lunes, 15 de enero de 2018

"La noche que no paró de llover" de Laura Castañón: Amor, felicidad y culpa (4)


-¿Por dónde íbamos, María Ángeles?

-Quedamos en que íbamos a hablar de Feli, un personaje muy interesante. Trabaja como limpiadora en la residencia de ancianos donde Valeria Santaclara tiene habitación doble, abarrotada con sus muebles y "fruslerías". Sus compañeras se quejan de la cuádruple labor pero Feli, "se ofrece para hacerlo, y entra en aquel santuario de soledades como quien se introduce en una iglesia, reverencial y hasta fervorosa, consciente de que entre aquellas paredes se cobijan historias..."



-"Será por historias", "vidas enteras", cada cuarto las alberga, como la de la dueña de la mercería, la de la 104 que acaba de quedar libre: un bultito de un puñado de kilos que antaño fue "oronda y alegre" y con un "deseo caníbal"Un embrión de novela en ocho líneas. La noche que no paró de llover es una novela preñadísima de relatos.

"Y Feli, que en sus ratos libres, cuando le coinciden los turnos, va a un taller literario quiere conocer los detalles de la novela que podría escribirse con la vida de Valeria Santaclara...También quiere saber qué diablos contiene ese sobre cerrado que Valeria acaba de sacar de su bolso..."

-El misterioso sobre, el que vio aquel martes que "la Marquesa" volvió echando pestes de la lluvia y los taxistas, escrito "con tinta azul un poco desvaída y caligrafía de colegio de monjas". El que rezaba: "Para Valeria. El perdón.". Subrayado dos veces.

Y su propia vida, su historia familiar con el "maldito matrimonio", el "maldito/bendito divorcio "y alguna que otra cosilla"...No le faltará material convertible en literatura, que Feli tiene "muchísima imaginación", "un regalo cuando la vida se empeña en darte hostias".

"...especialmente cuando eres pequeña"

-Porque, a los ocho años, sin que nadie se lo explicara, Felicidad empezó a llamarse Feli, porque tenía esa edad cuando la felicidad desapareció de su casa:

-"...un coche que invadió el carril por el que volvían a casa..."

-Su desgracia se enreda con la de otros personajes. Esta es una novela de memorias y las memorias se enredan como zarcillos y mira qué casualidad. 

-Los cuartos que limpia albergan "vidas enteras" pero no eligió trabajar allí para cazar historias, no, eso no, sino que tuvo que coger ese trabajo porque cerró la agencia de viajes, a quién se le ocurre en tiempos de internet, y se fue de los grandes almacenes, "hasta el gorro del jefe de departamento", "un grandísimo gilipollas"

Era una buena vendedora, sin embargo, capaz de asegurar, impasible, las bondades milagrosas de las cremas de doscientos euros. Algún día escribirá sobre el "grandísimo gilipollas"...


"No necesita, pues, para la prometedora carrera de escritora que sabe que tendrá algún día, conocer las vicisitudes que se alinean en los días y los años que ha vivido los ancianos de la residencia."

-No, que a veces le cuentan como recuerdos propios lo que acaban de ver en "Amar en tiempos revueltos" o en alguna famosa película. Como se descuide Laura Castañón, Feli le escribe la novela. Esta y unas cuantas más. 

-Le encantaría dedicarse solo a atrapar historias y escribirlas. Le da mucha rabia cuando no puede ir al taller literario, aunque no hable. Aplicada, toma nota de lo que dice Rafa y se siente su cómplice cuando zanja las "gilipolleces" de "...poetas cursis y vanidosos, la tipa aquella que lo utiliza para ahorrarse la terapia, los letraheridos y los listos". El taller sería un horror si no fuera por la sonrisa y profesionalidad del profe. Para Feli, que además cuida de su padre inválido, la escritura y la complicidad son un gran respiro. 

-¿Amores?

-Feli no ha querido saber nada de hombres desde su divorcio pero ahora ha empezado a mirar a Guille "y lo ve mono". Con barba y melena, tiene la carrera de Historia y sobrevive como dependiente en Fnac mientras trata de sacar tiempo para escribir un libro sobre la represión en Gijón tras la guerra civil, tema que le apasiona o le obsesiona. Le habla de su abuelo Esteban que fue enfermero en el hospital de la Caridad y Feli puede verlo "como en una película antigua con rayaduras y cortes la secuencia". 



-Con Guille, Feli encuentra la memoria histórica y el amor:

"...en el piso de Guille donde hace un rato el aire era jadeos y los besos una torrentera, cuando le dijo con la inocencia del amor recién nacido, y la osadía del superhéroe que nunca fue, voy a hacer que recuperes tu nombre, y voy a hacer que sea para siempre, y Feli piensa que puede oír la amenaza de los aviones, los cañonazos del Cervera desde el mar..."

