jueves, 21 de marzo de 2013

"Me tiene, creo yo, algún cariño, porque soy de la casa, como al gato; pero en lo demás..."

"La Pradera de San Isidro", Goya, 1788.
Vista de Madrid desde la Pradera de San Isidro en 1905.
"El paisaje exacto del Madrid que había contemplado muchas veces Pío Baroja".

Comentario a algunos contenidos de la novela "Aurora Roja", de Pío Baroja, primera parte. Para la lectura colectiva de "La acequia", de Pedro Ojeda.

¡Hola de nuevo, Manuel Alcázar!
 
Después del prólogo, enteramente dedicado a tu hermano Juan, Baroja vuelve a ocuparse de ti y comienza por tu casa y su entorno. Ahora, vives en una calle con más méritos que ninguna para recibir el título de"sepulcral y fúnebre" .
 
Cuatro y escalonados. El más cercano para ti, el Cementerio General del Norte, con su capilla neoclásica que fue parroquia de Nuestra Señora de los Dolores, también abandonada y con el letrero borroso; todo obra del arquitecto  Juan de Villanueva, el del Museo del Prado. No es cosa de poca importancia, Manuel.


A continuación, las  Sacramentales de San Luis San Ginés y la Patriarcal . Más allá del tapial, "se veían en un cerrillo las copas puntiagudas de los cipreses del cementerio de San Martín".


 


Veamos la retorcida y paradójica comparación:


Dejemos la calle Ceres y los terribles "sublimados corrosivos", mercuriales, remedios para la sífilis peores que la enfermedad. Baroja no olvida su práctica médica y habla con total familiaridad de "cristalinos", escrófulas, tercianas, anemias, ictericias...Y ahora la  digresora soy yo; al igual que tu creador, quería ponerlo y lo he puesto.
 


 Vamos ya a tu casa. Es pobre y vieja, pero tiene "fisonomía propia", es una casa que nos sonríe:
 


Nada que ver con aquel cuartucho anodino en que vivías, con "con una cama, una silla rota de paja y una estera, colgada del techo, que hacía de puerta".

En la parte baja de tu "casuca", un rótulo anuncia pomposamente: "La antiséptica, peluquería artística". Otro letrero reza: "Rebolledo. Mecánico electricista. Se hacen instalaciones de luces. Timbres, motores, dinamos". El barbero y el electricista, los Rebolledos, son viejos conocidos  del Corralón, de cuando "La busca".

 
 
 
Ahora son tus inquilinos, vecinos y compañeros de tertulia en torno al brasero. Gente modesta y muy trabajadora. ¿Te acuerdas de la dentadura postiza que se fabricó Rebolledo tallando un servilletero?

La parte alta de la casa se nos muestra atestada de flores. Ahí arriba resuenan los pasos incansables de la Salvadora, ya nada recuerda a la huérfana esmirriada que malvivía en un camaranchón debajo de una escalera, robando para su hermanillo chico.

 
Tampoco es ya la mujer despótica que os traía a Jesús y a ti por el camino de la amargura del orden, la limpieza y el ahorro. Ahora se le ha dulcificado el carácter, aunque conserva su amor al trabajo:

"... la Salvadora y la Fea habían puesto, entre las dos, una tienda de confecciones de ropas para niños en la calle del Pez. La Salvadora iba todas las mañanas a la tiendecilla, y por la tarde trabajaba en casa. Luego se le ocurrió que podría aprovechar estas horas dando lecciones de bordado... al cabo de cuatro o cinco meses, iban, por la tarde, cerca de veinte chiquillas con sus bastidores a aprender a bordar."



Un tarde lluviosa de abril, estás con Perico Rebolledo, en su taller electricista. Te pregunta por la Salvadora, que si está mejor; tú le quitas importancia: nada, un vahído, trabaja mucho, se lo digo, no me hace caso...Tu vecino te tira de la lengua:"Vais a haceros ricos pronto. Ganáis mucho y gastáis poco."

Y tú que no sabes; "ésas", la Salvadora y tu hermana Ignacia, deben tener algún dinero guardado para emprender algo. A tí te gustaría tener tu propia imprenta, la Salvadora te anima; si le dices que venden algún local o alquilan alguna máquina, te hace ir a verlos. Porque ella cree que todo es posible con voluntad y paciencia. Tiene el empuje que a ti te falta, Manuel.


 

Comienza a llover, después de un largo silencio, Perico te dice que debes establecerte cuanto antes y casarte. Y tú te haces el sorprendido, preguntas que con quién. Tu vecino lo tiene claro: casarte con la Salvadora y "vivir al pelo"con ella. Y con el "chiquillo" y tu hermana Ignacia...

Tú confiesas: es rara, no la entiendes, piensas que te tiene algún cariño porque eres de la casa,
"como el gato; pero en lo demás..." ¿Qué pasará dentro de esa cabeza tan voluntariosa? ¿Por qué, a veces, su sonrisa es afilada como un cuchillo?
 

