martes, 27 de mayo de 2025

Olía a acacias.Y comentábamos "Barrio húmedo" de Emilio Gancedo..

 


Olía a acacias

Esta tarde, olía a acacias y  hemos disfrutado de la última reunión de este curso, en el Club de lectura de La Acequia y Alumni UBU, modalidad presencial, dirigido por  Pedro Ojeda Escudero .

El libro comentado ha sido "Barrio húmedo" del escritor y periodista leonés Emilio Gancedo. La foto de la portada ya es extraordinaria: la mujer que bebe a gollete, tal vez para aliviar una dura jornada de venta callejera. Una buena introducción para un libro que podemos leer de muchas maneras:

Como algo muy local, puesto que habla de un barrio leonés bien conocido y famoso. 

Lo local es lo universal, lo universal empieza por lo local. En todas las ciudades  hay un barrio con puntos en común con el citado, algo que podemos reconocer, muy local pero muy universal. 

Como una sucesión de cuentos, de historias con personajes y anécdotas.

 ¿O es una novela? A Pedro le parece una novela, la novela de un lugar, su construcción a través del tiempo, por fragmentos de lo que va sucediendo y lo que permanece. Unos nos gustarán más, otros menos. De la novela histórica al principio al costumbrismo del final.

La celebración de la vida a través del alcohol, a lo largo del tiempo suceden cosas...

El libro ha gustado. Os recomiendo su lectura. Historias en que os reconoceréis, aunque no hayáis estado nunca en el Barrio Húmedo de León.   

Como en otras ocasiones, queda pendiente la publicacion de una crónica, siguiendo mis rápidos apuntes, con la mayor fidelidad posible.

Olía a flor de acacia. Sí. 

María Ángeles Merino Moya

martes, 20 de mayo de 2025

Crónica de la reunión en torno a "La ciudad que el diablo se llevó" de David Toscana.


Crónica de la reunión del 6 de mayo de 2025, del Club de Lectura de La Acequia y Alumni UBU, séptima de este curso, en su formato presencial, dirigida por el profesor Pedro Ojeda Escudero. El libro comentado fue La ciudad que el diablo se llevó de David Toscana.

La sesión comienza a la hora habitual, las cuatro y media de la tarde, en la Facultad de Humanidades y Comunicación, en el edificio del antiguo Hospital Militar.

Es tiempo de lilas en el jardín. Junto a las vistosas y fragantes flores, antes de entrar en el aula, ya comentábamos el libro; mientras nos hacíamos algunas fotos, contando también cómo nos pilló a cada uno el "apagón", el que nos hizo retrasar la reunión programada para el 29 de abril. 

Pedro Ojeda nos pregunta si nos ha gustado el libro o, al menos, si nos ha sorprendido. También si vimos el vídeo que nos envió, con una entrevista al autor. Unánimemente, ha gustado y la mayoría escuchamos a David Toscana, entrevistado por nuestro profesor.

Comienza el diálogo entre Pedro Ojeda (P.O.) y los lectores (L).


-(P.O.): Quedan muy claras algunas cosas. Nacido en el 61, es mexicano y pertenece a una generación de escritores que reciben el impacto del "boom hispanoamericano" y buscan la forma de escapar, nuevas fronteras para escaparse y una voz propia. Como los peruanos que buscan ahora distanciarse de Vargas Llosa.


-(L.): O el también mexicano Volpi, que presentó hace poco aquí un libro, y recuerdo que manifestó ese deseo de huir del "boom"y del "postboom".

-(P.O.): Les condena a ser secundarios y poco originales. Todos ellos buscan una forma diferente de huir.

David Toscana en Santa María del Circo tiene mucho de Pedro Paramo. Los más jóvenes no tienen ese problema. Recordáis a la autora de Basura, Sylvia Aguilar Zéleny, que ya no tiene nada que ver y trata abiertamente la realidad de su país. 

A partir de El último lector se empieza a diferenciar. Le ayuda a que viene a vivir a Europa: Polonia y España. Rompe con la realidad de su país. En su última novela vuelve a México.

