jueves, 9 de junio de 2016

El doncel de Don Enrique el Doliente: "el lector perdiera su tiempo si tratase de irle a buscar comprobantes en ningún libro antiguo ni moderno".


Dos ediciones muy distantes en el tiempo. 


Pequeño comentario de introducción a la novela histórica El doncel de Don Enrique el Doliente, para la lectura colectiva de La Acequia, dirigida por Pedro Ojeda.

-¡Hola Austri! ¿Qué? ¿Leíste ya los primeros capítulos de El doncel de don Enrique el Doliente?

-¡Hola María Ángeles! Comencé la semana pasada. ¿No habíais leído ya a Larra en el Club de Lectura? Me parecía haber visto algo en tu blog.




-No, es la primera vez que comentamos una obra suya. Era la lectura de La estafeta romántica, uno de los Episodios Nacionales de don Benito Pérez Galdós.

El personaje central, Fernando Calpena, era "de estos que con tanta lectura y la facilidad para discurrir, se llenan la cabeza de viento, y piensan y obran a la romántica”. Tan romántico que alguien, una vieja dama, lo confunde con el mismo Larra: "un joven de talento y fama" que se ha suicidado "por despecho amoroso, de la rabia que le dieron los desdenes de su amante, la cual es casada". Tanto que da lugar al temor, por parte de su madre, de que Fernando lo imite, a Larra o al joven Werther que tanto monta, ante "la desproporción monstruosa entre lo que piensa, siente o sueña, y lo que le sucede". Y se habla con todo detalle del famoso entierro de Larra. por eso te parece que ya habíamos leído a don Mariano José. 

Veo que tienes bien estudiado mi blog, con nuestras aventuras lectoras.



-Comenzamos la nueva aventura. En esa misma entrada, hay un enlace que nos puede servir de introducción al escritor, además de la socorrida y siempre alabada wikipedia , más la excelente información de Cervantes Virtual. Mira lo que dice el artículo de El País, escrito con motivo de los 200 años del nacimiento de Larra:

"Un día como ayer, 172 años atrás, la mañana sonreía a un joven escritor madrileño. Acababa de recibir una oferta de 40.000 reales por escribir durante un año sus artículos -los más leídos y cotizados de Madrid- en una prestigiosa revista. Apenas contaba 28 años, y su pluma le había encumbrado a la fama..."



La mañana le sonreía, pero se pegó un tiro con veintiocho años. Acude a una cita con su amada Dolores Armijo, ésta le comunica que vuelve con su marido y le pide las cartas que la puedan comprometer. Un amor desgraciado. Y de amores desgraciados trata El doncel de Don Enrique el Doliente. Larra toma la maleta romántica de la Historia y huye a la Edad Media, al siglo XIV, en la Castilla revuelta de Enrique III, el Doliente, de la dinastía bastarda de los Trastámara. ¿Un paraíso acaso? 
Enrique III con aspecto doliente

-Un infierno más bien. Cuando nuestros antepasados "se encontraban con extraña violencia en un vasto campo de disensiones civiles, de guerras exteriores, de rencillas, de desafíos, y a veces de crímenes...". Sin un poder superior que amalgase y ordenase, sin "el gran milagro de la civilización", "sin la seguridad individual que en el día nos garantizan nuestras ilustradas legislaciones".

-¿Se refiere al "civilizado", entre comillas, siglo XIX que le tocó vivir?

-Si se le compara con el XIV, tal vez lo sea, Austri. Y nunca le faltó un punto de ironía al "pobrecito hablador". Dice la wikipedia, siempre tan útil, que "su obra ha de entenderse en el contexto de las Cortes recién nacidas tras la década ominosa (1823-1833), y de la primera guerra carlista (1833-1840)". 1834 fue el año en que escribió la novela y Larra creía en "nuestras ilustradas legislaciones".

El primer capítulo comienza con:
" Mis arreos son las armas.

Mi descanso el pelear. 

Mi cama las duras peñas. 

Mi dormir siempre el velar."

Son unos versos muy conocidos y glosados del Cancionero General que la memoria ancla irremediablemente con don Quijote. Recuerda que los recita ante el ventero socarrón del segundo capítulo. Bien puede apearse, le asegura el señor castellano, que en su choza hallará ocasión y ocasiones para no dormir en un año, cuanto más en una noche.


Larra en la portada de La estafeta romántica, junto al monumento a Cervantes.

-Larra nos abre la puerta a un mundo de caballeros medievales. en realidad muy diferentes a don Quijote, caballero andante que cabalgaba cuando el ideal caballeresco era una antigualla, soñando algo que sólo vivía en el papel de las novelas de caballerías. Pero el hidalgo manchego era un buen referente para atraer a sus desocupados lectores.



