Crónica de la reunión del 28 de octubre de 2025, del Club de Lectura de La Acequia y Alumni UBU, primera de este curso, 2025-2026, en su formato presencial, dirigida por el profesor Pedro Ojeda Escudero. El libro comentado fue El verano de Cervantes de Antonio Muñoz Molina.
La sesión comienza a la hora habitual, las cuatro y media de la tarde, en el aula 5.1 de la Facultad de Humanidades y Comunicación, en el edificio del antiguo Hospital Militar.
Una tarde de otoño, soleada y agradable, con olor a hojas caídas. Nos juntamos a la entrada del pabellón 5, donde unos alumnos jovencillos escuchan, más o menos, las indicaciones de un profesor, para una actividad donde "lo van a pasar muy bien". Los chavales nos miran curiosos, a dónde van estos, parecen preguntarse. A aprender vamos todos, toda la vida. Y lo pasamos bien.
Llega el profesor Pedro Ojeda (P.O.), abrazos y saludos y todos los lectores (L.) al aula. Me siento cerca para tomar notas.
-(P.O.): El verano de Cervantes de Antonio Muñoz Molina es volver al origen del Club de Lectura que nació con la lectura del Quijote, con los recursos de la web. 2. 0. Todo el Quijote, capítulo a capítulo, infinidad de lectores con sus comentarios: una aventura lectora que terminó en Ibeas de Juarros, en torno a una olla quijotesca.
¿Cómo lee el Quijote Antonio Muñoz Molina? ¿Cómo hemos leído nosotros la lectura de Antonio Muñoz Molina?
¿Conocéis a Antonio Muñoz Molina?
-(L.): Sí, por algunos de sus libros y artículos.
-(L.): En el Club de Lectura leímos Todo lo que era sólido y Sefarad.
-(L.): Lo hemos visto en un programa de la Sexta, una entrevista, donde cuenta, con la ayuda de su mujer Elvira Lindo, su "depresión de caballo".
-(L.): Sencillo y humano en su expresión. Es interesante recuperar la entrevista y escucharla. Cuenta cómo lo pasó y critica que el Sistema Público de Salud, del que siempre ha sido defensor, no tenga suficientes medios pueda atender esa enfermedad.
-(P.O.): ¿El estrés del Instituto Cervantes? ¿Aceptar la edad? Quién sabe. Ahora se habla abiertamente de las enfermedades mentales y es bueno.
Antonio lleva diez años releyendo el Quijote para el libro, pero lleva leyéndolo desde niño. Es uno de los escritores más cervantinos que tenemos en España, así su primera novela Beatus ille gira en torno a un manuscrito encontrado a la manera cervantina, en la Sierra de Mágina, donde nos encontramos con personajes del Quijote.
También en Beltenebros tenemos una referencia directa a Cervantes: es el nombre que usa Amadís de Gaula cuando se pone a hacer locuras; pero A. M. M. lo toma de la cita de Amadís de Gaula que hace don Quijote. Literatura sobre literatura.
Es un autor de ideología progresista que ve a Cervantes como persona tolerante, similar a él mismo. Decididamente progresista, llega un momento en que escribe un libro como éste.
-(L.): ¿Ventanas de Manhattan? ¿De qué trata?-(P.O.): Lo escribió cuando vivía allí. Pasea y se imagina cómo es la vida de esas personas que viven en esas ventanas de Nueva York, muy cervantino. Cervantino es también el humor de Eduardo Mendoza, último Premio Cervantes.
-(L.): Al principio, lo veía como que no me enteraba mucho, luego cita capítulos del Quijote y lo vas entendiendo. Te metes en su piel, cosas de pueblo que eso también yo lo he vivido.
-(L.): Ese contraste, ese lenguaje que yo veía en el veraneo del pueblo.
-(L.): (María Ángeles) Nos mete de cabeza en el mundo de un niño lector de Úbeda, casi manchego, que vive en una casa, en un ambiente rural, con su vocabulario, no tan diferente del universo cervantino. Y yo, niña de Burgos capital, de una familia sin "pueblo" de referencia, lo siento también como tremendamente familiar, lo mismo que siempre siento leyendo el Quijote. Me gusta tanto El verano de Cervantes que no sé ni donde empezar. El niño lector aislado de todos en un verano eterno, el mundo de los tebeos, la "literatura desatada", tantos autores de la literatura universal que beben del Quijote, la ruta personal y vital del escritor siempre con la compañía del Quijote, pastores de verdad y pastores de mentira, lo real y lo imaginado, los dos libros tan distintos, las mujeres, la risa...todo me gusta.