La ciudad que el diablo se llevó se localiza en Varsovia, después de la Segunda Guerra Mundial. Es la supervivencia de sus habitantes, marcados por los recuerdos de la guerra y el gueto judío, que ahora es un lugar de peregrinación. Una ciudad arrasada, con capas superpuestas: Polonia, invasión rusa, invasión alemana, invasión rusa de nuevo. 

Los supervivientes  intentan buscar formas de escapar con la imaginación, construyendo un mundo paralelo a través de la amistad, el alcohol, la parodia y la risa. Hay mucho del esperpento de Valle Inclán, también es muy cervantino.

-(L.): Feliks, Kasimierz, Eugeniusz y Ludwick, qué nombrecitos, conviven con las heridas de su ciudad. Y el barbero, cómo no. 

- (L.): Quiso juntar a un cura y a un barbero, como en el Quijote, deseo manifestado en entrevistas.

-(P.O.): La historia de la novela pide una máquina de escribir, el escritor escribe en realidad en una máquina Enigma y no lo sabe. Es genial, escribe una cosa y sale una diferente. 

Es la Literatura la que salva, hay mucha oralidad, con cuentos e historias de los reyes polacos. Es un festín literario, hacen ficción con la realidad del gueto. Los protagonistas tienen que sobrevivir a una situación cruel: el hambre, el frío, el pasado. El nexo de unión es absurdo, los van a fusilar de una manera absurda, escapan juntos de una muerte absurda. Les une el pasarlas canutas. 

-(L.): No sabes dónde está la realidad.

-(P.O.): El juego cervantino de la realidad.

-(L.): Muy bien escrita, muy bien estructurada, con capítulos cortos y muy dinámicos. Recrea muy bien el ambiente de la ciudad.

 -(P.O.): Ha gustado mucho. 

-(L.): El primer capítulo me gusta especialmente por la forma de contar las cosas, los varsovianos tienen su forma de contar las cosas, incluso la tragedia. Hay mucha lírica, hay muchas frases que te llevan.

-(L.): Es cómoda de leer. Engancha su lectura, aunque estés  cansado, si tienes que interrumpirla te cuesta dejarla. Un mexicano escribiendo de Varsovia de esta manera, quién nos lo iba a decir. 

-(L.): Está lleno de dignidad. No más hambre ni humillación. Mi personaje favorito es el barbero, es el que entra después y el que termina con más dignidad. 

-(P.O.): No se lavan ni comen, pero tienen dignidad.

-(L.): La que lían en el cementerio.

-(L.): La de la tumba de la señora Kukulska, quién se mete en la tumba de una difunta,  por buenorra que esté, por mucho alcohol que lleven en el cuerpo. 

-(L.): Es increíble pero lo ves.

-(L.): Lo de beber coñac en el corazón de Chopin es más que increíble.

-(L.): Y la señora que lo que le "pone" es la mano cortada a un muerto que fue su amante.

-(P.O.): Es genial. 

-(L.) El cuentacuentos en la cárcel: lo han torturado, teme por su vida, pero saca fuerzas para contar cuentos en Morse a los compañeros de la celda de al lado. Me recuerda al abate Faria del Conde de  Montecristo. 


-(L.) Lirismo cuando Feliks vuelve a casa y es la historia del desamor, él piensa en su mujer Olga y Olga piensa en otro. 

-(L.): El cura vive completamente fuera de las normas, pero se empeña en cumplir su función de sacerdote. Va con sus óleos y su hisopo. 

-(P.O.): Me gusta mucho el final. El novelista escribe una novela que no está escrita. Son personajes singulares, eran inmortales y lo serían siempre por su historia, por su amistad y por ser personajes de literatura.


El lenguaje, el estilo, cómo lo construye. Truculento, no hay señales de diálogo, es pura oralidad. Siguen vivos.

-(L.): Es genial porque él no vivía en Polonia. Hay muchas vidas aquí. Y muchos muertos.

-(P.O.): El espacio...

-(L.): Se mueven entre ruinas y tumbas. 

