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En el apéndice redondeado del Teatro Principal , está la cafetería Espolón, donde nos reunimos antes de la
"olla quijotesca". Es el punto de partida
para esta nueva lectura que va a dirigir Pedro Ojeda.
Busco entre libros que nos hablan de ese viejo Burgos tan inquieto. Salgo con mi cámara rosa , por mi ciudad, a la caza de los escenarios en que transcurre la novela de Esquivias. Por último, visito la hermosísima, aunque gélida catedral. Me dejan hacer fotos sin flash. ¡Bien!
Ya sabéis lo que me gusta jugar con las imágenes. A por ellas.
Áquí tenéis al doctor José María Albiñana, en traje de presidiario, o en pijama vete a saber; pero sin mantón de Manila ni vaso de tequila . Página 73 del libro "Burgos siglo XX",Cien años de luces y sombras, de Pablo Méndez.

Ahora, vamos en busca del Salón Rojo, del Teatro Principal, donde comienza la novela.
En Navidad, vemos así al
Teatro Principal, edificio isabelino, construido en 1843 y reformado en 1997. De 1956 a 1997 fue una vergonzosa ruina.

El famoso
"Salón Rojo" donde, en 1936, se reunía la flor y la nata de la sociedad burgalesa. Ahora se utiliza para actos protocolarios, ceremonias institucionales, recepciones oficiales y entregas de premios.
En el Salón Rojo, don Cosme Herrera, penitenciario de la Catedral, acaba de dar una charla sobre la Divina Comedia a un "racimo de personalidades. En un rincón de la enorme sala, está pero no está un aturdido y soñador muchacho . Le saca de su pasmo el doctor Albiñana preguntándole quién es. El joven se presenta como Rodrigo Gorostiza, del seminario de San Jerónimo.
Seminario mayor San Jerónimo, enorme edificio clausurado como tal y utilizado
para otros fines.
En el Salón Rojo hablan de pronunciamientos militares , pero es mejor no calentarse la cabeza y hablar del tema estrella en las tertulias: la guapa Conchita Plaza, hija del acaudalado señor Plaza. Su escote, su busto, su sonrisa, sus ojos...No he encontrado ninguna foto de aquella legendaria mujer, pero el narrador compara "su aire soberano" con el de la carroza del Corpus. Esta: 
Si queréis más detalles sobre la guapa burgalesa, leed lo que dice Virgilio Mazuela, en "Los Burgos perdidos".
Rodrigo había acudido a la Catedral para hablar con el padre Belzunegui, el organista titular.El seminarista va a sustituirle durante las vacaciones de verano que se toman los canónigos. Belzunegui le enseña los órganos de la basílica, uno a uno. Estos son los mejores,los de la nave central.

Foto sacada del libro "Burgos, la ciudad vivida" de F. Ortega y C. de la Sierra.

Belzunegui le advierte que tenga cuidado con el "tutti", que puede romper las vidrieras. Y le confiesa que , en su primer día, derribó el Sagrado Corazón del rosetón central.
Cuando se dispone a salir del templo, alguien le llama por su nombre desde la capilla de San Juan de Sahagún. Es el padre Cosme Herrera, el de la charla en el Salón Rojo, trabajando de padre "penitenciario". 
Don Cosme le pide que aguarde sentado, mientras termina de confesar a una tal doña Clarita. La penitencia será certificada y muy literaria. Ahora ya no hay confesionario en la capilla de San Juan de Sahagún, el de la foto está junto a la Escalera Dorada.
Don Cosme le conduce por el crucero y le planta delante de una sepultura junto al arranque de la girola, bajo un arco carpanel. Es la del arcediano Fernández de Villegas, el primer traductor de la "Divina Comedia" de Dante, al castellano.





Figuras de santos, festones, una Anunciación, Dios Padre en lo más alto, ángeles, tenantes, el difunto con casulla y bonete...El diseño de esta maravilla se atribuye a Simón de Colonia. ¿Qué es eso tan misterioso que don Cosme quiere mostrar al joven seminarista ?
¡El libro! ¡Ahí está la clave! El arcediano detiene su lectura y marca la página con el dedo. ¿Qué nos quiere decir?
¿Qué misterio encierra la tumba de Don Pedro Villegas ? Sigamos leyendo, que no hemos hecho más que empezar.
Un abrazo, amigos.
María Ángeles Merino