"El verano de la novela era idéntico al de mi primera lectura. También el mundo alrededor, con muy escasos cambios, las habitaciones encaladas, con vigas de madera o techos de cañizo, los corrales separados por muros bajos de piedra, los portales empedrados, las cuadras de los animales. Y más allá, fuera de la casa, en el calor seco de julio, los caminos de tierra y los campos donde la escasa vegetación tenía siempre un matiz de polvo..." (capítulo 4, páginas 15 y 16)
-(L.): Me ha parecido fantástico. El capítulo cuarenta resume muy bien todo: libros como la Biblia, del Corán, el Manifiesto Comunista o Mein Kampf, que han hecho más daño al mundo, han trastornado muchas más cabezas que el Amadís de Gaula.
"La ceguera pública, el quijotismo colectivo, proyecta sobre el mundo real las alucinaciones de un libro, y lo toman como guía de comportamiento, y como justificación de sus barbaridades, y de sus impulsos agresivos y hasta criminales."
-(L.): No lo he leído todo, solo trozos, estoy vaga. Ahora me dan ganas de leer más.
-(L.): El Quijote, hay que leerlo de adulto.
-(P.O.): No estoy de acuerdo, por una razón: a cada edad la lectura es diferente. Hay cosas que comprendes con la edad. No recomiendo leer los Quijotes adaptados, ni el de Trapiello ni el de Pérez Reverte. Te resume, te quita palabras, no encuentras la complejidad del Quijote.
Lo lees hasta donde llegues. El problema es de los buenos profesores: estimular. Si no se enfrenta a los jóvenes con los textos, le va a resultar muy difícil. Hay que tener en cuenta que el Quijote está hecho para leerlo en voz alta, pensado para la oralidad. Si no están acostumbrados a los textos, meterles las dos partes del Quijote es imposible.
-(L.): Al principio me costó, me desbordó, estaba en un nivel superior a lo que yo podía saber. Más tarde, empecé a disfrutar del libro y voy a leer el Quijote otra vez.
-(L.): Dorotea es muy avanzada para el siglo XVI.
-(P.O.): Es una mujer de entonces.
-(L.): En lo escatológico, ha notado diferentes cosas, matices.
Llega al Toboso y se lo encuentra todo cerrado, lo mismo que nos pasó a mi marido y a mí. Me ha encantado lo que cuenta de su infancia, los ruidos que oía, como los del Quijote, como los que yo oía de pequeña en el pueblo. Los jóvenes de ahora no conocen esos matices.
-(P.O.): Este libro es el de un lector que tiene unas experiencias personales. Nuestra infancia no está tan alejada de esa infancia del XVI. Ahora sí lo está.
Desaparecen las palabras, desaparecen los oficios, las herramientas. Había herreros, carpinteros...
-(L.): Incluso capadores de gorrinos...
-(P.O.): Vuelve a la casa de su pueblo, recupera las palabras
"Esta mañana he traído conmigo algunas herramientas parecidas a las de entonces, con sus nombres que no he olvidado: una azada, un escardillo, un rastrillo. Voy a limpiar de malezas una acequia que lleva abandonada mucho tiempo...".
Aunque hayan pasado cincuenta años sin coger una azada:
"La azada pesa demasiado...Es mucho más útil y manejable el escardillo..."
"Sin necesidad de hacer memoria sé cómo he de inclinar esa hoja para que corte las raíces...De nuevo el tiempo queda en suspenso, como cuando me sumergía de niño en la lectura..." (Páginas 441, 442).
-(L.): He encontrado un error, en la página 431 cita el retrato de "Pío X pintado por Velázquez", en lugar de "Inocencio X".
-(P.O.): No revisan las ediciones.