 



Perico te pregunta ahora abiertamente: ¿y tú? Y tú...que no sabes si las quieres o no.

Y, tu vecino, que te conoce muy bien, da en el clavo:




En esta muchacha de "·moño empingorotado"vi a la Justa.

Yo no estaría tan seguro del amor de la Justa, la hija del trapero...jugaba contigo, te mataba con aquellas miradas y luego nada...¿Qué habrá hecho con ella el Carnicerín? Enseguida lo sabrás...

Perico te obliga a aterrizar:


Lo reconoces, la Salvadora te salvó; ahora llevas una vida digna gracias a ella. Pero añades que "el cariño no es como el agradecimiento". Y el vecino te pregunta para que te preguntes a ti mismo:


Y tú:


¿Cariño o amor? ¿Como a una hermana, casi una madre?

Manuel, veremos si llegas a entender tus sentimientos.

Esa misma tarde vas a tener una inesperada visita...

Un abrazo para todos los que pasáis por aquí de:

María Ángeles Merino

 
Enlaces
 
 
http://madridafondo.blogspot.com.es/2013/03/retazos-de-madrid-por-pio-baroja.html#!/2013/03/retazos-de-madrid-por-pio-baroja.html
http://www.entredosamores.es/madrid%20antiguo/madridantiguo2.html#51
http://granvia.memoriademadrid.es/buscador.php?accion=VerFicha&id=39900
http://historia-urbana-madrid.blogspot.com.es/2010/01/calles-desaparecidas-de-los-leones.html#!/2010/01/calles-desaparecidas-de-los-leones.html
http://www.entredosamores.es/barrio%20de%20maravillas/maravillas4.html

11 comentarios:

Pedro Ojeda Escudero dijo...

En efecto, el lugar ha cambiado. Manuel parece asentarse. Y qué buen partido les sacará Baroja a los cementerios próximo...

Merche Pallarés dijo...

A ver si al final la Salvadora le salva... je,je... Excelente como siempre. Besotes, M.

matrioska_verde dijo...

que fuerte ya la frase del título.... ya dice mucho del personaje!

biquiños,

María Pilar dijo...

Muy buena documentación visual que recrea el texto.
Besos

pancho dijo...

Qué tendran los muertos que nadie los quiere ver de cerca y eso que sabemos que ya no hacen nada. Yo no me iría a vivir a un lugar que se tuviera el cementerio tan a mano. Da yuyu.

Gran esfuerzo por ilustrar la estupenda narración, se agradece. La imagen que más me gusta es la del gatito encaramado en la pared. Es más natural que Pío Baroja.

Un abrazo.

Paco Cuesta dijo...

La figura de la mujer marca muy bien en Manuel su trayectoria ascendente.
Besos

Pamisola dijo...

Bien, Mª Ángeles, sigues charlando con Manuel con toda naturalidad. También vas tras sus pasos, ahora más acertados, gracias a todo lo que le rodea, y que le acoge. fundamental la figura de las mujeres.
Sigo leyendo el libro.

Besos.

Bertha dijo...

Esta dudoso Manuel pero a ver si de una vez se entiende a sí mísmo.Porqué la Salvadora: que le hace honor su nombre, pisa fuerte y segura y, nunca mejor dicho que a quien a buen árbol se arrima buena sombra le cobija(pero... eso sería agradecimiento)y nada comparado con lo que siente por la hija del trapero.

Mª Angeles un beso; que pases una tranquila Semana Santa.

Gelu dijo...

Buenas noches, Abejita de la Vega:

Qué bien que Don Pío reuniera a tantos buenos amigos.
Perico Rebolledo, tan espabilado como cuando años atrás vivía en el Corralón. Y siguen los inventos y las charlas con su padre. Recuerdo lo de la reconversión del servilletero, en La busca.

Estupendos personajes, trabajadores y honrados, ahora juntos y compartiendo gastos como el cisco para el brasero.

Creo que la Salvadora siente amor por Manuel desde el principio. Él, ahora, parece que también comienza a verla con otros ojos. Su vida anterior y el desengaño con la Justa han sido dolorosos, pero ha pasado el tiempo y empieza a ver la luz.

Abrazos.

Ele Bergón dijo...

Ya veo que sigues con tu trabajo de Aurora Roja. He sacado el libro de la biblioteca por tu comentario de que se lee bien, pero al final, aún no lo he empezado. Estoy en otras cosas y no me pongo a ello.

Por cierto, ¿dónde has hecho la foto del gato? Es igual que mi Ariana.

Ya hablamos. Estamos otra vez en Velilla.

Besitos.

Myriam dijo...

Me gustó muchísimo como situaste en el mapa los lugares que describe Baroja. Una gran ayuda para quienes no somos madrileños.

Y estupenda tu hilación de los indefinidos sentimientos de Manuel por la Salvadora.

Besos