jueves, 11 de marzo de 2010

De semínimas, parches pegajosos y caballos de madera (1)



Semínima, negra, cuarta parte de la redonda, clase de solfeo…Cervantes conoce el lenguaje musical.



"...hemos tomado algunas de nosotras por remedio ahorrativo de usar de unos pegotes o parches pegajosos, y aplicándolos a los rostros, y tirando de golpe, quedamos rasas y lisas como fondo de mortero de piedra."

Primera parte del comentario al capítulo 2, 40 del Quijote, publicado en "La acequia".

De cosas que atañen y tocan a esta aventura y a esta memorable historia


Antes de que se presente, por aquí, el mayordomo de los duques, voy a comentar las primeras líneas de este capítulo XL, que no es tan largo como su cardinal romano, asociado a camisetas y demás prendas, nos sugiere. Nos habla una voz omnisciente que proclama lo agradecidos que debemos estar a Cide Hamete, tan curioso él que no olvida las semínimas de la historia. Semínimas, palabra del mundo de la música. Semínima, negra, cuarta parte de la redonda, clase de solfeo…Cervantes conoce el lenguaje musical.

Y, antes de que le critiquen su prolijidad de detalles, en el inacabable y emotivo discurso de la Trifaldi, el autor, se cura en salud, con su propio panegírico. Pensamientos, dudas, imaginaciones, preguntas, dudas, argumentos, deseos, átomos incluso…no falta nada. Pronuncia cuatro “vivas “laudatorios: al autor, a Don Quijote, a Dulcinea y a Sancho. Y remata con una premonición: “Todos juntos y cada uno de por sí viváis siglos infinitos, para gusto y general pasatiempo de los vivientes.” Así es y así sea, dure su fama, al menos, cuatrocientos años.

Me callo, que el mayordomo travestido ya asoma por la pantalla de mi ordenador.

Saludo a vuestra merced y sigo con mi historia. Estoy desmayado, pero con los oídos listos. Sancho asegura no haber conocido aventura como ésta. Lo jura como Panza y como hombre de bien. Impreca a Malambruno por el castigo de las barbas nacidas, en lugar de algo más benévolo…como la ablación, a cada una, de media nariz. Sólo a un asno, como Sancho, se le puede ocurrir tan salvaje alternativa. Basa su disparatado razonamiento en que las dueñas no pueden pagar al barbero. Y mejor gangosas que arruinadas…qué burro.

Le contesta una de las barbudas. Así es, no poseemos dineros para mondarnos, los barberos son caros, mas una de nosotras conoce la receta de un remedio barato. Consiste en unos parches pegajosos y calientes, los cuales se aplican en el rostro, nos armamos de valor y tiramos de golpe. ¡Raaaaas! ¡Ayyyyyyyy! Quedamos bien mondadas, con la cara enrojecida e irritada, eso sí.

El doloroso remedio suple, con ventaja, a los servicios de esas mujerucas, hijas de la madre Celestina, que van por las casas quitando vello y puliendo cejas. Antes nos lleven a la sepultura más barbadas que Merlín…no queremos saber nada de las “terceras” que, tal vez, fueron “primas”, en su tierna edad, cuando reinaba el emperador Carolo.

Oigo a don Quijote, en mitad de mi vahído. El caballero andante se dejaría rapar las barbas en tierra de moros, donde no hay imberbes, si no pone remedio a nuestras pilosidades.

Vuelvo del fingido desmayo y suplico al “andante ínclito y señor indomable”. Hay que ver cómo hablo, mis palabras salen de mi boca como recién salidas de esos libros que devoro, en la biblioteca de mi señor, el duque. A lo que iba, suplicole que haga realidad su “graciosa promesa”. Don Quijote está dispuesto a ayudarme, me pregunta lo que ha de hacer y, con muy breves y concisas palabras, se lo expongo.
(Continúa)

5 comentarios:

Merche Pallarés dijo...

El comentario ese de dejarlas gangosas me lo pasé por alto en mi resumen porque me pareció tan bárbaro... y, no quise dejarle mal a Sancho que es el héroe de esta segunda parte... Excelente, como siempre, tu desmenuzamiento del capítulo. Besotes, M.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Este mayordomo se comienza a ganar una colleja por tomarse tan a pecho la broma encomendada por sus amos.
Qué divertida la ilustración.

pancho dijo...

Este narrador viene con trabajo asociado para los estudiosos, sólo le faltó elogio a tu mayordomo cibernético, que también narra.

Cervantes era como una enciclopedia que sabe de todo lo que se sabía en ese momento, anticipa los ingenios voladores de la Guerra de las Galaxias de Candaya en su incomodidad para el acompañante.

Abejita de la Vega dijo...

Merche: pero es que tiene unas ocurrencias este Sancho, héroe de la seunda parte. Desmenuzo, sí. Mi método: copio y pego el capítulo entero y voy haciendo el comentario. Voy eliminando lo que ya he comentado y al final ya no hay nada del capítulo copiado. Lo que queda, lo reviso y suelo retocarlo.

Pedro: se lo toma muy a pecho, quiere que sus señoritos lo valoren, pero para los duques es un lacayo más, más ilustrado, pero lacayo. Pobre, no le des collejas.De todas maneras, Sancho le cae gordísimo. Escudero gobernador, qué majadero.
La ilustración va con propaganda y todo. Los de esa marca no tendrán un detalle...

Pancho: por si está poco complicado el asunto, yo lo complico más Otra voz que narra, qué lío. Cervantes es ¡Julio Verne!

Un abrazo, amigos.

Asun dijo...

Pobre abejita, con esos parches de cera le vas a arrancar hasta la sonrisa, entonces sí que va a parecer que le han arrancado media nariz.
Muy original tu versión del capítulo