Don Quijote visto por los niños

-El escritor adopta momentáneamente la cortesía exagerada de un humilde juglar que desea atraer la atención del público: "personas en demasía bondadosas que nos quieran prestar su atención". Lo más adecuado para una historia con tintes medievales, pero Larra tutoriza demasiado, adopta un tono didáctico, o periodístico tal vez:

"...si han de seguirnos en el laberinto de sucesos que vamos a enlazar unos con otros en obsequio de su solaz, han menester trasladarse con nosotros a épocas distantes y a siglos remotos"

-¡Menuda lección de Historia la que viene a continuación, María Ángeles! Sobre unos tiempos en que la vida se vivía con tanta dureza, sin refinamientos civilizados, que sólo se valoraba como "una breve y molesta peregrinación" hacia "término más estable y aventurado", sin oportunidad de apartarse del dogma. Si la vida terrenal era tan mala, había que creer en la otra.



La Edad Media aparece como:

"...un caos confuso, un choque no interrumpido de elementos heterogéneos que ... se encontraban con extraña violencia en un vasto campo de disensiones civiles, de guerras exteriores, de rencillas, de desafíos, y a veces de crímenes".

"Una incomprensible mezcla de religión y de pasiones, de vicios y virtudes, de saber y de ignorancia..."

-¡Pero a los románticos les atrae!

Como ejemplos de la "incomprensible mezcla", nos cita al devotísimo príncipe en brazos de la concubina y al caballero cruzado, con el símbolo de la Redención en el pecho, que vuelve de Jerusalén dispuesto a hacer sangre a la menor ofensa. Matar infieles lavaba pecados y "se criaba el caballero para hacer la guerra y matar". El furor guerrero alcanzaba también a los "ministros del Altísimo".
"Para los hombres el ejercicio de las fuerzas corporales... y para las mujeres el arte de conquistar con las gracias naturales". "Dios y mi dama, decía el caballero; Dios y mi caballero, decía la dama."




Dama y caballero

¡El espíritu caballeresco hacía soñar a nuestro Larra! 

-Afortunadamente unos pocos espíritus, en los claustros, pudieron salvar la riqueza literaria griega y romana, aunque Homeros y Virgilios debían reservarse para otros tiempos. 

-Ante tal cuadro, no pensemos que todo era horror, había "virtudes colosales" desaparecidas en el tan civilizado XIX: "el amor, el rendimiento a las damas, el pundonor caballeresco, la irritabilidad contra las injurias, el valor contra el enemigo, el celo ardiente de la religión y la patria...".  Esas dos últimas podían llevar a la superstición y al odio al extranjero, prendas poco cristianas pero ¡tenían su lado hermoso y su utilidad! "Dado el orden de cosas entonces establecido...". 

¿Útiles y hermosas? 

-Era una época de vasallos de vasallos y de señores de señores. El rey medieval se las veía y se las deseaba para ejercer las migas del poder. "El monarca en todo trance de guerra se veía poco menos que precisado a mendigar los hombres de armas...". Campeaba "la injusticia y el abuso de la fuerza" de los señores feudales en sus bien defendidos castillos, con todo el orgullo de "los grandes favores que en la continua reconquista contra moros les debía el rey y la patria". 



-Así estaba España y Europa en esa época. Larra se sitúa cuando Enrique III, llamado el Doliente, llevaba ya trece años ocupando el trono. "Y apenas habían bastado...para reparar los daños que por su menor edad había acarreado a Castilla desvalida". Porque Enrique había subido al trono con catorce años y sus tutores habían alimentado la anarquía. 

A continuación, el escritor cree necesario hablarnos del Cisma de Occidente, de cuando en Aviñón había un Papa y en Roma otro. Y de los problemas con Portugal, perdidas las esperanzas de recuperar ese reino perdido en la infausta Aljubarrota. Como dice Carmen Ugarte, entonces no existía la wikipedia.


-En la época de "nuestra histórica caballeresca", "sólo con el reino moro de Granada sostenía una guerra, muy semejante en su lentitud y en sus largas treguas a la de Portugal". Porque el rey Enrique adulto había ratificado las alianzas firmadas por su padre, con Francia, Aragón y Navarra. 

Ahora hemos de ir al relato, pero Larra confiesa, en plural:

"Debemos confesar que no hay crónica ni leyenda antigua de donde le hayamos trabajosamente desenterrado".

-Con todo su desparpajo, nos advierte: "el lector perdiera su tiempo si tratara de irle a buscar comprobantes en ningún libro antiguo ni moderno".

El escritor defiende su obra como pura ficción. Si no hubiese sucedido, pudo suceder y eso basta para el novelista. Las últimas líneas nos intrigan: 

"Cuanto que historias verdaderas de varones doctos andan por esos mundos impresas y acreditadas, de cuyo contenido no nos atreveríamos a sacar tantas líneas de verdad, o por lo menos de verosimilitud, como las que encontrará quien nos lea en nuestras páginas, tan fidedignas, como útiles y agradables". 


Lo que no nos dice Larra es que la verosimilitud pueda comprobarse en el presente y no en el pasado. Que la verdad de Macías el Enamorado esté en el mismo Larra. 

