Comentario al capítulo 1, 24 del Quijote, publicado en "La acequia", en la entrada "Diálogo entre locos", del día 23 de octubre de 2008.
Este es un capítulo de contrastes y sobresaltos.
Tras intercambiar largas cortesías, al viejo estilo caballeresco, el del Bosque rompe el discurso pidiendo comida, necesidad que satisface a costa de Sancho y del cabrero, atragantándose, sin dejar espacio entre los bocados. Contraste entre el mundo de las novelas de caballería y la realidad más cruda.
A continuación, le siguen al verde, tópico y apacible pradecillo. Allí vuelve el tono grandilocuente y sentimental, para contarnos su historia:
-«Mi nombre es Cardenio… mi desventura, tanta que la deben de haber llorado mis padres y sentido mi linaje...A esta Luscinda amé, quise y adoré desde mis tiernos y primeros años…”
El relato va como la seda: el duque Ricardo, Fernando, la bella labradora… hasta que…con el Amadís de Gaula hemos topado, Don Quijote no puede estar callado ni con agua hirviendo, tiene que soltar su parrafadita. Cardenio parece absorto en sus pensamientos pero, de golpe, sin venir a cuento, suelta eso de “aquel bellaconazo del maestro Elisabat estaba amancebado con la reina Madésima.”
Nuestro hidalgo pierde los estribos . Comienza una agria discusión bizantina que terminará a pedradas. Lluvia de guijarros sobre el caballero, masaje para las costillas del escudero y, por añadidura, del cabrero. Al final, por un quítame ahí estas pajas, pelea villana entre Sancho y el cabrero que se cogen de las barbas y se dan puñadas. Para eso son villanos y no caballeros armados.
-«Mi nombre es Cardenio… mi desventura, tanta que la deben de haber llorado mis padres y sentido mi linaje...A esta Luscinda amé, quise y adoré desde mis tiernos y primeros años…”
El relato va como la seda: el duque Ricardo, Fernando, la bella labradora… hasta que…con el Amadís de Gaula hemos topado, Don Quijote no puede estar callado ni con agua hirviendo, tiene que soltar su parrafadita. Cardenio parece absorto en sus pensamientos pero, de golpe, sin venir a cuento, suelta eso de “aquel bellaconazo del maestro Elisabat estaba amancebado con la reina Madésima.”
Nuestro hidalgo pierde los estribos . Comienza una agria discusión bizantina que terminará a pedradas. Lluvia de guijarros sobre el caballero, masaje para las costillas del escudero y, por añadidura, del cabrero. Al final, por un quítame ahí estas pajas, pelea villana entre Sancho y el cabrero que se cogen de las barbas y se dan puñadas. Para eso son villanos y no caballeros armados.
Un saludo para Pedro y todos los paseantes de “ La acequia”.
Hasta el próximo capítulo:
María Ángeles Merino
María Ángeles Merino
Pedro Ojeda Escudero dice en http://laacequia.blogspot.com/:
ABEJITA: muy bien reseñado el capítulo. Efectivamente, todo sucede como dices. Fíjate que la pelea se provoca por un tema libresco, en el que a ninguno de los dos les va nada en la realidad. Pero, al estar locos, su cerebro vive esa fantasía. Gracias por dejar constancia de tu amor por Cervantes.
ABEJITA: muy bien reseñado el capítulo. Efectivamente, todo sucede como dices. Fíjate que la pelea se provoca por un tema libresco, en el que a ninguno de los dos les va nada en la realidad. Pero, al estar locos, su cerebro vive esa fantasía. Gracias por dejar constancia de tu amor por Cervantes.
De nada.
4 comentarios:
Saludos desde mi rincón. Paso por aquí para saludarte a través del blog de Ele y me encuentro Cervantinamente entusiasmado con este pasar leyendo.
Me encantó la descripción nostálgica del lugar donde trabajaste por 16 años: las vegas de C Real... Seguramente es un lugar muy hermoso.
Atte
TK
Lo es, pero tardé un tiempo en hacerme con su belleza.Me ayudaron los campeños, claro.
Recién llegada de tierras verdes y jugosas, me parecía un secarral áspero y sediento.Los olivos me parecían la mínima expresión arbórea y no hacía más que preguntarme ¿es que aquí no hay árboles de verdad?
Gracias por visitar mi blog, tras pasar por el de Ele, mi buena amiga poeta. También por tus palabras, amigo de ¿Vietnam?
Un saludo
Desde luego que si...una pinza en la lengua se debería de haber puesto nuestro quijostesco personaje...coincido en mi post de la semana contigo... un abrazo
Sí, hemos coincidido, amigo tuccitano.Lo de la pinza en la lengua, un poco dolorosillo.
Pasé por tu blog.
Un saludo
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