-(L.): Me duele que recurran al alcohol de una manera exagerada, me produce cierto rechazo. 

-(P.O): Te comprendo. En la próxima novela, Barrio Húmedo, también...Rusos y polacos beben bebidas muy duras, del 44% y más, alcohol prohibido de destilerías ilegales. 

-(L.): La situación en que están es el escape.

-(P.O): Parten de una realidad tremenda:

"Deme un poco de su calor, tengo un niño enfermo"

El cura rociando con agua bendita a los reservistas que iban a la guerra, aunque comprendía que lo que se hacía era inútil. Vertía su wodka por encima en vez de agua, como un acto de rebeldía. 

-(L.): Y el que busca trabajo, como conserje de un instituto, con el libro de Astronomía aprendido, aunque el trabajo consista en limpiar las letrinas. 

El que no ve con las gafas que le ha vendido cierto doctor, con la graduación equivocada, de otro, y le da la vuelta a todo. 

-(P.O): Dicen que la autoridad está contra el alcohol porque "es fácil domesticar a un pueblo sobrio".

En la entrevista le iba a preguntar si, al hablar de cosas tan duras, había recibido alguna crítica por la perspectiva de unos borrachos.

La novela, en Polonia, no había gustado. Para ellos es una historia brutal, la de Varsovia, sobre todo la del gueto. Les hace mucho daño. A nosotros no nos hace daño porque no es nuestra historia. Si fuera la guerra civil tal vez reaccionaríamos como ellos. 

Es una reflexión sobre la escritura: el "novelista" intenta escribir sobre una cosa y sale otra. Leo:

"Vi que la máquina tenía unos discos extraños. Les modifiqué la posición y resulta que ahora estoy escribiendo un clásico ruso. El novelista le arrebató el papel. Me encantaría ser Tolstoi o Kafka, pero sólo si Tolstoi o Kafka no hubiesen existido." 

"Sacó la hoja y leyó en voz alta:
Los pasos se fueron alejando. El olor a pólvora embriagado ...
No lo reconozco...pero hay tantos miles de libros que no he leído." 

Terminamos hablando de los peligros de la IA, aprovechemos a leer buena literatura, mientras la haya, con libros como éste.

Una novela muy recomendable. Y nos hemos reído mucho, palabra. 

La próxima lectura será Barrio Húmedo de Emilio Gancedo. También sus personajes  beben mucho y no precisamente agua. 

Mi crónica está redactada, como otras veces, siguiendo mis rápidos apuntes tomados en la reunión, con la voluntad de acertar con su espíritu, ya que con la letra, toda la letra, es humanamente imposible.

María Ángeles Merino Moya



viernes, 16 de mayo de 2025

En el Salón Rojo, con Jesús Carazo y "Un imposible adiós".




En el Salón Rojo, con Jesús Carazo y Un imposible adiós.

Ayer, había dos presentaciones literarias en Burgos.Tuve que elegir y creo que elegí bien, de acuerdo con lo que, en este momento, tira de mí a la hora de leer. Y la otra opción no era mala, más mediática quizás, y ocupaba mucho más espacio en el anuncio del periódico local. Incluso me crucé con el otro escritor, de camino al lugar del encuentro literario, en direccion contraria.

A las ocho, en el Salón Rojo del Teatro Principal, el escritor burgalés Jesús Carazo presentaba su libro: Un imposible adiós. Y allí estuve, con él y el periodista buen lector Alberto Marroquin. Fue un placer escuchar su diálogo. 

Porque yo iba con la motivación puesta. Hace tiempo que disfruto con sus novelas y libros autobiográficos, aunque no todos, no exageremos, y desconozco su producción teatral. 

En marzo, en el mismo lugar, tuve la oportunidad de saludarlo, en la presentación de la novela póstuma de su buen amigo José Antonio Abella. Allí lo asalté, en unos pocos minutos le expresé la oportunidad que me daban sus libros de viajar por París, Praga, Sicilia...algo que, de momento, no puedo hacer porque soy "cuidadora" de una madre de ciento un años. Recuerdo también que le felicité por resolver con mucho acierto el final de su novela Un inglés en Cantabria, solamente tirando de un cable y un enchufe. Y aproveché para que me dedicara mi ejemplar que llevaba en el bolso:

"Para María Ángeles, encantado de encontrar a una verdadera lectora".