-(L.): Yo lo he tomado como un ensayo interesante. En mi casa había un Quijote y mi padre, que era maestro, me lo recomendó como libro de aventuras. Había trozos que me agobiaban, los niños se acercan a los libros así, con la imaginación que te genera, la parte más aventurera, imágenes que me han llamado la atención toda la vida. Al leer este libro, me ha gustado la forma de entrelazar los párrafos. Viví de niña en un pueblo sin agua, en una casa solariega con el grano arriba, los niños colaboraban: llevar la comida al abuelo, trillar, llevar un cubo. Aquellos pueblos eran los del XVI con casas mejores: el trabajo manual, el arado romano...Para mí que nosotros lo entendemos, lo hemos vivido. Mi hijo de veinticuatro años no ha vivido esto, le he ayudado con el lenguaje del Quijote. Me ha gustado muchísimo, me ha gustado recordar todo aquello. El Quijote, a nivel plástico, da mil vueltas a las aventuras que los chavales ven ahora, es un libro de aventuras, decírselo así, si eres niño te encuentras.
-(P.O.): A nosotros ya nos pilló mayores, hubo un intento de aproximar el Quijote a los niños, con una serie de dibujos animados de gran calidad. Ahora no les gusta, les resulta muy lenta.
-(L.): A muchos de nosotros nos obligaron a leer el Quijote.
-(L.) (María Ángeles): Tuve la suerte de que nadie me obligara a leer el Quijote. Lo leí, por primera vez, para ayudar a mi hermano que tenía que leer los primeros capítulos, en el de Austral también. Era un trabajo para una profesora que nunca conocí, pero gracias a ella leí, por primera vez, a Cervantes, a Galdós (Miau) y a Delibes (Las ratas). Mi profesora de literatura, la mía, no salía del comentario de texto, no leíamos libros, solo fragmentos. Seguí con el de Austral y unos años después el de Martín de Riquer.
Una lectura que me ha acompañado toda mi vida, en soledad. Hasta un día de 2008, en que descubrí una lectura colectiva, en un blog llamado La Acequia, dirigida por un profesor llamado Pedro Ojeda. Y entré, comenté y hasta ahora, el Quijote siempre a mano.
Ahora leen en versiones adaptadas de los clásicos. O lecturas fáciles de temas que se suponen de jóvenes, un horror.
-(L.) Se quedan en ese nivel.
-(L.): En el pueblo, leíamos novelas prestadas, íbamos a Burgos a por ellas. Comencé así a leer. Este es un autor que no conocía, me ha atrapado.
-(P.O.): Atrapa. En el libro se cuenta la anécdota del soldado republicano que cambió un paquete de tabaco por un Quijote de Calleja, el primer Quijote del mayor coleccionista de Quijotes en México, el mismo que se quitó la capa para abrigar a Antonio Machado, en el camino al exilio.
(L.): Yo no había leído nunca a A.M.M., empecé a leer, si yo no he leído el Quijote...me compré el Quijote y voy por la página seiscientos.
-(P.O.): A leer el Quijote.
-(L.): Mi padre me hizo el Quijote atractivo.
-(L.): Un profesor me hizo leer el Quijote, reivindicando la figura de Cervantes.
-(L.): Soy un apasionado del Quijote y de las Novelas Ejemplares, especialmente El coloquio de los perros.
La prosa de Cervantes, como la de Montaigne, es un instrumento, en el Quijote está todo. Un fuera de serie, más que Lope de Vega.
"Don Quijote también es una suma de "essais", de ensayo, prueba y error, una improvisación, que lleva no se sabe dónde, hasta que poco a poco va definiendo un camino. Y como le pasa a Montaigne, es la experiencia de lo escrito la que va ofreciendo una cierta seguridad..." (Capítulo 2, página 11).
-(L.) (María Ángeles): Me ha gustado mucho lo de la "literatura desatada", "el juego gozoso de la literatura", esos pasajes donde la pluma se suelta y parece no poder parar:
Mi madre estaba ingresada en el hospital, hace poco. Yo me llevé el libro electrónico y le leía eso, la batalla de los rebaños de ovejas, y me madre se reía, aunque no entendía nada, ya no puede entender, solo el tono de voz. No cabe duda de la "oralidad" del Quijote.
