermín Herrero, como en el mejor Machado, que el lector se empape de esa conversación interior del poeta con su propia conciencia, que va describiendo las cosas que tiene delante -el paisaje, los seres humanos- para dotarlas inmediatamente de un significado que las trasciende. 


"El sol, el acebal, el ventarrón, la bardera
de nubes, los barbechos abajo,los rebollares
de la dehesa, chaparrales, el sotillo junto
al río...

-Un lector da su visión. Ve "La gratitud" como un proceso de depuración,  hay poemas  más cerrados y poemas más abiertos. Se suprimen palabras, son tan elípticos que le parece estar delante de un cuadro abstracto. El lector va buscando significados, se tiene que conformar con las sensaciones que provocan. ¡Difícil pillar la métrica si la tiene! El lector se tiene que conformar con sensaciones, dejarse llevar por versos sueltos. ¿Solución?




-Fermín Herrero le dice que los más metafísicos no tienen solución.

-¿Y ese poema de la página 46 que habla de "disciplina" y "jardín japonés", así sin artículo? Parece un cuadro abstracto.


"Quizás la disciplina. En un país
lluvioso, jardinero japonés que supiera
escuchar a todos los árboles..."



-Para Pedro Ojeda, el lector va buscando la esencia, el rastro. La mayor parte de la poesía de hoy se entiende a la primera y él sospecha del poema que se entiende a la primera. Opta por la poesía que nos mejora, nos quita los verbos, nos quita el sustantivo. Nos lleva a releer.

-Los poemas me los dirijo a mí. Pretendo rescatar la sintaxis campesina que está hecha de elipsis, que deja las frases a medias. 

¿Cómo llegar al sentido y su imposibilidad? ¿Es posible llegar a la disciplina, al jardín japonés?Sería imposible escuchar a los pájaros. Aún siendo un jardín japonés hay que tener en cuenta la helada. 


¿Qué nos queda? ¿Disciplina o dejarse llevar por el vacío?

¿Explicar la poesía? "El fin de la poesía", como dijo en cierta ocasión, muy enfadado, José Hierro.


-"Explicar el poema, lo matas". El poema se te impone.

-Fermín Herrero: La poesía es el misterio que tienen todas las cosas.

-Pedro Ojeda tiene una pregunta encargada. El poema que comienza "Por una burra me vendieron". Sorpresa, bofetón, qué sucede, estoy en otro poemario. ¿Cómo se construye este poema? 


"Por una burra me vendieron, allá
sobre el año cincuenta. Sólo le parecía
mal a la maestrilla..."

-El poeta comenta que el poema le trajo problemas. Es una historia real que le contó una maestra de un pueblo soriano. La de una mujer, una niña, cambiada por una burra. Una mujer que no podía tener hijos se la pidió a sus padres. Un bloguero lo leyó e hizo averiguaciones, a la protagonista tal vez no le gustó...País de cabreros que ahora es país de blogueros intratables...dice. ¿Por qué este poema? Por gratitud a la creación.

-Un lector le pregunta si escribe prosa.

Empecé escribiendo cuentos, pero no valía. Escribo en "El Norte de Castilla", en el suplemento, acerca de mis escritos. "Novela no, no valgo".

- "Estamos hablando de otro mundo"

-"Mis padres no tenían ningún libro, en una generación ha habido un salto". Ser de familia humilde es una ventaja de partida, haber conocido la pobreza...

-Ese reconocimiento a las personas que nos han precedido.

-Personas que han levantado el país...

¿Alguna pregunta más? 

-"Somos ya los lectores de su próximo libro. Que no espere cuatro años".

Fermín Herrero nos firma nuestros ejemplares de "La gratitud". El mío va dedicado a una "bloggera de pro". Gracias, Fermín, fue un placer leerte y conocerte en persona; a pesar de la dificultad de tu poesía. 




Mi compañera María Jesús Caballero  le recuerda que le conoció de pequeñito, en Ausejo de la Sierra. Fermín había leído ya la anécdota en este blog, lo de Ferminito, el niño de los ojos abiertos, y la buena memoria de la hija de la maestra de Cuéllar. 

Por cierto, que por allí vimos a un niño muy guapo, muy atento a todo lo que pasaba en torno al escritor. ¿Ferminito?

Afuera, nos esperaba la lluvia. 

Un abrazo para todos los que pasáis por aquí de:

María Ángeles Merino


Utilizo el color azul para las palabras de Pedro Ojeda.
El color naranja para las de Fermín Herrero.

5 comentarios:

Kety dijo...

Tarde de mucha gratitud para ti, con tu libro dedicado por Fermín Herrero. Te envidio. ;-)

Besos

Pedro Ojeda Escudero dijo...

La verdad es que tenemos mucha suerte en el club con la asistencia de escritores como los que nos han venido. Fermín es una voz tan certera que merece todos los reconocimientos.
Gracias por la asistencia, gracias por la reseña.

Bertha dijo...

Gracias Mª Angeles por compartir los pormenores de esta asistencia y saber un poco más acerca de este gran poeta. Se nota por lo que explicas que han sido unos días entrañables y lo que me llama la atención:(por la vanidad del escritor, como se suele decir) es que tenga esa llaneza de admitir que no es su punto fuerte la novela o la narrativa...

-Muchas gracias a todos por estos momentos que aunque sean a pequeñas dosis se disfrutan y mucho.

Un fuerte abrazo.

Myriam dijo...

Infinitas gracias. Ma Ángeles, por ser mis ojos y oídos.

Besos

Ele Bergón dijo...

¡Qué pena no haber ido! Ya sabes que la lluvia me lo impidió. Siempre es enriquecedor el tener un pequeño coloquio con el poeta, no sé si para aclarar el poema, algo que ya sabes no me gusta, o para enmarañarlo todavía más. Lo importante es sentirlo y creo que así fue en el caso de Fermín Herrero, aunque ese sentimiento llegue pasado un tiempo.

Besos