El 23 de abril, volvía a casa con dos libros que, por muy diferentes razones, tenía apuntados: "El loco de Dios en el fin del mundo" de Javier Cercas y "Un imposible adiós" de Jesús Carazo. No rebusqué en las casetas, iba a tiro hecho. De lo del Papa ya veis las fechas, del de Carazo yo conocía su historia de amor, el fondo real de la ficción.



Ayer, en el diálogo con Alberto Marroquin nos habló de su vida y su obra, asegurando que "esta sería su última novela", algo que el periodista no creía, nosotros tampoco. 

Un último adiós retoma la historia de un relato anterior titulado El viaje a Grindelwad. Es una novela sobre el Alzheimer, pero no desde la perspectiva del enfermo ni del médico, sino desde el punto de vista del cuidador. Ahora los personajes tienen nombre: Vera, la mujer que padece Alzheimer, y Máximo, su marido, que nos cuenta, con ironía y angustia, sus vaivenes desde la paciencia a la desesperación. Una historia de amor que no es sino la realidad de Jesús Carazo y su mujer que ahora vive la etapa tranquila que llega después de la agitada.

Al final hubo preguntas, especialmente de personas que viven o han vivido la enfermedad en familiares o amigos. Cuidadores. 

Me puse a la cola de las dedicatorias y recordaba a aquella lectora. Escribió:

"Para María Ángeles, lectora de todos mis libros."



Gracias, Jesús Carazo, por tan buenas lecturas y esta hora y pico de un día lluvioso de mayo. Sigue escribiendo de lo que tan bien conoces y sientes, malamente se puede escribir de lo que no se conoce. Que la ficción es una mentira que dice muchas verdades.

Sigo leyéndote. Estuve con buenos lectores que seguirán leyéndote, también compañeros y alumnos. A ver cuándo sale la antología de tus libros, tan autobiográficos. 

Fue una buena elección. Juan Manuel de  Prada puede esperar, otra vez será. Una amiga me lo contó. 


María Ángeles Merino

https://aranitacampena.blogspot.com/search/label/Jes%C3%BAs%20Carazo

martes, 6 de mayo de 2025

Lilas y lectura de abril en mayo.



Esta tarde, hemos tenido la reunión del Club de lectura de La Acequia, dirigida por Pedro Ojeda Escudero. 

Es tiempo de lilas en el jardín de la Facultad de Humanidades  y Comunicación, el antiguo Hospital Militar. Junto a las olorosas y vistosas flores, antes de entrar en el aula, ya comentábamos el libro, mientras nos hacíamos algunas fotos, contando también cómo nos pilló a cada uno el "apagón".

El libro comentado ha sido la novela La ciudad que el diablo se llevó del mexicano David Toscana. Nacido en 1961, pertenece a una generación de escritores que reciben el impacto del "boom" hispanoamericano y han de buscar una voz propia, huyendo en parte de tal "boom", para no acabar de secundarios. Les ayuda el venir a vivir a Europa, en el caso de David primero en Polonia, casado con una polaca, después en España. 

Esta novela, ambientada en la Varsovia destrozada tras la Segunda Guerra Mundial, nos sorprende  con unos personajes supervivientes del horror que buscan escapar a través de la imaginación, construyendo un mundo paralelo con la amistad, el alcohol, la literatura, el sexo, la risa...Medicinas contra el hambre, el frío, el pasado...

Una novela muy recomendable, muy bien estructurada, con capítulos cortos y dinámicos. Y nos hemos reído mucho, palabra. 

Como en otras ocasiones, queda pendiente la publicacion de una crónica, siguiendo mis rápidos apuntes, con la mayor fidelidad posible.

María Ángeles Merino Moya

Foto de la tocaya María Ángeles Antón, gracias amiga, compañera de lecturas.