No he querido ver la película "El Cautivo". No me interesaron los huesos, tampoco me interesa la sexualidad de Cervantes, por un agujero u otro, qué más nos da. Morbo y escándalo, lo que vende, dicen que, en Burgos, algún espectador se levantó, airado, de su butaca: "eso no fue así".
-(P.O.): Yo tampoco la he visto, pero la veré. Cervantes es un superviviente, cuando está a punto de triunfar fracasa y, para sobrevivir, tiene que hacer muchas cosas que nada tienen que ver con la literatura.
El Quijote nace como una Novela Ejemplar, con su extensión. Lo ha intentado todo y ha fracasado en todo, incluso ha solicitado ir a América, aún así conserva un aliento de esperanza. "Esta es la mía", le pasa factura a Lope de Vega y a Ginesillo de Pasamonte. Los machaca con un hálito de esperanza, en las peores circunstancias puedes hacer algo.
-(L.): Me gusta la teatralidad de Cervantes.
-(P.O.): Le gustaba mucho el teatro, pero Lope de Vega lo echó.
-(L.): La vida de Cervantes es una aventura mayor que la del Quijote.
-(P.O.): Ya de mayor se pone a estudiar para ser contable y, de repente, se tiene que fugar a Italia. Acaba alistándose en los Tercios de Infantería de Marina, interviene en la batalla naval, hace todo por sobrevivir. Cervantes es consciente de que había cosas que no debiera haber hecho. Su comportamiento en la batalla no fue tan heroico. En 2016, se redescubrió un documento con la lista de los heridos en Lepanto, con las recompensas en maravedís. Había dos Miguel de Cervantes, el otro era capitán recibió una recompensa mayor. Muy posiblemente hubo una falsificación de documentos. Cuando lo apresaron los piratas berberiscos, Cervantes no había tirado al mar el cartucho que permitía identificarlo, pensaron que era más valioso y le pusieron más rescate. En la estancia en Argel, quizás estuvo con los nobles. La vida es valiosa y posiblemente traicionó a los cristianos que estaban allí, era usurero, tenía que sacar dinero para el rescate, debía dinero y aceptó lo que no quería nadie. Su familia quedó arruinada, su hermana vendió su virginidad con un testimonio falso.
-(L.): Me ha gustado mucho como estudio literario. Yo no he leído el Quijote pero siempre digo que "he escrito el Quijote". Cada día, todas las tardes, en el colegio, teníamos dictado del Quijote: una compañera lo escribía en la pizarra, las demás en el cuaderno.
Del libro me gusta su análisis de la crueldad y de las mujeres del Quijote.
-(P.O.): Conocí a un lector que lo mecanografió entero, en esos tiempos en que los padres nos mandaban a aprender mecanografía. Creo que se debería volver al dictado.
Para el próximo verano propongo leer el Quijote.
-(L.) María Ángeles: Algunos lo estamos leyendo siempre. Y El verano de Cervantes hay que leerlo con el Quijote al lado.
-(L.): Una lectora nos muestra un ejemplar diminuto de La ruta de don Quijote de Azorín.
-(P.O.): A.M.M. hace como Azorín, en La ruta de don Quijote, aunque no lo conocía: visitar el Toboso, la Cueva de Montesinos, Puerto Lápice y las lagunas de Ruidera. A Azorín le habían encargado, en 1905, un reportaje sobre el Quijote leyendo el Quijote, formado por unos artículos para el periódico "El Imparcial".
Al final, debe al Quijote una cosa: volver a la realidad.
"Voy a limpiar de malezas una acequia que lleva abandonada mucho tiempo...sembraremos las hortalizas cuando vaya acabando el invierno...Me escapaba y me escondía en los libros y en las imaginaciones...He tardado toda la vida en aprender a sumergirme en lo real y lo concreto de las cosas tan hondamente como me he sumergido siempre en los libros. Esa doble y simultánea inmersión es otra enseñanza que le debo a Cervantes."
Un libro excelente, contra corriente.
-Aquí termina mi crónica de la reunión, siguiendo mis rápidos apuntes, con la mayor fidelidad posible.
Olía a otoño, sí; pero era el verano del Quijote que no termina nunca. Siempre es "un día de los calurosos del mes de julio".
María Ángeles Merino Moya








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