-No sé si este libro fue un regalo adecuado, en el caso de doña Letizia a su real esposo: adulterio, divorcio y amores desgraciados. ¡En la corte de los Trastámara! Ya sabes que hay quien conoce El Doncel de Don Enrique el Doliente sólo por eso. ¡La cultura del Hola!


-Tras este primer capítulo, una introducción histórica que el autor ha considerado imprescindible, nos vamos al relato, entre ciervos y jabalíes. ¡Cuidado!

Nos veremos la próxima semana, Austri. Hoy no hemos ido muy lejos. ¡Y son cuarenta capítulos!

Un abrazo de Maria Ángeles Merino 

Y de Austri.

Dedico esta entrada a mi abuelo, Antonio Moya, que un día, hace no sé cuantos años, leyó, El doncel de Don Enrique el Doliente.



12 comentarios:

La seña Carmen dijo...

Me has hecho hacer memoria con tus alusiones a Letizia, y sí, creo recordar que le regaló a su prometido una primera edición de este libro. Se vio, entonces, más el continente que el contenido en sí. Una primera edición, un signo de distinción digno de la realeza, las primeras ediciones son regalos selectos, de una novela escrita por el mejor periodista de todos los tiempos. Los amores e intrigas, que en este caso no alcanzan al trono aunque sí a sus sostenedores, eran algo secundario o lejano entonces, leídos en clave actual hoy no tanto.

Puestos a hacer ucronías más de una vez me ha dado por pensar en qué hubieran terminado Larra y Lorca si no hubieran muerto tan temprano, si hubieran seguido escribiendo... Dos genios prematuros, pero deberíamos olvidar sus muertes a la hora de enfrentarse a sus obras, que sin duda cuando las escribieron la muerte estaba aún muy alejada.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Buena forma de contextualizar y lanzar la lectura: las preocupaciones biográficas de Larra y su época, que llevan hasta muy adentro de las páginas de esta novela.
Comenzamos aventura.

Bertha dijo...

El que avisa no es traidor, ya nos advertía Larra que pudo y no pudo ser pero de lo que se trataba era de enganchar al lector y por lo que se ve enganchar enganchaba...

Y en cuanto a que Letizzzia se una recomendanción, agüita al cántaro:mucha razón tenéis estimada MªAngeles que la cultura del Hola pega o se pega más que un parche de" Sor Virginia",(lo usaba mi abuela para los dolores...).

Cuarenta capítulos dan para bastante y espero que por agotamiento no te rindas...Porque seguro que yo lo aguanto y más que se tercie.

Sois unas currantas literarias y muchísimas gracias por estos buenos momentos...

Besos y abrazos para que haya de todo.

Bertha dijo...

...sea una recomendación.

Abejita de la Vega dijo...

Vamos a hablar claro, el mejor periodista no es el mejor novelista. Esta novela tiene defectillos...Espesuras como las malezas del Pardo.
Lo que no fue no es. Larra y Lorca son jóvenes eternos.
El contenido no es muy adecuado en ese caso concreto, es como si regalaras La Montaña Mágica a un tuberculoso.
Besos

Abejita de la Vega dijo...

La biografía está en los ojos de doña Elvira.
A la aventura contextualizada.
Besos

Abejita de la Vega dijo...

Podré con algunos de los cuarenta. De nada, gracias por acompañarme en mis soledades blogueras. AgÜita, que se pega.
Besos

Abejita de la Vega dijo...

Austri te da otro.

Myriam dijo...

Menos mal que revisé, porque se ve aue atareada con mi propia lectura del libro, no había leiso esta entrada. Gracias por la contextualización histórica y el dati del regalo de La, entonces, srta Leticia a su prometido jajajaja no tiene desperdicio: me regisro a tu enlace y el éxito súbito de ventas para Navidad.

Besos

Myriam dijo...

Menos mal que revisé, porque se ve aue atareada con mi propia lectura del libro, no había leiso esta entrada. Gracias por la contextualización histórica y el dati del regalo de La, entonces, srta Leticia a su prometido jajajaja no tiene desperdicio: me regisro a tu enlace y el éxito súbito de ventas para Navidad.

Besos

Abejita de la Vega dijo...

No lo tiene. El rey de España, descendiente de los Trastámaras, pasando por los Borbones y los Austrias. La entonces futura reina, divorciada, regala a su futuro un libro que gira en torno a un adulterio y un divorcio..
Estuvo ocurrente. Me gustaría saber cuántas lectoras o lectores de las revistas del corazón se leyeron la novela de Larra enterita. Contextualizamos. Un abrazo Myriam. No has comentado nada del físico judío que acompaña al malvado Villena en sus manejos..

Abejita de la Vega dijo...

No lo tiene. El rey de España, descendiente de los Trastámaras, pasando por los Borbones y los Austrias. La entonces futura reina, divorciada, regala a su futuro un libro que gira en torno a un adulterio y un divorcio..
Estuvo ocurrente. Me gustaría saber cuántas lectoras o lectores de las revistas del corazón se leyeron la novela de Larra enterita. Contextualizamos. Un abrazo Myriam. No has comentado nada del físico judío que acompaña al malvado Villena en sus manejos..