Guille le habla "de unos días juntos en algún sitio", Feli lo mira como una niña que contempla "la muñeca más bonita del mundo en un escaparate imposible". No puede ser: su padre, una silla de ruedas, una dependencia, "una tristeza interminable". 

Y la acompaña al autobús y "ahora él le habla de una sorpresa, de algo que no le ha dicho y quiere que vea, y algo de la novela que van a escribir juntos, y entonces ella se detiene y se pone frente a él y lo hace callar con un beso en la boca". Le da un sobre escrito y dos fotos:

"Ahí tenemos un montón de personajes, y si los miras bien, todos ellos tienen una historia que están deseando contar."

-A Feli le apasiona el mundo antiguo y encorsetado de Valeria y, a través de Guille, lo que sólo era materia literaria va a convertirse en materia histórica que va a desembocar, con dolor, qué casualidad, en su memoria personal...y en la de Valeria. 

-Feli nos va a dar una sorpresa en la novela cuando abra la puerta de su pasado...¡Esta novela está en un tris de parecer otra cosa! 

-Como dijo Pedro Ojeda en la Sala Polisón:

"Tenemos todos un pasado, algunos varios pasados, varias puertas que no queremos abrir y ese pasado se nos viene encima y nos damos cuenta de que hemos llevado una vida falsa. ¿Qué sucede si un día abrimos esas puertas? ¿Cómo nos podemos reconciliar? ¿Cómo queda nuestro pasado? Hay que volver al pasado para seguir adelante. Ahora hay una obsesión de vivir en presente, pero tenemos que reconciliarnos con nuestro pasado. Todo eso está en la tetralogía de Laura Castañón."



-Hablar, escribir...el lenguaje nos permite conocer y conocernos, reconciliarnos con nosotros mismos y con nuestra vida. Todos tenemos un sobre, una puerta que no nos atrevemos a abrir. Y de la misma manera, a nivel colectivo, como nación. Es bueno que las obras literarias se ocupen de la reconciliación. ¡Hay tantos sobres todavía! 


Homenaje a los fusilados en Estépar (Burgos)

Como pusiste en los títulos, esta es una novela de amor, felicidad y culpa.  ¿No crees, María Ángeles?

-Sí, amiga Austri. Amor con mayúsculas que padece dudas, temores e inseguridades. Amor que exige renuncias, sacrificio, sí eso que ya no se lleva nada. Pensemos en la maternidad de Enma y de Laia que tendrán que dar la vuelta a sus esquemas. 

-¿Homo o hetero? Qué más da, es amor. 

-Felicidad, hay muchas maneras de entenderla, los personajes de esta novela son buena muestra. Incluso hay Valerias que van por el mundo vestidas con una coraza sucedáneo de felicidad. 

-Y muchas Feli en busca de su nombre completo, que piensan en la felicidad como un escaparate imposible. Esperemos que haya Guilles para todas ellas, o ellos.  

-Culpa, muchos sentimientos de culpa: por el mal que infligimos de forma deliberada, por el que jamás imaginaríamos haber causado y por el que creímos ocasionar sin que fuera así. 



-Y perdón, tras la culpa. De Gadea no hemos hablado y es un personaje que me gusta mucho, como antagonista de Valeria. 

-Habría mucho que hablar todavía de La noche que no paró de llover. ¡Cuando venga Laura Castañón a Burgos!

Gracias, Austri, por tu ayuda y compañía. No sé si me querrás acompañar por el México desolado de Pedro Páramo, de Juan Rulfo.

-Lo pensaré.

Un abrazo de María Ángeles Merino


4 comentarios:

la seña Carmen dijo...

Gran personaje este de Feli, para mí el mejor y más trabajado, precisamente porque como dije en su día nos lo encontramos todos los días en la parada del autobús.

Los detalles de tu relectura ayudan. Es verdad que en cada habitación de una residencia, de un hospital,... se encierran historias completas.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Hay muchas Feli en el mundo al que un día amputaron gran parte de su nombre. ¿Se puede volver a coser un nombre amputado?
Buen trabajo.

Ele Bergón dijo...

Casi todas las personas hemos sido Feli en determinados momentos de nuestra vida y al final hemos sobrevivido. Feli además cuenta con Guille que la quiere, la ama y la salva. No es bueno recrearse demasiado en un pasado, lo mejor es aprender de él y seguir adelante.

Me gusta el montaje de fotos que has hecho y la del plumero y el limpiacristales, es muy propia.

Besos

Bertha dijo...

Y, sobre todo, ese afán de superación que Feli tiene, a pesar de estar encadenada a muchas cosas...

Austri y tu formais un buen tándem ya no se os concibe separadas:)

Estimada Mª Angeles una pasada o gozada, leerte con esas expresiones tan nuestras y que le dan tanta riqueza a nuestro maltrecho idioma.

Un abrazo.